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Cooperación militar Rusia-Venezuela: Un dolor de cabeza para EE.UU.

Cooperación militar Rusia-Venezuela: Un dolor de cabeza para EE.UU.
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11 de febrero 201912:25 pm.

Por el contrario, derrocar gobiernos considerados obstáculos para la seguridad hemisférica ha requerido menores operaciones técnico-militares por parte del Comando Sur y se logran encapsular en el sitio objetivo.

Considerado su patio trasero, los países del sur a los que Estados Unidos consigue tener acceso sin restricción (luego de regresar a la Doctrina Monroe como política exterior) se convierten en plataformas para instalar bases militares que protegen el área de influencia alcanzada. Colombia es el mejor ejemplo, pero no se dejan de nombrar Perú, Paraguay, Panamá, y próximamente Ecuador.

Si se observan las recientes amenazas militares contra Venezuela bajo el prisma geopolítico, puede interpretarse como la búsqueda de un frente mucho más seguro que Irán o Corea del Norte, en la carrera por demostrar fuerza que la considerada hegemonía norteamericana debe hacerle al mundo multipolar emergente.

Desde la instalación del gobierno paralelo ilegítimo presidido por Juan Guaidó, los anuncios de una escalada del conflicto con participación militar estadounidense no cesan en los comunicados del presidente Donald Trump y sus funcionarios más próximos, sin que esta se cristalice en los hechos.

Pero al mismo tiempo que ocurre esto, Estados Unidos ha hecho esfuerzos en desarrollar un plan que se centra en erosionar la unidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) con el fin de crear las condiciones ideales para ingresar más cómodamente al territorio venezolano. La campaña, que se maneja entre el desprestigio, chantajes en forma de amnistía, llamados públicos a la insurrección y penetración de facciones para ejecutar operaciones de desestabilización, busca un punto de quiebre entre los principales componentes militares.

Es lo que se observa si se hace un recuento tanto de las operaciones encubiertas para empujar la agenda de golpe, desmantelada en 2018, así como las concurrentes invitaciones públicas a desconocer al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro, por parte del Departamento de Estado norteamericano hacia la FANB.

¿Por qué el país con mayores gastos militares en el mundo se toma estas previsiones antes de ir a una confrontación directa contra una nación que supuestamente tiene limitadas capacidades para defenderse?

PRINCIPALES EQUIPOS MILITARES RUSOS PARA EL APRESTO OPERACIONAL VENEZOLANO

Desde la llegada de Hugo Chávez al poder, Venezuela ha destinado parte de su gasto público a una acertada inversión en el sector de defensa por vías alternas a la industria militar estadounidense, después de que en 2006 Washington le negara la adquisición de antiguos aviones caza-bombarderos F16.

A partir de allí, se establecieron relaciones bilaterales con Rusia para dotarse de rifles, tanques, vehículos, aviones de combate, buques de guerra, helicópteros de transporte y sistemas de misiles antiaéreos, vanguardia tecno-militar por encima de la tecnología anglo.

De estos últimos, se conformó un sistema de defensa aéreo escalonado de largo, mediano y corto alcance, como lo detalla Rubén Castillo en una investigación anterior para Misión Verdad. Está conformado por cañones antiaéreos ZU-23, misiles portátiles Iglas-S, sistemas antiaéreo Pechora 2M y sistemas de misiles móviles Buk-M2E.

Para cerrar este bloque de defensa, está el sistema antiaéreo móvil S-300VM. El arma más sofisticada para desactivar misiles aéreos en la región latinoamericana, adquirida por el gobierno nacional en 2013. Basta mencionar que Colombia, país que se ha equipado militarmente con asesoría estadounidense, no cuenta con una defensa antiaérea similar.

En relación a la capacidad de ataque, Rusia suministró los famosos aviones Sukhoi 30-C y 50 de cuarta generación, que forman parte de la fuerza aérea nacional. Este avión de combate es considerado el más avanzado de su clase, incluyendo a los caza estadounidenses.

