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El suicidio de Salvador Allende

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La investigación y peritaje realizados por el magistrado Mario Carroza y forenses del Servicio Médico Legal  han confirmado que la muerte del presidente Salvador Allende fue causada por impactos de proyectiles de tipo suicida.

Es lo que sabíamos y los últimos meses, semanas, ademas de las horas de Salvador Allende ese 11 de septiembre en La Moneda en llamas así lo acreditaban. Sin embargo, durante treinta y ocho años, ni la dictadura ni los gobiernos de la Concertación osaron un nuevo peritaje que disipara las posibles dudas existentes al respecto. Hasta ahora el suicidio nunca había sido confirmado judicialmente.

Hace treinta y ocho años, luego que la embestida final de la soldadesca se apoderara del palacio de La Moneda, el cadáver del Presidente cubierto por un poncho boliviano, salió fuertemente custodiado en una camilla rumbo al hospital militar donde se le practicó una autopsia.

Los forenses castrenses establecieron que Salvador Allende había muerto el martes 11 de septiembre de 1973 cerca de las 14 h, como consecuencias de una herida de carácter suicida. El arma utilizada había sido un fusil de asalto soviético AK-47. La ráfaga le hizo estallar el cráneo y parte de la cara. Semanas más tarde se pudo ver la imagen del Presidente Allende tomada por el fotógrafo del diario El Mercurio, Juan Enrique Lira, el único profesional de la prensa autorizado a fotografiar a Salvador Allende muerto. Estaba semiacostado en un sillón del palacio, el cráneo abierto, llevaba una chaqueta de tweed gris y una chaleca a rayas.

Dadas las condiciones que rodearon la inmolación de Salvador Allende, la sorpresa, premura, incredulidad  y rapidez del peritaje realizado por médicos forenses militares y de Investigaciones, la muerte por su propia mano provocó dudas. Sin embargo se supuso que Salvador Allende había realizado el acto final al que se había referido varias veces en los últimos meses antes del golpe.

Salvador Allende, rodeado por un puñado de militantes y amigos había escogido la muerte al deshonor. Entró y se quedó para siempre en la historia mientras La Moneda era consumida por la llamas.

¿Qué pasó por la mente de Salvador Allende esa mañana ?  ¿Se vio a sus ocho años cuando visitaba por primera vez el austero palacio de Toesca en compañía de su padre y de su tío Ramón ? ¿Pensaba en las faustas horas de esos mil días cuando mares humanos marchaban haciendo retumbar la Cordillera ?.

En diciembre de 1971 en el Estadio Nacional y en presencia de Fidel Castro, había dicho : « No daré un paso atrás, que lo sepan….sólo acribillándome a balazos podrán impedir mi decisión que es hacer cumplir el programa del pueblo ».

En el curso de sus tres años de gobierno había reafirmado esta decisión y en su postrer alocución así lo hizo saber : « Yo no voy a renunciar, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo…Otros hombres superarán este momento gris y amargo… »

Treinta ocho años después un magistrado confirma el suicidio.

El suicidio del Presidente Allende fue un acto de heroísmo y dignidad, reconocido desde temprana hora por el propio Fidel Castro en La Habana, en aquella imponente manifestación de solidaridad con Chile, en la cual estuvo presente Beatriz Allende. Recordando un pasaje de la guerra de independencia cubana, Fidel mencionó en esa ocasión a aquella madre que recabando información sobre la suerte corrida por su hijo en el campo de batalla se enteró que éste había preferido inmolarse antes de caer en manos del enemigo : « Ese sí es mi hijo », dijo, relató Fidel Castro admitiendo así la posibilidad de la inmolación del Presidente Allende. ¿Por qué no fue más explícito toda vez que que poseía informaciones de primera mano ?  Se ha dicho que la dirección cubana pensó que en el marco de la derrota aplastante que sufría la izquierda ante la fuerza militar desencadenada, con su secuela de fusilamientos, asesinatos, torturas y detenciones masivas, las direcciones de los partidos populares chilenos -que no estuvieron a la altura de las circunstancias aun cuando habían bravuconeado que hasta las piedras servirían de armas y que se incendiaría el país de la cordillera al mar- habrían estimado que reconocer la realidad del suicidio del Presidente hubiese constituido un factor de agravación del ya tambaleante espíritu combativo de los militantes y las masas que una semana antes, el 4 de septiembre de 1973, habían marchado celebrando el tercer año de la victoria popular al grito de « Allende, Allende, el pueblo te defiende ».

