Al servicio de un nuevo trato con el pueblo mapuche (Parte 1)
por Obispos del Sur de la Iglesia Católica (Chile)
12 años atrás 20 min lectura
Autor: Obispos del Sur
Fecha: 21/01/2003
País: Chile
Ciudad: Santiago
Al servicio de un nuevo trato con el pueblo mapuche (Parte 1)
Queridos Hermanos:
Los Obispos católicos del Sur de Chile, en el segundo semestre del año 2001, decidimos ofrecer a las comunidades eclesiales, tanto de base, como a las Parroquias y Movimientos Apostólicos, un documento de trabajo para darles a conocer la realidad y las causas de la emergencia mapuche, con el fin de lograr un cambio de actitud de quienes se sienten confundidos o tienen una errada visión. El Gobierno ha creado una comisión especial destinada a proponer políticas para los Pueblos Indígenas, que ha denominado “Nuevo Trato”. El Término nos ha parecido oportuno para definir el cambio de actitud que los cristianos debemos tener en nuestras relaciones con los hermanos mapuches, fundados en los principios evangélicos.
Hemos solicitado a un equipo de especialistas preparar el borrador de tal documento. Durante este tiempo ha existido un interesante intercambio de pareceres de cada obispo con los autores. Esto ha permitido contar con una versión que hemos estimado suficiente para hacerla llegar a ustedes de manera que durante el año 2003 se pueda estudiar con seriedad en los más diversos grupos que he señalado. Nos interesa recoger todas las opiniones que colaboren a la gestación de un futuro documento que presente propiamente las orientaciones pastorales para el futuro.
El presente documento no es de carácter definitivo. Quiere ser una ayuda para suscitar un diálogo profundo con una base suficientemente seria y que pueda contribuir para iniciar el cambio de actitud pastoral. Por la razón dicha, soy yo quien firmo y presento este documento, en mi condición de Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Indígena. Serán los actuales Obispos del Sur quienes entregarán las orientaciones pastorales después de recibir los aportes que ustedes hagan.
Puedo decirles, sin embargo, que el presente documento es el resultado de un estudio serio, acucioso, fundado en un acopio de información recogido con responsabilidad. Se ha dialogado con dirigentes mapuches y se ha considerado que los conflictos hay que juzgarlos también a la luz de la justicia y legalidad vigentes. Se ha procurado emitir juicios con fidelidad a la misión evangelizadora de la Iglesia. Esto nos exige escuchar pero también juzgar los hechos y situaciones a la luz del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Anhelamos una conversión cristiana en torno al tema que contribuya a lograr una convivencia en paz. La paz cristiana se funda en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Los obispos estamos ciertos que los cristianos colaborarán para que los mapuches se desarrollen como pueblo con su propia identidad cultural y plenamente integrados a la común nacionalidad chilena.
Les pido, pues, a nombre de los Obispos del Sur, que no sólo lean el presente documento, sino que lo estudien junto a otros dejándose interpelar por la palabra de Dios, busquen con generosidad caminos para el nuevo trato que debemos dar a los hermanos mapuches, fieles a la verdad, la justicia y la fraternidad; para que en paz construyamos condiciones de verdadera libertad.
† Sergio Contreras Navia
Obispo Emérito de Temuco
Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Indígena
Valparaíso, Diciembre de 2002
I. Introducción
1. Como Iglesia peregrina en las tierras ancestrales del pueblo mapuche y con el sincero deseo de contribuir al proceso de construcción de un nuevo marco de relaciones entre los distintos sectores sociales y culturales de nuestro país, los obispos del sur de Chile ofrecemos este documento a las comunidades y movimientos de nuestra Iglesia, para generar un proceso de reflexión que nos lleve a dar pasos concretos hacia una sociedad al servicio de la vida de todos.
2. Se trata de una invitación a repensar la comunidad nacional, y dentro de ella a la misma comunidad eclesial, desde un marco de reconocimiento de nuestra condición pluricultural. Con gozo y esperanza venimos observando cómo las comunidades indígenas tienen cada día mayor claridad de ser ellos autores y promotores de su cultura. Por lo mismo, es urgente avanzar hacia nuevas relaciones sociales que permitan el desarrollo pleno de todos aquellos que compartimos una tierra y una historia común.
