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Argentina: asesinado profesor en marcha gremial en Neuquen

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La herencia de la impunidad sigue dando sus amargos frutos. Los maestros, como entonces, reclamando con una marcha pacífica sus reivindicaciones, que son las de la escuela pública. La represión, también como entonces, tiene luz verde del poder político, en este caso, del gobernador de la provincia de Neuquén Jorge Sobisch. Y los policías, como entonces, no controlan ni disuaden: una vez más matan.
 
Carlos Fuentealba, profesor de química participaba con varios cientos de sus compañeros en la marcha gremial. En un momento dado de la represión, los docentes decidieron replegarse, y con esa intención subió a un Fiat 147 junto con otros compañeros, ocupando la parte trasera.  Allí recibió el impacto a quemarropa del cilindro de gas que rompió la luneta trasera del coche y se incrustó en su cabeza.
 
El gobernador Sobisch admitió que fue él quien precisamente ordenó montar el operativo represivo con el propósito de "evitar el corte de carretera".  El gobernador neuquino es un "hombre de orden".
 
El diario "La Nación", que también es un medio que representa a los argentinos que quieren "un país en orden", admite en su crónica que el maestro "había recibido anteayer un disparo de una granada de gas en la cabeza desde un metro y medio de distancia".  El impacto le provocó un daño cerebral irreversible. Ante la inminencia de su fallecimiento, sus familiares y amigos gestionaron la donación de sus órganos, respetando los deseos de Carlos Fuentealba. Ni siquiera eso fue posible porque su cuerpo recibió sangre de 20 unidades diferentes durante el proceso en el que se intentó reanimarle en el Hospital Castro Rendón.  Mientras tanto, maestros y vecinos se congregaban frente a la Gobernación neuquina al grito de "asesinos", lo que provocó nuevas acciones represivas. El gobernador que intentaba explicar lo inexplicable a los periodistas, terminó la rueda de prensa y quiso abandonar el lugar antes de que la reacción popular fuera a más. Pero ya era tarde porque el edificio estaba rodeado por los manifestantes. Algunos testigos y medios de comunicación indican que para eludir el cerco salió disfrazado de policía.  (¿o en realidad es que habitualmente está disfrazado de gobernador ? ). Sobisch que aspiraba a liderar una coalición política de derecha y que procuraba alianzas con otros personajes como Macri o López Murphy contaba con el respaldo de ex funcionarios de la dictadura y de reconocidos represores en su afán de postularse como candidato presidencial. Es un genuino producto de aquella convergencia de entreguistas, corruptos y matarifes.
 
 Jorge Sobisch, es el mismo que en reiteradas oportunidades ha sido denunciado por sus manejos desde el poder, por irregularidades, por autoritarismo….  es el mismo gobernador que prorrogó  en el 2000 a la transnacional Repsol la concesión del yacimiento de hidrocarburos de Loma de la Lata (uno de los más importantes de A.Latina ) hasta noviembre del año 2027, en una de las más vergonzosas entregas de los recursos nacionales.  A su foja de servicios, añade ahora el asesinato de un maestro.  Porque inequívocamente suya es la responsabilidad política de esta muerte. Como dijo el obispo neuquino Marcelo Melani, "no solo es responsable el que disparó, sino los que dieron las órdenes".  Melani también recordó con referencia a la marcha de los maestros que se trata de "la misma ruta" y "los mismos docentes" que hace diez años protestaban cuando Teresa Rodríguez, una chica de 24 años, fue asesinada por la policía el 12 de abril de 1977, en Plaza Huincul. "Parece que no hemos aprendido nada", añadió el obispo.
 
Por eso decimos que la herencia de la impunidad sigue dando sus amargos frutos. Porque no solo los organismos "de seguridad" siguen contando en sus filas con miles de individuos que participaron de acciones represivas durante la dictadura, sino porque muchos de los que diseñaron y ordenaron esas políticas criminales ocupan cargos de responsabilidad en el estado, en empresas privadas y en medios de comunicación.
 
El verdadero respeto por los derechos humanos debe ser una práctica cotidiana, una forma de gobernar y de convivir.

Seguimos buscando a Julio López, desaparecido desde el 18 de septiembre. Tenemos centenares de denuncias de amenazas contra testigos de juicios a represores, de "aprietes" contra activistas barriales o de agrupaciones sindicales. Ahora sumamos un trabajador asesinado en una acción represiva. No nos valen las palabras, mientras seguimos lamentando los hechos.
 
Los maestros y la CTA – Central de Trabajadores Argentinos-  convocan un paro general para el próximo lunes en protesta por el asesinato de Carlos Fuentealba. Se suman numerosas organizaciones sociales. Nadie puede excluírse de esta movilización popular si realmente aspiramos a construír un país verdaderamente democrático, en justicia y libertad.
 
En las últimas horas hemos recibido en nuestra redacción infinidad de comunicados, notas de prensa, comentarios. Pero de todos esos textos, cargados de razón y sentimiento, hemos escogido el de un maestro neuquino, para compartir con nuestros suscriptores.
 
Porque como bien expresa la cita de Paulo Freire que recuerda Rafael, "las cosas no son así, están así", y vamos a cambiarlas.

Carlos
Un cordial saludo,
de Prensa Alternativa.


La gente los mira pasar y se pregunta quienes son. Qué hacen esas personas caminando detrás de un camión por el medio de la estepa patagónica. La gente se pregunta que habrán hecho para andar bajo el sol, cortando en tajos la tarde y las madrugadas. Que cosa extraña los lleva a seguir adelante ahora que llueve y se tapan con una larga lona y lo que es más extraño, ríen.

