El sitio del suceso de la muerte del Presidente Allende: una mirada restrospectiva
por Dr. Hernán Eusebio Lechuga Farías (Chile)
9 años atrás 32 min lectura
Saludamos el 45 Aniversario de la Asunción de Salvador Allende Gossens a la Presidencia de la República (04.11.1970).
La Redacción de piensaChile.
Solamente quienes estuvieron presentes y guardan la memoria saben con certeza lo sucedido. A la ciencia criminalística sólo le compete la interpretación retroactiva con la metodología que le es propia, categorizada por el pensamiento lógico y reforzada por la experiencia.
AGRADECIMIENTOS
Al Dr. Julián Aceitero Gómez [2], a cuya sugerencia se ha realizado esta investigación, y a quien debo agradecer el material documental que la hace posible.
Dr. Hernán Eusebio Lechuga Farías [1]
I.- JUSTIFICACIÓN
Si la ausencia del Médico Examinador Policial en el Sitio de Suceso de la muerte del Presidente Salvador Allende Gossens fue un acto doloso, orientado a encubrir las verdaderas circunstancias de esa muerte, o si fue un hecho simplemente derivado del desorden institucional imperante en aquel tiempo, es una controversia que deberá seguir siendo investigada.
Pero esta interrogante, a modo de cábala simbólica, parece contener en ella misma la respuesta, toda vez que, de ser posible contrastar las conclusiones obtenidas originalmente por los funcionarios de la Policía de Investigaciones, con las que pudieron ser obtenidas por un Médico Examinador Policial, se podría acceder a un diferencial de conocimiento hasta ahora no disponible para el esclarecimiento de la forma médico legal de esa muerte.
Es posible, entonces, reemplazar la ausencia de investigación criminal que debió ser realizada oportunamente por el profesional competente, con una reconstrucción criminalística de los hechos que, aunque tardía y aplicada únicamente sobre los rastros e indicios que han perdurado, alterados además por el pasar del tiempo, puede sin embargo dar luces que nos acerquen a la verdad de lo sucedido. No obstante estas deficiencias del material de investigación del sitio del suceso, la revisión actual tiene la ventaja de disponer de instrumentos elaborados posteriormente, de pericias como las autopsias, los resultados de laboratorio y el hallazgo de los anteojos del Presidente, lo que le da el carácter de una metapericia.
Tal es el objeto de esta investigación. Una primera fase analítica, objetiva, desprovista de juicios de valor en tanto investigación científica, debería entregar conclusiones fundadas cuya interpretación, en su segunda fase, deberá considerar variables subjetivas de difícil control metodológico, cuales son las conductas humanas, ora irreflexivas, instintivas, ora reflexivas, finalistas, pero consideradas finalmente en calidad de factores causales o concausales que determinan, o contribuyen a determinar el desarrollo de los acontecimientos. Esta doble mirada debería permitir la obtención de conclusiones útiles para el esclarecimiento de los hechos, en su también doble calidad de objetivas y coherentes.
II.- METODOLOGÍA
La metodología es analítico-sintética, deductiva, en tanto investiga un hecho particular a la luz del conocimiento especializado. En tanto revisión de documentos, utiliza la lectura comprensiva, la que implica la identificación de unidades de lectura y en ellas, de palabras señal cuyo control semántico corresponde a la disciplina específica. Identificados los hechos esenciales, se disponen en línea de tiempo, lo que permite establecer relaciones de causalidad, concausalidad o de mera coexistencia. Esta metodología permite interpretar el estudio particularizado de la Criminalística – a modo de ejemplo, las características de un orificio de entrada de proyectil – en el contexto general de la investigación y de la dinámica de los hechos.
Si bien la Criminodinamia tiene una acepción amplia en el ámbito de la Criminología, como expresión fáctica de la conducta criminal cuya etiología estudia la Criminogénesis, hay también una acepción acotada, una Criminodinámica del Sitio de Suceso, entendida como una parte de la Criminalística, que se ocupa de los desplazamientos de víctima y victimario ocurridos antes, durante y después de la culminación del hecho delictual, cuando éstos desplazamientos resulten de interés en la reconstrucción de los hechos.
Recurriendo a la figura del iter criminis, no solamente identificando el cruce del iter criminae (del autor) con el iter victimae (de la víctima), sino también investigando los hechos posteriores que puedan haber modificado el sitio del suceso, accidental o dolosamente.
