La renuncia de Bachelet que no ha sido desmentida y la Asamblea Constituyente como salida democrática
por radiochile-canada.net
10 años atrás 6 min lectura
Es tan delicado el tema que el silencio oficial del Gobierno indica que existe una alta posibilidad que sea cierta la “información” que compartió el Periodista de radio Bio-Bio quien señaló “Es tal la hecatombe que Michelle Bachelet ha hablado de renunciar, y no ha sido cauta y lo ha dicho ante personas que no son de su confianza, incluso ante desconocidos.
El actual escenario político institucional es extremadamente endeble. Las acusaciones de ilegalidad alcanzan sin excepción a todo el orbe político. Las pugnas internas al interior de los partidos de la alianza y de la nueva mayoría o vieja concertación alcanzan niveles de suicidio colectivo voluntario. Las filtraciones de información parcializada desde la Moneda, Fiscalía, Servicios de Impuestos Internos, incluso policías, evidencian la pugna real entre los que realmente quieren transparencia y los que necesitan salvar el pellejo de una casta política enferma y distorsionada sin corazón de país. La institucionalidad está seriamente dañada y su funcionamiento condicionado entre el deber ser y la actual realidad política.
Esto es solo parte del complejo escenario político que estamos viviendo y en donde la corrupción ha adoptado una clara connotación sistémica.
Existe también otro escenario igualmente complejo. Un escenario sicosocial.
El estrés provocado a la ciudadanía por los aluviones del norte, los incendios y la sequia del sur, la estacionaria desaceleración económica, las sucesivas reformas y su discusión sin altura de miras, la sensación de impunidad ante la delincuencia, la crisis moral de las instituciones eclesiásticas con protagonistas como Barros o el Pastor Soto y otras han deslindado en un clamor ciudadano que apunta como gran responsable a la clase política y al gobierno, repercutiendo directamente en el Estado de Chile.
La sociedad chilena herida demanda renuncias, justicia, decencia, fin a la corrupción sin medir consecuencia y como única válvula de escape a esta frustración social que alguna vez fue impulsada por la clase política tras la búsqueda de dividendos que hoy se vuelven contra ellos mismos. Han creado un monstruo que esta a las puertas del Pais y cuya puerta pareciera ser que nadie puede cerrar.
50 investigadores de las más importantes universidades chilenas han emitido una declaración pública indicando que no se puede obviar el grave daño que provocan estos actos sistemáticos de corrupción, y su posterior naturalización, en nuestra convivencia democrática, ya que impactan negativamente en las condiciones materiales de vida de la ciudadanía .
Lo que no señalan los académicos firmantes es que esta situación también daña la imagen del país en el extranjero. Durante años nos hemos mantenido bien posicionados en materia de corrupción. Actualmente ocupamos el número 23 del mundo. Inversionistas extranjeros han considerado nuestro país como un lugar reputado para consolidar relaciones, negocios, proyectos. Todo ello actualmente está puesto sobre la balanza y hemos sido hallados culpables como Estado, como Gobierno y como Sociedad. Los Mercados Internacionales aun no se han pronunciado. No se puede desconocer que las repercusiones de lo interno podrían afectar y desestabilizar nuestra economía y su relación con los Mercados Internacionales. Nuestra imagen país en un mundo globalizado e influenciado por el marketing ha sido debilitada desde el interior. A rio revuelto ganancia de pescadores. El Chile de 15 días atrás que enfrentaba la demanda de Bolivia ante la Haya lamentablemente ya no es el mismo.
La eventual renuncia de Michelle Bachelet no solucionara el conflicto. La constitución establece que ante tal eventualidad asumirá el Presidente del Senado, en este caso Patricio Walker creando con ello un abisal vacío de poder. Los chilenos no votaron por Isabel Allende. Somos un país inmaduramente político que ha crecido bajo la lógica del binominalismo. Esta cultura de la polarización política nos llevaría a un conflicto de legitimidad institucional e incluso a un posible estallido social e incredulidad publica cuyo daño sería peor que el actual estado de las cosas.
Por lo tanto debemos adoptar decisiones país en forma responsable. Friamente. Sin revanchismo ni odiosidades. Sin calculadora política. Renunciando a nuestro típico y muy nacional egoísmo político. Dispuesto a asumir un sacrificio personal, individual y también colectivo. Pero ser responsable significa también ser impopular por lo que se debemos estar dispuestos a pagar el precio.
Para ello se debe establecer un acuerdo político transversal a través de una mesa ampliada e invocar Razones de Estado y detener la investigación de la arista política del caso Penta y Soquimich o al menos decretar una prohibición de informar aunque con ello se atente contra la libertad de expresión, contra la ética y la moral pública. Una medida excepcional con el fin de conservar la salud y fuerza del Estado, bajo el supuesto de que la supervivencia es un valor superior a otros derechos individuales o colectivos. Hay que recordar que cuando la naciente democracia estuvo en peligro bajo los Gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei y bajos las amenazas del llamado “ejercicio de enlace” y “el boinazo” por el caso de corrupción conocido como Pinocheques fueron las Razones de Estado que suprimieron toda investigación y salvaron la democracia conquistada en las urnas.
