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«Porque conocemos los horrores de la guerra, hemos privilegiado la vía pacífica»

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Ahmed Bujari desentraña la perspectiva saharaui tras los
sangrientos sucesos de El Aaiún en una conversación telefónica, el viernes,
desde Nueva York. El análisis es abierto y sin rodeos, pero más que inquietante

El delegado del Polisario en Madrid advierte con la vuelta a
las armas tras la respuesta vaga de la comunidad internacional ante los
sangrientos sucesos de El Aaiún. Sería, en realidad, la vuelta al conflicto
armado con Marruecos tras veinte años.

¿Hasta dónde llega realmente esta
advertencia?

– Simplemente se ha hecho un análisis de la situación, de
los hechos, y se ha revelado que existe un clamor saharaui para cambiar las
cosas, los métodos. Y eso podría conducir perfectamente a que se llegue a la
conclusión de que la vía diplomática se agotó o se está agotando.

El alto el fuego con Marruecos se declaró en 1991. Al
final, ¿ha servido de algo desde la perspectiva del Polisario?

– De un lado en estos veinte años se ha fortalecido la
identidad y la unidad saharaui. Pero también se ha verificado que la comunidad
internacional no ha cumplido con sus obligaciones asumidas en la resolución del
conflicto sobre la última colonia en África registrada en la agenda de Naciones
Unidas. Esto lleva a preguntarse por la consistencia del sistema internacional,
que hace aguas por todas partes, pero los derechos saharauis están sólo en
relación directa con los que desean los saharauis. Y no hay fecha. Que no quepa
duda alguna al respecto.

¿Tiene nuevos datos sobre lo ocurrido con el desalojo
violento del campamento saharaui junto a El Aaiún? ¿Qué información manejan
ustedes?
– Bueno, las informaciones van llegando con cierta
dificultad. Pero tenemos razón en pensar que las cosas han llegado a la
dimensión de la masacre. Por eso solicitamos al Consejo de Seguridad una
investigación sobre los hechos. Pero Francia y Marruecos, como temen esa
investigación, no la hicieron posible [París ejerció derecho de veto]. Pensamos
en una masacre.

– ¿Qué indicios tienen?
– De un lado Marruecos tuvo la osadía de decir cuántas bajas
tuvo, pero no habla de las víctimas. Y si una fuerza atacante, que aprovecha la
sorpresa y la superioridad, resulta con once víctimas mortales y decenas de
heridos, es razonable pensar que la fuerza atacada y sorprendida tenga una
lista de bajas cinco veces superior. Esos son los cálculos. De otro lado, hay
indicios de que testigos oculares vieron 36 cadáveres en la morgue del hospital
en El Aaiún. Y hay testigos oculares de una fosa común cerca de El Aaiún donde
se enterraron 16 hombres y 19 de mujeres. Hay informaciones fidedignas de que
mucha gente fue llevada dentro de Marruecos y que constituyen el capítulo de
los desaparecidos y detenidos. Todos estos indicios claman por una
investigación. Marruecos se opone como se opone a que haya prensa extranjera, y
seguirá oponiéndose hasta que haya limpiado la escena del crimen, lo cual es un
error de cálculo porque por mucho que limpie quedan siempre huellas. Y aún en
el caso de que Marruecos logre ocultar esto al mundo, lo que no podrá lograr es
que la decisión de la población saharaui haya sido adoptada: el Gobierno
marroquí ha echado por tierra su esfuerzo de veinte años para convencer a los
saharauis de que su ocupación [del Sahara] era el paraíso para ellos.

– Más aún cuando el campamento estaba montado para pedir
mejoras en la calidad de vida de la población saharaui. El eurodiputado Juan
Fernando López Aguilar ha resaltado esto como un elemento que debe remover las
conciencias.

