¿Qué tal, don Hermo? Perdone usted que venga una vez más a expresarle mis inquietudes respecto de lo que ocurre en nuestro Chile, pero usted es la única persona calificada para intuir los movimientos visibles o invisibles de la subversión marxista. Los últimos acontecimientos son especialmente inquietantes para las gentes de bien, como usted o yo.
Como usted lo dice en su último artículo, es increíble lo que sucede en nuestro país. Nuestro Tatán totalmente sobrepasado por los acontecimientos. Y más bien, escondido en la Moneda y sobre todo, callado, calladito, porque como usted sabe, cuando se larga a hablar, habla mucho, mucho, pero dice poco, y muchas veces, nada. Y uno se pregunta, ¿para qué he estado media hora escuchando a Tatán? Pero nadie es perfecto, don Hermo, y Tatán será todo lo imperfecto que se quiera, pero es nuestro Tatán y hay que cuidarlo. Porque es él quien nos aparta de esa marea roja que pretende invadirlo todo y arrasar con todo, incluída esta democracia tan bonita, como usted puede comprobar cada vez que se moviliza desde plaza Italia hacia arriba.
Y a propósito de esto, fíjese, don Hermo, que hay cosas que no logro entender del todo, pero usted seguramente podrá iluminarme con su conocimiento y sabiduría. Pues usted posee una explicación exacta y reveladora para todo. Como aquella vez en que nos explicó a nosotros, sus discípulos, un misterio que era para nosotros muy intrincado, quizás simple, pero intrincado. Queríamos saber por qué los comunistas cantan La Internacional o marchan por las calles, con el puño en alto. Y usted nos explicó que el puño en alto era un símbolo de lucha, pero -agregó usted- también puede ser una orden de ataque. Y en seguida nos dijo que los comunistas siempre llevan escondida en la mano una piedra, pues para ellos siempre hay una vidriera o alguna cabeza que romper.
“El puño cerrado y en alto, es por eso, por la piedra” – nos aclaró usted magistralmente, don Hermo, y nos dilucidó en un suspiro el misterio.
Como usted nos ha informado, toda esta movilización estudiantil y toda esta batahola subversiva actual es obra exclusiva del partido comunista, este partido nefasto que tiene una votación pequeñisima, que apenas llega al ¿2-3 %? de la población, pero que infiltrándose en todas partes altera toda la vida nacional. Y aquí está lo que no logro entender del todo. Pues ahora ocurre que las encuestas y los expertos nos dicen que los estudiantes tienen el apoyo de cerca del ¡80% de la población del país, la que alcanza a los 15 millones de habitantes! Y yo me pregunto, ¡¿es que tenemos en Chile, nada menos que 12 millones de comunistas?! ¿Cómo es posible? ¿Y cómo es que perdieron la última elección presidencial? ¿Cómo nadie se ha dado cuenta? Estas cifras no me cuadran para nada, don Hermo y me producen una gran confusión y hasta dolor de cabeza. ¿Cómo puede ocurrir esto después de la gran obra de purificación espiritual realizada por nuestro gran Gapitán General? Ayúdeme a a comprenderlo, por favor, don Hermo.
Pero, le diré que no es solamente esto lo que me preocupa. Hay en los actuales acontecimientos otra gran contradicción relacionada con la peste comunista que me llama mucho la atención. De acuerdo a lo que usted nos ha enseñado, don Hermo, hay una carácterística física fundamental en los comunistas, que los hace fácilmente identificables y es que son feos, feos sin remedio, pues tienen una fealdad propia de su naturaleza retorcida y maligna; tienen un rostro torvo y amenazante, una mirada aviesa y escurridiza y como que se les adivina la hoz y el martillo grabada a fuego en sus negros corazones. Y los rodea siempre un tufillo a azufre inconfundible. Imposible no reconocerlos, como usted dice. Y ahora resulta que la jefa máxima de la banda roja juvenil que se mueve hoy por las calles, no sólo está bueeena, don Hermo, no sólo es linda y dije, ¡sino que es completamente bella! Y no huele a azufre sino a Dolce & Gabbana ¿Cómo se explica esto? Según usted nos ha explicado, sólo mirarla debería producir un espanto y un miedo terribles. Pero nada de eso, todos se quedan mirándola, completamente embobados. Y hasta cuesta un poco poner atención a lo que dice y quizás en eso consista la pillería. Pues, en esos momentos de muda admiración, es fácil que le pasen a uno gato por liebre y le hagan “pisar el palito”. ¿No es cierto?
