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Tranzar sin avanzar

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“Avanzar sin tranzar”. No se quien inventó la consigna que como símbolo del proceso revolucionario chileno ganó aquí las calles y fue conocida mundialmente.
Las dos palabras de la consigna eran todo un programa político: reflejaban la necesidad de expropiar con rapidez la propiedad burguesa e imperialista para debilitar y retrazar la contra revolución que se preparaba, al mismo tiempo que organizábamos a nuestras propias fuerzas para el combate, desechando cualquier sueño pacifista, armando ideológica y militarmente a los explotados.

En el primer período las masas avanzaron como una chispa que enciende la pradera. El cuartelazo del Coronel Souper no fue suficiente para poner en el avión del exilio al presidente y cancelar “la revolución” por decreto castrense. Cuando Allende y parte de la UP transó en organizar a las masas para la lucha y ante el boycot patronal llamó al ejército a co gobernar sin haberlo previamente limpiado de golpistas, el avance se convirtió en la derrota que hoy todos lloran y que algunos todavía atribuyen a los “ultras”, a la “maldad imperialista” o la debilidad numérica de nuestras filas.

A treinta y cinco años de la derrota y a contrapelo de un conjunto de crisis que azotan al capitalismo mundial, los partidos más fuertes de la “izquierda extra parlamentaria” chilena olvidan su propia historia reciente y tranzan con el enemigo.

En nombre de la “lucha contra la exclusión” comunistas y cristianos de izquierda acuerdan pactos electorales con la Concertación gobiernista en 50 comunas. En cuanto a los humanistas hoy se sabe que también “conversan” con los partidos de gobierno para ser incluidos en la repartija parlamentaria.

Los que ayer no más negaban algún rasgo izquierdozo a la Concertación y sus gobiernos porque habían sido disciplinados administradores del modelo neoliberal heredado de la dictadura y habían mantenido en la marginalidad y la pobreza a un número considerable de trabajadores pudiendo gastar enormes recursos del cobre que atesoran con total insensibilidad. Los que criticaron a Frei por proteger al dictador preso en Inglaterra y a Lagos por su obsecuencia con la derecha criolla y los yanquis. Los que criticaron a la Bachelet por mantener el lucro en la educación, embaucar y cansar a los pingüinos con promesas y largas mesas de discusión, los que acusaron a este gobierno por corrupto, inepto y cara dura por el crimen social del Transantiago, marcharán con sus intactas callosidades faciales en las municipales de Noviembre, codo a codo, sonrientes con sus antiguos adversarios a pedir el voto del pueblo chileno.

En la cultura anglosajona eso se llama “enviar una señal equivocada” a los ciudadanos.
En este tipo de acciones, el de orinar y defecar sobre los principios que se dijeron defender, el léxico chilensis es más rotundo y feroz y la sabiduría popular ya les encontrará un nombre, como ayer  motejó como “renovados” a los que abandonaron la izquierda y fueron a comer y profitar en la bien servida mesa de la derecha.

Como llamará el pueblo a esta camada de comunistas, humanistas y cristianos de izquierda? Los “excluidos” tal ves?

Las direcciones partidarias de estos tres partidos olvidan que Juntos Podemos tuvo en las pasadas municipales una votación que se acercó al 10% debido al discurso crítico de la derecha y del gobierno, a la independencia del accionar y al levantamiento de un  programa de gobierno que enfilaba al socialismo.

Tomás Hirsh mismo discrepó de los comunistas que votaron en segunda vuelta por Bachelet : la Concertación era la otra cara de la derecha. Que le dirán ahora al simple poblador, al minero que se detendrá para escucharlos, al temporero siempre incrédulo y olvidado, a la mujer “maltratada” que miraba esperanzada la micro de Tomás?

Ya que hay cristianos en la IC y probablemente también en las filas humanistas, podríamos tratar de explicar la movida como un pecadillo de conciencia de unos cuantos dirigentes (as) “de poca fe”, que aburridos de la exclusión y no sintiéndose con la energía y la disciplina indispensable para construir  a mediano plazo una opción de izquierda anticapitalista, anti imperialista y anti Concertación (Acta fundacional del Juntos Podemos de Diciembre de 2003) decidieron el “camino corto” de unirse al enemigo de ayer.

