La gran trampa de los agrocombustibles
por Ricardo Natalichio (EcoPortal)
10 años atrás 3 min lectura
22 noviembre, 2013
Está llegando a su fin la “era del petróleo” y muy pronto habrá que modificar la matriz energética de todo el planeta hacia otras fuentes de energía. Existe una gran gama de alternativas, cada una con mayor o menor utilidad según el uso que se le quiera dar y las características de la región en la que se va a utilizar.
En ese contexto, las grandes compañías de agronegocios se han encontrado con una posibilidad inmejorable para expandir el horizonte de sus ganancias. Los agrocombustibles. Una alternativa inmediatamente rentable, que ni siquiera requiere incurrir en los grandes gastos de exploración y explotación de la industria petrolera.
Los agrocombustibles son producidos bajo la forma de monocultivos, acaparando inmensas extensiones de territorio, destruyendo los ecosistemas y contaminando suelo y agua.
América Latina y el Caribe es la región con mayor concentración de bosques en el mundo, pero es también la región que ha sufrido la más importante deforestación del planeta en la última década, con una pérdida de 4,3 millones de hectáreas al año.
Sólo en Sudamérica se concentra el 65% de la pérdida anual de bosques del planeta, y la deforestación ocurre sobre todo en la región amazónica, donde se pierden 3,1 millones de hectáreas al año, es decir más del 40% de la deforestación del mundo.
La mayor parte de esos bosques han sido desmontados para reemplazarlos por monocultivos.
Hoy en día Latinoamérica está siendo alfombrada, la tierra destinada a los monocultivos cubre ya mas de 45 millones de hectáreas y crece a un ritmo de mas de 800 por día. Debajo de esa alfombra quedan sepultados bosques, montes, mariposas, pájaros, insectos, campesinos, pequeños agricultores, familias, culturas completas.
Para tomar dimensiones del asunto, 100 hectáreas equivalen a 1 km2. En Latinoamérica hay plantadas 45 millones de hectáreas de soya, lo que equivale a 450.000 km2. La superficie de España entera es de 500.000 km2. Es decir que sólo en Latinoamérica hay casi una España entera, cubierta por solo uno de los varios monocultivos existentes, la soja.
Además de la destrucción de los ecosistemas, la enorme contaminación generada por los fertilizantes químicos y plaguicidas y la exclusión social que ha causado ya a millones de familias de campesinos. Los agrocombustibles no aportan mas energías que las que se utilizan para producirlos.
De los estudios que podríamos considerar como mas confiables sobre este tema, se desprende que el balance de energía de todos los cultivos con los que se producen agrocombustibles es negativo, es decir, que se gasta una mayor cantidad de energía fósil para producir el equivalente energético en agrocombustible.
Así, por cada unidad de energía gastada en energía fósil, el retorno es de 0,778 de energía de metanol de maíz; 0,688 unidades en etanol de switchgrass; 0,636 unidades de etanol de madera y, en el peor de los casos, 0,534 unidades de biodiesel de soya.
También hay estudios que dicen que esto no es así, pero en general han sido realizados, encargados o subvencionados por las mismas compañías que directa o indirectamente se benefician con la producción, comercialización y uso de los agrocombustibles.
Los agrocombustibles no son una solución contra el cambio climático, ni contra la hambruna mundial, sino todo lo contrario, son una gran trampa de las multinacionales del agronegocio, en la que no debemos caer.
Las políticas neoliberales de la OMC favorecen a las multinacionales. Las mismas que controlan el conjunto de la cadena alimentaria, de la producción hasta la comercialización, haciendo cada vez mas difícil la supervivencia de los campesinos. Las que hacen disparar los precios en detrimento de los consumidores mas pobres. Las que se benefician con los agrocombustibles.
Todas y todos juntos, globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!
El autor, Ricardo Natalichio, es Director de EcoPortal.net
*Fuente: EcoPortal
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