El último discurso de Fidel que algunos quisieran
por Koldo Campos Sagaseta
8 años atrás 16 min lectura
Hay muertes que, de vivas,
nos dan las buenas horas,
nos lustran la sonrisa, nos coronan de auroras
los sueños que bregamos,
nos llevan de la mano
en el beso que hubo
ilustran el camino,
nos atan los zapatos…
Son muertes tan poco moribundas
que siempre están naciendo
y así no tengan visa para el cielo
o el aval de un mentor para la historia
van a seguir estando con nosotros,
memoria que respira y pan que se comparte,
dichosamente vivas.
¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel!
Escribí y publiqué este articulo en el periódico dominicano El Nacional en 1992. También lo publiqué en Rebelión.org en el 2005. Un par de meses después, Carlos Martínez, uno de los responsables del periódico digital me hizo llegar el siguiente mensaje: «Hola Koldo. Quería contarte que hace poco Fidel en una cena privada, pidió a su secretario sus papeles, y leyó a todo el mundo tu artículo «el último discurso de Fidel que algunos quisieran. Saludos. Carlos». Duré varios días levitando.
Tambaleándose como consecuencia del cáncer fulminante y terminal que, asegura la CIA y allegados, afecta a Fidel desde hace alrededor de cuarenta años, y con visibles muestras de dolor por sus últimos cinco accidentes cardiovasculares detectados por los medios de comunicación, el comandante llegó hasta la tribuna sin poder disimular la cojera que, tras su último percance lo ha obligado a pasar repetidas veces por el quirófano para ser operado de múltiples fracturas.
Entre gestos de acusado padecimiento por las secuelas de su conocida insuficiencia renal aguda, el dirigente cubano, antes de dirigirse a los presentes, levantó a duras penas su puño derecho en el que eran evidentes las huellas del mal de Parkinson y esbozó una sonrisa que puso en evidencia el terrible padecimiento del escorbuto que, al parecer, contrajo en su juventud.
En contra del parecer del equipo médico habitual que siempre lo acompaña por si sufre otra nueva recaída en su cirrosis hepática, Fidel Castro desechó la silla que se le ofrecía y optó por dirigirse a su auditorio de pie, luego de respirar profundamente buscando renovar el aire de sus enfermos pulmones tras sufrir cuatro edemas y un enfisema agudo sólo el mes pasado.
Una vez pudo beber un vaso de agua, al parecer, mezclado con un fuerte analgésico que le permitiera sobrellevar los dolores que ha dejado en su decaído organismo la osteoporosis degenerativa que sufre desde su infancia, el comandante Fidel Castro esperó a que cesaran los gritos de júbilo de los congregados, aprovechando para masajearse él mismo el corazón y superar, sin que nadie lo advirtiera, excepto la CIA y allegados, otra arritmia coronaria semejante a las que ha padecido en los últimos días.
Hecho el oportuno silencio, Fidel Castro, tras algunos carraspeos con los que disimular la gravísima afección de sus cuerdas vocales, superó otro nuevo ataque de difteria, se recuperó de la acusada disentería que padece y se sobrepuso a otra arremetida de la gripe aviar, para iniciar, finalmente, su intervención frente a decenas de miles de habaneros y cubanos que, presuntamente, también están enfermos.
«Compañeros y compañeras, comparezco ante ustedes para hacerles partícipes de una trascendental decisión unánimemente respaldada por nuestro Congreso, y que sólo depende de su parecer para ser aprobada.
Y es que hemos dispuesto una serie de profundos cambios que transformen completamente la revolución cubana en una democracia semejante a las que nos rodean y a otras que nos van a servir de referencia en los cambios que nos disponemos a acometer.
En materia de educación, vamos a proceder inmediatamente a una masiva campaña de animalización que devuelva al pueblo cubano a la feliz ignorancia en que vivía antes de la llegada de la revolución.