3. Queremos sumarnos con creatividad a esta nueva dinámica que nace del reconocimiento de la pluralidad étnica y cultural de nuestro país. Con humildad hemos reconocido al hacer la “purificación de la memoria” a que nos invitó su Santidad Juan Pablo II, que en el pasado muchos cristianos colaboraron con su práctica o con su silencio a la implantación de políticas de asimilación o marginación de los pueblos originarios. Hoy, en continuidad con aquellos hermanos nuestros que asumieron la causa de la defensa de los indígenas, queremos contribuir creativamente a la dignificación de los pueblos originarios y comprometernos, desde los valores del Reino que anunciamos, en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.
Recuadro 1
“Oremos a Dios, Padre de todos los hombres, para que en nuestro corazón demos cabida al arrepentimiento sincero por el mal que muchos cristianos han hecho a los pueblos originarios y, concretamente en estas tierras de la Araucanía, a nuestros hermanos mapuche: atentando contra sus vidas; arrebatándoles su tierra, lugar sagrado, rostro materno de Dios, centro integrador de la vida de la comunidad; despreciando su cultura; negando sus valores auténticamente humanos, semilla del Verbo presente en sus antepasados. Perdón por haberles causado enormes sufrimientos y no haber asumido la evangelización liberadora e inculturada a que nos llamaron apóstoles como Bartolomé de las Casas o el fraile Franciscano Antonio de San Miguel, Obispo de la Imperial, que con muchos otros lucharon incansablemente por la reivindicación de los derechos de los hermanos indígenas.Chau Ngnechen, muéstrate misericordioso con nosotros, perdónanos y haz que convertidos a la fraternidad con este pueblo, trabajemos por su auténtica liberación y desarrollo, ofreciendo el evangelio de Jesús, en un testimonio humilde, comprensivo y profético”. (Plegaria de purificación de la Memoria, Temuco)
II. Los pueblos indígenas del sur de Chile
4. Comenzamos este estudio dando una mirada general a algunos hechos históricos relevantes que hicimos de diversas investigaciones e historiadores que han estudiado el tema, así como a la situación actual de estos pueblos, de modo que nos permita comprender tanto el origen de los conflictos como sus alcances y proyecciones actuales. Se trata de una síntesis muy breve, que tiene por objeto suscitar la reflexión y ciertamente no pretende agotar el tema.
a) Raíces históricas de un conflicto actual
5. Conquista y resistencia. Los conquistadores, liderados por Pedro de Valdivia se enfrentaron a las tribus indígenas cuyo territorio se iniciaba aproximadamente en el valle del río Mapocho y se extendía hacia el sur hasta la isla de Chiloé. El primer contacto de los mapuches con los españoles tuvo lugar, al igual que para la mayoría de los pueblos indígenas, con la proclamación formal del así llamado “Requerimiento”. Era la demanda de sumisión que se hacía a los indígenas y conducía prácticamente a un estado de guerra. Con él quedaban claras las intenciones de los recién llegados: o se aceptaba la sumisión o se iba a la guerra total. Algunos pueblos aceptaban procurando evitar la masacre. En el caso mapuche, Michimalonko, el primer jefe mapuche del que tenemos noticia, atacó e incendió la recién fundada ciudad de Santiago, un 11 de septiembre de 1541. La guerra había comenzado.
6. El ejército español avanzó hacia el sur, fundando pueblos y dejando fuertes en puntos estratégicos. Las comunidades mapuches comenzaron a organizarse frente a la invasión. En 1598, Pelantaro, encabezando las tribus del sur, destruyó todas las ciudades y fuertes fundados al sur del río Bío-Bío, expulsando a todos los colonos de su territorio (1). La guerra y el intercambio con los españoles comenzó a transformar la vida y las costumbres del pueblo mapuche. La introducción del ganado, del caballo y del hierro trajeron elementos nuevos a la cultura mapuche. Uno de sus efectos importantes fue la de permitir una organización militar de gran movilidad. Esto, sumado a la organización política mediante las alianzas, configuró un sistema descentralizado y flexible que hizo casi imposible derrotar a los mapuches.
