Salitre y los hijos de la pérfida Albión
por Rafael Luis Gumucio Rivas, padre (Chile)
10 años atrás 6 min lectura
Para empezar, el nombre de “guerra del Pacífico” es completamente falso, más adecuado sería denominarla como la “guerra del impuesto de diez centavos” o “la guerra del salitre”. Su origen y desarrollo es meramente económico: el gobierno de Aníbal Pinto estaba sufriendo la peor crisis económica del siglo XIX y, para evitar el default tuvo que terminar con el patrón oro y reemplazarlo por el papel moneda; el Perú también estaba en crisis por lo cual se vio obligado a nacionalizar el salitre; los bonos peruanos estaban completamente devaluados. Es cierto que, además, existían intrigas diplomáticas con los vecinos, en especial el Tratado secreto entre Perú y Bolivia.
En esta guerra de intereses económicos, como siempre, se confunde la leyenda con la realidad: la famosa chupilca del diablo –mezcla de pólvora con aguardiente – es una entretenida invención del radio teatro Adiós al séptimo de línea, del famoso escritor Jorge Inostroza, que provocó mi interés por la historia. En el fondo, los soldados eran cazados por las famosas levas forzosas, y dudo que estarían dispuestos a ir a morir, dirigidos por los ineptos generales. Es sabido que Manuel Baquedano tenía menos vocabulario que el hoy George Bush. La oligarquía ha sido muy inteligente para inventar sus propios héroes: en la guerra del salitre lo fueron los ministros civiles Rafael Sotomayor, padre del ministro carnicero de la matanza de Santa María de Iquique; posteriormente lo fue José Francisco Vergara, radical, masón millonario y dueño de la Quinta que lleva su apellido. Mario Rivas, un periodista famoso y mordaz, escribió una monstruosa obra de teatro, cuya trama consistía en el abrazo entre Juan Verdejo y un aristócrata; según el autor, estos dos personajes habían ganado la Guerra del Pacífico. La oligarquía inventó el personaje Patricio Lynch, una especie de virrey británico, que dirigió la ocupación de Lima. Los soldados se dedicaron, brutalmente, a violar a cuanta niña peruana encontraron, y hasta hoy, no hemos devuelto los tesoros artísticos y literarios, robados a la capital del Rimac y, como en Chile todo es todo falso, la famosa estatua de Baquedano, en la Plaza Italia, corresponde al general Foch, héroe francés de la Primera Guerra Mundial.
Según el escritor Genaro Prieto, Arturo Prat perteneció a la cofradía de los rotarios, personas muy buenas para comer; miren que al héroe de Iquique se le ocurrió, nada menos, que preguntar que si había almorzado la gente, cuando sabía muy bien que luego iban ante la presencia del tata Dios, quien es muy reputado como un aficionado a los ayunos.
La mayoría de los críticos chilenos del Centenario culparon a la guerra del salitre de todas las desgracias del Chile de comienzos de siglo pasado: para MacIver, en su discurso Crisis moral de la República, culpa a la “peste” de la riqueza fácil del salitre de todas las corrupciones del Chile parlamentario. Para el profesor Alejandro Venegas, fue la Guerra del Pacífico y la contrarrevolución de 1891, las causantes de la corrupción de los banqueros y de la oligarquía campesina. Carlos Vicuña Fuentes fue partidario de abandonar el patrioterismo y entregar las cautivas Tacna y Arica al Perú.
¿Quiénes ganaron con la Guerra del nitrato? En primer, la oligarquía, los banqueros y los especuladores, que no pagaron nunca más impuesto a la renta y vivieron del ocio que permitían los millones, producto de este regalo en el desierto; en segundo lugar, el imperialismo inglés, representado por los reyes de la especulación de fines del siglo XIX, entre quienes se cuenta a John Thomas North, llamado el rey del salitre; North era un genio de la publicidad: inventó su origen pobre y que, a fuerza de trabajo, había llegado a la cima de la riqueza. Los inversionistas le creían a pie juntillas; sus acciones en la bolsa de Londres pagaban enormes dividendos y, como North no era nada de tonto, sabía muy bien que la riqueza del salitre era efímera y que sus precios subían y bajaban. Al morir North, había vendido todas sus acciones, dejando en la estacada a los ingenuos que le dieron fama de gurú.
North construyó, en Tarapacá, un verdadero imperio y, como sabía relacionarse muy bien, se hizo amigo de Robert Harvey, quien estaba a cargo, nombrado por los chilenos, de la administración de las Oficinas salitreras de Tarapacá y Antofagasta. North fanfarroneaba que sabía, por adelantado, el triunfo de los chilenos en la Guerra, por eso compró bonos peruanos, que estaban a precio de huevo; como el presidente Federico Santamaría reconoció la deuda del Perú, los activos de North se fueron a los cielos.
North se apropió, de muy mala manera, de la propiedad de las aguas que venían del valle de Pica. Su primera empresa estuvo destinada a vender agua potable – lo de potable es muy discutible, pues el agua era de muy mala calidad y cara, como lo asevera el profesor Venegas, en su visita a Iquique -. Posteriormente, creó un banco, dirigido por su amigo Dawson, un famoso banquero de Valparaíso, que había proporcionado créditos blandos a North; además, inventó una empresa que abasteciera las pulperías y sólo le faltaba el ferrocarril que llevara el salitre a los puertos de Iquique y Pisagua. A causa del monopolio del transporte del salitre explotó el conflicto con el presidente José Manuel Balmaceda, que quería chilenizar los ferrocarriles. El Consejo de Estado dio razón a Balmaceda, a pesar de las presiones de la oligarquía.