Quedarán erradicadas de las escuelas costumbres tan obscenas y perniciosas como la del desayuno escolar, sustituyendo la leche y el pan por la inhalación de cemento y gasolina. Oportuno es considerar, como bien apuntara Carmen Alvarez-Arenas, portavoz del Partido Popular español en el Congreso, que “no hace falta comer marisco y caviar para estar bien alimentados”.
Igualmente, estimularemos en nuestros estudiantes conductas civilistas y democráticas como las que se dan entre nuestros vecinos del norte porque, y lo declaro consternado, todavía nuestros estudiantes de primaria y kinder no han logrado protagonizar ninguna matanza escolar digna de encomio, ni han sido capaces de violar a compañeritas o entrarle a balazos a los profesores y compañeros. Semejante atraso vamos a contrarrestarlo sometiendo a nuestros estudiantes a permanentes exposiciones de cine y televisión genuinamente «americanas», además de sustituir los caducos y trasnochados principios de nuestra educación por los competitivos valores del mundo occidental y cristiano.
También procedemos al masivo cierre de escuelas e institutos para que pueda nuestra infancia deambular felizmente desnuda y descalza por las calles del país, recogiendo botellas, prostituyéndose y ejerciendo otras sanas actividades comerciales y mercantiles que le ayude a comprender las características de la sociedad a la que nos abrimos. Ocasionalmente, como ocurre en otras democracias latinoamericanas a las que debemos parecernos, tal y como nos pide el Papa, procederemos a una ordenada y meticulosa eliminación de los excedentes infantiles en las calles del país para lo que ya estamos entrenando a nuestros policías, asesorados por mandos de Colombia y Brasil, y creando cuerpos paramilitares que se ocupen de tan democrática e higiénica labor.
En relación a la salud vamos a suprimir de nuestro ineficaz sistema hospitales y laboratorios, estableciendo en su lugar modernos consultorios de curanderos y, sobre todo, tal y como se estila en el democrático estado español: romerías y rezos al por mayor. Duele constatar, frente a nuestra secular incredulidad religiosa, que osada es la ignorancia, hasta qué punto modernas democracias como la española han sabido encontrar en el surtido santoral católico respuestas a todos los problemas: Fátima Báñez, por ejemplo, ministro de Empleo española, ha implementado como su principal política para combatir el desempleo los rezos y encomiendas a la Virgen del Rocío para que ésta haga uso de su capote dado que, al parecer, al margen de sus virginales virtudes también es una experta de la tauromaquia y, aunque bien es cierto, todavía la virgen no parece haber satisfecho sus plegarias en relación a un paro que sigue aumentando, sí ha contribuido, sin embargo, a que la ministro batiese en twitter el récord de puntos en Bubble Shooter Adventures; Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha y alto cargo del Partido Popular, peregrinaba a la ermita toledana de la Virgen del Valle rogando por los desamparados; la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, hasta cuando disfruta de unos días de asueto en algún lujoso hotel de Portugal encuentra ocasión y tiempo para rezar a la Virgen de la Almudena para que ayude a las víctimas de su ineptitud; la Virgen de la Macarena es una de las más solicitadas y son incontables los altos cargos que encomiendan a sus gestiones la solución de problemas sociales: Francisco Camps, Pons, Barberá, El Pocero, El Cachuli… son algunos de ellos. Y por si no bastara con tanto ruego y oración, el Consejo de Ministros del Estado español concedía hace tres meses la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil a la Virgen del Pilar, como la Diputación de Granada otorgaba recientemente la medalla de oro de la institución a la Virgen de las Angustias a la que ya antes se había concedido la medalla de oro de la ciudad y el título de Capitán General.
Y para nuestra desgracia, y lo confieso con pesar, en Cuba hemos estado ignorando durante más de 50 años las gestiones de tan divino socorro. Porque esta situación se tornaba insostenible es, precisamente, que vamos a proceder a los cambios que estoy anunciando. En este sentido, en los centros médicos que se mantengan, por supuesto privados, se impondrá el cobro compulsivo, antes de proceder al internamiento del paciente, incluidas las urgencias. Quienes no estén en condiciones de afrontar los pagos serán remitidos democráticamente a la democrática calle. Se establecerá el copago en todos los centros de asistencia, tal y como se ha establecido en el reino de España, y se dejará sin efecto la atención a los enfermos crónicos porque como bien señalara Patricia Flores, Consejera de Salud de la Comunidad de Madrid, “no tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del sistema”.