Recuadro 2
“El general Pedro de Valdivia dijo que les quería decir como su majestad le había enviado a poblar aquella tierra y a atraerlos a ellos y a su gente al conocimiento de la verdad, y que venía a aquel efecto con aquellos caballeros que consigo traía, y a decirles y darles a entender como habían de servir a Dios, y habían de venir al conocimiento de nuestra Santa Fe Católica y devoción de su majestad como lo habían hecho y hacían todos los indios del Perú, y que entendiesen que, si salían de paz y les servían y les daban provisión de la que tenían, y que, haciendo esto, los tendría por amigos hermanos, y que no les haría daño ninguno en su tierra ni en sus indios y mujeres e hijos, ni en sus haciendas, ni los llevaría contra su voluntad; y que si se ponían en arma, y le defendían el camino y el bastimento, que los mataría y robaría la tierra.” (VIVAR, G. Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile. Introducción, selección y versión actualizada de Sonia Pinto Vallejos, págs.67-68.)
7. Parlamentos y autonomía. A fines del 1640, tras 90 años de guerra, se reunieron por primera vez, formal y ampliamente representados, mapuche y españoles, para realizar un acuerdo de paz. Se inauguraba así una nueva etapa. Uno de los motivos principales de este cambio fue la influencia creciente de los jesuitas, que llegados en 1593, trajeron una nueva postura frente al tema indígena. Lo fundamental era el intento de separar la acción misionera del sometimiento militar y la supresión de la esclavitud indígena (2). Estos parlamentos sentaron el precedente del reconocimiento por parte de la corona hispana de la frontera del río Bío-Bío y la autonomía del territorio mapuche hasta el río Toltén.
8. La autonomía territorial les permitió a los mapuche transformarse lentamente en ganaderos, desenvolver una notable platería, incorporar nuevas tecnologías, desenvolver su agricultura, desarrollar un amplio comercio fronterizo y expandir sus relaciones sociales y económicas hacia las pampas argentinas. No por eso dejaron de existir guerras y conflictos. La actividad misionera se desarrolló casi exclusivamente en las márgenes de los territorios libres.
9. La sociedad mapuche que llega al siglo XIX era una sociedad autónoma, con un territorio propio, gobernado por ellos mismos y con relaciones políticas formales con el gobierno colonial. Su economía era fundamentalmente ganadera. Los caciques, a través de las alianzas y de los matrimonios extendían su autoridad formando amplias confederaciones y delimitaban sus territorios (3).
10. Guerra, Reducción y Pobreza. El proceso de independencia de la corona española fue en un comienzo acompañado desde lejos por las parcialidades mapuche, hasta que el conflicto llegó a su frontera. Las confederaciones se dividieron según sus conflictos internos tradicionales. La mayoría de las alianzas mapuche apoyó a los realistas. Una pequeña parte combatió junto al ejercito chileno (4). Tanto en Argentina como en Chile, los mapuche participaron activamente en las guerras de independencia y luego en los conflictos internos de las nuevas repúblicas. Su objetivo principal era asegurar la independencia de sus territorios. Pero esto dejó en evidencia el poder militar de los indígenas. Una vez terminados los conflictos internos en ambos países, ese poder comenzó a ser vistos como una amenaza.
11. Las colonizaciones extranjeras estaban en auge de Valdivia al sur y el territorio mapuche continuaba siendo un enclave autónomo dentro del nuevo Estado-nación. La prensa, a partir de la participación de grupos mapuches en sucesivos conflictos en el sur, fue modelando una imagen de barbarie. La vía insinuada era la conquista militar y la apertura a los colonos extranjeros.
Recuadro 3
“El araucano de hoy día es tan limitado, astuto, feroz y cobarde al mismo tiempo, ingrato y vengativo, como su progenitor del tiempo de Ercilla; vive, come y bebe licor en exceso como antes (…) En efecto, siempre hemos mirado la conquista de Arauco como la solución del gran problema de la colonización y del progreso de Chile, y recordamos haber dicho con tal motivo que ni brazos ni población es lo que el país necesita para su engrandecimiento industrial y político, sino territorio”. (Editorial de El Mercurio, 24 de mayo de 1859)
12. En 1866 el parlamento chileno aprueba una ley mediante la cual se declaran fiscales las tierras mapuches sin título ubicadas al sur del Bío-Bío , decreta la distribución de tierras a colonos y la adjudicación del resto mediante remates públicos (5). En 1867, ante un nuevo alzamiento mapuche por motivo de los colonos que se adentraban en su territorio, se inició la guerra que duró hasta 1881. Muchas familias mapuches tuvieron que huir a las montañas para escapar del cautiverio o la muerte. La economía mapuche, básicamente ganadera, fue destruida. Era el inicio de la colonización, organizada por el Estado chileno, del territorio autónomo mapuche.