Pero no en vano empecé recordando la triste historia de la UP hace 35 años (recordar la Historia sirve, entre otras cosas, para no repetirla): transaron y perdieron. Es lo que pasará con Chávez si no profundiza su revolución. Es lo que le está pasando a Evo Morales, vacilante y reformista, donde la derecha y el imperio le han subvertido casi la mitad de la nación. Es lo que ya le pasó hace un par de semanas a los comunistas y otros izquierdistas que transaron apoyando al desprestigiado gobierno centrista de Prodi y fueron barridos del parlamento al cual tanto amaban pertenecer, abriendo, de paso, las puertas para que volviera el fascista Berlusconi.
 
Ahora que en estos días recordamos los 125 años de la muerte de Marx, sería bueno recordar algunos puntos clave de su teoría de alianzas contenida en el Manifiesto Comunista.

Dice el joven Marx y su camarada Engels:

ACTITUD DE LOS COMUNISTAS ANTE LOS DIFERENTES PARTIDOS DE OPOSICION

Después de lo dicho en el capítulo II, la actitud de los comunistas respecto de los partidos obreros ya constituidos se explica por sí misma, y por tanto su actitud respecto de los cartistas de Inglaterra y los partidarios de la reforma agraria en América del Norte.

Los comunistas luchan por alcanzar los objetivos e intereses inmediatos de la clase obrera; pero, al mismo tiempo, defienden también, dentro del movimiento actual, el porvenir de ese movimiento. En Francia, los comunistas se suman al Partido Socialista Democrático [*] contra la burguesía conservadora y radical, sin renunciar, sin embargo, al derecho de criticar las ilusiones y los tópicos legados por la tradición revolucionaria.
En Suiza apoyan a los radicales, sin desconocer que este partido se compone de elementos contradictorios, en parte de socialistas demócratas al estilo francés, en parte de burgueses radicales.

Entre los polacos, los comunistas apoyan al partido que ve en una revolución agraria la condición de la liberación nacional; [140] es decir, al partido que provocó en 1846 la insurrección de Cracovia [27].

En Alemania, el Partido Comunista lucha al lado de la burguesía, en tanto que ésta actúa revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeña burguesía reaccionaria.

Pero jamás, en ningún momento, se olvida este partido de inculcar a los obreros la más clara conciencia del antagonismo hostil que existe entre la burguesía y el proletariado, a fin de que los obreros alemanes sepan convertir de inmediato las condiciones sociales y políticas que forzosamente ha de traer consigo la dominación burguesa en otras tantas armas contra la burguesía, a fin de que, tan pronto sean derrocadas las clases reaccionarias en Alemania, comience inmediatamente la lucha contra la misma burguesía.

Los comunistas fijan su principal atención en Alemania, porque Alemania se halla en vísperas de una revolución burguesa y porque llevará a cabo esta revolución bajo condiciones más progresivas de la civilización europea en general, y con un proletariado mucho más desarrollado que el de Inglaterra en el siglo XVII y el de Francia en el siglo XVIII, y, por lo tanto, la revolución burguesa alemana no podrá ser sino el preludio inmediato de una revolución proletaria.

En resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente.

En todos los movimientos ponen en primer término, como cuestión fundamental del movimiento, la cuestión de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos desarrollada que ésta revista.

En fin, los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países.

Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.

¡ PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS !
 
Como será fácil observar el manifiesto plantea que los comunistas deben apoyar a un amplio número de partidos democráticos e incluso “ lucha al lado de la burguesía, en tanto que ésta actúa revolucionariamente contra la monarquía absoluta, la propiedad territorial feudal y la pequeña burguesía reaccionaria.”Y luego añade: “Pero jamás, en ningún momento, se olvida este partido de inculcar a los obreros la más clara conciencia del antagonismo hostil que existe entre la burguesía y el proletariado”.

Los comunistas chilenos de hoy podrán pensar que el Manifiesto respalda su postura. Pero en 1916, Lenin escribe, en medio de el fragor de la Primera Guerra Mundial de los imperialismos de la época, su “El Imperialismo: fase superior del capitalismo”, donde observa que la burguesía ha dejado de cumplir un papel progresivo y por el contrario, al refugiarse  en su etapa imperialista para impedir la revolución socialista en los países desarrollados, ha entrado en su decadencia histórica que es profundamente destructiva y reaccionaria.