Una de las motivaciones de la presente investigación es el voto de minoría del Ministro Hugo Dolmestch Urra en la sentencia de la Excma. Corte Suprema que rechazó el recurso de casación interpuesto en contra del sobreseimiento definitivo decretado por el Sr. Ministro en Visita Don Mario Carroza Espinosa, del cual se extrae el siguiente texto: “… de los múltiples antecedentes del proceso, en que se advierten claras diferencias de apreciación e interpretación respecto de los documentos, pericias y testimonios recibidos…”, agregando luego; “ … la importancia histórica del hecho investigado – sin duda de lo más trascendente ocurrido durante nuestra vida institucional – impone a la jurisdicción el deber de máxima rigurosidad en el establecimiento de la verdad, para lo que, según su parecer, no resulta aconsejable cerrar para siempre el proceso, desde que tal vez a futuro bien podrían aparecer nuevos antecedentes que despejen sus actuales dudas”
Tratándose de inferencia científica deductiva, de lo que se trata es que las conclusiones deriven de un conjunto de premisas verdaderas. En este sentido, la definición previa, y concordada, de los criterios aplicables al caso particular son requisitos básicos para evitar estas diferencias de apreciación e interpretación, que deberían ser en realidad conclusiones, como tales, fundadas objetivamente. Así lo advierte Michel Foucault cuando señala: “… de hecho, no existe, ni aún para la más ingenua de las experiencias, ninguna semejanza, ninguna distinción que no sea resultado de una operación precisa y de la aplicación de un criterio previo” [3]
Esta investigación del sitio de suceso y de las informaciones disponibles con posterioridad, se realiza explicitando esos criterios previos. Son los criterios de la disciplina criminalística, y no las opiniones personales, los que permiten calificar, a modo ejemplar, la distancia de disparo o la forma médico-legal de la muerte, al ser aplicados respetando los principios de intercambio, correspondencia, uso, reconstrucción, probabilidad y certeza.
III.- EL SITIO DEL SUCESO
La revisión inicial del material disponible, consistente en fotografías, planimetrías, descripciones y conclusiones, muestra inconsistencias notorias, que se identifican y fundamentan más adelante en este informe y que justifican ampliamente el voto de minoría del Ministro Dolmestch. No hay investigación criminodinámica del sitio de suceso y las conclusiones no dan cuenta del origen de determinados rastros e indicios, que quedan en la etapa meramente descriptiva o simplemente se omiten.
Son estos rastros e indicios insuficientemente trabajados los que conforman el corpus de esta investigación, porque en ellos reside el diferencial de conocimiento que puede agregar, modificar o eliminar aquellas premisas referidas a los hechos que permitan acercarse a la verdad de lo sucedido.
En la fase analítica se pueden agrupar en las siguientes unidades de estudio:
UNIDADES DE ANÁLISIS:
III.1.- La posición del cuerpo
III.1.1.- Decúbito
III.1.2.- La disposición de las extremidades inferiores: estado de la alfombra
III.1.3.- La disposición de las extremidades superiores
III.1.4.- La descripción de la chaqueta: faldones y mangas
III.1.5.- Interpretación dinámica
III.2.- Los restos orgánicos
III.2.1.- Localizaciones
III.2.2.- Interpretación
III.3.- El casco militar
III.3.1.- Localización y estado
III.3.2.- Interpretación
III.4.- Las heridas de bala cráneo encefálicas
III.4.1.- Trayectorias: Orificios de entrada y de salida de proyectil. Estallido del cráneo
III.4.2.- Otros elementos de juicio. Los anteojos y el casco.
III.4.3.- Interpretación
III.5.- Las distancias de disparo
III.5.1.- Conceptos básicos
III.5.2.- La herida de bala ciliar izquierda
III.5.3.- La herida de bala submentoniana
III.5.4.- Los residuos nitrados en las manos del Presidente
III.5.5.- interpretación
III.1.- LA POSICIÓN DEL CUERPO
III.1.1.- DECÚBITO
El cuerpo se encuentra en un decúbito compuesto: dorsal desde la cintura hacia abajo y dorso lateral derecho desde la cintura hacia arriba, la cabeza inclinada hacia la derecha, una consecuencia del apoyo de un cuerpo exánime en una superficie con distintos planos, como lo son el piso de la habitación (talones), el asiento del mueble con un doble plano: el cojín (torso) y el asiento propiamente tal (codo derecho), el casco militar (codo izquierdo y el respaldo del mueble (tórax superior y cabeza).
III.1.2.- LA DISPOSICIÓN DE LAS EXTREMIDADES INFERIORES: ESTADO DE LA ALFOMBRA
Ambas extremidades inferiores están en extensión absoluta, levemente separadas y con rotación externa de ambos pies, en una postura de relajación y bajo el efecto de la fuerza de gravedad, que actúa sobre ellas estando sustentadas solamente en su extremos, en los talones a distal y en la pelvis a proximal.
En la vista cenital, el croquis 15255 dibuja un contorno irregular de la alfombra, con su borde a la derecha del observador más corto que el izquierdo y su borde anterior ondulado. Se observan dos líneas onduladas, paralelas a este borde anterior, que nacen de los pies, y que corresponden sin duda a sendas arrugas de la carpeta. El borde libre del segmento de alfombra que está bajo el mueble guarda la misma distancia con las patas delanteras de éste, demostrando que allí conserva su posición normal.
