Yo ultraizquierdista, el peor de todos
por Andrés Monares (Chile)
11 años atrás 8 min lectura
Una singular y burda falacia se ha puesto de moda tras la segunda vuelta presidencial entre quienes dicen ser la izquierda verdadera, responsable y que sí busca el bien del país: los antineoliberales que no votaron Nueva Mayoría, son “ultraizquierdistas” que le hacen el juego a la derecha.[2]
Uno puede sospechar que esa falaz “acusación” fue elaborada por los equipos de comunicación de la Nueva Mayoría. Pero, de ahí a creérselo y repetir un “insulto” como si fuera un “argumento”, hay una gran distancia. Sin embargo, los militantes y partidarios de dicho pacto que “argumentan” con esa falacia, siguen tal libreto para denigrar a quienes no votaron por “el mal menor” después de 23 años de cogobierno, falta de voluntad política, mentiras y neoliberalismo. A quienes les dio lo mismo la olla o el fuego, la derecha “buena” o la “mala”, la “copia” o la “original”. ¿Es tan difícil de entender?, ¿es tan difícil de respetar?
Para dejar en evidencia esa falta de voluntad política, mentiras y neoliberalismo de la Concertación, repasemos algunas medidas de la “izquierda”: privatización del cobre, sanitarias y espacio público (carreteras), y subsidio a la demanda en educación (voucher). No sé si debo explicar que privatizar es una política de derecha y no de izquierda. En el puntual y muy relevante caso del cobre, al finalizar la dictadura un 70% estaba en manos del Estado y un 30% en manos privadas; y la Concertación logró invertir la proporción: hoy un 70% es privado y un 30% estatal. Sin contar con el marco legal elaborado para que las transnacionales mineras no pagaran impuestos, ni con el “falso” royalty de Lagos.[3] No sé si debo explicar lo malo que es privatizar sanitarias eficientes para que se despida personal y se encarezca un servicio fundamental: el agua. No sé si debo explicar por qué el espacio público se llama “público”. Y para qué hablar del subsidio a la demanda educativa, invento del mismísimo Milton Friedman.
Esas, entre otras medidas, se tomaron por iniciativa propia. Ninguna se llevó a cabo por carecer de votos gracias al binominal. Y es una mentira descarada el que nunca tuvieran mayoría en el Congreso: la tuvieron durante los gobiernos de Lagos y de la propia Bachelet.[4]
Mas, como quien esto escribe es sólo un ultraizquierdista que le hace el juego a la derecha, recurramos a algunos intelectuales chilenos en verdad serios. El historiador Alfredo Jocelyn-Holt describió cómo los izquierdistas de la Concertación pasaron de upelientos a renovadísimos (a estas alturas creo que “renovados” les quedó chico).[5] El sociólogo y ex demócrata cristiano Felipe Portales, explica el modo en que la propia coalición mantuvo el sistema político diseñado por la dictadura[6] y en numerosas columnas del periódico digital El Clarín viene acusando que “La Concertación debe explicaciones”.[7] El sociólogo Manuel Antonio Garretón, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, expuso cómo los gobiernos concertacionistas han sostenido una variación del neoliberalismo de la dictadura.[8] Por si aun no bastara, Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia, afirma que la Concertación “olvidó sus principios políticos anteriores” y “nos traicionó, porque mantuvo la Constitución de 1980 y el modelo neoliberal sin cambios”.[9]
No obstante lo anterior, la cuestión es muchísimo más simple: recurramos a dos concertacionistas. El fallecido Edgardo Boeninger, una especie de Tom Hagen[10] o consigliere de la “Familia” de la coalición, ya en 1997 aceptaba que había habido una “incorporación de concepciones económicas más liberales a las propuestas de la Concertación”.[11] Por su parte, el diputado socialista Sergio Aguiló, en marzo de 2002, hizo público el documento “Chile entre dos derechas” donde señala: “las agendas de la Concertación y de la Alianza por Chile son, en lo fundamental, idénticas. Son de derecha, sin más”; por ende, sus “programas y proyectos (…) en cualquier debate intelectual serio y sin censuras serían catalogados de derechas”.[12]
El giro al neoliberalismo de esta singular “izquierda”, es reconocido hasta por Hermógenes Pérez de Arce, acérrimo defensor de la dictadura: “el modelo de desarrollo económico-social que ponen en práctica los sucesivos gobiernos concertacionistas se parece mucho más al que [la derecha] siempre prohijó que a los proyectos propios y originales de la izquierda (socialismo marxista-leninista) y de la DC (socialismo comunitario)”.[13] Asimismo, Oscar Godoy, cientista político liberal, declaró su “satisfacción” al “verlos ahora [a los concertacionistas] pensar como liberales”.[14] No por nada el presidente de los grandes empresarios le declaró públicamente su amor al “socialista” Lagos[15]; y no menos decidor es que el actual presidente de los banqueros, haya revelado en la prensa que había votado y votaría por la “socialista” Bachelet.[16]
Los para nada novedosos argumentos aquí expuestos, no han hecho mella en la “izquierda”. En una conveniente amnesia ante dos décadas de cogobierno, hoy “acusan” a otros: a los ultraizquierdistas que le hacen el juego a la derecha… “mala”. Curiosamente, esa pérfida gente se concentraría entre los votantes de Marcel Claude.[17] Y expresamos nuestra curiosidad pues, ¡este “radical” planteaba cuestiones que en todo el mundo se tienen por políticas socialdemócratas!: (re)nacionalización de los recursos estratégicos, sistemas universales y gratuitos de salud y educación garantizados por el Estado, y mayor participación ciudadana en las decisiones estatales. Es más, en algunos países esas medidas las apoya hasta la derecha no neoliberal. Y en Chile, las apoyaba un ultraizquierdista pertinaz: Salvador Allende.
