La «Directiva de Retorno», también llamada «Directiva de la Deportación o de la Vergüenza», de la Comunidad Europea con respecto a los extracomunitarios ilegales, desenmascara una faceta inhumana que la cultura europea siempre ha tenido y que difícilmente consigue disfrazar. Es una cultura identitaria. Tiene una inmensa dificultad para convivir con lo diferente. O lo agrega, o lo somete, o lo destruye. Invadió prácticamente todo el mundo conocido, subyugando y matando con la cruz y la espada.
Fue ella la que, al comienzo de la modernidad, provocó el mayor genocidio de la historia humana, según el historiador Oswald Splengler en La decadencia de Occidente.
En América Latina, donde había 23 millones de indígenas -nos dice el antropólogo Darcy Ribeiro-, después de un siglo quedó solamente uno. Luego dominó a las poblaciones que quedaron, explotó todos los recursos naturales posibles, que sirvieron de base para su industrialización y su enriquecimiento, que son sus injustas ventajas hasta el día de hoy. Detrás de su comercio y de su técnica hay ríos de sangre, sudor y lágrimas. Es una cultura montada sobre el poder-dominación.
Ahora, pasando por encima de varios artículos de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 (¿cuándo la respetaron?), maltratan a los inmigrantes, considerándolos criminales que deben ser encarcelados -incluso a los menores-, sin necesidad de mandato judicial, solamente mediante un procedimiento administrativo. Se prevé campos de concentración para ellos. Estos inmigrantes esconden tragedias en sus vidas. Están allí porque quieren sobrevivir y ayudar a las familias que han dejado en sus países.
Veamos la contradicción: en el siglo XIX los sobrantes del proceso de industrialización europeo, aquellos que podían desestabilizar el capitalismo salvaje naciente, previsto por Marx, fueron destinados a la exportación. No venía cualquier tipo de gente. Tenían primacía los empobrecidos y los enfermos, como mis abuelos italianos. Todos los de su leva sufrían tracoma, de difícil curación en esa época. Yo mismo sufrí esa enfermedad cuando niño, como todos los de nuestra región de Santa Catarina, donde se sitúan hoy Sadia y Perdigão, industrias conocidas por sus buenos productos.
En Brasil fueron acogidos con generosidad. Consiguieron tierras, ayudaron a construir esta nación y ahora, con la riqueza natural que Dios nos concedió, podemos ser la mesa puesta para el hambre del mundo entero. Las políticas de la Comunidad europea de hoy, no muestran ninguna reciprocidad. Con acciones articuladas se revelan crueles y sin piedad. El príncipe de nuestros periodistas, Mauro Santayana, nos relata en el Jornal do Brasil del 22/06, que en los años 80 economistas y sociólogos norteamericanos y europeos bajo el patrocinio de banqueros concluyeron que era necesario apartar del consumo al 80% de la humanidad, a fin de garantizar la gestión del planeta y mantener los privilegios del 20% de ricos. Los demás deberían ser marginados, hasta su extinción.
Parece que el genocidio está inscrito en el código genético de este tipo de gente que ha estado detrás de casi todas las guerras de los últimos siglos. A ellos que gustan de la cultura como pura ilustración, les recuerdo lo que Immanuel Kant (+1804) dice en La paz perpetua (1795). La primera virtud de una república mundial es la «hospitalidad general», como derecho y deber de todos. Todos están sobre el planeta Tierra, dice, y tienen el derecho de visitar las regiones y sus pueblos, pues la Tierra pertenece comunitariamente a todos.
Sólo espíritus anticultura occidental como Francisco de Asís, Juan XXIII, Luther King y Madre Teresa pueden ofrecer un paradigma que rescate a estos Gobiernos y los salve de la maldición de la vida y de la ira divina que se cierne sobre ellos.
2008-07-04
* Fuente: Servicios Koinonia
Artículos Relacionados
Chile: “Los estudiantes no necesitamos a la clase política para vencer. Necesitamos a los trabajadores y al pueblo”
por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)
13 años atrás 5 min lectura
Venezuela: "O se completa el proceso de expropiación de los expropiadores o retrocede el proceso"
por Andrés Figueroa Cornejo (Argentina)
12 años atrás 13 min lectura
Imperio de la concertación: capitalismo disfrazado de socialismo
por Cecilia Fernanda Campos (Chile)
18 años atrás 6 min lectura
La desigualdad en Chile: desde el fatalismo al malestar ciudadano
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
12 años atrás 7 min lectura
Manifestaciones estudiantiles en Chile: Una movilización condicional
por Álvaro Cuadra (Chile)
12 años atrás 9 min lectura
Chile: La lección que Venezuela aprendió
por Hugo Blanco (Argenpress)
18 años atrás 6 min lectura
La bestialidad de occidente, Gaza y la deshumanización del otro
por Sascha Cornejo Puschner (Alemania)
3 días atrás
05 de noviembre de 2024 “Pregúntenle a cualquier árabe cuál ha sido la constatación más dolorosa del último año y es ésta: que hemos descubierto el alcance de nuestra…
Carta de Evo Morales a Luis Arce: «Usted conoce quién dio la orden de disparar contra mi vida»
por Medios
3 días atrás
05 de noviembre de 2024 Usted conoce quién dio la orden de disparar contra mi vida,y sabe que quienes estan a su alrededor no dudarân en repetirlo si es…
La bestialidad de occidente, Gaza y la deshumanización del otro
por Sascha Cornejo Puschner (Alemania)
3 días atrás
05 de noviembre de 2024 “Pregúntenle a cualquier árabe cuál ha sido la constatación más dolorosa del último año y es ésta: que hemos descubierto el alcance de nuestra…
Carta de Evo Morales a Luis Arce: «Usted conoce quién dio la orden de disparar contra mi vida»
por Medios
3 días atrás
05 de noviembre de 2024 Usted conoce quién dio la orden de disparar contra mi vida,y sabe que quienes estan a su alrededor no dudarân en repetirlo si es…