No es ese el análisis que los comunistas chilenos hicieron del capitalismo chileno?
Qué tiene de progresista una burguesía que ha renunciado a un proyecto nacional e independiente y se conforma, en la división internacional del trabajo impuesta por el mercado mundial dominado por las naciones imperialistas, en desarrollar un modelo exportador primario que produce la doble plusvalía que se arranca de  la sobre explotación de sus trabajadores y la que proviene de la depredación acelerada de sus recursos no renovables?

Si como dice el Manifiesto los comunistas no tienen ningún otro interés particular excepto el de los obreros que representan, ¿en que pueden beneficiarse los obreros chilenos, particularmente los cesantes, los que no pueden sindicalizarse ni negociar colectivamente el que el parlamento burgués cuente con una media docena de parlamentarios comunistas profundamente comprometidos con la Concertación? ¿Como desatarán sus manos para luchar por los explotados? No se trata de levantar la teoría de que no hay utilidad alguna en tener parlamentarios de izquierda en el parlamento. Pero recordemos a que fue Luis Emilio Recabarren al parlamento:

El Socialista, Antofagasta 23/febrero/1921.
La Federación Obrera de Chile, Consejos de Antofagasta y el Partido Obrero Socialista, como también algunas otras agrupaciones obreras, han resuelto luchar el 6 de marzo para obtener la mayoría electoral que me lleve hasta la Cámara de Diputados, corporación burguesa capitalista, donde los explotadores del pueblo se reúnen para hacer leyes, que encadenen al pueblo, y le hagan vivir en la más triste miseria.

¿Quieren los obreros que vaya a la Cámara a hacer leyes obreras, opuestas a las leyes burguesas?

No. Ya comprendemos los obreros que el problema social no se resolverá por medio de las leyes, pues, la burguesía capitalista, jamás habrá de permitir que se hagan leyes benéficas para el pueblo y si algunas se hicieren no las respetará.
Entonces, ¿ para qué hacer más leyes?

De la Cámara burguesa jamás saldrá una ley que determine la verdadera libertad, ni el verdadero bienestar y felicidad popular. Jamás. La historia del pasado es la prueba, porque jamás se ha hecho leyes que acaben con la esclavitud.

Si la representación socialista fuera al Congreso a contribuir a la dictación de nuevas leyes, no iría a obtener la verdadera libertad que necesitamos, ni a obtener verdadero beneficio para la familia obrera.

Cualquier ley que un diputado socialista obtuviera, con apariencias beneficiosas, no serviría de nada para el pueblo, puesto que nunca han servido y en cambio contribuiría a mejorar las condiciones del estado capitalista, postergando y retardando la verdadera emancipación popular, a la vez que haciendo confiar al pueblo en esperanzas que jamás se transformarán en bienestar social.

La burguesía legisladora y gobernante, jamás, en ningún pueblo de la tierra ha producido la libertad y felicidad popular. Ha sido y es completamente incapaz.
Las condiciones de organización del estado burgués, no podrán producir jamás el bienestar social del pueblo. Es inutil esperar de una mala organización un buen producto.

Necesita el pueblo, para su felicidad, de la reconstrucción total de la organización del estado, y esa reconstrucción, no la puede hacer un parlamento de capitalistas. Es sólo el pueblo la única fuerza capaz de esa reconstrucción.

Por eso no podemos ofrecer hacer leyes para parchar una organización ruinosa que debe abandonarse para dar paso a una nueva organización, qué, como la organización obrera, trae en su seno, los gérmenes de la nueva vida.

Los electores que comprendan bién claro, el moderno concepto con que pretende el proletariado organizado contribuir a la felicidad social, esos electores sabrán dar el triunfo a estos nuevos ideales.

Si no vamos a hacer leyes, ¿ qué vamos a hacer?

Lo que hay que hacer es señalar, claramente, al pueblo desde la tribuna parlamentaria, toda la inaudita corrupción capitalista, toda la incapacidad burguesa, toda la inutilidad de las leyes burguesas, para que el pueblo vea la verdad, por sus ojos, y entonces tome las medidas necesarias a organizar el bienestar social.