– Eso es cierto y es falso al mismo tiempo. Para la parte
que está en la superficie ese razonamiento puede ser así, puede verse como una
reivindicación socioeconómica. Pero lo que no aparece en la superficie es una
reivindicación política de autodeterminación e independencia y de rechazo a la
ocupación. Es Marruecos quien se queda en la primera conclusión y actúa como
actuó. López Aguilar se limita a repetir lo que dice Marruecos. Haciendo un
paralelismo: si los niños palestinos tiran piedras en un barrio pobre de
Cisjordania, ¿es eso una reivindicación económica o política? Es una pregunta
que quizás Aguilar pueda responder algún día…

– Da la impresión de que el único camino de mantener el
conflicto en la agenda internacional y que no acabe olvidado, es la ‘Intifada’
saharaui. Pero a la vista está que será sangriento.

– Los saharauis fueron forzados al camino más duro en 1975
cuando España nos abandonó y en las circunstancias poco honradas en que lo
hizo. Fuimos víctimas del napalm y del fósforo blanco [armas químicas
utilizadas ya por EEUU en Vietnam] en febrero de 1976. Centenares de saharauis murieron
después, seiscientos desaparecieron… según los propios medios de prensa
marroquíes, autoridades militares marroquíes arrojaron a combatientes saharauis
heridos desde helicópteros. Es decir, hemos estado viviendo en el horror desde
1975. Y lo que pasó en el campamento de El Aaiún es la continuación del horror
que ejerce una potencia ocupante contra un pueblo. Me extrañan la vacilación y
dudas, rayanas en la actitud de Pilatos, de los círculos oficiales españoles
para juzgar lo ocurrido.

– Hay una nueva generación de saharauis en El Aaiún que
dicen negarse a aguantar otros veinte años de negociaciones. Todo apunta a su
radicalización.

– Es muy pertinente esa observación. El Polisario había
querido darle toda la prioridad a la vía diplomática, pero la brutalidad
marroquí y la indiferencia del Consejo de Seguridad, por Francia, no permiten
seguir creyendo en la vía diplomática. Por lo tanto, cualquier desenlace es
posible. Lo que resulta más difícil es que no hay manera de contenerlo, se nos
escapa. De ahí el enorme error del Consejo de Seguridad del pasado martes al no
acordar una misión de investigación sobre lo que sucedió, ya que ésta habría
conllevado una actitud de espera que podía haber sido útil frente a la
población saharaui y frente al liderazgo del Polisario. Y reitero la enorme
responsabilidad que ha asumido Francia al no haberlo permitido.

– Hay un problema en relación con la violencia, no la
ejercida por los estados, sino por los movimientos populares, y más en concreto
los del mundo árabe, a raíz del 11-S. Occidente identifica ya todo -lo mezcla-
con Al Qaeda. Y de hecho ya se está diciendo que los jóvenes de El Aaiún son de
Al Qaeda… Así que todo se ha complicado.

– Nosotros somos el símbolo y la demostración de que fue
posible y sigue siéndolo creer en la vía pacífica. Y no hay nadie mejor que el
Departamento de Estado (norteamericano), que ha dicho hace sólo dos días que lo
que aduce Marruecos sobre Al Qaeda y el Sahara Occidental es un cuento, no
tienen pruebas. Si esto lo dicen los norteamericanos, no sé qué satélites
tendrá Marruecos para indicar lo contrario.

– Se olvida, además, que Argelia es el país que ha librado
la guerra más cruenta contra el islamismo radical, por diez años. Dio un golpe
militar para impedir que gobernara tras ganar las elecciones en 1991. Y luego
lo derrotó. Si el Polisario es protegido de Argelia no parece razonable que
esté con Al Qaeda.

– Es obvio. El Sahara no tiene nada que ver con Afganistán
ni con el problema entre Occidente y el mundo árabe. Es un problema de
descolonización mal resuelto por Madrid y Rabat. La ONU no reconoce el derecho de
autodeterminación a ninguna organización terrorista, y el Polisario representa
a los saharauis oficialmente en la
ONU. Lo que ha ocurrido en el campamento de El Aaiún es fruto
de una decisión grave que no pudo tener lugar sin una coordinación con Francia
o por lo menos sin haberla informado a Madrid.

