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Carta a Alejandro Guille

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Santiago, 20 de abril de 2006

Señor
Alejandro Guiller
Presidente del Colegio Nacional de Periodistas de Chile
Presente

Señor Presidente:

Le escribo profundamente impactado por la información, emanada del Colegio de Periodistas, Regional Santiago, en la que se da cuenta que de la sanción aplicada a “periodistas colaboradores de las dictadura militar”, en la que, además de nombrarse a una serie de sujetos efectivamente colaboradores de la dictadura pinochetista, se incluyen los nombres de dos de los más valientes opositores a ese régimen, como son Mónica González y Juan Pablo Cárdenas.

Desde la forma de presentación –una lista cuyo orden no responde a nada, y que incluso pudo haber sido alfabética- hasta la explicación de las sanciones –en la que a continuación de los nombres de Silva Espejo y Mario Carneyro, sin siquiera un punto aparte, se agregan los nombres de Mónica y Juan Pablo, se refleja por lo menos una falta de decencia y una incompetencia profesional absoluta para dar una noticia trascendente. Al parecer para el Colegio, la falta de los individuos más siniestros e inescrupulosos de la historia del periodismo chileno, expertos en la mentira y la desinformación, los fabricantes del pretexto mentiroso e hipócrita del “yo no supe” de que hoy se vale el pinochetismo, tiene la misma gravedad (o un gradito menos: amonestación en vez de censura) que el no haber acudido a una citación el día en que Mónica salía de vacaciones, y sin haber sido citada otra vez. Cabe agregar que cuando el Fiscal Taborga Molina citó a declarar a Mónica, fue él quien suspendió la audiencia, a pretexto de cubrir una actividad Bárbara Walters. 

No soy periodista, pero fui 8 años Consejero Nacional del Colegio de Abogados. Se perfectamente como se instruye un sumario ético. Y, también, por formación moral, se distinguir entre el auxilio (informado, voluntario, consciente, indesmentible) a un genocidio y una ausencia justificada (e, incluso si fuese injustificada) a una citación administrativa.

Quizás si los autores del sumario estuvieran bien informados, sabrían que Mónica González ha sido la más importante investigadora de la Operación Colombo, que es, entre los crímenes de la dictadura, quizás si el que mejor refleja la perversión de los procedimientos de que se valía el régimen: la Operación Colombo fue una operación de exterminio y desinformación que no pudo realizarse sólo por militares inescrupulosos, sino que requería necesariamente la complicidad de periodistas de la catadura de Silva Espejo, Carneyro, Undurraga, Díaz Palma y Guerrero.

Pudieron también los investigadores del Consejo Regional Santiago del Colegio averiguar algo sobre Juan Pablo Cárdenas, también presentado como “sancionado colaborador de la dictadura”. Juan Pablo sufrió los rigores de la cárcel muchas veces y la persecución por ejercer un periodismo digno e independiente, y aunque no haya concurrido a una citación, no merece estar en la lista con auténticos asesinos.

No sólo Mónica y Juan Pablo merecen una explicación clara, profunda, destacada, honesta del Presidente del Consejo Nacional del Colegio de Periodistas, sino que también merecemos esa explicación todos los chilenos democráticos. La feliz coincidencia de ser Ud. Director de un Noticiero de televisión de amplia cobertura y panelista del único programa de debate de la televisión chilena abierta autoriza a confiar que en parte el mal hecho sea reparado.

Le saluda atentamente,

Roberto Garretón
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