[NdR.: Para ver las imagenes con mayor nitidez, haga una vez clic sobre la ella]
En la fotografía que sigue, obtenida una vez retirado el cuerpo, la alfombra se aprecia doblada sobre sí misma, al lado derecho del observador. [4]
Si bien es cierto que en la fotografía 1426773-A que sigue, la alfombra se aprecia plana bajo los talones, una mirada más precisa localiza los pliegues del croquis en una zona más distal, que no aparece en la fotografía. Seguidamente, si el doblez de la alfombra fue producido durante el trabajo del sitio de suceso, al trasladar del cuerpo a la camilla, solamente una alfombra previamente arrugada puso ser la causa del pliegue que se observa.
III.1.3.- LA DISPOSICIÓN DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES
La extremidad superior izquierda se halla semiflexionada en el codo y a la misma altura que el torso, al estar apoyada en la parte superior del casco militar que se encuentra sobre el cojín. La extremidad superior derecha, en cambio, se introduce en el espacio virtual que deja la unión de los cojines hasta apoyar el codo en el asiento propiamente tal y la mano en la superficie del cojín, sobre un abrigo allí dispuesto. La imagen fotográfica permite presumir, razonablemente, que el brazo se dispone verticalmente y el antebrazo en diagonal ascendente desde el codo.
III.1.4.- LA DESCRIPCIÓN DE LA CHAQUETA: FALDONES Y MANGAS
En la Fotografía 14126/73 I se aprecia que los faldones de la chaqueta, abrochados con un solo botón, se desplazan hacia arriba, como sucede al apoyarse la vestimenta en una superficie externa y deslizarse el cuerpo hacia abajo. Las arrugas oblicuas de la manga izquierda, y el segmento recogido de la bocamanga adosada al cuerpo, tienen igual significado.
En la Fotografía 1416/73 W, que sigue, se aprecia igual desplazamiento de la manga derecha , que se arruga en el brazo y descubre parcialmente el antebrazo, como si estuviera arremangada. Esta vez la vestimenta ha sido aprisionada entre dos superficies externas, los laterales de los cojines.
III.1.5.- INTERPRETACIÓN DINÁMICA:
La muerte instantánea genera la relajación inmediata de la musculatura, que deja las articulaciones en algún grado de semiflexión, producto de los efectos de palanca de la caída. Sólo si el cuerpo es arrastrado en línea recta en sentido céfalocaudal y dirección cefálica, las extremidades tenderán a la extensión generada por el roce y la inercia del cuerpo movilizado pasivamente.
Esta hipótesis inicial se ve refrendada en el caso actual por la posición de las extremidades superiores. Si para arrastrar el cuerpo es necesario levantarlo, habitualmente desde las axilas, las extremidades superiores tenderán a la vertical. Si en su avance encuentran un obstáculo, en este caso el borde del cojín del asiento, se flectarán a nivel del codo, permaneciendo el brazo relativamente en la vertical. Al dejarlo caer, el cuerpo introducirá el brazo derecho como una cuña entre los cojines, en tanto el izquierdo se apoyará sobre el casco y se observará en la posición de la fotografía, tal como se explica en el gráfico siguiente.
Tanto una eventual tracción desde las axilas, como el desplazamiento del cuerpo al dejarlo reposar sobre el mueble, explican cabalmente las alteraciones observadas en la vestimenta, que se encuentra desplazada hacia arriba, tanto los faldones de la chaqueta, como sus mangas derecha e izquierda.
En la descripción hecha en el documento SITIO DE SUCESO DE SALVADOR ALLENDE GOSSENS, por funcionarios de la Policía de Investigaciones [5], se lee: «Bajo el cadáver, entre los glúteos y parte de la región posterior, un abrigo de color beige el que también se encuentra manchado con sangre por escurrimiento”, no especifica si la mancha se encuentra entre los glúteos y parte de la región posterior, hacia el borde anterior del asiento, en cuyo caso sería una constatación objetiva de que el cuerpo del Presidente fue depositado, sangrante, sobre ese abrigo, o si refiere a la mancha de la parte posterior del asiento, como parte del sangramiento que impregna ese hombro y luego escurre.
Ninguna criminodinámica puede explicar que la posición fotografiada del cuerpo del Presidente corresponda a la caída pasiva hacia atrás, estando sentado, porque ambas extremidades superiores habrían estado manipulando el arma, resultando imposible que, desde esa posición inicial, anterior, pudiera caer el cuerpo sobre el codo derecho, ubicado ahora hacia posterior.
La caída pasiva hacia atrás tampoco puede explicar el estado de la chaqueta del Presidente que muestra, sin duda alguna, demostraciones de deslizamiento del cuerpo hacia abajo, en el sentido céfalo caudal, que no se producirían al describir el torso un arco cuyo centro es la pelvis, un movimiento que no genera tal deslizamiento.
Finalmente, la posición general del cuerpo es bizarra, rara, como si hubiese estado sentado en el borde mismo del asiento y hubiese extendido al máximo sus extremidades inferiores al momento de la muerte. En otros términos, lo esperable en una persona sentada que pierde el control muscular, sobre todo si su cabeza recibe un impacto en el plano frontal, en la región submentoniana en este caso, es que se mantenga sentada y apoye su espalda en el respaldo y no en el asiento, como aquí ocurre.