– Sus relaciones con España son muy malas ahora, ¿no?
– Bueno, más bien lo son las del Gobierno español con su
propia opinión pública. Hoy [por el viernes] he oído al ministro Pérez
Rubalcaba decir que cuando llegó al poder en 2004 se encontró con que el
gobierno anterior, del PP, no tenía relación con el Polisario. No es cierto. Yo
soy testigo de que el gobierno del PP fue de los mejores aliados que hemos
tenido en Nueva York en los intentos de diseñar el proceso de paz. Había mucha
relación, contactos que no fueron conocidos por la opinión pública.

– El Parlamento Europeo ha pedido a Marruecos que le
explique lo que pasó en El Aaiún. Y va a llamarlos a ustedes. ¿Irán?

– Iríamos porque no tenemos más remedio que ir, pero ésa no
es la mejor forma de dilucidarlo. Marruecos puede contar cuentos. Debe permitir
investigar por la ONU,
a eso se opone. Si no temiera a la verdad no tendría razón de oponerse, al
contrario. Lo de Europa es como el viaje del ministro del Interior a Madrid:
vino sólo a contar cuentos que no casan con la realidad.

– Volvamos a los jóvenes saharauis. La modernización
proyectada tras la emancipación colonial en el mundo árabe y africano fracasó
socialmente. Y tras la caída de las ideologías, la religión regresó
radicalizada. Igual que hay islamistas marroquíes, los habrá saharauis…

– La violencia terrorista contra civiles inocentes está
fuera de todo escenario que pudiera barajar el Polisario. Y siempre hemos
mantenido a la juventud alejada de esta forma de pensar, de ese radicalismo.
Hasta ahora, por lo menos, lo hemos logrado. Además, nuestro combate por la
libertad no entra en el marco de lo que algunos llaman el choque de
civilizaciones sino en el de la autodeterminación colonial. Y esto es algo
sumamente diferente a aventuras ideologías, filosóficas o teológicas. Hasta
ahora hemos podido transmitir a las nuevas generaciones que nuestro combate es
limpio y que la guerra no la queremos; pero si se impone, tampoco la tememos.

– Con todo, no resulta muy verosímil una reanudación de una
guerra en regla, digamos.

– Tampoco lo era lo que pasó hace dos semanas en El Aaiún.
El Polisario no es de los que pregonan fácilmente la guerra. La guerra la
conocemos, hemos sido curtidos en contra de nuestra voluntad en la guerra, y
porque conocemos sus horrores hemos privilegiado la vía pacífica. Pero estamos
llegando a la conclusión de que tal vez la apuesta por la vía pacífica fue un
error de cálculo y toda una ingenuidad histórica.

– Pero no sería una vuelta a la guerra anterior. De entrada
los jóvenes de El Aaiún no van a quedarse al margen y ustedes no tienen mucho
que hacer contra el muro defensivo marroquí.

– Si Marruecos fuerza esa salida los términos y los
escenarios de una probable guerra serán muy diferentes a los de los años
setenta y ochenta. Y sobre los muros… serían lo primero en volar, los muros y
donde haya presencia militar en el Sahara. De serlo, sería una guerra total.

– Es de suponer que para algo así cuentan con el apoyo de Argelia;
si no, es que no sale.

– En una guerra total en esa región ya no se sabe cuántos
amigos y cuántos enemigos habrá.

– Se me escapa lo que dice.
– Bueno, digo que entraríamos en lo desconocido y que esto
podría traer tanto sorpresas agradables como desagradables.

– ¿En ese supuesto los intereses o empresas extranjeros
serían objetivos a batir?

– No soy militar. La guerra sería contra el ejército
marroquí, pero desde luego en un territorio que está en guerra es mejor que no
se aventuren intereses extranjeros. El director de empresa o de banco que haya
tomado esa decisión debería ser despedido. Eso, respecto de Marruecos, porque
en el Sahara Occidental no debe haber bancos o empresas foráneas ni en tiempos
de paz ni de guerra, es ilegal. Esa presencia es, de hecho, un robo organizado
a espaldas del pueblo saharaui.

– Pues hay empresarios canarios radicados en El Aaiún y
viajes de negocios continuos…

– Sí, lo sé, y lamentamos mucho que haya empresarios
canarios que estén chupando de la sangre del pueblo saharaui en estas
condiciones. Y no nos olvidaremos de quien lo haya hecho. Eso no lo vamos a
olvidar nunca.