El giro geopolítico que dio Venezuela lo llevó a profundizar la cooperación militar con Rusia en otros eslabones de la producción de armamentos, apuntando a la transferencia de tecnologías y a la capacitación técnica de personal venezolano. En 2006 se firmó un acuerdo para construir un centro de mantenimiento y reparación de helicópteros rusos, culminado en 2013.

Además, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López anunció que la fábrica de Kalashnikov, acuerdo iniciado en el mismo año y reanudado en 2016, será inaugurada este año. En sus instalaciones, se fabricarán los modelos 103 y 104 de los rifles de asalto AK, además de las municiones.

Recientemente, el presidente Nicolás Maduro dijo en una entrevista a la agencia Sputnik que a Venezuela llega el equipamiento más moderno del mundo, en referencia a las cooperaciones militares permanentes con el gobierno de Vladimir Putin.

Esta lista de equipamiento, de lejos más avanzado que el de las naciones de la región de Medio Oriente enfrentadas a Estados Unidos, es solo el aspecto técnico de la FANB. Para completar el dato, habría que reconocer la integración de 1 millón 600 mil civiles a la Milicia Nacional Bolivariana, por ejemplo, como el componente humano vital para la defensa integral del territorio.

Asimismo, la inserción del armamento ruso en la doctrina militar bolivariana para enfrentar cada posible escenario de intervención militar es clave a la hora de un escenario caliente y en búsqueda de la defensa territorial y poblacional del país.

CLAVES GEOPOLÍTICAS DE LOS ACUERDOS BILATERALES MILITARES

Las alianzas forjadas por ambas naciones no se limitan a acuerdos comerciales para la compra-venta de equipos de defensa. Los países realizan actividades sobre los principios de la no intervención extranjera. La dinámica ruso-venezolana construida está muy alejada de la formación de colonias militares que Estados Unidos coordina en países subordinados.

El año 2018, cargado de múltiples operaciones contra el Estado venezolano, con el intento de magnicidio como el punto cumbre, tuvo también un mayor acercamiento con la Federación Rusa en función de disuadir a Washington en la profundización del asedio al país.

Para principios de diciembre pasado se realizaron maniobras conjuntas con los «Cisnes Blancos», bombarderos supersónicos de la extinta Unión Soviética, con el motivo de intercambiar experiencias entre ambas aviaciones. Junto con estos aviones Tupolev 160, arribó la delegación rusa, compuesta por un centenar de efectivos militares.

El Kremlin, agente determinante para desescalar el conflicto bélico en Siria, venía de contrarrestar las agresiones de Ucrania en el Mar de Azov para provocar un conflicto naval, movimiento que fue respaldado por Estados Unidos y sus aliados otanistas.

La propaganda anti-rusa concibió estas acciones conjuntas como un «malgasto de fondos públicos», en palabras del secretario de Estado Mike Pompeo. Lo cierto es que la maniobra mandó un sólido mensaje de condena a cualquier intento de cambiar la situación política en Venezuela.

La actividad fue precedida por un encuentro del ministro Vladimir Padrino con su homólogo ruso Serguéi Shoigú, en el marco de un viaje oficial hecho por el presidente Nicolás Maduro a los rusos. Allí se firmaron acuerdos en materia energética, comercial, de telecomunicaciones y armamentistas.

El grado de compromiso se manifiesta ahora que abiertamente lanzadas las amenazas de intervención militar contra Venezuela, Rusia participó como actor diplomático para acusar la intromisión estadounidense en los asuntos internos del país en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, desarrollada a finales de enero.

Los subsecuentes denuncias por parte de la Cancillería rusa, sobre las «determinaciones que muestra Washington en dividir el ejército venezolano y derrocar el gobierno constitucional de Venezuela», ratifica la cohesión de las relaciones diplomáticas en momentos en que las acciones estadounidenses se muestran desmedidas y violentas.

El Estado venezolano, entendiendo que la guerra no se reduce al enfrentamiento armado, desarrolló una consecuente estrategia multipolar en su política exterior incluyendo a factores pesados del bloque euroasiático que hoy muestra resultados ante la intensificación de las agresiones extranjeras.

*Fuente: MisiónVerdad

 

 

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