En los centros de maternidad, como ocurre en otras democracias vecinas, cada cama será ocupada por dos y tres parturientas para que puedan compartir tan hermosa experiencia, ayudarse en el conteo de las dilataciones y pujar juntas.
La injusta distribución de vástagos será sustituida por la permuta de bebés y los secuestros de recién nacidos, tal y como ocurre en numerosas democracias.
De manera inmediata vamos a proceder al cierre del Hospital Pediátrico de Tarará, a 20 kilómetros de La Habana, donde el Estado cubano ha venido atendiendo, absolutamente gratis, a 25.000 niños y niñas de Chernobil y otros países del tercer mundo, para poder dedicar esos enormes gastos que veníamos despilfarrando, a la inversión en Bolsa o al sostenimiento de nuestro ejército en las misiones de paz que va a desarrollar por todo el mundo.
Por la misma razón será cerrada la Universidad Internacional de Medicina, donde miles de estudiantes latinoamericanos sin recursos estudian esa carrera, para dedicar esos recursos y terrenos a la construcción de hoteles y sus correspondientes campos de golf.
Resulta inadmisible que Cuba, por quinto año consecutivo, siga observando la más baja tasa de mortalidad infantil de las Américas. De cada mil cubanos nacidos, menos de 5 mueren antes de cumplir un año de vida, en lo que constituye un registro inaceptable.
En materia de orden público, Cuba se propone transformarse en una democracia ejemplar, semejante a las que nos rodean. A pesar de la férrea represión que ejercemos en esta isla, todavía no hemos podido protagonizar, en más de 50 años de revolución, una sola matanza popular que nos distinga.
Todavía, y lo digo con pesar, no hemos podido emular matanzas como la de Tathelolco, en México, donde el ejército de ese país masacró a un millar de estudiantes, ni hemos podido desaparecer a 43 estudiantes de una sola sentada y llenar de fosas comunes la geografía del país como en México o Colombia. Todavía no hemos podido llevar a efecto matanzas como las protagonizadas por policías brasileños en la favela carioca de Vigario Geral donde se exterminó a 21 pobladores en 1993 y a 400 garimpeiros en la selva amazónica en 1987, o la matanza al por mayor de indígenas en Chiapas, en Colombia, en Panamá. No obstante ser una dictadura terrible, nuestros índices de daños colaterales provocados en países asiáticos y africanos siguen siendo ridículos, entre otras razones, porque todavía no hemos sido capaces de desplegar nuestras fuerzas de paz por el mundo.
Ni siquiera hemos podido desarrollar una discreta matanza de estudiantes como la que ejecutaran soldados estadounidenses en el Canal de Panamá reprimiendo los insensatos reclamos de soberanía para la zona, apenas un ensayo del eficaz bombardeo sobre el barrio Los Chorritos en el que murieron 3 mil panameños cuando, años más tarde, invadieron ese país. Todavía no hemos podido reeditar un «Cerro Maravillas puertorriqueño, o poner en funcionamiento campos de concentración como el que tienen los estadounidenses en Guantánamo, todo un ejemplo de la gestión penitenciaria que debe caracterizar a una verdadera democracia garante de los derechos humanos, o estimular matanzas como las que disfruta la democracia mexicana.
Apesadumbrado declaro que todavía estamos muy lejos de alcanzar la eficacia interrogadora de los estadounidenses como ponen de manifiesto en Iraq, ni hemos aprendido a disparar contra periodistas con la precisión y el alcance de los marines en todas partes. Todavía, y lo digo con hondo pesar, no hemos podido protagonizar matanzas populares como las de Abril del 84 en República Dominicana o los varios «caracazos» y «bogotazos» que recoge la historia americana.
