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Gracias por hacernos creer de nuevo

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Hay que sacarse el sombrero y saludar con admiración y respeto a los estudiantes secundarios. En un mes dieron lecciones de democracia y acción política inéditas e hicieron lo que ningún gobierno de la Concertación había sido capaz de hacer en 16 años. En un mes nos devolvieron a la mayoría de los chilenos, de adentro y de afuera, la esperanza de que es posible imaginar una sociedad distinta y más justa. Nos hicieron creer, de nuevo, que hay un futuro distinto y mejor para Chile.

Estos jóvenes “hijos de la Concertación”, que crecieron escuchando que el país había retornado a la democracia descubren, de pronto, a punta de bombas lacrimógenas, huidas y cañonazos de agua, que el sistema político en que viven se parece muy poco a una democracia.
Advierten que el supuesto “gobierno ciudadano” de la Presidenta Michelle Bachelet, no tiene ningún interés en que ellos se organicen, actúen y propongan soluciones a los urgentes problemas que les afectan, no sólo a ellos, sino a todo el país. Los ignoran como siempre, los reprimen violentamente, intentan dividirlos, tratan de desprestigiarlos argumentado que no saben lo que quieren y que no tienen propuesta. Ellos mantienen la calma y aguardan con optimismo el discurso del 21 de mayo de la Presidenta, pero éste no contenía ni siquiera una línea dedicada al movimiento estudiantil, el cual por esos días aún continuaba en huelga; había sólo una mención a los encapuchados y una imprecisa promesa para mejorar la calidad de la educación. Karina Delfino, una de los voceros diría al respecto, [nosotros] “esperábamos otra respuesta. Si la Presidenta hace mención de la crisis educacional, o de la brecha que existe entre estudiantes ricos y pobres, otro sería el escenario”.

A pesar de los intentos por ignorarlos, el movimiento estudiantil continuó resuelto y ahora apuntando más lejos en sus demandas. El gobierno, finalmente, decide negociar, cede, destituyen jefes policiales para desviar responsabilidades en la represión, hacen concesiones y prometen soluciones. Los jóvenes habían derrotado la arrogancia característica del gobierno.
La impresionante y masiva movilización de las y los estudiantes secundarios pone en evidencia la imperiosa necesidad de una profunda democratización política del país. El sistema político excluyente, de democracia sin pueblo y sin participación, queda seriamente cuestionado.

El otro gran logro de la “rebelión de los pingüinos” es haber puesto en la mesa de discusión del país el tema de la crisis de la Educación Chilena, tópico sistemáticamente ignorado por los gobiernos de la concertación durante 16 años.

Distintos personeros del gobierno, mintieron descaradamente acusando al movimiento estudiantil de no tener propuesta. De inmediato los estudiantes respondieron mostrando a los medios de comunicación, un documento que habían entregado al Ministro de Educación, Sergio Bitar, en noviembre del 2005, en el cual daban a conocer sus proposiciones para mejor la educación.
 
Entre las principales propuestas, los estudiantes exigen la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de la Educación (LOCE); la constitución inmediata de una comisión de carácter resolutivo para redactar una nueva ley con participación de todos los sectores sociales involucrados en el proceso educativo; y la devolución de las escuelas al Estado para garantizar el derecho a la educación de calidad para todos los chilenos. De paso enrostran al gobierno que en la supuesta democracia en que viven, siguen vigentes las leyes de la dictadura, ya que la LOCE fue la última ley promulgada por Pinochet el año 1990.

Sólo sé, que no LOCE
Las transformaciones fundamentales que propone el movimiento estudiantil, crearon un escenario político imprevisto para el gobierno de la concertación. El programa de la Presidenta Michelle Bachelet, en la misma línea de continuidad de los gobiernos anteriores, no contempla la realización de cambios estructurales en la educación ni en otras áreas. La respuesta a las proposiciones de los estudiantes, fue el anuncio de un proyecto de reforma a la constitución que asegure el derecho a la educación y algunas modificaciones a la LOCE el cual seria realizado por “un conjunto de parlamentarios y expertos de la Concertación”.

Los estudiantes, como era de suponer, rechazaron los ofrecimientos del gobierno, talvez porque saben o intuyen que la política de parches de la Concertación, que en apariencia pareciera cambiarlo todo, al final termina cambiando nada. La inequívoca respuesta de los jóvenes apareció escrita en las murallas de los colegios con la consigna “Sólo sé, que no LOCE”. Y la historia más reciente les da la razón, porque a la famosa LOCE desde 1991 hasta ahora, se le han hecho 10 modificaciones que no han resuelto en nada la desastrosa situación de la educación.

“Nos sentimos victoriosos, sentimos que le hemos doblado la mano al gobierno”, expresó el vocero Juan Carlos Herrera, al comunicar el termino de los paros y tomas de colegios. Y es así. No hay exageración en las conclusiones de los jóvenes, baste mencionar que en pocos días estremecieron los cimientos del sistema educacional, impusieron al gobierno una agenda inmediata para mejorar la educación y consiguieron una importante representación en el Consejo Asesor Presidencial. Se comprometieron, además, de continuar movilizados en pos de “los cambios de fondo.”

La lucha de las y los estudiantes secundarios, mostró una voluntad de cambios profundos no sólo en la educación, sino al nivel de toda la sociedad. Es por eso, que las organizaciones sociales y políticas que se plantean el cambio en el país deberían, con mucha modestia y humildad, comenzar a aprender de esta nueva generación de jóvenes. Hay allí indiscutibles indicios de nuevas formas de hacer política que es imprescindible estudiar, analizar y aplicar.

La Asamblea de Estudiantes Secundarios (ADES), sintetiza una práctica de democracia interna ejemplar donde los voceros son revocables en cualquier instante. El movimiento estudiantil en su conjunto actúa con plena autonomía frente a las autoridades de gobierno y las organizaciones políticas tradicionales; con una admirable creatividad y flexibilidad táctica para vencer uno a uno los múltiples obstáculos que encontraron a lo largo del conflicto y para derrotar el cerco comunicacional; la sorprendente capacidad y preparación de sus dirigentes para representar y exponer los acuerdos de la asamblea.

Por esas lecciones de democracia, por sus acciones políticas inéditas, pero por sobretodo, por habernos devuelto intacta la esperanza a la mayoría de los chilenos, por hacernos creer de nuevo en nuestro país, en un Chile distinto más justo y solidario, hay que ponerse de pie y sacarse el sombrero en señal de gratitud y admiración por los estudiantes secundarios. Gracias por el mayo inolvidable que vivimos.

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