III.2.- LOS RESTOS ORGÁNICOS
III.2.1.- LOCALIZACIONES:
Se describen dos localizaciones de masa encefálica que conservan cierta integridad y volumen: una en el piso y la otra en el cojín, ambas bajo el cuerpo. En el respaldo del mueble se aprecia una capa delgada, producida por contacto y deslizamiento. Hay además “pequeños restos dispersos en diferentes lugares del salón” [6] e “innumerables restos de masa encefálica con trozos de cabello” [7] que se encuentran en el gobelino que cubre la pared. Los hallazgos en el casco se analizan separadamente.
III.2.2.- INTERPRETACIÓN:
Analizados estos restos con los criterios de la hematología reconstructora y con algunos conceptos básicos de la física, se obtienen conclusiones fundadas, de interés.
En términos simplificados, la Hematología Reconstructora trabaja con tres conceptos básicos: fuente, soporte y mecanismo. Siendo sin duda de interés la fuente y el soporte en la interpretación dinámica de la mancha de sangre, en el caso actual es el mecanismo el que aporta más elementos de juicio para la comprensión de los hechos.
Así, cuando hablamos de manchas de sangre por caída de altura dinámica o estática, por proyección primaria o secundaria, por contacto simple o por arrastre, por deslizamiento o reguero, por salpicadura gruesa o fina, aisladamente o en cualquiera de sus combinaciones, estamos dando una primera pista acerca del mecanismo de producción, que deberá ser coherente con los resultados de la investigación propiamente policial.
Por las razones que seguidamente se exponen, ninguna de las dos localizaciones de masa encefálica de integridad conservada pudieron ser producidas durante el estallido craneano que pulverizó y proyectó los restos con tal violencia, que se describen como pequeños restos dispersos en el piso y otros innumerables adheridos al gobelino de la pared.
Este distinto comportamiento se evidencia en el sitio del suceso, en el que los restos descritos en el piso por caída de altura y en el cojín por caída de altura y escurrimiento – no sólo por su localización sino también por su volumen e integridad relativa – corresponden a masa encefálica que debió permanecer al interior de la caja craneana y que sólo pudo desprenderse durante la movilización del cuerpo, posterior al disparo, naturalmente [8].
Esta conclusión explica por qué el cuerpo está sobre los restos de masa encefálica, tanto en el piso, como en el cojín del asiento, como al interior del casco, porque ninguna de esas localizaciones pudo ser alcanzada desde la posición final del cuerpo por existir numerosos obstáculos en esos eventuales trayectos, constituidos por el propio torso, los brazos y el arma.
Finalmente, las manchas del respaldo corresponden claramente a contacto directo y deslizamiento, lo que se evidencia por su disposición hacia abajo y a la derecha, mismo desplazamiento que debió seguir la cabeza del Presidente hasta su posición final.
En conclusión, en este punto, es posible identificar dos mecanismos que corresponden a dos momentos en los que se produce la pérdida de la masa encefálica: la proyección al momento del disparo que hace estallar el cráneo y la caída de altura durante la movilización del cadáver, desde donde haya estado hasta su ubicación final. En el primer caso en la forma de múltiples micro fragmentos, en el segundo en la forma de trozos de masa encefálica con integridad relativamente conservada y de tamaño considerablemente mayor.
III.3.- EL CASCO MILITAR
III.3.1.- LOCALIZACIÓN Y ESTADO
En la descripción del sitio de suceso, se señala: «… se observó que en este sofá el cadáver aprisiona con su codo izquierdo un casco de acero superpuesto en uno de fibra, con iniciales interiores manuscritas con lápiz de pasta color azul: «JMP»; el barbiquejo desabrochado, en sus bordes interiores se observan manchas de sangre por chorreo y contacto; también restos de masa encefálica, trozos de cabello y varios fragmentos de esquirlas óseas”
III.3.3.- INTERPRETACIÓN
La extensa área de proyección de la masa encefálica en la pared, “donde se aprecian innumerables restos de masa encefálica con trozos de cabello en toda su extensión hacia arriba y ligeramente en ángulo a la derecha de este gobelino, en su parte más alta y han manchado el muro hasta la esquina nororiente del ventanal que allí existe en una altura aproximada de 3,50 metros”, no pudo producirse – bajo ninguna circunstancia – con el casco cubriendo la cabeza del Presidente, de tal manera que esa proyección y los restos encontrados en su interior, corresponden, necesariamente, a disparos distintos, propinados en momentos distintos.
Por otra parte, la ubicación del casco, bajo el cuerpo, es imposible de alcanzar si el disparo lo hubiese expulsado estando puesto en la cabeza, sin el barbiquejo naturalmente, porque el impacto lo habría alejado mientras el cuerpo caía. No existe otra explicación que la que señala la lógica absoluta: sólo pudo estar allí si fue retirado de la cabeza del Presidente y depositado en el asiento, antes de recibir éste el cuerpo, cualquiera haya sido el mecanismo del cambio de posición del cuerpo.
De lo anterior resulta necesario concluir que el disparo que deja restos al interior del casco es previo al, o a los disparos que hacen estallar el cráneo.
