Pedales perdidos: La ruta infinita de Peter Tormen
por Miguel Rifo y Manuel Soto (Chile)
8 meses atrás 13 min lectura
26 de abril de 2024
Un sábado de 1974, como era costumbre, Peter y su hermano Sergio llegaron al taller de bicicletas de su padre, ubicado en la calle San Dionisio, comuna de San Miguel. Mientras Sergio reparaba su bicicleta de competición, Luis Guajardo, ciclista internacional y militante del MIR, ingresó al taller. Estaba inquieto. Le comentó a Sergio que llevaba días intentando deshacerse de cosas del partido que traía en su bolso. El mayor de los Tormen le recomendó que dejara el bolso en el taller.
De acuerdo a testigos, cerca de las 11 de la mañana, Luis Guajardo se despidió y caminó hacia su bicicleta, que había dejado unos metros más lejos. Sin embargo, unos sujetos lo interceptaron, lo empujaron y lo introdujeron en una camioneta de color rojo.
Dos horas después, mientras Peter limpiaba las ruedas de competición con un huaipe y parafina, los sujetos de la camioneta roja entraron al local violentamente preguntando por el bolso de Guajardo. Sergio dijo que no sabía nada, pero insatisfechos con la respuesta, les vendaron los ojos a ambos y los trasladaron a Londres 38, centro de detención clandestino de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Según la agrupación “Londres 38, espacio de memorias”, la DINA hizo desaparecer o ejecutó a 98 prisioneros en ese lugar.
“Mi hermano era una persona correcta, ¿por qué tendría que pasarle algo?”, dice Peter. Recuerda que mientras estuvieron detenidos, Sergio fue golpeado, desnudado y recostado en una cama de metal donde fue sometido a corrientes eléctricas. “Se quejaba mucho de sus costillas y constantemente me decía que tenía mucha sed. Tengo recuerdos auditivos de cómo torturaban a mi hermano”, relata. Luego de tres días con los ojos vendados, Peter y Andrés Moraga, entrenador de la Selección Nacional de Ciclismo y vecino de los Tormen, fueron liberados en Avenida Matta.
Nunca más supo de Sergio.
De chincol a jote
“Oye Peter, ¿por qué no corres?”, le dijo su hermano Richard un día de 1975, mientras iba al velódromo del Estadio Nacional. A los 16 años, Peter comenzó su carrera en el ciclismo. Sus primeros pasos fueron en el Club Centenario, el mismo en el que sus hermanos Richard y Sergio habían competido. Dos años después, el germen de su carrera se vería interrumpido por la angustia de no tener respuestas sobre Sergio y por la incesante búsqueda familiar. El menor de los Tormen decidió, a los 18 años, retirarse del ciclismo y comenzar a estudiar la filosofía, la espiritualidad y la transformación del planeta. Las bicicletas ya no le llamaban la atención. Dice que solo quería respuestas.
—Quería entender por qué pasan las cosas, entender la historia, entender la violencia del mundo, entender de dónde viene, lo que es bien curioso. No sé si te has dado cuenta, pero nunca ha habido nada que se haya hecho sin violencia en la humanidad. Ahí entendí la competencia como una forma violenta de ver al mundo, que fomenta el odio, y decidí dejar de entrenar.
Al mismo tiempo, la madre de Peter se movilizaba incansablemente para encontrar respuestas. El 18 de abril de 1979, 62 familiares de detenidos desaparecidos se encadenaron a las rejas del exCongreso Nacional. Exigían la libertad de sus seres queridos y la derogación del decreto de amnistía promulgado el año anterior. En esas cadenas se encontraba Lucía Méndez, madre de los ocho hermanos Tormen.
Cuando los tribunales abrieron los casos, la familia acudió a las audiencias a declarar. “Pero eran una pantomima, no se podía hacer mucho. Es inimaginable lo oscuro que era todo”, cuenta Peter. Richard, el otro hermano, luego de ganar una medalla de oro y otra bronce en los Panamericanos de Puerto Rico de 1979, fue recibido por Augusto Pinochet en La Moneda. Allí, le solicitó información sobre su hermano, pero Pinochet le dijo que se contactara con su edecán. Peter cuenta que nunca recibió una respuesta.
La vuelta de Peter
En 1982, Peter Tormen volvió al circuito y entró al equipo Pilsener Cristal, donde corrió un año, hasta que fue expulsado por el entrenador. “Me peleé con el director del equipo porque me hizo una chanza, me engañó con una plata que me prometió y no me pagó. Lo dejé en evidencia frente a los gerentes de la empresa y después me echó”, recuerda. Luego corrió por Bata, donde fue líder de la Vuelta de Chile en 1983, pero una caída le impidió terminar la carrera. Después pasó por Goodyear y Gutiérrez, hasta que en 1986 regresó a Pilsener Cristal.
En 1987, mientras la familia seguía intentando tener noticias de Sergio, Peter se preparaba física y mentalmente para la duodécima versión de la Vuelta Ciclista de Chile. “Quería volver al ciclismo, pero más que la competencia, lo que me impulsaba era el amor, el gusto de andar montado arriba de una máquina de dos ruedas”, dice.
