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Fumemos el opio de las encuestas

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En una elección llena de accidentes  por varias razones, entre ellas los sucesivos cambios de candidatos en la derecha, así como el número histórico de candidatos presidenciales, estaba haciendo falta una encuesta que remeciera el enrarecido escenario político. Para Marco Enríquez, “las encuestas son como los perfumes”, es decir, se disfruta de su aroma, pero está vedado beberlos – sería improcedente alcoholizarse con ellas -. En cierto grado, para usar la frase del “gran sabio y repúblico” Camilo Escalona, las encuestas podrían ser como las drogas: los políticos caen, con facilidad, en el síndrome de abstinencia; un largo período sin encuestas les provoca espasmos y otras manifestaciones corporales inmanejables, razón por la cual se hacía imprescindible que apareciera el resultado de la encuesta CEP para calmar estos molestos efectos de la abstinencia.

Al igual que “Los alcohólicos Anónimos”, los políticos juran y re-juran que nunca más beberán – un amigo que padecía  esta enfermedad, tomó un vaso de agua antes de morir, exclamando: “si hubiera sabido lo rica que es esta bebida, jamás hubiera bebido tanto vino” -, pero siempre recaen a la menor provocación. A la derecha le está pasando algo parecido: como le fue muy mal a Evelyn Matthei en el resultado de la encuesta CEP, de los meses julio-agosto, en que la candidata de la Alianza obtuvo un escuálido 12%, sale Patricio Melero, presidente de la UDI y Joaquín Lavín, generalísimo de su comando, con expresiones tales como que la encuesta CEP “vale cero” – olvidan que ese Organismo pertenece a la derecha – y otras por el estilo, donde intervienen los otros miembros del comando. Como los antiguos perdedores, los políticos de derecha comienzan a despotricar contra el maravilloso elixir que, antaño,  les permitía gozar con tan espectaculares y fantasmagóricas voladas en sus sueños de poder absoluto – incluso, algunos privilegiados veían la imagen alada de su mentor, Jaime Guzmán Errázuriz, escribiendo “el evangelio” dictado por San Gabriel Pinochet -. La encuesta CEP les parecía incomparable cuando vaticinaba el triunfo de Piñera – siempre arriba en todas encuestas de  opinión – pero hoy son dañinas y, casi mortales, cuando a la pregunta: “¿Quién le gustaría a Ud. Que fuera el próximo presidente de Chile? Sólo el 11% responde que Evelyn Matthei. Las explicaciones y justificaciones sobre esta caída abundan: que “el trabajo de campo se hizo cuando la derecha no tenía candidato”,  o que “Matthei aún no estaba en campaña, y así suman y siguen las explicaciones.

En el pasado, el personaje con mayor evaluación negativa era Pablo Longueira, predecesor de la candidatura presidencial de Matthei; si se compara con la última encuesta, esta candidata cuenta un 34%  de opinión negativa y con un 30% positiva –  sólo la supera Camilo Escalona con 9% positiva y 34% negativa -. Si las encuestas fueran certeras respecto a los resultados, el 12% de Evelyn Matthei sería el peor desastre en toda la historia electoral de la derecha chilena – sólo ocurrió con liberales y conservadores en 1965, lo cual llevó a la disolución de ambos Partidos -.

Si las encuestas se consideraran puro opio, sólo servirían para entretenidas voladas de analistas y políticos. Personalmente, me permito negar a la ciencia social todo carácter predictivo, pues el futuro siempre será insondable y lo único real que podemos estudiar es el pasado – en este plano, F. Hegel  tuvo razón al enviar “con calabazas” a un alumno que se atrevió a interrogarlo sobre el futuro -, pero al menos se pueden plantear algunas ideas que nos permiten, tal vez, reflexionar sobre el tema: 1) hay un 30% de encuestados que aún no se pronuncian, es decir, un 30% de margen error, en consecuencia, nada está decidido aún; 2) hay una tendencia a la baja del apoyo a Bachelet – si consideramos la pregunta “¿Quién le gustaría que fuera presidente? En abril de 2012, el porcentaje favorable es del 51%, y julio-agosto de 2013, el 45% -; 3) se sabe que la gente no dice la verdad siempre cuando se le pregunta si va a votar en las próximas elecciones – esta distorsión ya se comprobó en una encuesta posterior a las elecciones municipales; 4) Aún queda por probar el porcentaje de votos que Franco Parisi puede restar a Matthei, y Marco Enríquez-Ominami a Bachelet.

Si consideramos históricamente las encuestas, podemos colegir que Bachelet comenzó la campaña como candidata a la presidencia, en 2005, con un alto porcentaje, que se fue reduciendo con el tiempo, hasta llegar a tener, al final, menor votación que la suma de los sufragios de Piñera y Lavín. Suele ocurrir que un candidato que parta con un alto porcentaje, se desinfle en el camino – es el caso clásico de Ricardo Lagos Escobar, que comenzó con más del 50% en las encuestas y terminó en un empate técnico con Lavín, en la primera vuelta, en 1999.

Como nada está jugado, y las encuesta producen el mismo efecto que el opio, todo puede ocurrir en las elecciones del próximo mes de noviembre.

30/08/2013

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