“La historia es nuestra y la hacen los pueblos: Pero ¿qué sucede cuando el pueblo olvida su historia?”
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10 años atrás 5 min lectura
29 de agosto de 2014
El 11 de septiembre de 1973 en Chile ocurre el acto más nefasto en la historia de Chile como Nación. A través de la violencia y la imposición, se ve roto el Gobierno popular de Salvador Allende.
La traición por parte de quienes nos juraban protección y tranquilidad, marcó significativamente nuestro país. Augusto Pinochet, nuestro respetable Comandante en jefe del Ejército y autodenominado Presidente de la República, fue quien estuvo tras aquel brutal acto. Traicionando, de acuerdo a los principios democráticos, al actual gobernante.
Allende, a pesar de enterarse y conocer el complot que se estaba armando a través de las fuerzas armadas para derrocar su gobierno, nunca abandonó La Moneda, nunca renunció a sus ideales, nunca abandonó a su pueblo. Sentidas fueron sus últimas palabras que entregó a la Radio Magallanes antes que esta fuera acallada.
El Golpe Militar era confirmado, se impuso un Gobierno dictatorial, nuestro Presidente Salvador Allende cae derrotado y muerto, pasando el país a manos de Augusto Pinochet, en lo que serían los próximos diecisiete años.
Durante los próximos años venideros, Chile se vio enfrentado a un Estado de excepción, en donde los militares tenían cautivo el derecho utilizado en contra de los civiles, los DDHH fueron violados, la libertad para expresarse se ve cada día más limitada y amenazada con ser castigada; como un presagio lo dijo Allende en su último discurso “me dirijo […] a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente”, entendiendo el fascismo, como un régimen político totalitario (dictador, impositor, limitante).
Es en este tiempo, es cuando aparecen las nociones de torturas, asesinatos múltiples, exilios sin razón de ser, desapariciones y todos aquellos atropellos.
La RAE define el concepto Dictadura como un Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o a veces en un grupo u organización y reprime los Derechos Humanos y las libertades individuales.
Y eso fue lo que sucedió en Chile. Una constante violencia contra todos aquellos que solo tenían la necesidad de hacer cambios estructurales donde la sociedad fuera más igualitaria. Creer en el hombre; convocar al hombre.
[…] no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Todo esto, bajo la necesidad profunda de implantar en las personas la idea de no olvidar quiénes son y qué pueden llegar a ser, a pesar de los obstáculos del contexto.
Pero, ¿qué ha sucedido en Chile con el paso de los años? Pareciera ser que ha habido un lavado de cerebro deshumanizante y la gente pareciera simplemente no recordar la época tan cruda vivida en el Régimen militar…
No solo los Medios de comunicación han actuado en este proceso de limpieza y olvido, sino que nosotros mismos hemos sido capaces de no reconocer, conocer ni recordar la historia que nos pertenece. Historia de la cual hemos sido víctimas. A través de una mentalidad social heredada, perdiendo de vista la conciencia de clase y el rol que cada uno de nosotros está llamado a realizar.
Todos los meses, hemos sido receptores de diferentes programas de televisión que se han encargado de traer a la actualidad los hechos ocurridos durante el gobierno de Allende y Pinochet. Pero cabe mencionar, que aquellos programas sólo revelan el deseo y necesidad educativa de un medio masivo de comunicación cualquiera, sin apelar a la conciencia social, sino destinado a una necesidad de llamar la atención de la audiencia.
Si bien, estos programas informan lo ocurrido en el contexto de la década del setenta, solo quedan como programas culturales que no entretienen, que no aparecen en un horario cómodo para la mayoría de las personas que se encuentran muy preocupadas de ver la teleserie de moda, o simplemente, se dejan para la tarde aburrida de un domingo.
Todo esto, ayudando se hacen intentos por fortalecer nuestra historia y los medios de comunicación. Tiene el deber de conmemorar e informar, estos programas que reconstruyen la historia deben estar lejos de un sistema económico o del Rating: porque de otro modo solo ayuda a fortalecer la noción de olvido hacia los ejecutados en el Régimen Militar. Olvido hacia los exiliados que tuvieron que armar una nueva vida fuera de su tierra. Olvido hacia quienes fueron acribillados a escondidas. Olvido hacia aquellas personas que aún se encuentran desaparecidas. Olvido de tanto acto de impunidad e hipocresía. Olvido que fue un país completo que se quebró y olvidamos que éramos hermanos de nación.
Somos todos responsables de un Chile nuevo, de un Chile que no olvidó y que al conmemorar otro año más del 11 de Septiembre, nos convocó como nación a no olvidar… puesto que la historia y las futuras generaciones nos juzgarán.
La autora, María Paz Palma, es una joven alumna de 3° Medio del Colegio Manquemavida de Santa Cruz, VI Región.
*Fuente: El Mostrador
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