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Crisis Chile-Perú ¿están sus pueblos involucrados?

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En cuanto a la crisis con Perú, una vez más y como en muchas materias, la posición del gobierno chileno resulta irritante e inaceptable. En primer lugar, porque tal como se encargara de decirlo el ministro Vidal, en estos casos la "tradición republicana chilena" mira cualquier discrepancia o matiz como una suerte de traición a la patria. En segundo lugar, porque las verdaderas razones que explican la posición del gobierno son invisibles para la opinión pública, mientras se arguyen razones de Estado para exigir actos de fe a los ciudadanos. Sin embargo, a partir de antecedentes que son de público conocimiento, es razonable postular que este conflicto no es un mero asunto de soberanía limítrofe.

Lo que sabemos es que Perú basa su demanda en una recomendación de la Convención del Mar, la CONVEMAR, marco jurídico internacional que Chile suscribió y ratificó y que recomienda resolver los límites marítimos en base a "líneas equidistantes" desde el límite terrestre. Dado el ángulo que se forma en la zona fronteriza Chile-Perú, el vecino país sostiene, en concordancia con la CONVEMAR, que la línea divisoria es una diagonal y no la actual línea paralela que hoy está vigente. La tesis peruana, por lo tanto, no puede ser considerada descabellada o una arbitrariedad, en la medida que está fijando la línea base que se requiere previamente para suscribir la CONVEMAR, y, en segundo lugar, porque Chile ratificó y suscribió dicha convención que es posterior a los acuerdos que establecen la línea paralela y, por lo tanto, el gobierno chileno debe asumir que la firma de dicha convención, le abre una puerta de legitimidad a Perú para redefinir la frontera marítima con Chile.

A principios de febrero de este año Perú informó a las autoridades de la cancillería chilena
Además, es curioso que el gobierno chileno haya impugnado sólo ahora y con tanta virulencia el proyecto de ley presentado por el presidente Toledo al Parlamento peruano. Debería nuestro gobierno informar a la ciudadanía que ya a principios de febrero de este año una delegación peruana informó a las autoridades de la cancillería chilena sobre la existencia de una comisión técnica que se encontraba elaborando el sistema de líneas de base y su proyección sobre el espacio marítimo. Incluso, en versión del canciller peruano, se había advertido de la decisión política de que el asunto se definiría a través del Congreso Peruano. Si el problema es de la gravedad que plantean las autoridades chilenas, entonces cabe preguntarse por qué no se utilizaron desde esa fecha las herramientas diplomáticas y políticas que pudieran haber evitado llegar a la actual situación.

En Chile el chauvinismo se despierta fácil y violentamente
La acción desproporcionada del presidente Lagos -que incluyó misiones internacionales, reuniones con el Consejo de Seguridad Nacional tipo "ejercicios de enlace", declaraciones aparatosas y el ceremonioso voto político del Parlamento- no sólo dista mucho de la altura de miras y el sentido de la responsabilidad que debe tener un estadista, lo que tanto gusta a Ricardo Lagos, sino que también nos habla de que hay verdades que no se dicen y que están más allá de las resonantes declaraciones de las autoridades chilenas.

Una primera verdad oculta dice relación con la cuestión electoral. El gobierno chileno sabe que la posibilidad de una segunda vuelta crece y que es necesario revertir el desangre de votos lento pero sistemático que ha experimentado Michelle Bachelet en los últimos meses. Como se sabe, en Chile el chauvinismo se despierta fácil y violentamente con este tipo de conflictos. Lagos, bien asesorado, explota dicha tendencia irracional para mostrarse como un líder a la cabeza de un conglomerado que sabe defender la soberanía chilena de la "agresión peruana". No es posible dejar pasar la reunión privada que sostiene Lagos con la candidata de la Concertación para tratar el conflicto con Perú. No fue ni un error ni una liviandad, sino un acto de clara intencionalidad política para favorecer a Bachelet.

