Globalización de la soledad
“El éxito del invento de Zuckerberg consiste en haber entendido necesidades humanas muy profundas, como la de no sentirse solo nunca (siempre hay alguien en el planeta que puede ser “amigo” tuyo) y vivir en un mundo virtual donde no hay dificultades ni riesgos (no hay discusiones, las rupturas son sencillas y pasan rápidamente al olvido, todo es infinitamente más soportable que en la vida real)”, advertía Zygmunt Bauman.
¿Se justifica seguir identificando al Partido Socialista y a la Presidente Bachelet, como organización y como persona de izquierda?
Publicado el 08 de febrero de 2008 y reproducido ahora por su gran actualidad y vigencia.
¿Es justificable seguir identificando al actual Partido Socialista chileno, y a la presidenta, militante de este mismo partido, como una organización y una persona “de izquierda? Esta es una pregunta no sólo perfectamente legítima, sino de gran importancia política en el Chile de hoy, luego de 17 años de dictadura militar, y de cuatro períodos de “democracia tutelada”(Portales), en los que el Partido Socialista ha participado y cogobernado; gobiernos que, en una importante medida, han conservado tanto el aparataje jurídico-constitucional, como el modelo económico establecido por la dictadura.
“¿Por qué si nuestro proyecto favorece a la inmensa mayoría, esto no se traduce en un apoyo social y electoral equivalente?” Entrevista a Marta Harnecker
La explicación que damos a menudo es que las fuerzas conservadoras usan los medios de comunicación para diseminar una visión deformada de nuestro proyecto. Pero muchas veces nosotros mismos somos los responsables de cómo es éste es percibido: no hemos sido capaces de explicarlo en términos sencillos que puedan ser entendidos por los más amplios sectores. Y lo peor de todo, nuestras vidas no han sido coherentes con nuestro proyecto. Predicamos la democracia, pero actuamos autoritariamente; queremos construir una sociedad solidaria pero somos egoístas; propugnamos la defensa de la naturaleza pero somos consumistas.
“La educación por sí sola no va a resolver la desigualdad”
Más allá de las diferencias históricas entre la clase media y la clase obrera, hoy en día la distancia entre las élites y el precariado (aquellos que luchan por salir adelante a diario) es abismal. Esta es la tesis central de la obra Social Class in the 21st Century (Pelican), escrita por Mike Savage. Entre otros temas se abordan la divergencia cada vez mayor entre la élite dominante y los más desfavorecidos, y entre generaciones, la difuminación de la clase media y la dificultad de encontrar una clase obrera que se considere como tal.
El manifiesto monopolista (o una revolución desde ninguna parte)
El jueves 16 de febrero de 2017 Mark Zuckerberg publicó un manifiesto en Facebook titulado Construyendo la comunidad global. En su pronunciamiento Zuckerberg parte de una concepción algo caprichosa de la historia al sostener que ella está configurada por un largo proceso por el cual fuimos aprendiendo a organizarnos en números cada vez mayores de personas, “de tribus a ciudades y de allí a naciones.” La descripción lineal que propone no menciona la litigiosidad del proceso histórico y la disputa por los recursos que lo nutre en cada instancia.
La globalización y los trabajadores del mundo
La globalización ha empeorado las condiciones de los trabajadores en los países metropolitanos, un hecho recientemente puesto de relieve por el economista Joseph Stiglitz. Casi un 90 por ciento de norteamericanos, lo que significa la casi totalidad de la población trabajadora en aquel país, tiene actualmente unos ingresos reales apenas superiores a los que tenían hace treinta años.
Lucrar con la miseria ajena
El regreso de los conventillos visto por Edmundo Moure. Las tomas de terrenos de fines de los años 1960 y principios de los 1970, terminaron con ese flagelo. Pero los conventillos y las poblaciones callampas (que ahora llaman púdicamente ‘campamentos’) regresaron como el corolario del neoliberalismo y la globalización.
Neofascismo, la fase superior del neoliberalismo
Cuando habla de devolver las fábricas a EEUU, no se refiere a la creación de un sistema productivo más justo y sostenible, sino a generar dentro de su propio país las condiciones de vida pauperrimas que existen en los países “en desarrollo”. A simple vista, esto puede parecer positivo: “así los americanos probarán las condiciones de explotación a las que sometían a otros países”.
S.O.S. (“Save Our Soul”), «Salven nuestras almas». Lo que viene
Los hechos económicos o financieros que están ocurriendo, con la llegada de Trump a la presidencia de EE.UU., y los que ocurrirán en el mundo están cruzados por una serie de contradicciones políticas que obligarán a la humanidad a estar atenta para entender por donde vendrán las nuevas amenazas que surgirán con la elección del nuevo presidente de Estados Unidos.
Leyendo entre líneas de la Historia
En este devenir y acostumbrados a que los rusos fueran los malos de la película desde el tiempo de los Zares, la nación Imperio se dedicó a insultar a Rusia, y meterle un ají por donde pudieran. Tan ocupados estaban en este juego, que no se dieron cuenta que los capitales financieros podían circular por donde quisieran, y la nación imperio con su alto standard de vida y sus pocas ganas de trabajar, no era el lugar más rentable del mundo.