Nadie viene a poner fin a la ocupación
por Michael Schaeffer Omer-Man (Rebelión)
9 años atrás 6 min lectura
Traducido del inglés para Rebelión por J. M
Los estadounidenses se están desenganchando del conflicto, la UE no va a ir más allá de las medidas a medias y la Autoridad Palestina está al borde de la implosión. Entonces, ¿qué viene luego?
Según los informes, en las reuniones entre funcionarios de alto rango israelíes y estadounidenses de las últimas semanas, Estados Unidos exigió que las próximas medidas que Benjamin Netanyahu esté pronto a tomar garanticen que cierto proyecto hacia una solución de dos estados no se colpase de golpe. La respuesta de Netanyahu ha sido más o menos: nada.
Preguntado acerca de hacer un acto de buena voluntad o gestos humanitarios a los palestinos para mantener viva la visión de dos estados, según informes, Netanyahu condicionó cualquier paso a que los Estados Unidos endosen el «derecho» de Israel de construir asentamientos en la Cisjordania ocupada. «Humm, no», Washington respondió por una gran cantidad de razones obvias.
El actual Gobierno israelí, por supuesto, no tiene ningún deseo o intención de avanzar en la solución de dos estados. Un bloque importante y poderoso de ministros y miembros de la coalición no es compatible con la solución de dos estados, aún en teoría. En su lugar, abogan por varias iteraciones y variaciones referidas a la anexión, un solo estado como solución, manteniendo el apartheid, algo así como si no pasara en la actualidad. Es decir consolidar el statu quo actual y convertirlo en una solución permanente.
Netanyahu pertenece al grupo que quiere mantener la situación. Y de esta manera la Casa Blanca enfrentada al ISIS y Rusia y el terrorismo interno como legado para poner en caja, probablemente se mantenga alejada del conflicto a menos que estalle otra guerra total.
No nos equivoquemos: la retirada estadounidense es el mejor de los escenarios para Netanyahu después de la fantasía en el que la Casa Blanca reconoce el derecho de Israel de anexar cualquier parte de Cisjordania que le plazca al tiempo que deja la mayor cantidad posible de palestinos sin derechos civiles ni de ciudadanía. Por lo que al Gobierno de Netanyahu se refiere, la retirada diplomática estadounidense da a él y a su Gobierno carta blanca para seguir afianzando el control militar israelí sobre el pueblo y los territorios palestinos mientras que realmente no hay otra realidad para discutir.
Las medidas a medias de Europa
En los últimos años, algunos defensores y simpatizantes de los palestinos han puesto más y más esperanza en la perspectiva de que Europa aumente cada vez más la presión sobre Israel. La aplicación de las etiquetas en productos provenientes de los territorios ocupados, dentro de esa expectativa, era prometedor, o al menos emocionante, para aquellos cuyas esperanzas están en Bruselas.
Pero Europa no fue más allá de la resolución tan esperada del etiquetado. No tenía la intención de ser el primer paso de advertencia o el primero de una serie de medidas destinadas a presionar a Israel por la ocupación, ni siquiera por los asentamientos. En lugar de ello, la UE minimizó el anuncio, tomándolo como una medida técnica de protección al consumidor que no debe preocupar a nadie.
En lugar de preocupar a los tomadores de decisiones en Jerusalén, el balbuceantes paso de Bruselas hizo que Israel redoblara la apuesta pidiendo a los EE.UU. reconocer esos mismos asentamientos como legítimos, declarando abiertamente sus intenciones de expandir esas colonias e incluso llegando a pergeñar la ridícula historia de demandar a Europa en la Organización Mundial de Comercio.
La lección que se desprende de estas dos acciones conjuntas, con Washington y Bruselas, es que el actual Gobierno israelí no va a avanzar hacia una solución de dos estados porque no es de su interés y que los actos simbólicos de presión sólo harán que el Gobierno de línea dura de Israel se ponga más intransigente.
Si la presión externa nunca tendrá el efecto deseado para poner a Israel en disposición de asumir los compromisos necesarios para llegar a la paz con los palestinos, independientemente de los estados que resulten de ese compromiso, se requerirán más micro-irritaciones como el etiquetado de las colonias. Europa, simplemente, no tiene por el momento la voluntad política o la unidad diplomática necesarias para lograr algo más.
El ilusorio Estado de Palestina
El pueblo, en ambos lados de la Línea Verde está una vez más hablando del eventual -o inminente- colapso de la Autoridad Palestina o el Estado de Palestina, como se cambió el nombre hace un par de años.
Es importante recordar que la Autoridad Palestina nació de la Organización de Liberación de Palestina como una institución temporal, en la era de Oslo, con la intención de administrar las áreas autónomas recientes de Cisjordania y Gaza, mientras la OLP e Israel elaboraban los detalles finales de un acuerdo de paz.
La Autoridad Palestina declaró el nacimiento del Estado de Palestina no como un signo de pasar a la siguiente etapa en la liberación de Palestina, sino como un acto de protesta diplomática. Frustrado por el fantasma diplomático en que se ha convertido el llamado proceso de paz, el liderazgo palestino intentó adoptar una táctica israelí, hechos sobre el terreno, y simplemente declaró la condición de Estado donde no había ninguno.
Considerando el renacimiento de la razón de ser de la AP como contratista de seguridad de Israel es fácil olvidar que la OLP es una organización de liberación nacional cuyo objetivo es la liberación de Palestina o, al menos, grandes franjas de la misma. Es mucho más difícil olvidar que nunca fue establecido sobre el terreno un Estado de Palestina y una organización de liberación nacional que declara una victoria imaginada no puede aferrarse a su mandato para gobernar por mucho tiempo.
La tiranía de la mayoría
Según los informes, el gabinete israelí mantuvo conversaciones maratonianas esta semana sobre la posibilidad de un colapso de la Autoridad Palestina, ya sea como resultado de su legitimidad menguante, la presión militar israelí o el agravamiento de la crisis económica. La respuesta de algunos miembros del gabinete en el área seguridad fue «buen viaje», por lo que dijeron algunos funcionarios que hablaron con Barak Ravid, del periódico Haaretz.
Debe quedar claro en este punto que nadie viene a poner fin a la ocupación, ni en nombre de los israelíes ni en el de los palestinos. El marco diplomático actual ha fracasado. La lucha violenta ha fallado. La vía de las Naciones Unidas no ha cambiado ni un ápice en el terreno, sólo el papel con membrete en Ramallah.
Y así, sin ninguna fanfarria o titulares, el statu quo vive para ver otro día. Y eso es una elección. No es el derecho de los israelíes para que democráticamente hagan esa elección -perpetuar la ocupación, el sistema legal del apartheid y la negación deliberada y sistemática de los derechos civiles, humanos y nacionales a millones de palestinos-. Y, sin embargo, Benjamin Netanyahu, el líder democráticamente elegido de Israel, despierta y toma esa decisión todos los días.
Fuente original: http://972mag.com/nobody-is-coming-to-end-the-occupation/114274/
*Fuente para piensaChile: Rebelión
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