El gran papel del cuoteo político
por Juan Pablo Cárdenas (Chile)
12 años atrás 4 min lectura
Miércoles 14 de mayo 2014
Cuando asume un nuevo gobierno se produce la consabida repartición de los principales cargos públicos entre los triunfadores. A cada partido se le asigna una cuota y son principalmente éstos los que disponen quienes los van a ocupar. Me consta que en el pasado se hablaba, incluso, de una cuota correspondiente al propio Jefe de Estado, en que éste se reservaba nombrar a sus amigos más cercanos o parientes, aunque en realidad todos los altos cargos fueran de su confianza, según lo dispuesto por la institucionalidad vigente.
En la práctica, muchas veces el Presidente de la República ni siquiera se entera de los méritos de uno y otro designado, confiándole a quienes están en su entorno esta incómoda faena de los nombramientos , cuanto la necesidad de dejar contentos a todos los partidos políticos y operadores que siempre reclamarán mayor gravitación en el Ejecutivo. A la vez que un satisfactorio acceso a los recursos fiscales, sueldos, gastos reservados y de representación que vienen añadidos a las distintas funciones del gabinete presidencial, las intendencias, las misiones diplomáticas y las empresas del Estado, entre otras reparticiones.
“Despostado el animal”, como se dice en jerga política, esta asignación cuoteada de cargos será decisiva en la mantención de la fidelidad con el Gobierno de todos los llamados a integrarlo. Y así, concluido este proceso, a las colectividades ya les será muy difícil romper con su gobierno, trasladarse a la oposición, asumir autonomía o “volver a la calle”.
En efecto, nada opera mejor para la cohesión del oficialismo que estas designaciones. Para instalarse en un cargo, muchas veces basta con ser un militante disciplinado y tener la confianza de las cúpulas políticas. Sin embargo, retirarse de éste es siempre complejo y supone rearmar equilibrios y compensaciones.
De allí que los rumores y especulaciones de rupturas casi siempre caen en el vacío. Ni siquiera durante la administración de Sebastián Piñera se produjo un quiebre drástico entre La Moneda y aquellos dos partidos oficialistas que pasaron mostrándose los dientes entre sí, como con el Presidente de la República. Y eso que en la derecha parecía más fácil que cada cual partiera por su lado, tratándose de gente que, sin duda, podía retornar con más facilidad a la actividad privada que las actuales autoridades en que a tanto se les haría tan difícil otro desempeño que no sea dentro del ámbito político. El poder seduce, sin duda, y aferra en sus cargos a quienes lo disfrutan.
Tampoco es posible que las fidelidades y equilibrios se desbaraten en el Congreso Nacional, aunque la historia de estos últimos 25 años demuestra que cada cierto tiempo surgen algunos personajes díscolos. Pero también en estos casos los desacuerdos suelen durar hasta que las colectividades políticas empiezan a estructurar las nuevas listas de candidatos. Qué duda cabe que aunque en la prensa algunos obtengan tribuna, imagen o cuña, lo cierto es que a la hora de votar, diputados y senadores se demuestran muy disciplinados y las enmiendas que experimentan los proyectos del Ejecutivo las consiguen más bien los parlamentarios opositores y, sobre todo, los grupos fácticos a través de su incisivo lobby. En estas representaciones escénicas es, muy probablemente, donde se funda parte importante del descrédito de la política. En estos mismos días, y al momento de votar, se ha comprobado el alineamiento casi absoluto del oficialismo respecto de la Reforma Tributaria y la primera propuesta educacional, pese a todas las bravatas precedentes. Y es así como, en el caso de la iniciativa del ministro Eyzaguirre, éste condescendió sólo con una modificación planteada por Renovación Nacional para así sumarle más votos a la idea de legislar para crear la figura del “interventor” universitario.
De allí es que nos parezcan ingenuos ciertos cálculos que se hacen desde la oposición o de la izquierda extraparlamentaria sobre la posibilidad de un disenso grave al interior del oficialismo. Más bien lo que hemos notado es la voluntad del Ejecutivo de imponer su programa con menos contemporizaciones que antes, cómodos como están en La Moneda de su holgada ventaja numérica de diputados y senadores, después del descalabro electoral de la derecha.
