Chile: excavaciones en el cerro Chena para encontrar restos de víctimas de la dictadura militar
por Radio Francia Internacional (Francia)
4 meses atrás 8 min lectura
Imagen superior: Excvaciones en el Cerro Chena, a la búsqueda de restos de Detenidos Desaparecidos. Foto de PiensaPrensa
19 de mayo de 2025
por: Marion Bellal, corresponsal de RFI en Santiago
En Chile, el recuerdo de la dictadura de Augusto Pinochet sigue vivo. Entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, las cifras oficiales registran 28 459 víctimas de tortura, 2125 muertos y 1102 detenidos que siguen desaparecidos. Entre ellos, algunos fueron vistos por última vez en el cerro Chena, a 25 kilómetros al sur del centro de Santiago. El lunes 5 de mayo comenzaron las exhumaciones con la esperanza de encontrar algún rastro de ellos.
Publicado el: 17/05/2025 – 10:17
Las familias de los desaparecidos, el servicio médico-legal, la policía de investigación chilena… Todos se han reunido frente a un terreno baldío delimitado por una cinta amarilla. El ambiente es relajado: algunas sonrisas, algunos pájaros cantan… hasta que se oyen los primeros golpes de la excavadora.
Inician histórica excavación en cuartel militar (cerro Chena) en busca de desaparecidos de la dictadurahttps://t.co/9UPJD3DWJw pic.twitter.com/kBsRGuP6fc
— PIENSAPRENSA 355 mil Seguidores (@PiensaPrensa) May 7, 2025
Es aquí, en el cerro Chena, donde hace cincuenta y dos años fueron torturadas un número indeterminado de personas en un edificio bajo, de unos cincuenta metros de largo, ahora abandonado. Quizás algunos detenidos fueron fusilados en las inmediaciones, quizás incluso un centenar.
José Miguel Guzmán es director de una asociación de salud mental que acompaña a las víctimas de la dictadura chilena y a sus familiares. Elogia la perseverancia de las familias para que finalmente se haga justicia.
«La salida de la dictadura en nuestro país fue el resultado de un acuerdo. Hubo una negociación política. Por lo tanto, es cierto que en varias ocasiones las familias afectadas han podido tener la sensación de que no existía una verdadera voluntad política de hacer justicia.»
Un terreno difícil de excavar
Mónica Monsalves León observa con emoción palpable el trabajo de los arqueólogos. Su padre, Adiel Monsalves Martínez, un ferroviario sindicalizado, fue secuestrado aquí el 28 de septiembre de 1973. Y los testigos afirman que fue fusilado el 6 de octubre. Para Mónica, que tenía tres años y medio en el momento de los hechos, es un día histórico, aunque llega demasiado tarde.
« La justicia ha avanzado lentamente. Nosotros decimos que la justicia, cuando tarda, ya no se puede llamar justicia. Porque en los últimos años, desde 2010 hasta hoy, efectivamente ha habido investigaciones, avances, juicios, condenas. Pero estas condenas llegan cuando los genocidas ya han alcanzado una edad muy avanzada; son personas mayores que padecen enfermedades propias de la vejez… Y muchos de ellos han fallecido. En cuanto al monte Chena, no hay ningún genocida condenado por estos crímenes.»
Pero el paso del tiempo no es el único problema. La propia superficie del cerro Chena complica las investigaciones, como destaca la arqueóloga Verónica Baeza de la Fuente.
« Es un lugar inmenso. Es difícil delimitar un lugar como este, porque aunque hay testimonios que permiten hacerse una idea de lo que ocurrió, nunca se tiene la certeza absoluta del lugar donde fueron enterradas las personas».
El ministro de Justicia, Jaime Gajardo Falcón, acompañó una nueva diligencia del #PlanNacionalDeBúsqueda en Cerro Chena, ex centro de detención, tortura y desaparición durante la dictadura.
Revisa la nota completa ➡️https://t.co/9HubxgZbPC pic.twitter.com/hSVforANBT
— Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (@MinjuDDHH) May 15, 2025
En busca de «restos»
En los últimos meses, un radar de penetración en el suelo ha recorrido las 1200 hectáreas de la colina. Las anomalías detectadas en el terreno podrían ocultar el cementerio clandestino cuya existencia sospechan los supervivientes y las familias. Pero Mónica conoce los límites de estas investigaciones: en 1978, el régimen dictatorial ordenó exhumar todos los cuerpos enterrados clandestinamente para borrar las pruebas.
« Los hicieron desaparecer por segunda vez. Así que lo que esperamos encontrar ahora, en este recinto militar, donde fueron llevados los presos desaparecidos, son restas. Pequeñas huellas. Fragmentos óseos. Durante todos estos años, hemos luchado con la esperanza de encontrar su huella».
La ministra Marianela Cifuentes, subsecretaria de Derechos Humanos, lo asegura: los políticos y las familias están ahora en la misma onda.
«El hecho de que se busque hasta que no quede ninguna pregunta sin respuesta es, en el fondo, un mensaje para el futuro. Para que este tipo de acciones no se repitan».