Los recursos marinos  pertenecían a todos los chilenos, Lagos los privatizó
Algo más sofisticado pero no menos importante a la hora de recurrir a la defensa de la soberanía marítima, es el asunto, siempre poco transparente, de la propiedad de los recursos marinos que pertenecían a todos los chilenos y que fueron entregados por el gobierno de Lagos, en propiedad privada, a los grandes grupos económicos que operan en el sector pesquero, sin costo alguno para éstos, al impulsar una ley de Pesca que le ha incrementado enormemente las ganancias a grupos económicos como COPEC, perteneciente al empresario Anacleto Angelini. En ese momento, cuando el Parlamento chileno aprueba abrumadoramente dicha Ley, no hubo ningún glorioso civil ni militar que se pusiera a tocar los tambores de guerra, como ahora sí lo han hecho.

La flota del grupo Angelini captura el 80% de lo autorizado por la Ley de Pesca

En la misma dirección y claramente vinculado al asunto de la propiedad de los recursos marinos, no debe dejarse al margen que este conflicto por la soberanía, esconde poderosos intereses económicos, detrás de los cuales están el grupo Angelini y el desarrollo de la industria salmonera. El territorio en disputa abarca unos 35 mil kilómetros cuadrados de mar donde se explota entre el 30 y el 40% de los 4,5 millones de toneladas de pescado que es la materia prima para la industria chilena de la harina de pescado, una de las más grandes a nivel mundial. Desde esa zona, a lo largo de toda la Primera Región -donde opera el grupo Angelini beneficiado con cerca del 80% de las cuotas de captura por la Ley de Pesca- se extrae cerca de un millón de toneladas de anchoveta, usada principalmente para elaborar harina y aceite de pescado que se utiliza para alimentar a los salmones.
¿Qué soberanía defendemos? ¿la de Chile o la de Angelini y las salmoneras?
Chile es el segundo mayor productor de harina de pescado y también segundo productor mundial de salmones, mientras Perú es el primer productor mundial de harina de pescado. En consecuencia, habría que preguntarle al Presidente Lagos acerca de cual es soberanía que está defendiendo ¿la de Chile o la de Angelini y las salmoneras? No pueden pasar inadvertidas las declaraciones de un alto ejecutivo de Corpesca, el consorcio pesquero de Angelini, Felipe Zaldívar Larraín, hermano de Adolfo y Andrés, quien alertó preocupado sobre el efecto que el conflicto tendría para la industria pesquera, debido a que el 40 por ciento de las capturas a nivel nacional está en la zona en litigio.

A río mar revuelto, Luksic sale beneficiado
Finalmente, para las mentes siempre alertas y reticentes a comulgar con ruedas de carreta, como el babeado asunto de la soberanía, este conflicto no puede ser más funcional a los intereses del señor Andrónico Luksic, otro jerarca y cabeza del grupo económico más cercano a Lagos, quien ha sido aplaudido de pie por el Presidente, invitado reiteradamente a giras presidenciales y nominado por Lagos la figura empresarial central en la Cumbre de la APEC, realizada en Chile en el 2004. Como se sabe, la justicia peruana le sigue un juicio por corrupción al señor Luksic y ha dictado orden de captura internacional en su contra, iniciando a su vez los tramites para solicitar la extradición al gobierno Chile. Como era de esperar, el gobierno de nuestro país asumió como un asunto de Estado la defensa de Luksic, involucrando a la propia Cancillería y a altos funcionarios del Estado. Es impensable que en este contexto de crisis y amenazas veladas de conflictos mayores, la justicia peruana encuentre la buena disposición de la justicia chilena, su gobi
erno y su pueblo para entregarles a Luksic ¿qué se creen estos peruanos, nos quitan el mar y ahora quieren llevarse a esta lumbrera que tanto bien le hace a Chile?

La posición peruana también tiene sus explicaciones políticas y de distinta naturaleza y no necesariamente es más justa su posición que la chilena. Pero, de allí a salir a exacerbar los chovinismos y despertar viejas odiosidades, para esconder intereses privados, no es responsable, es ruin y mediocre. Menos aún favorece la integración de los pueblos de la América Latina.

El autor es Director Oceana

Artículo publicado por El InformantePerú 
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