III.4.- LAS HERIDAS DE BALA CRÁNEO ENCEFÁLICAS
III.4.1.- TRAYECTORIAS: ORIFICIOS DE ENTRADA Y DE SALIDA DE PROYECTIL.
La existencia de un orificio de entrada submentoniano, del estallido de cráneo y de un orificio de salida de la región parietal posterior y media, está suficientemente establecida. Existen, además, elementos suficientes como para ubicar un segundo orificio de entrada en la región ciliar y orbitaria izquierda. Así lo concluye la Policía de Investigaciones después de detectar las elevadas concentraciones de residuos de pólvora en la zona frontal y orbitaria izquierda, señala que: “… eran compatibles con un orificio de entrada balístico generado a corta distancia” [9]
III.4.2.- OTROS ELEMENTOS DE JUICIO: LOS ANTEOJOS Y EL CASCO DEL PRESIDENTE
El hallazgo de la mitad izquierda de los anteojos del Presidente en los días inmediatamente posteriores a su muerte, con una perforación semicircular, biselada, del ángulo superior externo, que completa el círculo con la pérdida parcial de un enmarcado blanquecino, fija espacialmente un punto que coincide exactamente con la trayectoria horizontal ya descrita. Las heridas menores, secundarias, observadas en la región pueden ser atribuidas a los fragmentos del cristal que actuaron como proyectiles secundarios. Las características de la fractura del cristal, probablemente orgánico, sólo pudo producirse por un impacto directo, siendo imposible que lo fuera por la proyección y caída de las gafas producto de un disparo de fusil, no directo. [10]
Además, la presencia de restos de masa encefálica y sangre en el interior del casco del presidente, que no pudo producirse por el estallido del cráneo, sí pudo serlo por un disparo de arma de puño, de baja energía, por lo que es posible entenderlo como un elemento más, propio de la trayectoria horizontal, como se desarrolla más adelante en este estudio.
III.4.3.- INTERPRETACIÓN.
El Informe de Autopsia Nº 2449/73, del Instituto Médico Legal señala, en su conclusión 3: “La trayectoria intra – corporal seguida por el proyectil, estando el cuerpo en posición normal, es: de abajo hacia arriba, de delante hacia atrás y sin desviaciones apreciables en sentido lateral”
La trayectoria descrita, siendo rectilínea, debió ser la que se aprecia, en azul, en el gráfico que sigue:
Imagen intervenida, tomada del libro “Allende…. “ de Ravanal y Marín [11]
Según puede verse, debió perforar la base del cráneo en el límite anterior de la fosa posterior, nunca a nivel del hueso esfenoides.
El Dr. Luis Ravanal, por esta razón y otras de orden balístico que resulta innecesario repetir por estar disponibles [12], descarta fundadamente la posibilidad de tratarse del orificio de entrada de proyectil submentoniano, debiendo corresponder al orificio de entrada en la región fronto ciliar izquierda descrito por el Informe Nº 261, del 27 de mayo de 2011, de la Policía de Investigaciones.
En similares términos lo advierte el Dr. Germán Tapia Coppa [13]: “… no resulta lógico plantear que un proyectil de esas características y con esa cantidad de energía se desvíe de su trayectoria ascendente… en aproximadamente 120º para describir una salida por región parietal posterior, dado que en su paso no impacta contra una estructura rígida capaz de detenerlo, desviarlo y/o deformarlo”
La sola constatación de un orificio de salida de proyectil en la región parietal posterior obliga a identificar el orificio de entrada en alguna de las lesiones descritas en la documentación pertinente, que cumpla el requisito básico de dibujar una trayectoria rectilínea.
El Dr. Luis Ravanal señala, además, la improcedencia de tratarse de un agujero circunscrito a la región anterior del cuerpo del esfenoides, dado el carácter de delgadas estructuras de esa parte de la base del cráneo, que difícilmente pudieron soportar el efecto explosivo de un proyectil de guerra, agregando más adelante, que esa perforación debió ser mayor en tanto permitió el paso, no sólo de fragmentos óseos, sino también de una prótesis metálica con cuatro piezas dentales. [14]
Por otra parte, el cuerpo del hueso esfenoides, ubicado en la base craneal, es lo bastante ancho como para permitir el paso de ambos nervios ópticos a las cavidades orbitarias.
Esto hace factible que el proyectil, penetrando por la órbita izquierda y atravesando la base del cráneo por el cuerpo del esfenoides haya salido finalmente por el parietal posterior describiendo una trayectoria rectilínea.
Relacionar las conclusiones del Dr. Ravanal con estas observaciones permite la presunción de que el hueso esfenoidal pudo ser el punto de cruce de dos trayectorias, una inicial, sensiblemente horizontal que penetra por la órbita izquierda y sale por el orificio parietal, y la segunda, sensiblemente vertical, que penetra por la región submentoniana y sale del cráneo sin orificio de salida, por el estallido previo de la calota, como se observa en el gráfico.