Paralelamente y bajo un estado de excepción se debe aprobar e implementar un serie de articulados transitorios en la Constitución Política que permita sucesivamente : dar prioridad y aumentar recursos humanos, logísticos y económicos que permita llegar a conclusiones definitivas e inapelables en cuanto a la responsabilidad de quienes en contravención con la legalidad han operado políticamente defraudando la fe pública y la ley en torno al financiamiento ilegal de la actividad política.
Suspender y prohibir bajo los mismos mecanismos la participación política de quienes sean sancionados por su responsabilidad ante estos graves hechos.
Convocar a una nueva elección política parlamentaria y presidencial en un plazo prudencial.
Establecer una Asamblea Constituyente transitoria que defina un nuevo marco regulatorio para la actividad política en Chile y cuyos integrantes constitucionalistas estén avalados principalmente por la comunidad académica, alejando de la ecuación a los partidos políticos deslegitimizados por su solo accionar. En definitiva un golpe de estado ciudadano.
Establecer como obligatorio la reinscripción de los partidos políticos en Chile a fin de ratificar su legitimidad, debe ser otra de la prioridades.
Mientras que en el ámbito legal se deben establecer modificaciones a las leyes que sancionan los actos de corrupción o similares ampliando la responsabilidad penal y sancionatorias no solo a las personas sino que también al RUT o a la EMPRESA a fin de desincentivar la practicas de hechos delictivos estableciendo mecanismo fuertes y autoregulatorios de carácter ejemplarizador. ( Hoy día solo están en prisión preventiva Délano y Lavín mientras que Penta sigue operando como si nada )
Todas las medidas que aunque suenen impopulares enviarían una potente señal de que en Chile somos capaces de legítimamente resolver nuestros conflictos internos en un marco de sana convivencia, sana civilidad restituyendo la imagen país que hemos construido entre todos y que se ve deteriorada por unos pocos.
No avalamos ni la impunidad, ni la corrupción. Ni el secretismo. Pero debemos aprender a hacer concesiones morales y dogmaticas si queremos salvar la integridad del Estado de Chile, nuestra imagen país y la convivencia interna para no caer en la disyuntiva que impopularmente pero con objetividad plantea el ex senador Sergio Bitar quien cuestiona “¿Quieren echar a todo el mundo y que llegue un populista cualquiera? ¿O quieren a otro militar?”.
Claro que lo nuestro, aquí y ahora, es solo una opinión, a menos que usted pueda entregar con justo equilibrio una alternativa distinta.
radiochile-canada.net/ EL Ciudadano
*Fuente: El Ciudadano
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En Chile se vienen importantes cambios cuyas características dependerán de las luchas que los trabajadores y estudiantes estemos dispuestos a librar por nuestros derechos, que en todo caso implican una amplia democratización del país. Es la alternativa popular, la de la mayoría, de
aquella que organizada políticamente a través del movimiento social logra imponer la Asamblea Constituyente Autoconvocada. Pero, existe otra opción: la de la derecha duopólica, esa que
involucra a un ministro de gobierno o a un líder populista fuerte que ponga orden a través de la
brutal represión mientras Bachelet se dedica a cuestiones protocolares, continuando así con la
agonía del neoliberalismo.
Que todos los días se produzcan pequeñas pero importantes batallas (paro de actividades,
manifestaciones, corte de calles, toma de obras en construcción, de los lugares de trabajo, etc)
que además esas experiencias sean la mejor escuela para tomar conciencia de que el libertinaje
del mercado no es el fin de la historia, que incluso es sumamente irracional porque no aspira al
bien común, nos demuestra que los chilenos estamos movilizados y que de ese modo la
transformación va por el cambio de paradigma, por ese que es alternativo al neoliberalismo
porque lo protagonizamos nosotros, los que vivimos de un salario.
«Para ello se debe establecer un acuerdo político transversal a través de una mesa ampliada e invocar Razones de Estado y detener la investigación de la arista política del caso Penta y Soquimich o al menos decretar una prohibición de informar aunque con ello se atente contra la libertad de expresión, contra la ética y la moral pública.»
WTF?
Se hace esto y todo sigue igual! O peor!
La investigación de los escándalos y las corrupciones no se deben detener y mucho menos prohibir informar. Si tienen que procesar y condenar a cincuenta parlamentarios, que así sea., hay que limpiar el país de tanto oportunismo, desverguenza y traición. Se hace imprescindible una Asamblea Constituyente, sin tanto académicos y sociólogos.