– ¿Por qué el creciente papel de árbitro que EEUU juega tras
la Guerra Fría
entre Argelia y Marruecos no ha servido para casi nada en el Sahara aún?

– Si no ha servido todavía para nada en Palestina, donde
están más implicados… pero le puedo decir que el problema del Sahara no es
Washington sino París.

– ¿Y porqué se la juega París de esa manera por Rabat,
cuando Argelia es clave para Europa en muchos aspectos?

– Francia comete el error de hacer suya la relación directa
que hace el trono marroquí entre su supervivencia y la conquista del Sahara. Y
no es cierto, porque ya lo hizo cuando intentó conquistar Mauritania: no lo
logró y la monarquía marroquí no se cayó. Francia, además, no quiere un estado
afro-árabe e hispanohablante en la región. Y aún sigue contemplando a Argelia
con las gafas de 1962 [fecha de su independencia]. Francia y Marruecos no son
capaces de ofrecer un alternativa mejor al caos actual, alternativa que el
Polisario ofreció al ministro Miguel Ángel Moratinos el pasado septiembre, con
petición de que se lo trasladara a Francia. Se basa en lo siguiente: una
solución democrática por referéndum fortalecería la democracia en Marruecos; si
ésta desemboca en la independencia ofrecemos relaciones privilegiadas
inmediatas a Marruecos -el preludio de la integración magrebí- y compartir los
recursos naturales. Esta perspectiva podría atraer un Plan Marshall de la UE y apoyo de Rusia, EEUU y
China como broche. Esto es creíble, lo otro sólo conduce al conflicto y al
miedo en la región.

– Marruecos tiene un argumento central contra la idea de un
Sahara independiente, que…

– Mire, a España le interesa quién va a estar de vecino en
la otra orilla del Atlántico, en frente de Canarias. Nosotros somos la mejor
oferta para la tranquilidad de Canarias. Hemos coexistido con los canarios
muchísimos años, somos la única colonia de habla hispana del mundo árabe y
sobre nuestras riquezas naturales [gas, petróleo, fosfatos] necesitamos
cooperación en confianza, y no una relación basada en el peligro y el chantaje,
que es lo que hace Marruecos a España.

– Marruecos se postula como el freno al islamismo radical en
la región, e incluso….

– Perdone que le corte, pero ¿De dónde viene esa amenaza?
¿Es que viene subiendo desde Senegal, Mauritania, Sahara hacia el norte? No, si
hay amenaza integrista es desde Casablanca hacia el norte, no desde El Aaiún
hacia el norte. Nadie mejor que EEUU, que tiene medios para decirlo. Y dicen
que la presencia de Al Qaeda en el Sahara es una falacia. Y Madrid y el CNI
[Centro Nacional de Inteligencia, el espionaje español] lo saben.

– ¿Cuál es la situación en el Sahel respecto al integrismo?
– El Sahel, que está en el vértice entre Argelia, Mauritania
y y Malí, se halla a 3.000
kilómetros de El Aaiún. En el desierto no se sobrevive
ni no hay un estado que sirva de retaguardia. ¿Cree usted que Argelia,
Mauritania o el Sahara lo serían para Al Qaeda? Marruecos dice que Mauritania
es un estado fallido, y no lo es en absoluto, tiene problemas, como todos, pero
ha habido mucha más violencia islamista en Marruecos. Es más, no sé hasta qué
punto tras cosas como el secuestro de los cooperantes españoles está la mano
marroquí para hacer creíble la teoría del estado fallido de Mauritania. Es
curioso, ¿dónde se canjean los secuestrados? En Malí, un país que tiene unas
relaciones estratégicas con Francia. Así que Marruecos, por lo tanto, vende
mercancía robada cuando se postula, pues en el Sahel es que ni pincha ni corta.
Domingo 21 de noviembre de 2010

– Ahmed Bujari, representante del Frente Polisario ante las
Naciones Unidas y negociador principal en las conversaciones con Marruecos.
LP/DLP

*Fuente: La Provincia

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