 ¿De qué se ríen?, ¿ por que bailan?, ¿por qué el camión lleva la música en lugar de llevarlos a ellos?

Son maestras y maestros que han decidido trasladar al tranquito su protesta, convencidos que esa ruta es la correcta, seguros de estar en este viaje con las cosas necesarias.

Caminan detrás del camión que podría cargarlos, pero en lugar de subir ellos han puesto otras cosas importantes como la música o el agua, y un micrófono que irán agarrando Chato o Cali desde el que avisarán que el futuro tiene un dulce nombre y que estamos a tiempo.

Van sobre una delgada capa de desierto que recubre apenas un gigantesco inframundo de petróleo. Recién me doy cuenta: la mayoría de los camiones que cruzan a este otro tan descamionado, son de los que transportan justamente los fluidos del subsuelo.

Van los caminantes armando una rastrillada que se hace pequeña zanja al principio. Pasando las horas los pies se vienen negros, de a poco se van hundiendo en este suelo todo un pozo, hasta quedarse sucios.

Los caminantes son trabajadores de la educación de Neuquén del sindicato Aten, que van sobre un campo de petróleo a pedir que las escuelas puedan funcionar, a exigir escuela pública en condiciones para todos, a pedir salarios dignos.

La gente que conoce a estos gobernantes tiene dudas de que su reclamo sea escuchado, pero comienzan a entender de a poco todo, incluso la risa y la alegría. Estos trabajadores van riendo y cantando porque tienen razón.

Tienen razón
Merecen que el salario les alcance y caminan sobre la capita de suelo que apenas tapa el petróleo pero no tapa la injusticia.

Como educadores saben que la mejor manera de enseñar es sembrando una pregunta, y ellos todos son una pregunta caminando por el desierto picado de pueblo. Por Cutral Có, del mapuzungún Kitral Có es decir fuego y agua, o petróleo como venga mejor.

En la época del email y los mensajitos por teléfono, para hacer escuchar un reclamo nada ha cambiado. Las injusticias se avisan caminando como en el choconazo, o saliendo a la ruta como en las puebladas.

Está buena la ruta
En apenas cinco días recorren los doscientos kilómetros y aunque son 15.000 los compañeros entrando a Neuquén, el gobierno no atiende a la visita, le da vuelta la cara con  desprecio y mala educación.

Unos días mas tarde comienzan los piquetes. Entre los viajeros que ven interrumpido su camino hay algunos decididamente solidarios, otros que ponen en marcha sus preguntas sobre este país tan vasto y cruzado de problemas, y otros que no encuentran entre las categorías de pensamiento que manejan, nombre para lo que ven. Estos últimos acomodan la situación hasta convertirla en algo que es para ellos un asunto posible: "ustedes no son profesores", afirma una joven que baja de un auto que parece un ovni, y eligiendo a uno le busca los ojos y dice "vos sos un cabeza que está aquí por un chorizo". El "cabeza", un profesor de literatura de Zapala, la mira y recuerda de ese libro de Salinger que le gusta leer con sus alumnos, la parte que el profesor se esfuerza por hacer entender algunas cosas al muchacho que lo visita en su casa y que mientras le habla y le habla, el otro que ve desde la ventana el lago congelado piensa: "donde irán los patos en invierno".

El ovni, aunque no se lleve con su raza, espera las dos horas detrás de la barricada de gomas y palos, y levanta vuelo bastante más torpe que el chevrolet 400 cuyos ocupantes chacareros, supieron compartir este mismo rato los mates y el afecto.

Pasó la caminata, pasan los piquetes pero no hay ningún modo de entenderse. Cuando las maestras y maestros hablan de sus sueños, del  lado del gobierno hablan de negocios. Entonces aunque el tema sea el mismo, el tratamiento que le da cada uno los vuelve asuntos diferentes.

Para el gobierno la escuela y la política toda, es una PIME; un boliche que todavía y mientras duren colgados, les dará ganancias.

Vuelven los piquetes, porque el que tiene razón lo asiste la serena convicción y alegría de estar haciendo lo correcto, pero ahora algo en el negocio de los eternos candidatos comienza a romperse y entonces, contra los que caminan y esperan, arrancan los gases y los tiros.

Un proyectil del tamaño de una cartuchera explota contra la cabeza de Carlos Fuentealva, un querido profesor de química que en un segundo desparrama sus conocimientos junto a la alegría de lo bien que van los pibes de tercero, sobre el asfalto de Senillosa.

La radio ahora exagera diciendo que el compañero se debate entre la vida y la muerte, aunque todos sabemos que en un debate se escuchan las dos partes y aquí el proyectil que estalló en el cráneo, tiene la palabra.

Cuando hay un crimen hay un criminal, aunque las responsabilidades intenten disolverse entre voces de mando y obediencias debidas. Otra vez.

Che, Sobisch, asesino, cobarde, ¿a cuántos más de nosotros pensás chuntarle un tiro?

¿Cuántos muertos te parece que hacen falta para que tengas razón de alguna cosa?

La gente que los mira pasar ya sabe quienes son. Los nombres de algunos van a pintar la casa de gobierno pidiendo audiencia a la justicia. Así como un día apareció escrito el nombre de Teresa, "Teresa Rodríguez, culpable de estar ahí".

Esto va a ser así todas las veces, todo el tiempo, siempre.  Hasta que haya justicia.

Porque como nos dice Freire reflexionando sobre la fatalidad: las cosas no son así, están así (y las vamos a cambiar).

*El autor es maestro de Neuquén (Argentina)

6 de Abril de 2007
Servicio de Prensa Alternativa
www.serpal.info
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