Así que, para corregir este histórico retraso y siempre pensando en democratizar nuestra sociedad, vamos a proceder de inmediato a asesinar, como en Guatemala, cuatro monjas y un obispo cada cierto tiempo. Vamos a asesinar en plena eucaristía, emulando los ejemplos salvadoreños, a un cardenal y a cinco jesuitas de vez en cuando.
Vamos a asesinar a pérfidos estudiantes y cómplices profesores como en la democracia peruana y a dar muerte a peligrosos comunicadores como nos instruyera la democracia argentina en las personas de Bonino y Cabezas, el mismo gobierno peruano en los Andes de ese país, el estado colombiano a cada rato, o como ocurriera en República Dominicana con Orlando Martínez, Goyito y Narcisazo.
Aunque nunca logremos alcanzar las cotas de desarrollo en materia de control sindicalista de democracias como Colombia en donde han conseguido “neutralizar” 2.780 sindicalistas en los últimos 25 años y sólo 29 el pasado año, cierto es que observamos unas cifras absolutamente impresentables para cualquier democracia que se respete hasta el punto de que en Cuba no hayamos podido “licenciar” en medio siglo ni a un solo sindicalista. Hasta la Coca-Cola tiene un mejor average que la revolución.
Y el mismo pesar debo declarar en relación al asesinato de periodistas en Latinoamérica. Acaba la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) de hacer público un informe sobre el número de comunicadores asesinados durante el pasado año y entre los 45 periodistas asesinados ninguno lo fue en Cuba. En la democrática México fueron asesinados 17, 10 en Brasil, 9 en Honduras, 4 en Bolivia, 2 en Colombia, 1 en Argentina, 1 en Ecuador y 1 en Haití. Obviamente, debemos mejorar nuestros registros para equipararnos al resto de las democracias.
Vamos también a volar por los aires a opositores al régimen, como hiciera la democrática policía de Pinochet y la propia CIA nos ilustrara con el asesinato de Orlando Letelier y su secretaria a un par de cuadras de la mismísima Casa Blanca. Vamos a hacer desaparecer no sólo las quejas de los inconformes disidentes sino también los disidentes, considerando las sabias experiencias de las democracias militares de Argentina, Chile y Uruguay y sus operaciones Cóndor. Vamos a asesinar a algún que otro Colosio opositor, al igual que en México, y a proceder a nutridas matanzas de negros, como en la democracia estadounidense en los años sesenta o, más recientemente, en Los Angeles, luego de los desórdenes ocurridos tras el democrático apaleamiento de un supuesto ciudadano negro.
Y para mejor iniciar estas reformas, vamos a proceder a la voladura de algún que otro avión de pasajeros, tal y como lo hicieran demócratas como Posada Carriles y Orlando Bosch.
En relación a los derechos humanos y dado que el número de presos cubanos sigue estando por debajo en porcentaje de los que han conseguido democracias como Estados Unidos o el Estado español, vamos a implementar políticas correctoras al respecto que nos permita retener a los presos así hayan cumplido sus condenas, tal y como recomendara quien fuera Ministro de Justicia español López Aguilar, creándoles nuevas imputaciones con objeto de convertir sus condenas en perpetuas. Igualmente procederemos, así sea contraviniendo nuestras propias leyes penintenciarias, a dispersar a los presos por toda la geografía cubana e, incluso, por otros países y a aplicarles penas con carácter retroactivo. En el mismo sentido vamos a desarrollar métodos interrogatorios propios de democracias como las citadas estableciendo la bolsa, la picana y otros humanistas métodos que hagan más eficiente la labor policial. También vamos a dotar a nuestra policía de toda clase de armas porque no es de recibo que, en estos tiempos, nuestros policías no cuenten más que con porras.