Durante estos treinta y ocho años se ha dicho de todo sobre Allende : político hábil y muñequero, propenso a los acuerdos y las combinazioni. En la soledad de su palacio en llamas quiso demostrar que la consecuencia con sus principios pesaba más que el frío cálculo político. El pequeño Maquiavelo que todo hombre de Estado lleva en el pecho cedió el paso en la hora decisiva al verdadero hombre que sólo algunos conocían y que no quiso renunciar a sus sueños ni desmerecer ante la imagen que quería dejar en la historia.

Las declaraciones de Carlos Altamirano sobre sus últimas conversaciones con Allende plantean dicha cuestión. Altamirano parece decir que no se trataba a esas alturas de la legítima preocupación por el  honor personal de un hombre sino del destino de un pueblo.

Allende fue un político muy criticado. Desde la izquierda, del centro y de la derecha : su manera de vestir, sus amistades, su supuesta frivolidad (Frei).

Algunos le reprocharon alguna vez su tendencia al compromiso y su estrategia de lucha exclusivamente parlamentaria : « Está usado y desprestigiado », afirmaban a fines de 1969 algunos dirigentes del MAPU que recién habían roto con la DC, en los momentos en que se trataba de elegir entre los precandidatos de la UP. La misma retórica y muchos lugares comunes, afirmaban. En su propio partido, que había desahuciado la vía legal en el congreso de Chillán, no las tenía todas consigo. La cuarta candidatura del doctor Allende fue en el PS un parto con forceps.

Pero si la razón y la estrategia lo acercaban al PC, Salvador Allende no tenía grandes lazos de amistad con sus dirigentes nacionales, más aún cuando la fascinación por la lucha armada lo llevaba a simpatizar con los movimientos guerrilleros latinoamericanos, en abierta contradicción con muchos PC de la región que obedientemente habían acatado la línea elaborada en Moscú. « Allende era un político realista, sabía muy bien que en los años 70 la lucha armada era imposible, pero a su vez comprendía que en países donde había dictaduras, países sin tradición institucional, la lucha armada era una opción válida…Supo distinguir la especificidad chilena. Fue realista en Chile, es decir, reformista… Y realista frente a otros países latinoamericanos, es decir, revolucionario. La vía chilena al socialismo era una vía condenada, pero en ningún caso condenable ». (Régis Debray)

Presidente del Senado en 1968, no dudó un instante en ir a acoger a los cinco combatientes de la guerrilla del Che que buscaron refugio en Chile. Se acercaban las parlamentarias de 1969 y al año siguiente la presidencial y Allende se jugaba su porvenir político prestando apoyo a revolucionarios perseguidos por todas las policías del continente comprendida Investigaciones, con Zúñiga el subdirector, a las órdenes de la CIA. Fue en esos meses cuando en la TV, « trapeó » con el « colorado Silva Espejo », que fungía como director de El Mercurio.

En 1972, Presidente de la República, en un consejo de gabinete, luego de la evasión de combatientes del ERP argentino de la prisión de Trelew  y ante las dudas de algunos de sus ministros que temían provocar un incidente diplomático de grandes proporciones con Argentina si no se entregaba a Santucho y sus hombres, zanjó el asunto con un célebre puñetazo en la mesa : « ¡Mierda,  este es un gobierno de izquierda que no extradita revolucionarios ! »  Esa misma noche los combatientes del ERP partieron rumbo a La Habana, luego que Beatriz Allende le entregara a Santucho un revólver de parte de su padre : « Toma, pa’que te defendái ».

Amigo de sus amigos. Pero incluso aquellos que no formaban parte del círculo íntimo reconocían su generosidad : « En la vida partidaria discrepamos en muchas ocasiones. Incluso yo no voté por él en el PS cuando se eligió el candidato a la Presidencia de la República. Voté por Aniceto Rodríguez. Pero no obstante me llamó a colaborar en su gobierno en una responsabilidad de mucha significación, ministro de RREE ». ( Clodomiro Almeyda).