Me he puesto a meditar profundamente sobre este desconcertante asunto y he llegado a la conclusión de que esto no puede ser una casualidad, don Hermo. Me he convencido que la Camilita… este… digo… la Camila tiene que ser el resultado de algún experimento genético-reproductivo realizado por el partido comunista en algún laboratorio biológico clandestino, para modificar la naturaleza física que es propia de los comunachos. No sería nada de raro que más de alguno de esos científicos rusos que quedaron cesantes después de la caída del imperio del mal, anden por ahí disfrazados de taxistas o vendedores de maní, realizando trabajos secretos de alta tecnología médica para los comunistas chilenos. La estrategia sería producir ejemplares humanos de ambos sexos, como la Camili…la Camila, para atraer con su belleza a los jóvenes y convertirlos en adictos comunistas sin cerebro ni razón… Ya ve usted, don Hermo, cómo la muchachada estudiantil marcha alegre y en masa tras de ella y ella delante de todos – igual que el hombre aquel de Hamelin- sopla que sopla su flauta subversiva. Y ellos, sin sospechar que son conducidos a la perdición. Esto se ve mal, don Hermo, muy mal. ¿Será conveniente informarle a Tatán de este asunto para que ordene una investigación secreta? ¿Qué le parece a usted?
Estas inquietudes y alteraciones del orden público me tienen el alma revolucionada, don Hermo y tanto es así que no puedo siquiera dormir en la noche. Me lo paso imaginando que en cualquier momento las turbas marxistas asaltan mi casa y me queman vivo, a los sones de “La Internacional”. Lo cierto es, don Hermo, que realmente no puedo dormir a causa de los cacerolazos orquestados por la mafia comunista. A todos les ha dado por golpear cacerolas, ollas y sartenes y a armar un estruendo insoportable que alteran totalmente la paz de los hogares y el merecido sueño de las gentes de bien. Esto es realmente insoportable, don Hermo.
Como el hecho se repite y se repite y no se sabe si tendrá fin algún día, creo que sería hora de que el gobierno propiciara alguna medida drástica y efectiva que pusiera fin al ataque sonoro del comunismo. Creo que es hora de sugerirle al gobierno que decrete la confiscación de todas las ollas, sartenes y cacerolas del país, desde Arica a Magallanes. Sería la única manera de poder recuperar el sueño. No veo otra solución. Y quién sabe si esta gigantesca recolección de miles de toneladas de estos utensilios de cocina, no daría a nuestro país la oportunidad de realizar una obra de beneficencia y solidaridad internacional sin precedentes. Pues, podríamos sencillamente, enviarlas de regalo a los países africanos. Como usted sabe, don Hermo, esas pobres gentes no tienen dónde preparar sus caussuletes, sus Agneau de Pauillac, sus langostas y mariscos, sus cazuelas, sus estofados, sus porotos con riendas, etc. a causa de su insuficiencia industrial. Quedarían eternamente agradecidos de quienes se preocupan así por su buena alimentación.
Usted, don Hermo, que tiene acceso directo a los círculos de poder, podría quizás considerar estas ideas en sus encuentros con Tatán y otras altas autoridades. Es necesario terminar como sea con la tortura acústica a que nos somete esa manga de “inútiles y subversivos”, como lo expresara la alta inteligencia de Carlitos Larraín.
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¡ja, ja,ja ! …. realmente genial, ojalá lo escuche don Hermo.
Pregunta para don Hermo
Alguien alguna vez dijo que los comunistas eran todos unos «hediondos de patas»
Quisiera don Hermo que UD. me explicara ¿cómo es que joven tan hermosa pudiera tener semejantes olores en sus pies?
Como verá Ud., don Hermo, hay muchas cuestiones raras y confusas en esto de identificar a los comunistas.
Pareciera ser que los comunistas nos confunden a propósito, nos despistan a cada rato, quizás derivado de un macabro plan que los soviéticos junto a los chinos están realizando en nuestro país para volver loco a brazitos cortos que hace rato ya que anda más perdido que el teniente Bello.,
Don Facho!
esque jajajajaajjajaja
excelente…. que humorada!