Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Opinión

Detalles reveladores

Compartir:
"El Diablo está en los detalles."
           (Proverbio anglosajón)

Cualquiera que en Chile tenga acceso a la prensa, o a la televisión, debe haberse enterado de la muerte del general Javier Palacios Ruhmann -que comandó las tropas que atacaron La Moneda el 11 de septiembre de 1973-  ocurrida en la medianoche del 26 de junio del 2006, a consecuencia de un infarto cardíaco; curiosamente, el general dejó este mundo en la misma fecha en que naciera en Valparaíso el Presidente Allende hace 98 años. Muy pocos se enteraron, sin embargo de la muerte, ocurrida poco menos de dos meses antes, de otro participante en aquella desigual batalla; de alguien que, por cierto, no tomó parte en el asalto al Palacio Presidencial, sino que combatió del lado de las escasas pero valerosas fuerzas que junto a Allende se opusieron al golpe. Nos referimos al detective David Garrido Gajardo, fallecido el 18 de mayo del 2006, y sepultado el día siguiente de la manera más modesta y silenciosa.
 
Al funeral sólo concurrieron sus familiares, amigos y ex compañeros de trabajo, socios de la Sociedad de Socorros Mutuos de Investigaciones y, lo que es todo un merecido reconocimiento póstumo, varios miembros sobrevivientes del GAP, la escolta del Presidente Allende. Garrido había pedido como último deseo ser velado en la capilla de la Escuela de Investigaciones, lo que sólo se consiguió luego de arduas y frustrantes gestiones por parte de la directiva de la organización de exonerados de dicha institución. Pero hasta allí llegaría el "apoyo" oficial, porque ni un solo representante del gobierno, ni de la Dirección de Investigaciones, se harían presentes en el funeral. 
 
Detalles como éste hablan volúmenes acerca de los verdaderos sentimientos de ciertos funcionarios y políticos de la Concertación hacia la figura y legado de Allende. Porque en el fondo eso es lo que se revela aquí. David Garrido, junto con otros 15 dignos y valientes detectives defendieron hasta el final al Presidente  en el combate de La Moneda del 11 de septiembre de 1973. Pero esto que para Ud. y yo representa un acto de hombría, de lealtad al presidente, y de consecuencia democrática por parte de los detectives, no es visto con iguales ojos por aquellos que no sólo no se opusieron a una alianza con los viejos enemigos de Allende, ni a un acuerdo secreto con los militares, sino que posteriormente se jugaron enteros por conseguir la liberación del dictador, al ser detenido por 17 meses en Inglaterra.
 
Son los mismos funcionarios que hoy recurren a toda clase de maniobras sucias para no devolverle a Víctor Pey los bienes y la propiedad del diario "Clarín", luego que éstas le fueran reconocidas por un tribunal internacional. Porque saben que el viejo amigo de Allende lanzará en Chile el primer periódico de izquierda independiente, a lo que le temen como al demonio; mientras consideran como lo más normal y deseable que los periódicos de Agustín Edwards sean subsidiados de modo preferencial con los dineros del avisaje público.   
 
Son los mismos funcionarios que lograron impedir por largo tiempo que la Fundación Salvador Allende de España, en un acto de toda justicia, pudiera abrir una cuenta bancaria en Santiago; de modo de poder hacerles llegar a algunas de las víctimas de la dictadura los dineros que aquella fundación consiguió extraerle por vía judicial al Banco Riggs, por ocultar parte importante de los millones de dólares robados por Pinochet. Y como si esto fuera poco, tales supuestos servidores públicos se permitieron la insolencia de poner en duda los valores morales y políticos representados por el líder popular. ¿Se levantó dentro del actual Partido Socialista siquiera una sola voz de protesta por estos abusos a la justicia, y a la memoria del presidente Allende?     
 

Pero que nadie se mueva a engaño, ni la existencia de un mausoleo de mármol en el Cementerio General, ni de una estatua de bronce en la calle Morandé, podrían remover, o explicar, los hechos y actitudes aquí descritas. Porque hay muchas otras formas de ofender y traicionar la memoria y el legado de Allende, mientras se hace profesión pública de respeto a su figura y a su ejemplo.
Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.