Chile es el único país donde las fiestas patrias duran más de diez días, y uno se pregunta la razón por la cual se produce esta locura de “patriotismo”, cuando, por ejemplo, en un solo día en Francia se celebra la Toma de La Bastilla, que dio inicio a la más grande de las revoluciones mundiales; en Chile, como en la mayor parte de América Latina, recordamos las juntas de Gobierno, todas destinadas a preservar los territorios del más atrasado mental de los borbones, Fernando VII. La verdadera independencia de Chile se logró, en la batalla de Maipú, en 1818. Aun cuando no les agrade a los chauvinistas, nos independizaron los cuyanos – los argentinos – y no los chilenos. Bernardo O´Higgins era una especie de “Mendocita” de José de San Martín, y nadie puede sentirse orgulloso del llamado “padre de la patria”, verdadero tirano, que fue derrocado por los “pipiolos”y federalistas libertarios.
¿Cómo sentirse engolado cuando el ejército de Chile ha llevado a cabo, a través de los 200 años la historia, más de veinte masacres contra el pueblo? – según el historiador Gabriel Salazar -; un ejército profesional que realizó los más crueles torturas, abusos y asesinatos contra el pueblo mapuche, y que luego del golpe de Estado de 1973 se convirtió en una milicia mercenaria de ocupación, que usó sus armas contra sus conciudadanos, dejando a su paso miles de muertos, fusilados, torturados, desaparecidos y exiliados, sólo merece la vergüenza y la condena universal.
Es humillante constatar que Chile es conocido por ser la tierra donde nació la peor alimaña criminal que ha existido hasta ahora, y no por grandes hombres libertarios y americanistas – Francisco Bilbao, Santiago Arco, Luis Emilio Recabarren, Clotario Blest y Salvador Allende, entre otros – que su herencia hizo honor a la patria grande y a los ideales de justicia, libertad e igualdad.
El hecho de que en Chile las tres Constituciones hayan sido impuestas por el poder militar y la fuerza de las armas es más una mácula para todos los ciudadanos: la de 1833, impuesta por el mercachifle Diego Portales y, apoyada por un militar de Concepción, José Joaquín Prieto, considerado de pocas luces, que hasta el mismo don Diego se reía de él comparándolo con un loco que se paseaba por la Plaza de Armas; la de 1925, impuesta por el demagogo Arturo Alessandri, sometida a un plebiscito amañado y que no respetó el secreto del voto, además de una abstención mayor del 50%; la de 1980, impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet.
Chile ha sido dominado siempre por una casta de hacendados, comerciantes y militares – una alianza entre almaceneros y pulperos y las guardias pretorianas – que, en algunos momentos suelen llamar a elecciones para hacer creer que los ciudadanos y ciudadanas pueden decidir sobre algún asunto que les concierne, pero que, en la mayoría de las veces, terminan engañados. En el siglo XIX, los Presidentes nombraban a su sucesor, como también al Parlamento, a dedo, correspondiera el período a los conservadores o a los liberales, manteniendo férreamente el poder económico y político.
Durante el siglo XX, el acto electoral era un verdadero festival de cohecho, en que se compraban ciudadanos tal como los patrones lo hacían con el ganado. A partir de 1958, durante el gobierno de Carlos Ibáñez, se terminó con el cohecho, pero vino la influencia del dinero en la política, es especial, el norteamericano, italiano y alemán, en favor de la Democracia Cristiana. Cuando el pueblo optó por Salvador Allende en las elecciones de 1970, desde antes de que asumiera el gobierno, Estados Unidos y la derecha comenzaron a conspirar para derrocarlo.
Afortunadamente, hubo en la historia hombres y mujeres que nos llenan de orgullo, algunos de ellos provenientes de la aristocracia castellana vasca – pienso en Vicente Huidobro, Joaquín Edwards Bello, Luis Orrego Luco – y otros surgidos del corazón de la tierra provinciana – Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Manuel Rojas, José Santos González Vera, y los rebeldes libertarios como Benjamín Vicuña Mackenna, José Manuel Infante, Miguel Enríquez, por nombrar a algunos -.
