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Tomás Moulián: “Todo es expresión de un mismo modelo”

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Llega con su abrigo y el pelo canoso y desordenado. Nos sentamos a conversar a solo una semana de las elecciones chilenas del próximo domingo. Autor de diversos libros sobre la historia y la política chilenas, Tomás Moulián es considerado como uno de los principales académicos del país. Con él conversamos sobre su visión del Chile pinochetista y postpinochetista y esta es una transcripción de esa conversación:
Continuismo
Hay un interesante continuismo entre los primeros gobiernos de la ‘Concertación’; los dos demócrata cristianos, de Patricio Aylwin (90-94) y de Eduardo Frei (94-2000); y los dos socialistas, de Ricardo Lagos (2000-06) y de Michelle Bachelet (2006-10). Estos gobiernos socialistas introducen, sin embargo, pequeños cambios, programas de políticas sociales que generan una atmósfera relativamente nueva en el país. Es ahí donde se cuelan los movimientos sociales.
Estos movimientos definen el gobierno de la Bachelet y el de Piñera: los estudiantes, que vienen desde el 2006, durante el gobierno de Bachelet, con las manifestaciones de los ‘pingüinos’; y los regionalistas, que comenzaron con Bachelet y continuaron manifestándose durante el gobierno de Piñera.
El gobierno de Piñera (2010-14) no fue muy distinto de los gobiernos anteriores, con excepción de sus discursos, donde se enfrenta constantemente a la Bachelet para criticarla y reivindicar su propia obra.
Lo llamativo es que no haya diferencias sustanciales entre los dos gobiernos y que el gobierno de Piñera no haya sido un gobierno de la derecha más reaccionaria, sino de una especie de nueva derecha. Pero todo es expresión de un mismo modelo.
Con eso entra en contradicción con Evelyn Matthey, la actual candidata de la coalición gubernamental a la presidencia de Chile. Matthey es expresión de la dictadura, por lo menos simbólicamente. Votó por el “Sí” en el plebiscito del 88 y estuvo muy activa cuando detuvieron a Pinochet en Londres. La simboliza de modo muy fuerte, aunque sea del lado menos malo, ya que su padre, el general de la Fuerza Aérea Fernando Matthey, era el más razonable entre esos dictadores.
La derecha
Hay que tomar en consideración un hecho: Pinochet, aunque lo pierde, obtiene un 45% de los votos en el plebiscito del 88. Un enorme porcentaje para quien fue un dictador brutal. Después de 16 años de dictadura, que siga obteniendo una cantidad significativa de votos indica que Chile tiene un ala derecha muy fuerte. Y la derecha post Pinochet es más fuerte que la derecha pinochetista. El Partido Nacional (PN) de entonces se movía con alrededor del 20 a 22% del electorado y la derecha actual se mueve del 40% para arriba.
Esto indica que, en Chile, hay es una correlación de fuerzas muy estrecha entre la centroizquierda y la derecha.
Es posible que en esta elección presidencial la derecha no mantenga ese 40%, que Evelyn Matthey, por circunstancias que tienen que ver con su personalidad, caiga hasta el piso y que dispute el segundo lugar en las elecciones con Franco Parisi. Pero creo que eso sería episódico. Yo esperaría que, en la elección parlamentaria, a la derecha le vaya mejor que en la presidencial.
Futuro gobierno
Va a depender mucho de los resultados electorales. Si Bachelet gana en primera vuelta se va a ver forzada a proponer un programa de acción inmediato que pudiera tener alguna medida significativa, especialmente en materia de reforma tributaria. Y los fondos que, por ese lado, se consigan, quizás permitan plantear un programa en el área de educación.
Habrá otro tema importante: el de la delincuencia. Es un tema obsesivo. Los medios de comunicación hablan de la delincuencia todos los días.
Pero si Bachelet no gana en primera vuelta creo que vamos a tener un gobierno más anodino.
Uno debería pedirle al gobierno de la Bachelet participación. Qué hacer con los fondos de la reforma tributaria debería ser discutido con la más amplia participación. ‘Chile conversando’, sería mi slogan.
Esto lo digo porque yo no soy de la ‘Concertación’ (ahora ‘Nueva Mayoría’). Pero quiero que la “Concertación”, si llega a gobernar, ponga en movimiento algo. Y ese algo es ‘participación’. Eso significa participación de los niveles más bajo, empezando por los barrios.
Tres áreas en la economía
Hay que volver a pensar en una idea importante: las tres áreas de la economía. Un área privada, una pública y una mixta, pero con participación de los trabajadores en todas ellas. Como en la época de la Unidad Popular (UP), que gobernó entre 1970 y 1973: empresas intervenidas, privatizadas, o lo que fuere, pero en las cuales había importante participación de los trabajadores en la gestión. La ‘participación’ es la idea fundamental. Este es el adicional del ‘Chile conversando’: el ‘Chile participando’.
Hay que modificar también el carácter privado de la previsión (seguro social). En esto hay que meter también el cobre, aumentando el carácter público de las empresas cupríferas.
Debería crearse, además, una estructura multiforme de participación de toda la sociedad, incluyendo los sectores corporativos, entre los cuales están las fuerzas armadas. Que los militares tengan un lugar donde puedan participar, que puedan confrontar sus ideas con la de los demás.
Si se logra esto, tendremos un gobierno que abra puertas muy diversas, que pueden ir más allá de los intereses, de las posiciones del propio gobierno de la Bachelet.
Si no, va a ser un gobierno anodino, que va a dar paso a una nueva disputa con la derecha en un campo de políticas más o menos conservadoras, continuistas de este Chile neoliberal en que permanece el espacio económico chileno.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
*Fuente: Rebelión

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