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Ucrania: «Guerra S.A.» hizo una fiesta-invasión y no vino nadie

Ucrania: «Guerra S.A.» hizo una fiesta-invasión y no vino nadie
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19 de febrero de 2019
Moscú no se desvió en ningún momento de su planteamiento Sun Tzu, mientras detallaba repetidamente todas sus exigencias y líneas rojas

El Combo Demócrata que controla a distancia al senil Presidente de los Estados Unidos mediante auriculares/teleprompter nunca ha sido acusado de ser el alumno más entendido de la clase – de ninguna clase.

Eso explica por qué uno de sus miembros, Nancy Pelosi, en ABC News, entregó todo el juego de la «invasión» rusa dos días -o tres, dependiendo de las matemáticas que se utilicen- antes del no evento de la «cancelación».
Primero dijo: «Si no estuviéramos amenazando con sanciones y todo lo demás, Putin seguramente nos invadiría». Y luego el as bajo la manga:

«Si Rusia no invade, no significa que nunca haya tenido esa intención. Sólo significa que las sanciones han funcionado».

Aquí, totalmente al descubierto, vemos la totalidad de la «estrategia» demócrata: una «victoria» en política exterior de dudosa eficacia, que se deshará meses antes de la inevitable derrota en las elecciones de mitad de mandato.

Maria Zakharova, la versión femenina y eslava de Hermes, el Mensajero de los Dioses de la Antigua Grecia, fue la que más se acercó a la verdad al describir la operación psicológica: el 15 de febrero de 2022 pasará a la historia como el día del fracaso de la propaganda de guerra occidental. Humillados y destruidos sin un solo disparo».

A esto hay que añadir lo que el canciller Serguéi Lavrov, sin pelos en la lengua, dijo sobre el «terrorismo informativo»: «Tenemos mucho que aprender de los trucos utilizados [por nuestros colegas occidentales]».

Putin ha vuelto a aplicar Sun Tzu para ganar sin necesidad de una sola batalla: «ganar» significa aquí alcanzar los objetivos fijados para esta ronda.

Pero cada vez es más peligroso. La Duma, con una mayoría del 78%, aprobó pedir al Presidente que reconozca a las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk como estados «separados, soberanos e independientes».

La decisión final corresponde a Putin, que ya ha insinuado lo que sucederá a continuación. Aunque calificó de «genocidio» lo que ha estado ocurriendo en Donbass -utilizando como contexto los últimos ocho años-, señaló que «tenemos que hacer todo lo posible para resolver los problemas de Donbass, aunque sobre todo ateniéndonos a (…) la aplicación de los acuerdos de Minsk.»
Lo que esto significa es que Putin dará a Kiev otra -¿y última? – oportunidad de aplicar Minsk: el acuerdo -sacramentado como ley por la ONU- que los estadounidenses han estado saboteando de facto desde 2015.

El Consejo de Seguridad de Rusia no se deja engañar y afirma que «Occidente ha estado llevando a cabo una operación de información cuidadosamente planificada contra Rusia, basada en el concepto de «guerra híbrida». El Consejo de Seguridad también reafirma que «los países europeos serán responsables de las muy probables provocaciones de Kiev contra las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk.» Esas son las palabras de Patrushev, no de Jake Sullivan, el ciervo paralizado.por la luz de los faroles.

Un desfile de neonazis

La visita del Primer Ministro alemán Scholz a Moscú no fue precisamente un Porsche deslizándose por la pista de Nürburgring.

Nadie escupe banalidades impunemente cuando habla con Putin.

Scholz: «Para nuestra generación, una guerra en Europa es inimaginable».
Putin: «La OTAN ya ha provocó una, contra Belgrado».

Después de semanas de la incesante mezcla estadounidense de histeria y fiebre belicista, quizá sea tentador imaginar que Macron y Scholz están pensando en la misma línea que Putin, exigiendo que Kiev se siente a la mesa con Donetsk y Luhansk para elaborar las enmiendas constitucionales necesarias para garantizar la autonomía de las dos regiones. Ese sería el único camino hacia una posible solución. Pero no hay ninguna garantía de que se tome este camino, dado el inamovible veto estadounidense.

Valentina Matvienko, la presidenta del Consejo de la Federación Rusa, volvió a insistir en la única posibilidad de que Rusia llegue a «intervenir»: «en caso de invasión de las dos Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania, la respuesta rusa será proporcional a la magnitud de la agresión».

Incluso Scholz, de forma algo tímida, estuvo más o menos de acuerdo en que, al igual que la OTAN en Yugoslavia, Rusia en este caso tendría derecho a invocar la Responsabilidad de Proteger (R2P) con el objetivo de salvar a millones de titulares de pasaportes rusos de las tropas de choque de la oligarquía banderastana/neonazi que Andrei Martyanov describió memorablemente como el país 404 (Nota del Traductor: Ucrania, el «país 404»)

Entre ellos se encuentra el Batallón Azov -que recluta neonazis en toda Europa-, que exhibe en su brazo insignias de Wolfsangel que proceden directamente de las SS, y que ahora se ha incorporado a la Guardia Nacional ucraniana. Las vastas y «revitalizadas» redes de ocultación operadas por la CIA/MI6. Y, por supuesto, el esquema de diez mil millones de dólares de Eric Prince (Blackwater/Academi) para montar un ejército de mercenarios privados a través de una asociación entre la empresa Lancaster 6 y el servicio de inteligencia ucraniano controlado por la CIA.

Los dos acontecimientos cruciales

La ofensiva estadounidense en serie de noticias falsas/operaciones psicológicas/nube de guerra ha logrado ocultar los dos acontecimientos verdaderamente cruciales de los últimos días alucinantes.

