Cada año las brechas existentes en la educación –las mismas que se reflejan en casi todos los ámbitos- se acrecientan, por ejemplo, los resultados de la PSU 2007 lo único que mostraron fue que los pobres en su condición de exclusión han recibido una educación muy deficiente, lo que no ocurre con los estudiantes de altos ingresos. De allí que el sistema de selección universitaria no sea más que el reflejo de la realidad social del país.
En ese mismo contexto, se pueden considerar aspectos como el aporte fiscal indirecto (AFI) que resulta hoy una medida de política pública regresiva, ya que bajo el supuesto de favorecer la excelencia académica, premia a aquellas instituciones de educación superior que acogen a los alumnos de los estratos socioeconómicos más altos, que son aquellos que obtuvieron mejores resultados en la PSU y que provienen, a la vez, de los colegios privados que muestran históricamente los mejores resultados en la prueba SIMCE. Un círculo vicioso, que lleva más de 30 años sin romperse. Basta recordar las demandas de los secundarios de la segunda mitad de los años ochenta que no eran ni más ni menos que las mismas de la semana pasada cuando nuevamente los estudiantes salieron a la calle.
Dos años perdidos de dilatación, donde no se consideraron importantes propuestas y alternativas que en algunos países europeos, aquellos a los que tanto nos gusta imitar, abordan con una cuantiosa inversión pública y un sistema no regresivo de impuestos que representan un porcentaje altísimo del PIB. No nos puede sorprender que los estudiantes vuelvan a salir a las calles para reclamar por algo que se presenta como solucionado, que es la falsa imagen con que se clausuró la revolución pingüina del 2006. Algo muy lejano de la precaria realidad de la educación chilena.
– El autor es economista
Artículos Relacionados
Causas de la caída de la RDA y sus lecciones para América Latina (I)
por Heinz Dieterich (Alemania)
16 años atrás 6 min lectura
Bachelet realiza maniobra personal para zanjar conflicto estudiantil
por Hernán Narbona Véliz (Chile)
18 años atrás 2 min lectura
La tortura de esperar la libertad: Elena Varela en la hora sexta
por Lucía Sepúlveda Ruiz (Chile)
14 años atrás 8 min lectura
¡Y ahora le toca al vecino!
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
10 años atrás 5 min lectura
Gadafi fuerza a Occidente a cometer errores
por Grigori Melamédov (RIA Novosti)
13 años atrás 4 min lectura
Piñera un problema y las nuevas batallas para vencer
por Pablo Varas (Chile)
6 años atrás 6 min lectura
«Ese asunto»: Canción irani por Palestina
por Eugenio Pordomingo (España)
2 horas atrás
De un tiempo a esta parte, se nos está impidiendo acceder a noticias que publican otros medios de comunicación. Lo impiden tecnológicamente y, a no tardar, empleando para ello leyes a la media. Y lo hacen al amparo de que obrando así nos preservan –según ellos- de acceder a informaciones interesadas, falsas, tendenciosas y contaminantes de nuestra mente.
La necesaria movilización popular
por Juan Pablo Cárdenas S. (Chile)
2 horas atrás
Las negociaciones cupulares que resolvieron la elección de la testera de la Cámara de Diputados demuestran la fragilidad de nuestro sistema político porque corroboran que el principal afán de nuestra clase dirigente es la lucha por asegurarse cargos de la administración pública y estar siempre de cabeza en los procesos electorales.
La «paciencia estratégica» de Irán se eleva a disuasión seria
por Pepe Escobar (Desde Moscú)
3 días atrás
Los ataques de represalia de Irán contra Israel no se llevaron a cabo en solitario. Los socios estratégicos Rusia y China cubren las espaldas de Teherán, y su papel en el conflicto de Asia Occidental no hará sino crecer si EEUU no mantiene a Israel a raya.
A los saharauis: «Para ganar batallas, es importante practicar activamente los valores de la solidaridad, el compromiso, la disciplina y la lucha»
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
4 días atrás
«Creo que el FP debería plantearse estas cuestiones, ocuparse mejor de encuadrar a su gente, enseñarles a trabajar en la clandestinidad, mejorar la organización para no hacer –como hoy- el ridículo ante el enemigo.»