13. Con la subasta pública de tierras se dio paso a la especulación, de la que surgieron los latifundios. A los mapuche se les comenzó a medir las tierras que «ocupaban» para darles Títulos de Merced. Los mapuche quedaron reducidos y acorralados, separados entre sí y empobrecidos. La violencia militar fue de tales proporciones, que ya al comienzo, en 1869, varios periódicos de la época reaccionaron denunciando y condenando los actos del ejército de ocupación. Al final de la guerra, el desastre era total. Relatos oficiales dan cuenta de miles de mapuche que deambulaban por los fuertes suplicando por alimentos (6).
Recuadro 4
“Estos son los hechos: el general Pinto ha sembrado terrenos fiscales i ha ordenado el arreo de los animales indígenas i el incendio de las rucas i sementeras araucanas; i en vez de guerra de soldados hemos tenido así en la frontera guerra de pastores i de pillaje desmoralizador.” (Periódico El Ferrocarril, Santiago, 17 de febrero de 1869)
14. En la división de las tierras fue donde se produjo quizás lo que más afectó la estructura social mapuche. La asignación de tierras a las familias no respetó la organización social que había alcanzado la sociedad indígena. Se crearon “reducciones” bajo el nombre de caciques, agrupando de este modo diversas familias, pertenecieran o no al mismo linaje. Se forzó de este modo una nueva situación que pulverizó la sociedad mapuche en miles de reducciones incomunicadas entre sí (7). El objetivo claro era quebrar las grandes alianzas y con ello toda posibilidad de recuperar la autonomía.
15. El reparto injusto de las tierras al interior de las Reducciones generó muchos conflictos entre las familias. Comenzó a haber ricos y pobres dentro de las «comunidades». El caos provocado por la arbitrariedad con que se había llevado la radicación de las familias indígenas, la corrida de cercos, la expulsión violenta, los incendios intencionales y hasta el asesinato, se convirtieron en métodos frecuentes de no pocos colonos para extender sus propiedades sobre tierras indígenas. Los mapuche no tuvieron otro modo de defenderse que recurrir a abogados y jueces de los pueblos vecinos, con escasas o nulas posibilidades de que se fallara a su favor.
16. Los protectores de indios, los misioneros y los primeros indigenistas, solicitaron al gobierno, de todos los modos posibles, que pusiera atajo a los abusos. Pero elevaron sus voces sin resultado. Sólo entre 1910 y 1930 fueron presentados más de 1.700 litigios entre indígenas y particulares por causa de tierras mapuche usurpadas (8).
b) La Sociedad Mapuche después de las Reducciones
17. Si bien por su mayor parte la población mapuche vivió un empobrecimiento creciente y sufrió la marginación de la sociedad nacional, por otra parte comenzó a retomar el control de su situación y desarrolló nuevas estrategias para asegurar su sobrevivencia histórica y así surgieron nuevas formas de lucha. Era la lucha por un lugar digno en la sociedad que ahora los dominaba. En 1910 ya se fundó la primera asociación mapuche independiente: la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía. Básicamente defendían el derecho de los mapuche a una integración justa, es decir, acceso a la educación y justicia frente a la usurpación y remates de tierras indígenas todavía no asignadas (9). En 1924 fue elegido el primer diputado mapuche , don Francisco Melivilu. Se inaugura así la presencia formal mapuche en el aparato político chileno. Pronto le siguieron otros diputados de diferentes corrientes políticas. Todos buscaban una justa integración del pueblo mapuche a la sociedad nacional, mediante la participación equitativa en la educación, la tierra y los beneficios sociales.