1. La invasión de facto de las aguas territoriales rusas por parte de un submarino nuclear estadounidense, calificada de «completamente irracional» por el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu.

2. El reciente vuelo del Sr. Kinzhal a Kaliningrado a bordo de un MIG-31K «Foxhound con capacidad Mach-3». Si los payasos de la OTAN siguen teniendo ideas raras, podrían hacer una llamada al Sr. Khinzal. Responderá a la llamada a velocidad hipersónica. Literalmente.

 

Antes de que se cancelara la «invasión» rusa, Martyanov resumió deliciosamente la situación:

«La ambivalencia estratégica de Rusia aterroriza ahora a los norteamericanos, porque Estados Unidos no sabe lo que vendrá después de la falsa bandera, en caso de que esa falsa bandera consiga engañar a los ‘poodles’ europeos y reducirlos a la más total sumisión.»

Sí, pero no termina hasta que el gordo transexual canta. Una bandera falsa (o banderas) sigue estando en el radar, teniendo en cuenta las toneladas de armas arrojadas sobre 404; las más de 150.000 tropas concentradas justo delante de la línea de contacto, equipadas con cohetes Grad de 120 mm absolutamente letales, con ojivas que, al explotar, liberan miles de fragmentos metálicos afilados; y los miles de mercenarios entrenados por instructores polacos, británicos y de Blackwater/Academi.

Lo que realmente ocurrió en las islas Kuriles, entre Hokaido y Kamchatka, descrito diplomáticamente por Shoigu, acabó llegando a los medios de comunicación rusos. La primera explicación fue que un buque ruso habría lanzado torpedos de advertencia contra el submarino estadounidense.

Lo que ocurrió fue que el submarino nuclear fue detectado por los SSK o SSN rusos, hubo un barrido y luego la fragata Marshal Shaposhnikov utilizó el sonar para llamar a los visitantes intrusos a retirarse. Fue un gesto muy cortés. En cualquier otra circunstancia, el submarino habría sido hundido.

Esto, por supuesto, debe interpretarse de forma realista: como otra ilustración patente de que la «nación indispensable» ha perdido su invulnerabilidad marítima. Para Rusia, ciertamente. Y, dentro de poco, también para China.

Y esto es una consecuencia directa del lamentable estado del sector de la defensa estadounidense, principal área de estudio de Martyanov, y ejemplificado por el último informe de la Asociación Industrial de Defensa Nacional (NDIA).

El informe completo puede consultarse aquí. Mira, por ejemplo, este cuadro en el que se hace hincapié en la investigación y las tecnologías emergentes.

Tabla

Tabla 9.1, Fuente: Interés del Congreso en las tecnologías emergentes (ejercicio 2018-2020). Se consideraron las audiencias en las que se mencionó al menos cinco veces alguna forma relacionada con la tecnología emergente.

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91      Office of the Under-Secretary of Defense for Research and Engineering, «Modernization Priorities – DOD Research and Engineering», acessado em 10 de janeiro de 2022.

Áreas clave como el espacio, la tecnología hipersónica y la cibernética han mostrado un declive. Al mismo tiempo, hay un «aumento» en tres áreas interconectadas: la Inteligencia Artificial, el C-3 (mando, control, comunicaciones) totalmente conectado en red y la microelectrónica. Lo que sugeriría la conocida obsesión estadounidense, desde Rumsfeld, por el empleo de un «campo de batalla inteligente».

El punto principal quizás sea el aumento en el área de la biotecnología. Porque eso apuntaría a que un Imperio desesperado -ya superado por Rusia y pronto neutralizado por China- recurriría a la guerra biológica. No es de extrañar que la crucial declaración conjunta de Rusia y China del 4 de febrero se refiera enfáticamente al peligro de los laboratorios de armas biológicas estadounidenses.

¡Al tarro de la basura, Batman!

Moscú no se ha desviado ni por un momento del planteamiento de Sun Tzu, al tiempo que ha detallado repetidamente todas sus exigencias y líneas rojas. Washington y Bruselas fueron advertidos, en términos nada vagos, de que si convencen a sus matones/mercenarios para que ataquen el Donbass, los 404 quedarán reducidos a jirones. Y de todo el paquete, eso es lo de menos: también se destruirán todos los sistemas de seguridad de la OTAN.

Rusia está esperando, como un ejército de monjes taoístas. Después de la «invasión» cancelada, incluso puede permitirse disfrutar de un poco de alivio cómico. Las respuestas «tecno-militares» están listas y, una vez más, es su ambigüedad estratégica la que ha vuelto locos a los estadounidenses. Empiezan a darse cuenta de que tienen que negociar la indivisibilidad de la seguridad y los misiles en Europa del Este, porque nadie en el Imperio ucraniano sabe cuál será el próximo movimiento de Putin, Shoigu y Gerasimov.

Y también están los pollos sin cabeza. Después de que la «invasión» no se produjera como estaba previsto, los cancilleres del G-7 tendrán una reunión «de emergencia» a finales de esta semana en Alemania para rascarse la cabeza colectivamente y tratar de imaginar por qué la invasión no se produjo como se esperaba.

Tal y como van las cosas, en la calma que precede a la próxima tormenta, nos acomodaremos, nos relajaremos y recordaremos el 16 de febrero de 2022: el día en el que la última operación de noticias falsas/psicológicas de espectro completo, planificada conjuntamente, acabó arrojando la «credibilidad» de la OTAN a un viaje sin salida al basurero de la historia.

*Fuente: UNZ

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