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¿Cómo llegó Aguilera a acumular tanto poder en el PS?

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Jueves 5 de octubre 2017

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Un verdadero estallido en el socialismo provocó la denuncia contra el alcalde de San Ramón. El hecho dejó a la vista no solo los eventuales vínculos con el narcotráfico, sino también la creación de una base de militantes sin ideología que sirvió para repartir favores y encumbrar al edil a la vicepresidencia del partido.

El fin de semana pasado Informe Especial dio a conocer una investigación en la que se cuestionaban las prácticas de Miguel Ángel Aguilera, actual alcalde de San Ramón. Este contador auditor de la Universidad de la Frontera, histórico militante y ex vicepresidente de la colectividad, circulaba hasta este domingo sobre la línea de los desconocidos para la opinión pública, resguardado de cuestionamientos y sin mucha exposición.

Por más sigilosos que parecieran sus movimientos en la comuna ubicada al sur de Santiago, su capacidad en terreno y poder local le valieron un lugar en el grupo conocido como el de la Renovación en el PS, compuesto por Ricardo Núñez, Marcelo Schilling y también José Miguel Insulza. Más en la actualidad, incluso, le hicieron merecedor de una posición fotográfica al lado del candidato presidencial Alejandro Guillier.

Las denuncias en su contra, que ahora lo tienen en el ojo del huracán, dejaron a la vista –además de sus supuestos nexos con narcotraficantes– un aspecto que ha pasado colado en medio de la polémica: se trata del rol y el acarreo que realizan los operadores en la interna de un partido político. Un operador como Aguilera.

Socialista se nace

Miguel Ángel Aguilera nació en cuna socialista. “Su padre, Juan, fue uno de los reorganizadores del PS en la zona sur de Santiago (La Granja, La Pintana, San Joaquín y San Ramón). En ese tiempo su hijo era muy joven, niño, estudiaba en Temuco, y a lo mejor por extensión familiar participó del PS-Núñez al cual participaba su papá”, dice el diputado Marcelo Schilling.

Tanto esa historia heredada como la que construyó tras su llegada desde la Araucanía lo llevaron a ocupar un sitio importante en la unidad zonal del socialismo en ese sector de la capital, a inicios de la década de los 90’; un perímetro reducido pero que se proyectó a la directiva de la Región Metropolitana cuando ésta fue presidida por José Miguel Insulza, el hombre sindicado como su padrino y al que le prestó asesorías como ministro del Interior de Ricardo Lagos.

Para las municipales de 2012 dio el gran salto al sillón de alcalde, luego de tres períodos consecutivos como concejal de la misma comuna. Así, con este puñado de años en las calles de San Ramón, ya contaba con un proceso más consolidado dentro de la colectividad.

“Tenía mucha influencia o redes. Logró hacerse de un capital político importante en San Ramón, con lo cual podía administrar votos para él y para otros”, explica Axel Callis, sociólogo y analista electoral.

Este patrimonio propio es la manera por la que se disputan las cuotas de poder al interior de una colectividad, lejos de las cámaras de televisión. Todo depende de cuánta gente se está capacitado para mover y, por causa-efecto, qué tan atractivo se resulta para un alto dirigente o al revés.

“Cuando tú administras votos para otros, puedes ascender. Si yo le pongo 150 a uno, 200 a otro, es como tener capital en el casino. En la interna es donde se genera el capital para generar ascenso dentro del partido. Estas personas (como Aguilera) son útiles en tanto suman grandes cantidades de votos sin menor esfuerzo. Son votos absolutamente vacíos, de personas acarreadas la mayoría de ellas que no tienen opinión, que no participan”, agrega Callis.

De esta manera se crea una militancia desideologizada, que por orden de esta suerte de cacique concurre a una disputa interior del partido para apoyar al candidato que les ordenen. No es una práctica que corresponda únicamente al PS, según el diputado Marcelo Schilling; más bien responde a una alternativa que tienen los partidos políticos a nivel transversal.

“Ellos pactan, hacen acuerdos con otros. No es el único. Este tipo de caciques, como usted lo llama, están presentes en todas las estructuras partidarias, no solo el Partido Socialista”, dice, y critica que una colectividad “estadística y numérica se presta para este tipo de situaciones (…) No resuelven los más activos ni los más comprometidos ni los que están por las ideas, sino que los que tienen más capacidad de acarreo, y yo estoy en contra de eso”.

De todas formas, el analista Axel Callis afirma que por más capital electoral que tuviera el alcalde de San Ramón, jamás habría llegado a ser alguien realmente influyente dentro del PS: “su lugar, entonces, estaba destinado al de operador político. Es o era un liderazgo local con administración de redes de poder dentro de la comuna. Yo diría que es como un operador político que administra votos, pero no influye en otras personas a nivel de generar un camino, o tener postura en los congresos, o encuentros del Comité Central”.

Luego de la denuncia en contra de Miguel Ángel Aguilera, el Partido Socialista presentó una querella penal en contra de quienes resulten responsables por estas acusaciones. También se le suspendió su militancia a la espera del desarrollo judicial. Las medidas parecieron responder de manera plena a la contingencia, sin embargo, los cabos sueltos incentivan a hacer cuestionamientos sobre esta estructura partidista.

*Fuente: Diario UdeChile

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