En materia de deporte vamos a prohibir definitivamente costumbres tan insanas y repugnantes como correr, saltar y otras impudicias semejantes, así como a cerrar estadios y canchas deportivas para inaugurar en su lugar casinos, hipódromos, galleras, canódromos, bancas de apuestas y loterías, caraquitas, rifas diplomáticas, y otras lúdicas recreaciones.
En el campo de la cultura cerraremos todas las escuelas de cine, de teatro, de danza y de otras denigrantes actividades para la condición humana, fomentando en su lugar los combos y estimulando el reguetón y otras delicias musicales contemporáneas que ensalcen virtuosos bailes, tan del agrado de los turistas, como «el perrito», «el pollito», «el pingüino», «el maco‑penpén» y «pónmelo ahí que te lo voy a partir». También se promoverán espectáculos como los «wte t‑shirt» y toda clase de desnudos, por supuesto, artísticos.
Igualmente, se fomentarán las fiestas-botellones al estilo de la democracia española, capaces de satisfacer la legítima demanda de esparcimiento de decenas de miles de jóvenes, aunque haya que habilitar espacios en los que ni siquiera quepa la mitad, no tengan licencia, no cuenten con salidas de emergencia, no dispongan de controles ni tampoco de personal sanitario, porque así puedan ocurrir desgracias, siempre ocasionales, como en el Madrid-Arena, con cinco jóvenes muertas; o en el concierto Love-Parade de Duisburgo, Alemania, con 21 muertos en el 2010; o en la fiesta de un club nocturno de West Warwick, Estados Unidos, con 95 muertos en el 2003; o en la fiesta de nochevieja de la discoteca Cromañón de Buenos Aires, con 193 muertos en el 2004; o en el concierto que tuvo lugar en Roskilde, Dinamarca, con 8 muertos en el 2000… la democracia y la libertad tienen un precio y en Cuba tenemos la obligación de aprender a pagarlo, que hora va siendo de que puedan también nuestros jóvenes españolizarse, abrirse al mundo.
En el área de la vivienda ya se está trabajando en la construcción de modernos condominios al estilo de las democracias próximas y que, en su honor, se llamarán La Ciénaga, El Hoyo de Chulín, Vietnam, Camboya, La Puya, Los Cartones y La Cucaracha, todos dotados de sus correspondientes aguas negras.
En relación al trabajo ya se encuentra en estudio un proyecto de diversificación laboral globalizada para que muy pronto encaremos los retos del nuevo milenio con nuevos oficios y profesiones como: limpiavidrios, buceadores, chiriperos, billeteros, botelleros, vendeperros, quinieleros y otros oficios habituales en las democracias caribeñas.
En atención a los criterios actualmente vigentes en Europa, también en Cuba vamos prolongar la vida laboral de los trabajadores porque como acertara a apuntar el propio responsable del Fondo Monetario Internacional es lógico que si vivimos más años, trabajemos más años. También lo han subrayado en este sentido dirigentes europeos como Sarkozy o personalidades como Díaz Ferrán quien fuera presidente de la CEOE española al considerar que “hay que trabajar más y cobrar menos”.
Confieso avergonzado que, no obstante nuestros esfuerzos por emular regímenes democráticos como el español, en los que se desahucia de sus viviendas a más de 500 ciudadanos todos los días, en Cuba seguimos registrando en este orden unas cifras tan ridículas que ni me atrevo a reconocerlas.
Tal y como en el reino de los Borbones se acostumbra, aprovecharemos el espíritu aventurero que destacara en la juventud española Marina del Corral, Secretaria General de Inmigración y Migración, para que puedan los cubanos acceder a un puesto de trabajo aunque sea en Laponia, como sugería el dirigente empresarial español José Luis Feito.
De igual forma, los anacrónicos monumentos al Ché, Máximo Gómez o Martí, serán sustituidos por monumentales faros en homenaje al pirata Drake, a empresarios como Capone o Luciano y a otros héroes continentales.
Todo lo cual dispongo para su conocimiento”.
Gracias a: Tlaxcala
Fecha de publicación del artículo original: 26/11/2016
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