Esas y otras cuestiones hoy “extremistas” eran compartidas por los votantes del NO en 1988 y por los de Aylwin. Incluso, si aún no fuera suficiente ironía, algunas figuraban en el propio enterrado y olvidado primer Programa de Gobierno de la Concertación. Entonces, si propuestas socialdemócratas son en Chile de ultraizquierda, es porque el imaginario neoliberal se impuso: situó un proyecto de extrema derecha como uno de centro o uno sin duda normal y correcto. Tarea en la cual la Concertación participó activamente. No es mera retórica hablar de un “cogobierno”.
De tal modo, se cae a pedazos la “acusación” de ultraizquierdismo. Luego, si ya es absurda la otra “acusación” de hacerle el juego a la derecha, quedó claro quiénes optaron por jugar decididamente por la derecha. En tercer lugar, acusaciones insultantes contra quienes con argumentos rechazan a la Nueva Mayoría, muestran el precario nivel de debate de la “izquierda” o su intento de seguir ocultando su conversión al neoliberalismo.
Acudiendo a Rousseau, quien afirmaba que el derecho a voto obliga a informarse[18], recomendamos encarecidamente ilustrarse en política y economía: impedirá pasar la vergüenza de creerse izquierdista porque simplemente se afirma serlo. O, al menos, pedimos reflexionar acerca de un singular hecho: la “derecha” propone el mismo modelo aplicado por la “izquierda”. Sentirse parte de una “cultura de izquierda” por encarar desde la ley asuntos “morales”, escuchar la Nueva Canción Chilena u haberse opuesto a la dictadura y a la violación de los DDHH, para nada implica ser de izquierda.[19]
Para terminar, por supuesto que preferir una opción es respetable e indiscutible; pero, sí son debatibles los motivos que la sustentan. En este caso, que votar Nueva Mayoría es ser de “izquierda”. Por suerte, la ignorancia es muy fácil de solucionar: se pregunta o se lee… por ejemplo a Jocelyn-Holt, Portales, Garretón, Salazar y hasta a Boeninger o Aguiló… Salvo que estemos ante sordos que al no querer oír ni informarse, rebajen la política a un infundado fanatismo de fans club o barra brava.
[1] En el caso de críticas al PC, ello sería una manifiesta e indudable muestra de “anticomunismo”… por supuesto en su sentido fascista.
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Muchos análisis y términos sociológicos, desde una mirada y visión rígida que no da signos de mirada reflexiva, una pasión que nació en algún momento de vida cotidiana y «normal», pero que no es el análisis coyuntural y se acusa de ignorancia a los que votaron por la Nueva Mayoría cuando los que profitan de genios libertarios no se detienen a pensar y analizar la historia, ni la condición o el potencial que nuestro país tiene, con una formación educacional que por décadas ha creado generaciones de sirvientes del sistema capitalista, con una estructura social tan individualista que los únicos grupos que se organizan son los del carrete. Salvador Allende lo tenia mas claro, solo la clase trabajadora, pero no toda, únicamente la obrera estuvo firme, pero sin el apoyo de la intelectual, esa que se pone las jinetas y pretende que por plasmar un compilado con normas doctrinales y palabras rebuscadas hará que un pueblo tome las armas y se apodere de un país, eso si es una falacia, como su defendido Marcel Claude que apelo a la pasión de jóvenes y adolescentes y ese espíritu rebelde que tiene y debe tener todo joven, pero no es solo una votación y ya … ahora a esperar que los políticos y quien esta de presidente lo haga, como genio debe saber que al implementar políticas de izquierda, se activan las reacciones de las redes capitalistas como lo sufrió el cro. Allende y todos los países de América Latina y el mundo que amenazan el accionar del capital y sabemos también que los primeros en sufrir las consecuencias no son precisamente los políticos o los genios que vociferan y cacarean las revoluciones, son el pueblo, el trabajador que día a día gana las monedas para el pan….¿ acaso en todo lo que vivimos de historia no aprendimos nada?
Ciertamente los ataques desenfrenados de esa ‘ultraizquierda» contra la candidata de la Nueva Mayoria, contra las generaciones anteriores a ellos y sus cantos revolucionarios como ‘Todos a La Moneda’ ayudo a pensar que le estaban haciendole el juego a la derecha. No se necesita recorrer la historia para explicar falacias como ud. las llama. Cada uno interpreta las acciones y palabras de la gente como quiera o como le lleguen. Todo lo que oi y lei de estos ultrones me dejo con una impresion muy mala de ellos que a ud. le parecera ‘burda’ pero para mi es real.
Su apologia no me convence en absoluto. Es hora de que se den cuenta que cualquier cambio debe hacerse dentro de la institucionalidad y que la violencia trae, inevitablemente, mas violencia. Es una minoria que se siente con derecho a tener todo ahora. Al tiro! Y gratis! Y demonizando a la Nueva Mayoria porque los pasteles no estan de acuerdo o no votaron por Bachelet.
Mucho mas sentido y valor, tienen las palabras de Amado Alexis Mayor Olivos!
No hay caso.. .el que quiera comulgar con ruedas de carreta es libre de hacerlo… me impresiona y tiene razón este sr monares: con fans club no se puede!