El Giro Nacional estaba compuesto por 18 equipos, ocho de ellos extranjeros. En total, 74 ciclistas participaron en una carrera que partió en Puerto Montt y terminó en Santiago. Las escuderías chilenas las componían Pilsener Cristal “A” y “B”, Compañía de Teléfonos “A” y “B”, Entel-Chile “A” y “B”, Municipal de San Miguel, Multimarker-Chile, Concepción-Oxford y Deportes Concepción.
Peter pertenecía al equipo Pilsener Cristal “B”, junto a Manuel Valenzuela, Carlos Correa y Freddy Aquea, mientras que en el equipo “A” estaba Roberto Muñoz -el único chileno que había ganado la vuelta hasta ese momento-, Fernando Vera, Miguel Droguett y Lino Aquea. El objetivo del equipo “B” era servir de catapulta a los sprinters titulares -equipo “A”-, en especial en las definiciones de etapas, poniendo todas las fuerzas en la persecución final.
La primera etapa, entre Puerto Montt y Osorno, la ganó Miguel Droguett. “Como las estrellas eran otras y yo solo era apoyo de ellas, no era mucha la presión que tenía sobre mí. Pensaba trabajar para el grupo y dar lo mejor para satisfacción propia”, recuerda Peter.
En ciclismo, la función que cumplía Tormen es conocida como “gregario”.
—El rol del gregario es bonito en el sentido de que no está pensando en ganar y se juega completo por su compañero. Eso es muy premiado emocionalmente en los equipos. Si uno lo extrapola a la realidad, el sentimiento gregario puede ser maravilloso y bien entendido si la gente comprende que lo que nos tiene así es el individualismo y la creencia de que recibir es mejor que dar. Ser gregario es abrazar la idea de que el éxito verdadero no se encuentra en la cima solitaria, sino en la cumbre que alcanzamos juntos. Es una filosofía que nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia cuando trabajamos en armonía —dice el ciclista.
Ya en la tercera etapa, de Pucón a Villarrica, Peter Tormen se encontraba en la tercera posición de la tabla general. En la primera etapa había llegado quinto; y, en la segunda, tercero. Siempre estaba en las escapadas más importantes. En la cuarta etapa, Peter fue el único de Pilsener Cristal que se pudo enganchar en la escapada definitiva, sacándole cinco minutos de ventaja al otro grupo de avanzada. En ese momento, dice, se convenció de que era momento de pasar a liderar la competencia.
Tras ser el primero en cruzar la meta en esa etapa, entre abrazos, el general director de la entonces Digeder, le entregó la tricota blanca de líder con el número 42. El menor de los Tormen tomaba el liderato de la carrera más importante del país.
A pesar de eso, Peter seguía desarrollando la función de gregario. Luego comenzó el momento decisivo para definir la carrera, la novena etapa contrarreloj, entre San Fernando y Rancagua. Recuerda que su hermano Richard, entrenador del equipo, le preguntó: “¿Tú crees que vamos a ganar?”. “Claro que vamos a ganar, por Sergio vamos a ganar”, le respondió.
En la última etapa, Peter Tormen pinchó la rueda trasera de la bicicleta, sin embargo, fue tan leve que se desinfló lentamente, sin que nadie lo notara. El ciclista comenzó a retroceder en el grupo para no llamar la atención y así evitar una “fuga” (cuando uno o varios ciclistas intentan escaparse del pelotón principal con el objetivo de obtener una ventaja sobre los demás competidores). Al verlo situado al final del grupo, Richard se percató y los mecánicos se ocuparon del problema. Así, Peter logró remontar y ganar los 140 kilómetros restantes entre Viña del Mar y Santiago.
“Todo el mundo, más que preocupados del embalaje, está preocupado por Peter Tormen. Se produce el sprint espectacular y lo más importante, Peter Tormen es ganador de la Vuelta Ciclística de Chile”, relataba con emoción Pedro Carcuro en la transmisión de TVN. Con las manos en alto, Peter cruzó la meta y se convirtió en el segundo chileno en ganar el giro criollo y el primero en hacerlo como gregario. “¡Qué momento más emocionante!, vemos a gente con lágrimas en los ojos aquí en el Parque O’Higgins”, agregaba Carcuro.
Lo que pocos sabían en ese momento, era que la bicicleta con la que Peter se inscribió en la historia del ciclismo nacional había pertenecido a su hermano, Sergio.
Durante la transmisión de Televisión Nacional, el periodista Michael Müller se acercó a Tormen. “¿A quién le dedicas el triunfo, Peter?”, le preguntó. “A mi hermano Sergio, detenido desaparecido”, respondió, en directo, para todo el país. Según cuentan algunos, las transmisiones se cortaron instantáneamente y la pantalla se fue a negro.