La excavación realizada por la excavadora se intensifica. Cada gramo de tierra se tamiza y lo que no pasa por el tamiz se envía al servicio forense para su examen. Las familias tendrán que esperar varios meses más antes de obtener las respuestas que tanto esperan.
-Traducción del francés al castellano con ayuda de software.
*Fuente: RFI
Más sobre el tema:
Iniciativa de la Corporación Memorial Cerro Chena: «El Pueblo ayuda al Pueblo»
Chili: des fouilles au cerro Chena pour retrouver des traces de victimes de la dictature militaire
Au Chili, la mémoire de la dictature d’Augusto Pinochet reste vivace. Entre le 11 septembre 1973 et le 11 mars 1990, les chiffres officiels recensent 28 459 victimes de torture, 2 125 morts et 1 102 détenus toujours portés disparus. Parmi eux, certains ont été vus pour la dernière fois sur le cerro Chena, à 25 kilomètres au sud du centre de Santiago. Des fouilles ont commencé le lundi 5 mai, pour, peut-être, retrouver leurs traces.
Publié le :

avec notre correspondante à Santiago, Marion Bellal
Les familles de disparus, le service médico-légal, la police d’investigation chilienne… Tous sont rassemblés devant une plate-bande terreuse, délimitée par un fil jaune. L’ambiance est détendue : quelques échanges souriants, quelques oiseaux chantent… jusqu’aux premiers coups de pelleteuse.
C’est ici, sur le cerro (mont) Chena, qu’un nombre indéterminé de personnes ont été torturées il y a cinquante-deux ans, dans un bâtiment bas, d’une cinquantaine de mètres de long, désormais à l’abandon. Peut-être que certains détenus ont été fusillés à proximité, peut-être même une centaine.
José Miguel Gúzman est directeur d’une association de santé mentale qui accompagne les victimes de la dictature chilienne et leurs proches. Il salue la persévérance des familles pour que justice soit enfin faite. « La sortie de la dictature dans notre pays a résulté d’un accord. Il y a eu une négociation politique. Donc c’est vrai qu’à plusieurs reprises, les familles concernées ont pu avoir la sensation qu’il n’y avait pas de véritable volonté politique à faire justice. »
Un terrain difficile à fouiller
Monica Monsalves León regarde les archéologues travailler avec une émotion palpable. Son père, Adiel Monsalves Martinez, un travailleur ferroviaire syndiqué, a été séquestré ici à partir du 28 septembre 1973. Et des témoins affirment qu’il y a été fusillé le 6 octobre. Pour Monica, qui avait trois ans et demi au moment des faits, la journée est historique, même si elle arrive bien trop tard. « La justice a avancé lentement. Nous, on dit que la justice, quand elle tarde, elle ne peut plus être appelée justice. Parce que ces dernières années, de 2010 à aujourd’hui, il y a effectivement eu des investigations, des avancées, des procès, des condamnations. Mais ces condamnations arrivent quand les criminels génocidaires ont déjà atteint un âge très avancé ; ce sont de vieilles personnes qui ont des maladies propres à la vieillesse… Et beaucoup d’entre eux sont morts. Concernant le mont Chena, il n’y a aucun génocidaire qui a été condamné pour ces crimes. »
Mais le temps qui passe n’est pas le seul problème. La surface même du cerro Chena complique les recherches, ce que souligne Veronica Baeza de la Fuente, archéologue. « C’est un lieu immense. Il est difficile de délimiter un endroit comme celui-ci, parce que même s’il y a des témoignages qui permettent d’avoir une idée de ce qu’il s’est passé, on n’a jamais la moindre certitude sur le lieu où les personnes ont été inhumées. »
À la recherche de « stigmates »
Ces derniers mois, un radar à pénétration de sol a parcouru les 1 200 hectares de la colline. Les anomalies de terrain détectées pourraient bien cacher le cimetière clandestin dont les survivants et les familles soupçonnent l’existence. Mais Monica connaît les limites de ces recherches : en 1978, le régime dictatorial a ordonné d’exhumer tous les corps enterrés clandestinement pour effacer les preuves. « Ils les ont fait disparaître une seconde fois. Donc ce qu’on espère trouver maintenant, dans cette enceinte militaire, où ont été amenés les prisonniers disparus, ce sont des stigmates. Des petites traces. Des fragments osseux. Pendant toutes ces années, nous avons lutté dans l’espoir de retrouver leur empreinte. »
La ministre Marianela Cifuentes, sous-secrétaire aux Droits humains, l’assure : politiques et familles sont désormais sur la même longueur d’ondes. « Le fait qu’on cherche, n’est-ce pas, jusqu’à ce qu’il n’y ait plus aucune question en suspens, dans le fond, c’est un message pour l’avenir. Pour que ce genre d’actions ne se répètent pas. »
L’excavation réalisée par la pelleteuse s’intensifie. Chaque gramme de terre est ensuite passé au tamis, et ce qui ne traverse pas le treillage sera envoyé au service médico-légal pour examen. Les familles devront donc attendre encore plusieurs mois, avant d’obtenir les réponses tant espérées.
*Fuente: RFI
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