21/09/2013
Artículos Relacionados
«Si Kafka hubiera nacido en Chile, habría sido un escritor costumbrista»
por Angel Nuñez (Chile)
16 años atrás 10 min lectura
“La punta de lanza de la reacción imperialista, se llama hoy Alianza para el Pacífico”
por Carlos Aznárez (Bolivia)
12 años atrás 13 min lectura
La TV digital: ¿beneficio para todos?
por Alejandro Zoñez Venegas (Chile)
19 años atrás 9 min lectura
¿Por qué se despistó Israel respecto al Cairo?
por Aluf Benn (Israel)
15 años atrás 7 min lectura
Gato por liebre: una vieja estrategia PATRONAL y de los que claudican
por Saúl Vargas J. (Chile)
16 años atrás 5 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
La batalla cultural: mucho más que una derrota electoral
por Tomás Pérez Muñoz (Chile)
4 horas atrás
23 de diciembre de 2025
Desde comienzos de este siglo, una parte de la izquierda ha tendido a perder de vista ese hilo conductor: la condición compartida de quienes viven de su fuerza de trabajo y padecen, en distintas formas, la explotación y la dominación de la clase dominante. Más allá de nuestras diferencias —que existen y deben ser reconocidas— hay un factor común que nos atraviesa y nos une. Se trata de la subordinación al capital.
Santiago, inaudito: Prohíben mostrar imágenes del Portal de Belen
por La Calle
5 horas atrás
23 de diciembre de 2025
Las imágenes dicen que mil palabras. Vea lo que ocurre en Santiago. ¿Por qué se prohíbe la exhibición del Portal de Belen? ¿Desde cuándo está prohibido recordar en la calle el nacimiento de Cristo?
¡Frente al avance de la reacción, el único camino es la organización!
por Bloque de Organizaciones Populares (Chile)
6 días atrás
17 de diciembre de 2025
Que no nos engañen cuando hablan de libertad, porque esa es solo la libertad para los dueños del poder y del mercado para seguir explotando y oprimiendo. Hablan de orden y seguridad, pero nada cambiará mientras nuestras condiciones de vida sigan siendo las mismas y nuestros derechos continúen siendo negados.
De feministas, socialistas, populares, terroristas y cínicos, con el Sáhara Occidental okupado de fondo
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
2 semanas atrás
09 de diciembre de 2025 Artículo publicado originalmente el 13 de noviembre de 2025 en el periódico El Independiente. Lo republicamos con la autorización del autor. La Redacción de…
Me da la impresion que, quizas sin querer (mala memoria?), Gumucio nos mete gato por liebre de vez en cuando.
Cuando dice que Joaquin Edwards Bello nos llena de orgullo no queda otra que preguntarse que’ metro usa Gumucio para ingerir y servir orgullo.
He estado leyendo sus Cronicas Reunidas (1921-1925) y es chocante ver las repetidas imbecilidades que este pseudo intelectual usaba para hacer un analisis de Chile y la chilenidad. Primero, un constante y repugnante repetir de lo malo, de lo dannino que conlleva «ser parte indio», como dice el.
En su ensayo «Polemicas Criollas» dice: » Aqui en Chile hay una irresistible tendencia a la polemica por nuestro origen indio.» Esa es su frase inicial.
Mas adelante dice:
» Nadie sabe por donde puede venirnos esa agresividad araucana y es posible la que hayamos pescado del aire, del ambiente, de la leche que nos dio a mamar la nodriza plebeya… En todo caso, uno de los problemas terribles de la sociedad chilena es la incultura, la agresividad, la falta de espiritu, todas las cualidades de indigenas.» [pag. 128]
Notables son tambien sus constantes referencias a la apariencia del chileno comun. Sus repetidas alusiones al pelo criollo, las facciones indigenas, todo esto contrapuesto a los hombres y mujeres de piel blanca, con apariencia de europeas.
Leyendo sus Cronicas podemos decir que su credo sobre la infuencia indigena es simple: «El espannol era sobrio, es y ha sido siempre sobrio; el alcohol, como otras cosas malas, son [sic] herencia indigena.»