18. En 1953 se funda la Asociación Nacional Indígenas de Chile en Temuco y ese mismo año 1953, se crea la Dirección de Asuntos Indígenas, dependiente del Estado. De este modo, los primeros dirigentes indígenas, lograron introducirse formalmente en el aparato de Estado. En 1969 se funda la Confederación Nacional de Asociaciones Mapuche y celebran el primer congreso mapuche en Temuco. Muchos dirigentes aparecieron vinculados a partidos políticos de izquierda y otros tantos a los de derecha. Pero sus objetivos siempre eran claros: la defensa de la tierra, de la comunidad y de su cultura.
19. Las décadas del 60 y del 70 fueron de gran agitación en el sector rural a causa de las expectativas que creo la Reforma Agraria impulsada por el gobierno del presidente Frei (1964-1970). Para los mapuche la recuperación de tierras usurpadas continuaba siendo su demanda más clara. Dos grandes congresos nacionales mapuche, en 1969 y 1970, dejaron claras sus principales reivindicaciones y permitieron al gobierno elaborar un nueva legislación con base en las demandas mapuche. La Ley indígena de 1972, al inicio del gobierno de Salvador Allende, recogió estas demandas, especialmente en relación a la recuperación de tierras usurpadas. También detuvo la división y enajenación de tierras indígenas, eliminó los Juzgados de Indios y creó el Instituto de Desarrollo Indígena (IDI). Los mapuche recuperaron en ese período un total de 68.381 hectáreas (10). Hacia 1972 había más de 40 organizaciones representando al pueblo mapuche.
20. El golpe de Estado de 1973 y el régimen impuesto por el gobierno militar, salvo contadas excepciones, devolvió todas las tierras a los anteriores dueños, desalojando a los indígenas, reprimiendo y desarticulando sus organizaciones (11). En 1979 se decretó una reforma de la Ley Indígena de 1972. Se implementó la división de las tierras comunitarias y la entrega de títulos de propiedad privada individuales. Con esto los mapuche, pasaban a ser propietarios individuales y dejaban de ser indígenas ellos y sus tierras. Estratégicamente desprotegidas, las nuevas propiedades podían ser arrendadas hasta por 99 años. Casi todas las tierras comunitarias fueron divididas. Los obispos de la región se manifestaron en una Carta Pastoral explícitamente sobre los efectos del Decreto Ley (12).
21. Acciones dirigidas desde la Fundación Instituto Indígena con el respaldo del Obispo de Temuco , del Vicariato Apostólico de la Araucanía y otros organismos de la Región, con la participación importante de líderes de Comunidades Cristianas, dieron origen en el año 1978 a los “Centros Culturales Mapuches de Chile”, organización que creció rápidamente, con un dinamismo extraordinario, fue rápidamente reconocida a nivel nacional e internacional. Esta organización fue la base de la rearticulación del movimiento indígena en Chile.
22. Con la apertura política producida en 1989, se inició el período de redemocratización del país, lo que dio un nuevo impulsó al debate sobre la cuestión indígena. Un número cada vez mayor de organizaciones indígenas comenzó a coordinarse y a participar en la redemocratización del país. En 1991 se celebró un nuevo Congreso Mapuche en Temuco, que repitió con fuerza las demandas de justicia del pueblo mapuche.
23. Aliados con los otros pueblo indígenas del país, los mapuche plantearon a los sectores democráticos la necesidad que el Estado reconociera los derechos de los pueblos indígenas, derechos territoriales, políticos y culturales. Este proceso culminó con lo que se llamó el “Acuerdo de Nueva Imperial” y el compromiso de generar en conjunto con el futuro gobierno una nueva legislación indígena. Con la promulgación de la Nueva Ley Indígena en 1993, se inició una nueva etapa en la relación entre la sociedad mapuche y el Estado chileno. La creación de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), generó nuevas esperanzas en torno al papel del Estado en cuanto al problema de la insuficiencia de tierras, a la participación en los beneficios sociales, la educación intercultural bilingüe (que fue inmediatamente asumida por la recién creada Universidad Católica de Temuco) y la superación de la discriminación.