Es difícil el asunto tal como se plantea en el comentario en cuestión. Más creo que tenemos que dejar que las instituciones encargadas de poner orden al asunto, lo hagan y pronto. No seamos tan drásticos hay que ser cautos, no es nuestro país solamente que está viviendo este tipo de cosas. Suprimir todo es casi un suicidio político que llamaría la atención mundial, mas que lo que sucede, por tanto calma, paciencia no desesperar hay que ser cautos.
Estoy de acuerdo en casi todo escepto lo de «… e invocar Razones de Estado y detener la investigación de la arista
política del caso Penta y Soquimich o al menos decretar una prohibición
de informar». Así como jamas se deben detener la investigación de los delitos contra los DDHH durante la dictadura, tampoco se deben detener la investigación de los delitos contra el Estado cometidos durante la traición de los gobiernos del duopolio Concerta-Alianza ¡¡ NI PERDON NI OLVIDO!! que se haga justicia caiga quien caiga.
El monstruo salió de las sombras y todos nos enteramos que siempre habíamos convivido con él, pero nunca nos habíamos querido enterar. Ahora, en nuestra indignación por la pérdida de la inocencia, queremos matar al monstruo suponiendo que no es parte de nosotros mismos. Son «los otros» los vendidos, los políticos, los empresarios, los curas, los jueces, los militares, los….
Bueno, habrá que empezar a conversar como podemos reorganizar la sociedad y no detener el país, ya que la vida continúa, y tenemos que tener presente que cualquier solución va a tener ribetes de rabia e injusticia. La Revolución Francesa en su ira cortó cabezas a troche y moche, la mayoría inocentes o tan culpables como los guillotinadores.Y de ahí salieron algunas ideas buenas, pero 20 años después había un Emperador en Francia, tipo Concertación que dio una nueva constitución y después tuvieron rey y emperador sucesivamente. Pero cambiaron las leyes de Francia que se habían atascado en la Edad Media posibilitando casi 100 años después la República.
No creo que los otros países se escandalicen por lo que sucede aquí, ya que es idéntico a ño que sucede y ha sucedido en otros lados. Y la vida es más política que un concurso de santidad entre niños buenos. Lo importante son las soluciones conversadas reconociendo que la naturaleza humana necesita límites consensuados para vivir en sociedad, y que la vida en la sociedad humana es de colaboración y conversación y no de competencia ciega.
La riqueza de Chile la quiere el pueblo chileno, bien repartida. Pero también la quieren otros, con un pie en Chile y otro en diversas islas financieras del mundo. Y otros, con los dos pies en otras naciones.
La macro economía y las altas finanzas son los gobernantes, incluyendo el factor narcoeconómico y otras vainas.
No es tan fácil gobernar políticamente un país al dia de hoy.
Para ser presidente o presidenta hay que tener un estómago a prueba de corrosión. Y un cerebro bien irrigado.
Algunos se encargarán de que lo lineal, lógico y sensato encuentre trabas por doquier. que lo justo y noble sea un ideal espiritual.
Así que no me extraña que Bachelet abrigue la posibildad de renunciar.
Es un ser humano.
Además, la corrupción no llegó. Ya estaba. Siempre estuvo.
Y ¿porqué hacer diferencias entre la corrupción del ciudadano común y la del político y sus asociados empresariales?
¿Serviría un rey honesto en un reino de gente ladina?
¿O viceversa?
Si todos queremos vivir cómodamente, no alzanzan ni 5 tierras.
A menos que cada habitante decida simplificar su forma de existir, de relacionarse y de necesitar.
Y de nada vale que esperemos 5 cristos juntos para tener a quien sacrificar por nosotros.
Así que sigamos danzando hasta que el caos se reordene a sí mismo.
Sacrificar, si, pero cada uno a sí mismo y no a «los otros», los malos de la película.
Porque también entre los espectadores están ellos, esperando su oportunidad.
No soy sicólogo ni mucho menos, pero voy a intentar analizar sicológicamente la mentalidad de Michelle Bachelet:
Con el asesinato de su padre, sufrió un trauma de lógica normal para cualquier persona en estos casos.
Más tarde y con buena voluntad, intentó usar la popularidad de ser conocida por el pueblo y entró en el terreno de la política con la intención de poder cambiar algo.
No calculó bien que la gente con la que tendría que negociar bajo unas reglas de juego manipuladas por neoliberales, son tan criminales como los que asesinaron a su padre.
Creo que los mapuches ( por citar solo un ejemplo de lo que está sufriendo todo el pueblo chileno), no notan diferencia alguna entre la dictadura de Pinochet y la actual dictadura neoliberal.
Es mucho mejor para Bachelet, renunciar de su cargo que seguir siendo presidenta de un gobierno criminal y traidor al pueblo chileno. Que solo sirve para acoplar las leyes a los intereses de los traidores locales, que son lacayos pagados por la conexión criminal sionista-anglosajona.