Para hacer esta labor de higiene pública es que acepto ir al Congreso en brazos del esfuerzo popular.

Por eso digo a los electores: No voy al Congreso a hacer leyes inútiles que violarán enseguida los capitalistas; o leyes que perfeccionen el sistema de esclavitud, no; voy al Congreso: a criticar y combatir el régimen de explotación burguesa contra la nación, y a señalarle al pueblo desde la tribuna parlamentaria, el camino más corto para que alcance su completa libertad y felicidad.

¿Quereís que esta sea mi labor?

¿Comprendeís lo valioso de esta nueva orientación de la política revolucionaria, progresista de la clase obrera organizada?

Votad por el candidato de la Federación Obrera de Chile, sin ninguna condición.
Luis Emilio Recabarren S.

En las condiciones espurias en que llegarán al parlamento, pueden esos futuros parlamentarios comunistas acercarse en algo al maestro fundador del partido?

Si no pueden concebir y ejecutar la lucha revolucionaria dentro del parlamento burgués, a que va el partido de Teillier, Carmona e Insunza? No cabe duda que a diferencia de lo que plantea el Manifiesto, los comunistas chilenos si tienen intereses más allá de los intereses de los obreros y otras capas explotadas por el capitalismo. Tienen el interés de la sobre vivencia burocrática del partido, del partido que pone su fuerza central no en la lucha independiente y en rebelión permanente de los explotados contra un gobierno en bancarrota y un modelo de acumulación capitalista que no puede  para sobrevivir sino seguir hambreando al pueblo.

Cree acaso Teillier y compañía que serán el salvavidas de la Concertación como lo fueron en el pasado? En ese pasado cercano el capitalismo mundial y chileno aparecían boyantes. Los empresarios acumulaban tranquilos suculentas ganancias y el imperialismo, demasiado ocupado en Irax, ni siquiera miraba para estos rincones.

Pero la ruptura de la burbuja financiera inmobiliaria, la crisis de la deuda y la caída del dólar, el alza de los alimentos y los combustibles y la recesión-inflación mundial en desarrollo, actuarán negativamente sobre el modelo chileno, que persistentemente crece mezquinamente, a pesar del periplo presidencial que sigue abriendo mercados en un vano intento de mejorar los negocios de los empresarios.

La mayoría empresarial se muestra preocupada porque vendrán tiempos de vacas flacas y siente que es tiempo de renovar el equipo que administrará el Estado con un discurso innovador pero enérgico. El modelo necesita de correcciones que continúen limitando la capacidad negociadora del trabajo y mejoren la tasa decadente de la ganancia capitalista. Para la derecha, la Concertación ya no es tan buen colchón social para amortiguar la lucha de clases. Sin rupturas violentas que solo podrían potenciar a las capas mas radicalizadas de los trabajadores, los estudiantes y la izquierda, los empresarios buscan un recambio donde se combinen mano firme con populismo y un control férreo de los sectores más atrasados de las capas populares, cuestión en la que los gremialistas de la UDI tienen una ya larga experiencia.

Los comunistas han resuelto oxigenar a una Concertación desgastada que probablemente perderá las próximas elecciones presidenciales.

El daño que han hecho a los trabajadores y a los sectores más combativos de la Izquierda es grande aunque no irreversible. La dirección comunista ha sacrificado toda la disidencia. En estos días un sector de trabajadores expulsados del diario El Siglo, más numerosos dirigentes medios de las comunas de Independencia, Estación Central y otras comunas populares, más un contingente de las JJ.CC echan las bases de un nuevo partido: Refundación Comunista.

En la Concertación no solo rompen por la derecha (los colorines y los ex PPD) sino ahora también el choclo socialista empieza a desgranarse por la izquierda (Ávila, otros).
Nosotros los revolucionarios tenemos esta vez los vientos soplando en nuestro favor. La paz social está llegando a su fin y la lucha de los explotados necesita dirección y consistencia. Necesitamos ser generosos y visionarios. Resueltos para coordinar las luchas, maduros y no sectarios en la unidad programática.
Valparaíso, 22 de mayo

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