Michael Müller recuerda ese episodio: “Yo le pregunté lo que se le pregunta a un ganador de la Vuelta de Chile. Y él le dedicó el triunfo a su hermano desaparecido”. Sin embargo, el periodista desmiente que la transmisión se haya interrumpido en ese instante. “Nunca se cortó, eso es falso. Yo hice la entrevista, no sabía si estábamos al aire, yo suponía que lo estábamos, porque escuchaba a Pedro (Carcuro) y a Sergio (Livingstone). Eran transmisiones básicas y yo normalmente escuchaba el retorno; entonces, ahí suponía que salíamos en vivo. Pero el video está”, asegura Müller.
Peter Tormen también recuerda ese momento.
—No tenía miedo al hacer esa dedicatoria, porque yo quería desaparecer. Quería que me detuvieran. Si me detenían, era mi oportunidad para llegar donde estaba él. Tenía esa ilusión bien estúpida, porque era imposible. Pero en mí había una esperanza de volver a ver a Sergio si es que me detenían. Entonces, me expuse un poquito, hice propaganda contra la dictadura y no tenía miedo. Además, tenía la protección de la fama, porque había ganado la Vuelta de Chile.
Pronto, sus declaraciones políticas lo dejaron sin equipo, por lo que decidió abrir un taller de bicicletas. “Me echaron de Pilsener Cristal porque no podía hacer declaraciones de ese tipo y yo quería seguir alzando la voz”, cuenta.
Velódromo Sergio Tormen
En septiembre de 2003, el juez Daniel Calvo procesó al general en retiro Manuel Contreras, al mayor en retiro Marcelo Moren Brito y a los exagentes civiles Osvaldo Romo Mena y Manuel Rivas por secuestro calificado en el caso de Sergio Tormen y Luis Guajardo. Contreras, quien ya cumplía condena en Punta Peuco, continuó allí. Moren Brito quedó en libertad provisional, mientras que Rivas Díaz, tras pagar una fianza de 100 mil pesos, fue liberado condicionalmente. A pesar de estos avances de la justicia, la familia seguía angustiada, porque el cuerpo de Sergio aún no había sido encontrado.
El 13 de mayo de 2005, Contreras presentó un informe ante notario público en el que admitía la responsabilidad en la desaparición de 580 personas para “liberar responsabilidades a sus subalternos”. En el documento se mencionan los nombres de Sergio Tormen y Luis Guajardo, quienes, según Contreras, fueron detenidos por la DIFACH -organismo de inteligencia de la Fuerza Aérea- y posteriormente arrojados al mar frente a las costas de San Antonio. Hasta hoy, la familia mira con incredulidad el informe.
“Compañero Sergio Tormen, presente”, vitoreaban alrededor de 50 ciclistas en las afueras del Estadio Nacional. El domingo 30 de abril de 2023, tras una bicicletada que tuvo como punto de partida San Dionisio 2554, lugar donde detuvieron a Peter y a su hermano, se realizó el homenaje en el que el velódromo del Estadio Nacional pasó a llamarse “Velódromo Sergio Tormen Méndez”. Allí acumuló varias victorias como ciclista, al igual que su hermano Richard. “Nos juntábamos los vecinos, que teníamos el privilegio de estar al lado del velódromo, e íbamos a ver a los Tormen. Yo era muy pequeño, alcancé a ver más a Richard esprintando con agresividad en el Estadio Nacional”, cuenta Ítalo Hernández, vecino de la familia Tormen y autor del libro “Mi hermano Sergio”, que narra la historia del ciclista.
Con el apoyo de la familia, de la Corporación Estadio Nacional y la gestión de Juan Álvarez, profesor de la Universidad de Santiago y amigo de los Tormen, en 2022 se presentó una solicitud al Ministerio del Deporte para cambiarle el nombre al velódromo y transformarlo en sitio de memoria. El día de la inauguración acudieron el ministro Jaime Pizarro, el ministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, y la alcaldesa de Ñuñoa, Emilia Ríos. También estuvo parte de la familia Tormen. “No sé si fue Sergio quien me puso aquí y me dijo: ‘No, no hay que llorar hoy, hermano’. Mientras todo el mundo lloraba como loco, yo estaba tranquilo”, recuerda Peter.
Sin embargo, el homenaje no le parece una reparación.
—Reparación no tiene, pero sí simbolismo de memoria, que es importante. Nadie puede revivir a Sergio, no se termina el duelo con un acto de memoria y tampoco sana heridas. Este fue un acto de memoria que le hace bien a la historia de nuestro país. ¿De qué manera evitamos que se repita la historia? Dejando en la conciencia del pueblo que hay cosas que ocurrieron y que no deben ocurrir más.
A la izquierda, Richard y Sergio Tormen en la contraportada de la revista Estadio. A la derecha, la placa en el Velódromo Nacional, inaugurada en abril del año pasado.
La bicicleta con la que Peter ganó la Vuelta de Chile nunca más se utilizó en competiciones profesionales. El domingo 30 de abril de 2023, en el Velódromo Sergio Tormen Méndez, Richard le entregó el marco de esa bicicleta a Juan Álvarez Rubio, el impulsor del sitio de memoria que recuerda a Sergio y a Luis, destacados ciclistas nacionales, detenidos y desaparecidos hace 50 años.
*Este artículo fue realizado en el curso Taller de Reportajes Interpretativos, del profesor Jorge Rojas.
`Fuente: Vergara240
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