La peste negra y la peste verde. Reflexiones sobre la ontología del capitalismo globalitario (II)
por R.O.W (Chile)
4 años atrás 9 min lectura
Parte I: Ver al final de este artículo
La ficción globalitaria del bienestar para todos
Apropiación de los Factores Exomercado
Aquí opera lo que podríamos llamar un “truco de omisión” de nuestro neocapitalismo, al denominar la ganancia del capital como un resultado directo de la eficiencia de la llamada iniciativa privada, de su habilidad organizativa y de la superior productividad de su inversión, entre otros elementos, aportados exclusivamente por el inversor privado, y sólo por él. En esta ideología, el éxito o la eficiencia del capital, por lo tanto, no tiene necesariamente ninguna relación directa con factores exógenos a él, los que “están simplemente allí” y serían de naturaleza más o menos neutral.
No obstante, algunos pensadores contemporáneos han ido introduciendo paulatinamente en sus estudios económicos nuevos factores condicionantes del éxito, como p.ej. el tipo de organización social, la orientación de la política económica del Estado, o el rol de las instituciones, etc., pero no se ha logrado aún un cambio de visión o de concepción de lo que es realmente el éxito o la eficiencia de la actividad económica. Entre los factores excluidos están también los que pudiéramos llamar Factores Exomercado, los que sí juegan un rol preponderante en el desarrollo y el subdesarrollo económicos.
Los Factores Exomercado son elementos condicionantes directos del resultado económico, pero para los cuales no existe, verdaderamente, un mercado libre que pudiera darles un precio y regular globalmente su uso o usufructo por parte de los agentes económicos. No se trata aquí de externalidades, o de mercados de competencia imperfecta, estos son todos conceptos ya desarrollados por la teoría económica. El concepto de exomercado incluye lo que se pudiera llamar mercados de suministro organizados ad hoc, la regulación de acceso y explotación de recursos por mediación de entes públicos o de instituciones mixtas de interés privado. Los capitales que operan con los exomercados obtienen una renta derivada de la exclusión de la competencia y de la omisión de los costes de los efectos negativos que surgen en los exomercados. El logro de derechos exclusivos de explotación o de usufructo, la gran diversidad de los llamados FTA (Free Trade Agreement) impuestos, u obtenidos fraudulentamente, de los países del llamado tercer mundo, convenios que mayoritariamente acarrean desventajas o daños a las economías regionales implicadas, conforman una buena parte de la ingeniería política para el usufructo de las ventajas exomercado.
Un ejemplo de esta creación de ventajas exomercado se puede ver en los tratados de libre acceso al litoral de pesca de diversos países de África occidental a favor de la flota pesquera de la Unión Europea, lo que ha llevado al agotamiento (entropía) de los bancos de pesca propios, dejando sin trabajo a decenas de miles de pescadores y jóvenes, muchos de los cuales han decidido emigrar a Europa. Algo similar ocurre con los tratados textiles y comerciales, en donde quedan fijados términos de intercambio normalmente desventajosos para las economías locales de suministro.
Entonces, los productos surgidos en este contexto acceden al mercado de consumo final, en su mayoría situados “en el norte”, llevando un surplus potencial equivalente al valor exomercado realizable, en tanto el precio final de estos bienes no refleja ni lejos los costes efectivos por explotación humana extrema, por destrucción de hábitats y de ecosistemas (entropía o vaciamiento sustancial) ni tampoco por monopolización de insumos con cargo a las comunidades locales o al medio natural (los que, supuestamente, “están simplemente allí”) . Son bienes o factores de producción para los cuales, en rigor, no existe mercado, ni competencia ni regulación alguna, o sea, están todos ellos “fuera de los mercados”, por ello el concepto “Exo-mercado”.
Su identificación real resulta compleja al tratarse en su mayoría de bienes que no son conmensurables en términos usuales (excepto algunas materias primas) y, por lo general, no tienen coste para las empresas, son gratis, pues se refieren esencialmente a diversos Factores o Bienes Comunes (Allmende) y para los cuales nadie reclama (todavía) su propiedad, p.ej. condiciones de clima y suelo para cultivos extensivos, bosques y selvas, océanos, diversos yacimientos de materias primas, bienes comunes culturales, etc., pero también el trabajo humano.


Estos valores potenciales Exo-Mercado les genera a las empresas vinculadas a la cadena productiva y distributiva una renta adicional de explotación sin contrapartida de costes, como ya se ha señalado arriba. El rango de factores exomercados activos es
inmensamente vasto, p.ej. va desde la explotación de trabajo esclavo a escala “global” –incluido el infantil- como en África hasta explotaciones mineras de coltán, cobalto, oro, diamantes, del cacao y del café, -etc., en Bangladesh, en el Sudeste asiático y el Maghreb encontramos las producciones textiles y de confección. En América Latina lo encontramos en la agricultura extensiva, en la producción bananera, de caucho y de soja, sólo por nombrar algunos.
El trabajo infantil, que va normalmente unido a la trata de blancas y al trabajo forzado en África, alcanza hoy dimensiones enormes. Varias firmas europeas y norteamericanas, como Nestlé, Barry Callebaut, Cargill, Hershey y Mars, han sido denunciadas por organizaciones de defensa de la infancia, por lucrarse con trabajo esclavo infantil en plantaciones de cacao en África. Todo chocolate comprado en el supermercado contiene una parte de trabajo forzado de niños.