Un hombre de muchas facetas, he ahí la naturaleza profunda y enriquecedora del ser humano. Allende no compartía la estrategia del MIR, pero apreciaba a sus dirigentes : « Durante la campaña de 1970, Allende estaba muy preocupado a causa de nuestras acciones armadas. Clandestinos y con la policía de Frei que nos pisaba los talones. Allende quiso reunirse con los dirigentes del MIR. Firmamos una tregua suspendiendo las acciones armadas durante la campaña electoral. A mi siempre me increpaba : ‘Tú que eres mi sobrino….’ Así que pedí a la comisión política de no enviarme a las reuniones con él. Con Luciano Cruz era muy dicharachero : ‘¿Cómo le va comandante Luciano ?’. A Luciano no le caía muy bien eso. Fue en aquél tiempo cuando me hizo llegar con Osvaldo Puccio un revólver calibre 38 con este mensaje : No estoy de acuerdo con lo que haces, pero sé consecuente. Te envío esta arma por si tienes necesidad ». (Andrés Pascal)

Cuarenta años de vida política de primer plano le forjaron el respeto de sus propios adversarios : « Allende era un político al estilo antiguo…leal con los que lo apoyaban…En privado era afectuosos y amable…Durante los cuarenta años que lo conocí -y a pesar de la intensidad de nuestras batallas políticas, nunca lo vi dejarse llevar por el resentimiento ». (Pedro Ibáñez Ojeda)

Este político « a la antigua » había sido ministro de Pedro Aguirre Cerda, vibrado con la España republicana y combatido en la calle a los nacionalsocialistas. Fue en esa época, cuando joven dirigente del PS, se enteró durante el « Ariostazo » de la respuesta que Aguirre Cerda le había dado a un militar sedicioso : « Dígale a su general que el Presidente de la República no se somete a un faccioso y que no huirá de La Moneda. Le aconsejo que tome el avión que me tienen preparado ».

Palabras que se grabaron en la mente de Allende y que estarían presentes en esa mañana del 11 de septiembre : « Métanse el avión en el poto. Un Presidente de Chile no se rinde y recibe en La Moneda. Dígale a Pinochet que no sea maricón y que venga a buscarme personalmente ».

Allende era una estrella fija del firmamento político chileno. Había constatado la inconsecuencia de los políticos que utilizaban al pueblo a su amaño. La voltereta de González Videla acentuó más en él la idea de las repetidas e innumerables traiciones.

Quiso ser diferente y lo fue. « Nosotros apoyamos la candidatura de Salvador Allende el año 1952. Se abrió su comando en la primera cuadra de la calle Serrano. Era una casona de dos o tres pisos. Siempre los gobiernos que el pueblo había ayudado a elegir le habían vuelto las espaldas a corto andar. En 1920 Arturo Alessandri prometió el oro y el moro…Allende se propuso ser un presidente leal y fue leal por sobre todas las cosas…No cedió ante las presiones imperialistas, ni ante la oligarquía y sobre todo, fue leal –como lo dijo en su último discurso- ante el pueblo que lo había elegido ». (Luis Corvalán)

El proceso chileno había concitado un gran interés en el extranjero. Figuras políticas conocidas visitaron Chile para conocer in situ lo que ocurría en este lejano país. François Mitterrand arribó en 1971. En 1993, presidente de la República Francesa nos contestó en el Palacio del Eliseo : « El Presidente Allende y la experiencia política que conducía tenían un gran prestigio. Era una experiencia singular : un compromiso muy firme en pos de una política progresista y también una preocupación real por respetar los principios democráticos …Dicha experiencia me interaba desde el punto de vista político. Pero también me atraía su persona. El presidente Allende era una especie de radical-socialista francés, preocupado por los derechos del hombre…Creo que lo principal fue la audacia, el gran coraje, el espíritu de sacrificio…Del punto de vista económico, la experiencia chilena se asemeja a algunas habidas en otros países, aunque tomó un carácter sistemático que tal vez pudo choquear. Pero ese no fue el elemento determinante…Lo esencial fue el ejemplo de Allende. Como muchas veces en la historia, es el fin el que le da destino a la vida”.  ( François Mitterrand, Palacio del Elíseo, septiembre de 1993).

Transar lo esencial del programa prometido significaba defraudar una vez más al pueblo. Cumplir con la palabra empeñada implicaba hacer frente al imperialismo y la derecha arriesgando así el enfrentamiento en el terreno militar, que consideraba perdido de antemano teniendo en cuenta la desproporción de fuerzas. Quiso evitar el derramamiento de sangre de miles de trabajadores. Pero derramar la suya no le  importó pero se negó a cargar sobre sus hombros con la responsabilidad de la guerra civil.