24. Las actuales problemas del pueblo mapuche se encuentran agudizados, en buena parte, por el modelo neoliberal de mercado que impera en el país. Las tierras indígenas están catalogadas de improductivas para la agricultura tradicional, siendo la mayor parte calificada como aptas para la industria forestal. Esto ha provocado una gran presión sobre la propiedad mapuche. Las grandes empresas forestales han adquirido las tierras que eran reclamadas por comunidades indígenas dificultando así su recuperación. La reconversión forestal ha transformado profundamente el ecosistema del territorio mapuche, y deja a las comunidades mapuche en deterioradas situaciones tanto económicas como ecológicas. El desarrollo de megaproyectos en territorio indígena es otro punto conflictivo (13). Las dificultades para armonizar una economía liberal de mercado con las economías de subsistencia característica de los mapuche rurales se han hecho evidentes. La desprotección de los derechos de indígenas sobre sus recursos naturales, tierra, agua y subsuelo, está haciendo crisis frente a un modelo económico basado en la competitividad y la explotación por parte del más fuerte. La nueva Ley Indígena, se ha mostrado insuficiente para proteger efectivamente a las comunidades indígenas y sus territorios.
*Fuente: Iglesia
Notas
(1). Las siete ciudades del sur: Valdivia, Angol, Osorno, Arauco, La Imperial, Santa Cruz y Villarrica, fueron arrasadas.
(2) Fundamental fue la labor del P. Luis de Valdivia con su propuesta de la guerra defensiva, aunque esta duró formalmente sólo hasta 1620, introdujo importantes reformas. Para la obra jesuita entre los mapuche, Cf. Foerster, Rolf. Jesuitas y mapuches. 1593-1767. Sobre el P. Valdivia, Cf. Zapater, Horacio. La búsqueda de la paz en la guerra de Arauco: padre Luis de Valdivia.
(3) En el Parlamento de Quilín (1641) son aproximadamente 1.500 caciques participando, representando sus familias y territorios autónomos. En 1774, en el parlamento de Tapihue, ya aparece una estratificación avanzada de linajes dominantes de los cuatro butalmalpu o regiones. Los participantes son diferenciados como: «caciques gobernadores», «caciques», «capitanejos» y «mocetones», de los cuales 276 son caciques, 1710 son capitanejos y mocetones, los cuales eligieron a 4 representantes permanentes o caciques embajadores en Santiago. Cf. León, Leonardo. El parlamento de Tapihue, 1774. Nütram 32 (1993) 16 y 55.
(4) Los abajinos (Colipí y Coñoepan) pactaron con los chilenos; costinos, pehuenches, arribanos y boroanos, con los realistas. Idem, pág. 143-144.
(5) “Los colonos reclutados a través de empresas de colonización recibieron lotes mayores que lo usual; 150 hás. por familia, 150 hás. adicionales por cada hijo mayor de 10 años y otras 75 hás. por hijo situado entre los cuatro y los diez . Estas superficies se doblaban en las “serranías”. Además el Estado desde 1866 “subastó públicamente terrenos fiscales con un máximo individual de 500 hás en el hecho el máximo se amplió a 2.000 hás. y alcanzó las 20.000 hás. tratándose de faldeos cordilleranos”. Cantidad que contrasta con las 6 hás. entregadas a cada jefe de familia mapuche. Gonzalo Vial, Historia de Chile, vol 1, Tomo II, pág. 144.
(6) “En los meses de noviembre y diciembre del año próximo pasado se repartió víveres a 12.606 indios …”, Bengoa, José, Historia del Pueblo Mapuche, 337
(7) Al terminar la radicación en 1919, se habían entregado 3.078 títulos de merced con una extensión de 475.000 hás. que favorecieron a unos 78.000 personas, dejando, según cálculos de Bengoa unas 40.000 personas sin radicación. Ibídem. Pág. 357
(8). Bengoa, José, Historia del Pueblo Mapuche, pág. 374
(9) Cf. Marimán Pablo, Tierra y Legislación Indígena. Una mirada desde el programa del movimiento mapuche (1910-1970), Liwen 4 (1997) 143-171.
(10) Aylwin, José. Antecedentes Históricos-Legislativo para el estudio de comunidades reduccionales mapuche. Pentukun 4 (1999) 32-33
(11) Cf.Gacitúa: Estanislao, Hacia un marco interpretativo de las movilizaciones mapuche en los últimos 17 años. Nütram 28 (1992) 22-44.
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