North tenía competidores, por cierto, entre ellos la famosa casa Gibbs y Hermanos, que también querían construir un ferrocarril. Ambas empresas habían comprado a sendos abogados y parlamentarios de la oligarquía, entre los más conocidos se cuenta a Julio Zegers y su hijo; los hermanos MacIver, Carlos Walker y Eulogio Altamirano, entre otros, todos enemigos de Balmaceda. En ese tiempo, como hoy, la política estaba completamente mezclada por los negocios.
El debate sobre los intereses económicos comprometidos en la contrarrevolución de 1891 se ha extendido hasta nuestros días. Alejandro Venegas, Julio César Jobet y Hernán Ramírez Necochea sostienen la tesis del papel preponderante de la alianza entre el imperialismo inglés y sus servidores oligarcas chilenos en la contrarrevolución de 1891. Blakemore, al criticar la tesis de Ramírez Necochea, sostiene que había un verdadero conflicto de intereses entre la casa Gibbs y North, por lo demás, Balmaceda no tuvo, según este autor, una verdadera política nacionalista y su pedestal se debe a un mito posterior, levantado por Arturo Alessadri Palma, Eduardo Frei Montalva y, sobretodo, Salvador Allende. García de la Huerta plantea la hipótesis de la multicausalidad del conflicto civil de 1891. Encina, Vial Correa y Edwards Vives sostienen que la guerra civil de 1891 tuvo como causa una colisión entre el autoritarismo presidencialista de Balmaceda y de su ministro, Bañados Espinoza, y la mayoría parlamentarista del Congreso. Dejo al lector las ideas planteadas para que recurra a los múltiples textos sobre el tema, que existen en bibliotecas y tome su propia posición.
Rafael Luis Gumucio Rivas, El Viejo
23 09 2015
Artículos Relacionados
Masacre en la Oficina Salitrera Marusia: ¿Mito o realidad?
por Rolando Alvarez Vallejo (Chile)
10 meses atrás 1 min lectura
Medellín, Combia, 1987: Memoria de un año de terror
por Reinaldo Spitaletta (Colombia)
8 años atrás 4 min lectura
Norte de Chile: Hallan un asentamiento humano de 12.790 años de antigüedad
por Jorge Barreno (Santiago de Chile)
12 años atrás 3 min lectura
Krassnoff y otros seis ex agentes de la DINA condenados por el secuestro de estudiante de enseñanza media en 1974
por Daniela Caucoto T. (Chile)
4 años atrás 4 min lectura
«La mirada incendiada», inspirada en el “Caso Quemados”
por Roberto Ramírez (Chile)
5 años atrás 2 min lectura
Tributo a la Prensa Libre
por Manuel Acuña Asenjo (Chile)
1 año atrás 16 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Seis cambios principales en el proyecto de resolución estadounidense sobre el Sáhara Occidental
por NoTeOlvidesDelSahara
1 día atrás
31 de octubre de 2025
No estaba claro si la resolución redactada por EEUU, contaba con el apoyo de las potencias con derecho a veto, Rusia y China. Para que una resolución sea adoptada, necesita al menos nueve votos a favor y ningún veto por parte de Rusia, China, EEUU, Reino Unido o Francia.
Asfixiar a Cuba: EEUU (y un puñado de sus colonias) votan contra la humanidad
por Diversos Medios Internacionales
1 día atrás
31 de octubre de 2025 Según los datos oficiales de Naciones Unidas, los siete votos en contra provinieron de Argentina, Hungría, Israel, Estados Unidos, Macedonia del Norte, Paraguay y Ucrania….
Sahara: Sudáfrica salva el honor de los BRICS asegurando pleno respaldo al pueblo saharaui en su lucha por la soberanía
por NoTeOlvidesDelSahara
1 hora atrás
01 de octubre de 2025
“A través de la MINURSO, las Naciones Unidas deben tomar medidas urgentes para celebrar este referéndum de autodeterminación, largamente prometido, para que el pueblo saharaui pueda determinar su destino. Este es su derecho fundamental según el derecho internacional.”
La ONU renueva la MINURSO sin validar el plan de autonomía marroquí: el bloqueo continúa (y la lucha por la liberación, también)
por NoTeOlvidesDelSahara
1 día atrás
31 de octubre de 2025
¡Basta ya de traiciones al Pueblo Saharaui!
Es de esperar que las conductas de Rusia y China tengan una explicación lógica y que hayan sido adoptadas pensando en los intereses y derechos del pueblo saharaui.
Es una pena que todo en la historia parece mal , con mucha corrupción , con mucha injusticia , con alianzas entre capital y política . Luego se puede pensar que la historia se repite en el presente , o que por ver tanto el retrovisor de la historia , no se ve al frente para dar una curva y cambiar el rumbo .
Propongo ver al frente y a los pies para no seguir dando los mismos tropiezos y dar un cambio de rumbo hacia un desarrollo integral y sustentable , en lo social , económico y ambiental .