En esa soledad se debatía en las últimas semanas cuando los golpistas habían ganado posiciones en la dirección de la DC y en el Ejército, haciendo en este último casi imposible o inhibiendo una adhesión decidida al gobierno constitucional : « Un amplio sector no percibía hasta qué punto era inminente la insurrección armada de la burguesía y otro sector no medía en su real magnitud la desfavorable capacidad del movimiento popular para enfrentarla…De ahí que el secretario del PC se pronunciara desfavorablemente cuando Allende le comunicó su intención de llamar a retiro a seis generales del Ejército » (Joan Garcés).

Fueron en cambio los generales Pickering, Sepúlveda Squella y Prats quienes renunciaron y los generales indecisos y/u oportunistas inclinaron entonces la balanza en favor del golpe. El almirante Montero se mantendrá a la cabeza de la Armada aun si los marinos estaban en franca rebeldía.

Allende buscaba desesperado una salida política, una pausa, un respiro, confiando tal vez demasiado en su legendaria y célebre muñeca. Pero la lucha de clases ya había desarticulado a la sociedad chilena y las propias instituciones del estado daban signos evidentes de insubordinación.

« En las últimas semanas que vi a Allende, me dió la impresión que luchaba por la supervivencia. No la suya por cierto, sino por todo lo que encarnaba. Los problemas y las amenazas que se cernían eran tales que en realidad cada día transcurrido era un milagro. Era un hombre solo de espaldas a un muro que jugaba un partido de ajedrez, siempre de buen humor, con mucho entusiasmo, pero sin hacerse ilusiones sobre el desenlace. Un hombre solo, muy solo… ». (Régis Debray)

Un hombre solo que no quiso renunciar a sus sueños. Un presidente al frente de un gobierno que  disponía esa mañana del 11 de septiembre de 1973 sólo de una autoridad teórica. Algunos de sus hermanos masones comprometidos hasta la tusa con el golpe y otros altos oficiales de las FFAA y Carabineros rehusaron cobardemente defender al gobierno constitucional. Los responsables de Investigaciones « entregaban el servicio » y los carabineros de la guardia de palacio, a quienes Allende había lanzado el día del « tanquetazo » el napoleónico « ¡La guardia muere pero no se rinde mierda ! », se retiraban. Un dirigente del PS acudía y se retiraba presuroso después de preguntarle qué debían hacer y los partidos de la UP decidían no resistir olvidando que uno de ellos había anunciado por boca de su secretario general que hasta las piedras servirían de proyectiles en caso de golpe…

Los generales golpistas no osaban hablarle por teléfono, Eduardo Frei, presidente del Senado soñaba con que le entregarían el poder y un odio zoológico se levantaba como una espesa nube que cubriría a Chile por espacio de varios años.

La derecha que por entonces no tenía ninguna posibilidad electoral de volver al poder y que había visto con pavor la pérdida de sus privilegios, contando con el apoyo extranjero había logrado que los militares salieran de sus cuarteles. En pocos minutos derribaron la delgada pared que separa la civilización de la barbarie : « ¿Cómo pedirle a un aparato del estado, creado y ocupado por la burguesía, reprimir a la clase que lo creó y le dió legitimidad ? ». (Régis Debray)

Esa mañana, en su bastión asediado, conciente de las escasas fuerzas con que contaba, Allende resistió en un terreno, que como dijo Fidel Castro en la manifestación antes citada, no era el suyo. Y resistió heroicamente con un puñado de hombres antes de inmolarse : « El suicidio político es una tradición que remonta a la Roma republicana. Es el suicidio de Séneca. Es uno de los gestos más nobles que existen. El de Allende fue un gesto de coraje absoluto, que en esos momentos fue lo peor que le podía ocurrir a la junta, que soñaba con tratar a Allende como a cualquier presidente suramericano : meterlo en pijama en un avión y expulsarlo al extranjero. Este suicidio fue un acto político de carácter ofensivo, de combate, que la izquierda chilena debió haber reivindicado clara y firmemente. Fue una forma de protesta ante la iniquidad, una forma de reivindicar lo absoluto en un mundo relativo, una manera de decir no a la opresión ».  (Régis Debray)

Chile ha tenido, dice Neruda en sus Memorias, una larga y aún incompleta lista de presidentes mediocres. Sólo dos grandes : Balmaceda y Allende. Los dos hicieron frente al complot extranjero coludido con la reacción nativa, armados con su gran corazón. Los dos, en la soledad del minuto final quisieron testimoniar con sus vidas contra la fuerza bruta desatada.