Informes de periodistas del Washington Post señalan que más de dos millones de menores (!!) trabajan hoy en plantaciones de cacao en África Occidental en condiciones de esclavitud. Los trabajos incluyen la cosecha con machetes, fumigación de pesticidas y transporte de cargas pesadas. Un cuadro similar se encuentra en la producción de café en Centroamérica (Nestlé y Starbucks).
El diario español El País ha publicado recientemente los resultados de una exhaustiva investigación periodística sobre el trabajo esclavo infantil en África. Allí destaca que
“(son) exactamente 160 millones en cifras oficiales. Las extraoficiales se desconocen. Un total de 97 millones de niños y 63 millones de niñas que cada mañana no agarran sus carteras y se van a la escuela. No. Acuden a las fábricas, a las minas, a los campos, a los mercados, a los talleres textiles, a los prostíbulos… A veces, ni se desplazan. Viven en ellos.”
El País agrega:
“Y ahí está el alarmante último informe 2020 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT / ILO) y Unicef para confirmar los datos y señalar que los menores de edad afectados serán muchos más de esos 160 millones si no se toman medidas políticas ya.” (6)
Las empresas implicadas prometen desde hace años soluciones, pero no se ha hecho nada. Ahora incluso muestran en sus productos sellos de calidad, como FairTrade o Rain Forest Alliance, los que supuestamente no permiten trabajo infantil. Esto es un engaño y una burla al consumidor confiado.
En el caso de algunas producciones exógenas, esto es, realizadas fuera de los mercados centrales de consumo (países de la OCDE), es preciso considerar el alto coste por entropía (vaciamiento de sustancia) como consecuencia de la explotación indiscriminada del factor suelo (contaminación, y/o destrucción o agotamiento de la tierra y de sus sistemas ecológicos, medioambientales y paisajísticos, agotamiento de recursos naturales no renovables), todos costes que corren de parte del espacio económico productor y no de los capitales que operan allí (piénsese, por ejemplo, en los efectos devastadores de los monocultivos de soja en la Amazonia para el mercado cárnico europeo y norteamericano, todos suelos incorporados violentamente a la producción mediante deforestación extensiva, destruyendo todos los ecosistemas vitales: flora, fauna, biodiversidad, cauces de agua, desertificación, y muerte de comunidades indígenas nativas.
Como ya señalado arriba, estos enormes costes por entropía no son registrados en ninguna parte, pues, además, serían incalculables, yendo todo a cargo de la depredación del mundo natural y humano.
La organización World Animal Protection informa p.ej. que grandes bancos, como HSBC, Santander, Rabobank y Deutsche Bank financian empresas directamente vinculadas con la deforestación amazónica para la producción de carne y de soja.
Su contraparte económica, la negentropía (entropía negativa) -donde podemos incluir el surplus generado por valores exomercado-, es el beneficio de los capitales productivos y de los consumidores finales: ésta se realiza en una renta del productor, para los primeros, reflejada en una mayor tasa de ganancia o, si se quiere, en un coste no pagado o no hecho efectivo, y, por otro lado, en una renta de bienestar, para los consumidores, los que ahora disfrutan de acceso a consumos superiores y diversos.
Resulta ahora nítidamente claro:
el sistema de “libre mercado” del neocapitalismo permanece ajeno a esta depredación y fracasa totalmente ante los requerimientos vitales y elementales de la existencia humana en este planeta.
Renta Exomercado: aplicando el concepto neoclásico de Alfred Marschall respecto a rentas del consumidor y del productor, este gráfico pretende explicar el surgimiento de rentas adicionales, o rentas exomercado. Se muestra el mercado de un bien X influido por rentas exomercado comentadas más arriba.

La situación de partida es un equilibrio de mercados, dados por los valores PoOQo. En esta posición, la renta del consumidor es ROpo, la del productor es NOPo.
Logran los productores reducir sus costes, p.ej. al obtener suministros más baratos y abundantes (como los textiles (Bangladesh), o logran deslocalizar a otras regiones la producción de uso extensivo del factor suelo, caro o no disponible en la región propia, p.ej. como el input fundamental para la economía cárnica (soja), se ven entonces beneficiados directamente, pudiendo expandir significativamente su mercado. La función de oferta inicial Ofo se desplaza positivamente a una mayor Ofr. Es entonces cuando pueden realizar –tanto productores como consumidores- una renta adicional, gracias a factores exomercado.
La cantidad transada en el mercado se desplaza de Qo a Qr como respuesta a la reducción de precio de Po a Pr. ¿Han variado las rentas?
La renta global es ahora RSNr, que ahora es mayor que la inicial RON, la que se distribuye entre productor y consumidor en partes relativas a las elasticidades que presenten las respectivas funciones de oferta y demanda. Segun este gráfico, puede verse que
la nueva renta del consumidor es RSPr > ROPo
la nueva renta del productor es NrSPr > NOPo
De esta forma se sustenta gran parte del bienestar material en los países beneficiados, tanto para las empresas, como para la población consumidora, desapareciendo de la consciencia su verdadero origen.
Notas:
6. El País, Madrid, 13 de Noviembre de 2021
La peste negra y la peste verde. Reflexiones sobre la ontología del capitalismo globalitario (I)
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