También pensamos que la irritación de los opositores con el Gobierno, más que real, es una impostura, una estrategia para que las reformas no vayan a traspasar los límites definidos por la institucionalidad y el modelo económico vigente. A ciencia cierta conscientes de que en el Programa de Michelle Bachelet no augura cambios drásticos o revolucionarios.
Desde la izquierda extraparlamentaria sería majadero confiar en una posible escisión o crisis del oficialismo, o en la posibilidad de consolidar alianza, en el futuro, con quienes pudieran abandonar el Gobierno. Porque ya se ve que el discurso altisonante de algunas viejas figuras de la Concertación no hay más el deseo de mantener un perfil progresista que les cause dividendos electorales, mientras que el sistema institucional heredado de la Dictadura posterga sus reformas más acuciantes y el modelo económico no sufre alteraciones, ni da pasos consistentes hacia la tan proclamada equidad.
Ya está más que demostrado que el bálsamo más efectivo de la unidad es el gozo común y bien repartido del poder.
*Fuente: Radio U de Chile
Artículos Relacionados
Donna Smith a Cuba: como agradecer la devolución de la dignidad
por Fidel Narváez (Altercom)
18 años atrás 5 min lectura
“La última vez que la Sofofa hizo un inserto así, La Moneda fue bombardeada”
por Prensa Oficina Parlamentaria de Alejandro Navarro (Chile)
9 años atrás 5 min lectura
Nacionalizaciones, se consumó el último «delito» de Chávez
por Pascual Serrano (Rebelión)
19 años atrás 2 min lectura
En Chile vemos la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio
por Finn R. Samsing A. (Chile)
17 años atrás 4 min lectura
Marina Silva: una mirada nueva sobre Brasil
por Leonardo Boff (Brasil)
16 años atrás 4 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
«No te arranques José Antonio, no le temas al debate»
por Luis Acevedo
1 hora atrás
30 de noviembre de 2025
José Antonio Kast se ha negado rotundamente a ser parte de espacios de debate frente a Jeannette Jara durante la segunda vuelta: por ahora se presentará solo en el de ANATEL y en el de ARCHI.
La desterrada de Huantajaya
por Iván Vera-Pinto Soto (Iquique, Chile)
11 horas atrás
30 de noviembre de 2025
«Su historia, como la de tantas otras mujeres, fue silenciada, olvidada, borrada, omitida incluso en su muerte.§
La educación después del genocidio de Gaza según René Vega Cantor
por Fausto Giudice
3 días atrás
27 de noviembre de 2025
pese a los bloqueos, asesinatos sistemáticos y bombardeos continuos que soporta Gaza desde hace varias décadas, el nivel educativo de su población es sorprendente, con un bajo índice de analfabetismo (del 0 o el 2% según las fuentes). Gaza tiene uno de los niveles más altos de matrícula escolar en el mundo, que alcanza la cifra de un 95% de niños cursando la educación básica.
Mario Cruz Bustamante: cuando la danza se vuelve memoria
por Iván Vera-Pinto Soto (Iquique, Chile)
6 días atrás
24 de noviembre de 2025
“Uno no baila solo por bailar.
Uno baila con los que ya no están, con los que vendrán
y con esta tierra que todavía pide ser escuchada”.
«Ya está más que demostrado que el bálsamo más efectivo de la unidad es el gozo común y bien repartido del poder.» Creo que la frase del autor de este artículo, revela con gran claridad lo que persigue este Gobierno, cambiar algunas cosas , pero sin molestar al modelo.La verdad que Bachelet, en sus discursos nunca planteó refundar la Nación, tampoco darle un nuevo patrimonio al cobre que es lo que la gente reclama. Recuerdo muy bien que esas posiciones fueron esbozadas por otros personeros que la ciudadanía alabó, vitoreó, pero a la hora de los quiubos, los ignoró totalmente, de modo que, nos resta sólo observar lo que hace este Gobierno.