Seguidamente, como puede observarse en gráfico que sigue, es posible establecer cuatro puntos inscritos en una sola trayectoria lineal.
Siendo habitualmente necesarios solamente dos, los orificios de entrada y de salida para establecerla, se identifican además, en el caso actual: un punto previo, en el orificio del marco de las gafas y uno intermedio, en la vecindad o en el hueso esfenoidal. Se agrega un quinto elemento, el casco con restos orgánicos en su interior, una referencia que se integra de maneras coherente por las consideraciones previamente expresadas,.
III.5.- LAS DISTANCIAS DE DISPARO
III.5.1.- CONCEPTOS BÁSICOS. CRITERIOS
Sólo tres elementos, manejados con física básica y lógica elemental, permiten distinguir entre larga distancia, corta distancia y a bocajarro: el fogonazo, el tatuaje y las características del orificio de entrada.
La distancia recorrida por objetos sometidos a una misma fuerza impelente, será directamente proporcional a su masa, así, el proyectil alcanzará la mayor distancia (herida de bala), las partículas no deflagradas de la pólvora una distancia intermedia (tatuaje) y las micropartículas del humo la distancia menor (fogonazo)
Larga distancia: más de 70 cm, no se observará ni fogonazo ni tatuaje.
Corta distancia: entre 10 y 70 cm, se observará solamente tatuaje a partir de los 70 cm, agregándose el fogonazo en las distancias más cercanas a los 10 cm.
A bocajarro: menos de 10 cm, sin apoyo, se observará fogonazo y tatuaje al interior de la herida; con apoyo, se observará una herida estrellada, a colgajos, y despegamiento de la piel del plano subyacente con depósitos carbonados, o “cuarto de mina”. Su origen se encuentra en la penetración de gases con alta presión por el orificio de entrada preexistente, que distienden y desgarran el plano cutáneo a partir de ese orificio.
Naturalmente, ésta es una aproximación inicial, que podrá afinarse conociendo el tipo de arma y la calidad de la pólvora utilizada en el caso particular.
III.5.2.- LA HERIDA DE BALA FRONTO ORBITARIA IZQUIERDA
La conclusión de la Policía de Investigaciones de que “…la presencia de residuos de pólvora en la zona frontal y orbitaria izquierda, “… eran compatibles con un orificio de entrada balístico generado a corta distancia”, es correcta, en cuanto los residuos de deflagración de pólvora encontrados profundamente, en el hueso frontal, se localizan en su cara interna y, en consecuencia, corresponden al disparo de fusil, cuya potencia los hace alcanzar esa localización. El que no exista apoyo encuentra sustento en la interposición del cristal del anteojo, que se perfora y cuyos fragmentos actúan como proyectiles secundarios que generan las heridas menores circundantes.
III.5.3.- LA HERIDA DE BALA SUBMENTONIANA
Si bien la aplicación estricta de los criterios debería calificarla como a bocajarro con apoyo, dado su aspecto estrellado y la penetración abundante de productos de deflagración de la pólvora, algunas consideraciones de su particularidad permiten aceptar que el disparo se haya realizado sin apoyo o a corta distancia, incluso.
Algunos elementos de juicio, que seguirán siendo desarrollados más adelante, permiten esta presunción: no es posible asimilar el estado del cañón de un arma de guerra, disparada probablemente cientos de veces en los minutos previos, al de un arma de puño no disparada o con un solo disparo de prueba, como puede observarse ocasionalmente en el acto suicida. Un reflejo instintivo alejaría el elemento candente de la piel. Un segundo argumento apoya esta posibilidad: el alto poder explosivo de la carga, que compensa el alejamiento de la boca del cañón a la superficie cutánea, logrando introducir gases con la presión suficiente para producir tales efectos.
III.5.4.- LOS RESIDUOS NITRADOS EN LAS MANOS DEL PRESIDENTE
Homologar un acto suicida realizado con armamento de guerra en un contexto de enfrentamiento militar, en un ambiente cerrado y con un suicida desprovisto de elementos de protección profesionales, con el suicidio habitualmente en solitario con un arma generalmente de puño, carece, sin duda alguna, de la rigurosidad que exige el análisis criminalístico.
Como se señalaba en el punto anterior, un arma de guerra, con una frecuencia de disparo de más de seiscientos tiros por minuto, utilizada previamente en el enfrentamiento, debería haber impedido que la mano izquierda, desprovista de los guantes antiflama del atuendo militar, la sujetara por el cañón en un acto suicida. Si bien es cierto que, en el suicidio con arma corta, se constata este hecho, que impregna la mano que empuña el cañón, no es posible extender esa conducta al caso actual, por las razones ya expresadas.
La sola manipulación de vainillas y cargadores en un ambiente cargado de residuos de pólvora deflagrada, resulta suficiente para explicar su presencia en ambas manos, sin implicar, necesariamente, un acto suicida.