¿Tuvo sentido el combate titanesco del presidente Allende y sus compañeros ? ¿O no fue sino una de las tantas batallas emprendidas en la historia por un profeta esta vez casi desarmado cuya velada de armas tuvo lugar unos minutos antes del combate ? ¿Es pertinente todavía la vieja voz de Tertuliano cuando dice que « la sangre sirve de semilla ? ».

« Con su muerte Allende quiso decir : aquí no se rinde nadie. Vencido pero de pie. Es importante para el futuro. Un día, dentro de cincuenta años, de cien años, se hará un balance y tal vez los logros de la Unidad Popular, habrán pesado mucho más en la historia de una manera positiva que 17 años de dictadura militar o treinta o setenta años de dictadura del proletariado…Ese socialismo que propuso Allende no pudo transformarse en realidad pero fue intentado y quedará como una suerte de exigencia, un llamado de atención dirigido al movimiento popular ». (Régis Debray).
Paco Peña, Santiago de Chile, invierno de 2011.

Notas: Todas entrevistas fueron  hechas por el autor

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5 Comentarios

  1. Delfin Macchi

    Ese suicidio de Allende….tan diversamente interpretado. Para algunos, un «héroe», para otros, un «cobarde», pero la realidad es que Allende fue un experimento marxista supervisado por Fidel Castro. Porqué Allende andaba cargando una ametralladora ? Si imaginan si Piñera anduviera cargando un mortero ? Lejos, Salvador Allende ha sido uno de los presidendes más nefastos de la historia de Chile. Quizo aplicar su famosa doctrina UP a un país acostumbrado al trabajo arduo, al respeto por el prójimo, a la libertad de culto y de pensamiento, a la deferencia civil, a la obediencia hacia las autoridades….por eso la UP jamás habría resultado en nuestro país. A quienes prefieren las colas, las tarjetas de racionamiento, los colegios ENU, el marxismo, el parasitismo ateo, y las migajas del Estado, un plato de comida y un par de zapatos al año….bueno, en gustos no hay nada escrito. Pero en Chile, ese sistema no entusiasma a nadie……solo a los delincuentes.

  2. Hermes H. Benítez

    Mis más sinceras felicitaciones a Paco Peña, por su bellísimo homenaje al presidente Allende.

    Hermes H. Benítez

  3. MAURICIO MARLOYD

    LA LIBERTAD DE CULTO. HOMBRE, LA IGNORANCIA NO TIENE LÍMITES PERO TE RECUERDO QUE EL TEDEUM ECUMÉNICO FUE PROPUESTA POR ALLENDE Y LA NACIONALIZACIÓN DEL COBRE REVERTIDA POR LA DICTADURA Y LA CONCERTACIÓN Y EL PROPÓSITO DE UNA SOCIEDAD JUSTA SON MÉRITOS DE ALLENDE. UN IGNORANTE MEDIÁTICO ES MIL VECES IGNORANTE. LEE HISTORIA DE CHILE CON GABRIEL SALAZAR Y NO CON EL OPUS DEI, IGNORANTE

  4. JULIA.SALCEDO

    Delfin Mascchu..:Que manera de escribir imbecilidades??;el delincuente es Ud.mis-
    mo!!.Con su manera de escribir demuestra
    que hace parte de esos traidores asesinos
    que sembraron el horror por durante 17 añ
    os.Que han entregado el Pais y robado lo
    que pertenece a todos los chilenos…Mis-
    mo a escorias como Ud.O se cree que el actùal Sistema entusiasma a muchos o el
    regimen Militar entusiasmo a muchos!!.
    Milicos traidores ,vendepatria y asesinos
    en ESO compare la U.P.LA constitucion de su TATA? ha permitido a todos los engen- dros de politiqueros los desmanes despues
    del ’73;Linda herencia de aquellos que se
    llenaban la boca:»con salvar la Patria».
    Etc.etc…No vale la pena continuar;con
    un acervelado como UD.

  5. Pedro

    Regis Debray es el guaripola de los oportunistas y seudo revolucionarios.
    Delfin Macchi demestra su total ignorancia de lamebotas y fascista. El Presidente de Chile, Salvador Allende tenîa todo el derecho a defenderse de la traiciôn de quienes en ese instante le debîan obediencia. Mil veces colas,racionamientos como alternativa ante la violencia de los poderosos de este paîs antes que tortura, cârceles, desaparicones, campos de concentraciôn, DINA,y un gobierno militar asesino.

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