III.5.5.- INTERPRETACIÓN
El Informe de Autopsia Nº 2449/73, del Instituto Médico Legal al afirmar, en su conclusión 4: “El disparo corresponde a los llamados «de corta distancia en medicina legal”, y luego en su conclusión 5: “El hallazgo de carbón y productos nitrados en los tejidos interiores del orificio de entrada, como la mucosa de la lengua y en una esquirla ósea de la base del cráneo; justifica la apreciación de que el disparo ha podido ser hecho con el cañón del arma directamente apoyado sobre los tegumentos”, cae en dos contradicciones insalvables:
1.- El apoyo corresponde al disparo a bocajarro con el arma en contacto con la piel, en tanto la “corta distancia” se inicia a los 10 centímetros de la piel.
2.- Los disparos de “corta distancia” no son característicos de la forma suicida.
Contrario sensu, la aplicación de los criterios disponibles en materia de lesiones por arma de fuego permiten explicar estos hechos de manera razonable y fundada. La aplicación de estos criterios básicos a las peculiaridades del caso particular, sin duda excepcional en la práctica habitual de la investigación criminalística, evita homologar situaciones de contexto esencialmente distinto en la investigación de un suicidio, como ha sucedido en este caso.
Las interpretaciones, ya realizadas en este punto para una exposición más simplificada, pueden resumirse afirmando que los hallazgos descritos permiten establecer las distancias de disparo de por lo menos dos proyectiles, con las características propias de un arma de puño en un caso y de un arma de guerra de alta potencia, en el otro, ninguno de ellos de carácter suicida.
CRIMINODINÁMICA DEL CASO
Identificados los elementos del corpus de esta investigación, es decir, aquellos elementos de juicio criminalístico que, estando presentes, se omiten, o no se interpretan o se interpretan sin expresión del fundamento, es posible reconstruir secuencialmente los hechos utilizando, como se ha dicho, los rastros e indicios de desplazamiento, fijados oportunamente en forma descriptiva, planimétrica y fotográficamente:
1.- La posición del cuerpo, incluida la disposición de la vestimenta y de la alfombra a sus pies.
2.- La distinción en los restos orgánicos de diferente localización, consistencia y volumen.
3.- La disposición y características del casco militar.
4.- La distinción de dos trayectorias de proyectil de diferente arma.
5.- la distinción en las distancias de disparo.
El punto de partida del análisis es el casco militar con restos orgánicos en su interior, cuya localización, soportando parte del cuerpo obliga, necesariamente, a establecer que se encontraba en esa posición y en ese estado antes del estallido de cráneo por el disparo de fusil. Existiendo cuatro puntos alineados en una misma trayectoria de proyectil de bajo calibre, rectilínea, que perfora el cristal izquierdo de los anteojos y deposita residuos de pólvora externos alrededor del orificio de entrada, que penetra por la región fronto orbitaria izquierda, ingresa a la cavidad craneana por el hueso esfenoidal y sale por el parietal posterior, se dan los fundamentos suficientes para presumir que los restos al interior del casco tuvieron ese origen: un disparo de corta distancia y de arma de puño, en concordancia con declaraciones de participantes, que rolan en autos.
Seguidamente, los restos de masa encefálica, algunos por proyección, pulverizados, que alcanzan una altura considerable en la pared oriental, y dos de ellos consistentes en trozos de integridad relativamente conservada, por caída de altura y deslizamiento, ubicados bajo el cuerpo del Presidente, en el mueble y en el piso, son fundamentos suficientes para establecer que el primer mecanismo fue la proyección, que rompe la calota, y el segundo la caída de altura al adoptar la cabeza una posición horizontal, lo que permite su vaciamiento.
Si a lo anterior se agrega el estado de la alfombra, recogida por los talones del Presidente, en dirección cefálica, sólo cabe concluir que el vaciamiento de restos de encéfalo se produjo durante la movilización del cadáver hasta su posición final.
Finalmente, la disposición de la chaqueta del Presidente, con claras muestras de deslizamiento hacia arriba por el desplazamiento hacia abajo del cuerpo, evidenciables en la posición adoptada por ambos faldones, por la manga derecha con arrugas oblicuas y con la bocamanga con igual efecto, y por la introducción del codo derecho en el espacio virtual entre ambos cojines, permite, de manera notablemente clara, la reconstrucción criminodinámica de ese último momento.
Sólo si el cuerpo exánime fue arrastrado desde las axilas hasta depositarlo dejándolo caer en el mueble, con sus extremidades inferiores extendidas y las superiores laxas, dispuestas verticalmente por la relajación muscular absoluta, se explica el distinto comportamiento al tomar contacto con el mueble: la derecha se apoya en el casco que se encuentra sobre el cojín y se mantiene en posición anatómica, levemente flectada en el codo, la derecha se introduce entre los cojines, lo que produce el decúbito dorso lateral derecho, la inclinación de la cabeza al mismo lado y el derrame de sangre y restos orgánicos sobre el mismo hombro.
Ninguno de estos hallazgos del examen del Sitio de Suceso – de aplicarse los criterios y principios de la Criminalística – puede ser explicado con la hipótesis de un sólo disparo, o dos en rápida sucesión, que habría causado la muerte en un acto suicida.
CONCLUSIONES
1.- La hipótesis de un disparo, o dos en rápida sucesión, de carácter suicida, como único evento de la muerte, no da razón de la postura final del cuerpo, de la disposición de las vestimentas, del estado de la alfombra, de los mecanismos de dispersión de masa encefálica de distintas características, del hallazgo de restos orgánicos en la superficie interna del casco, ni de la angulación de la trayectoria intracorporal entre los orificios de entrada submentoniano y de salida parietal posterior.
2.- La observación exhaustiva del Sitio de Suceso permite identificar un número significativo de rastros e indicios de interés criminalístico, no detectados o no interpretados en la oportunidad, que permiten reconstruir la dinámica de los hechos que se investigan.
3.- Los orificios de entrada y de salida de proyectil, el estallido de cráneo, la perforación del cristal de los anteojos, la perforación del hueso esfenoidal y los restos orgánicos depositados en distintos soportes por distintos mecanismos, permiten describir, con el más alto grado de certeza, dos trayectorias que se cruzan en el hueso esfenoidal.
4.- La investigación criminodinámica permite identificar tres momentos de significación en el desarrollo de los hechos:
4.1.- Un primer disparo con arma de puño, a corta distancia en la región fronto orbitaria izquierda, con salida de proyectil en la región parietal posterior y alta, con el casco cubriendo la cabeza, de tipo homicida.
4.2.- Uno, o dos disparos en rápida sucesión, por arma de guerra, a bocajarro o a corta distancia no precisada, en la región submentoniana, con estallido de cráneo, sin orificio de salida por esta misma causa, con la víctima desprovista del casco, agónica o fallecida, de tipo homicida o con fines de encubrimiento, en su caso.
4.3.- El traslado del cadáver desde una posición desconocida, en la que recibe los disparos, hasta ser depositado en el sofá en el que finalmente descansa.
Dr. Hernán Eusebio Lechuga Farías
Médico Forense
Perito Iltma Corte de Apelaciones de Santiago
Santiago de Chile; octubre de 2015
Notas:
[1]. Hernán Eusebio Lechuga Farías (Santiago,-Chile, 1941) es médico cirujano titulado por la Universidad de Chile. Se desempeñó como Perito Examinador Policial, luego como Médico Examinador Policial y, finalmente como Médico Jefe de la Sección de Médicos Criminalistas de la Brigada de Homicidios de la Dirección General de Investigaciones de Chile. Fue Profesor de Medicina Criminalista en la Escuela Técnica de Investigaciones y, actualmente, es Subprefecto en retiro de esa Institución y se desempeña como Perito en Medicina Forense de la Corte de Apelaciones de Santiago. Es coautor del libro “Medicina Legal” del Dr. Alberto Teke Schlicht y un Postítulo en Criminología en la Universidad Católica de Chile. Egresado de Derecho de la Universidad Bolivariana.
[2] Julián Aceitero Gómez (Córdoba -España-, 1955) es doctor en medicina y autor de varios trabajos basados en el estudio de la Causa Rol No. 77/2011 del 34º Juzgado del Crimen de Santiago de Chile sobre la muerte del presidente Salvador Allende Gossens, que han sido incorporados a dicha Causa por la parte querellante ADDHEE Ong & COGEMAR
[3] Foucault Michel. LAS PALABRAS Y LAS COSAS: UNA ARQUEOLOGÍA DE LAS CIENCIAS HUMANAS. Siglo Veintiuno Editores. Buenos Aires, Argentina, 2008. Página 13
[4] https://www.flickr.com/photos/28047774@N04/5173649706/
[5] http://www.centrohistoricoforense.cl/docs/sitiosuceso.pdf
[6] ACTA DE ANÁLISIS. 11.09.1973. Luis Raúl Cavada Ebel. Jefe del Laboratorio de Policía Técnica.
[7] Cita 2.
[8] Se sabe que los líquidos, y por extensión los cuerpos blandos, se comportan como sólidos al ser comprimidos con violencia. El comportamiento del cerebro que, comprimido, rompe la calota craneana y sale expulsado, es distinto al de la masa encefálica que se comprime contra el piso del cráneo, que conserva cierta integridad anatómica y permanece en su interior al no encontrar espacio para expandirse.
[9] Informe del Laboratorio de la Policía de Investigaciones de Chile Nº 261 del 27 de mayo de 2011.
[10] http://www.medicinaforense.cl/Xgafas_allende.html
[11] Ravanal Zepeda, Luis; Marín Castro, Francisco. ALLENDE “YO NO ME RENDIRÉ”. La investigación histórica y forense que descarta el suicidio. Ceibo Producciones. Santiago de Chile, 2013. Trayecto balístico y proyectil, página 229
[12] Op. Cit. 11. Página 206 y siguientes.
[13] INFORME MÉDICO PERICIAL. Sin número. 7 de abril de 2011. Dr. Germán Tapia Coppa. A fojas 347.
[14] http://www.archivochile.com/S_Allende_UP/otros_doc/SAotrosdoc0022.pdf
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