«Mi hermano, mi primo y mi tío se están muriendo de hambre»
por Lucía Sepúlveda Ruiz (Chile)
14 años atrás 16 min lectura
-Testimonio de Bania Queipul en el seminario sobre la Ley Antiterrorista en la U de Concepción
Impacto causó entre el público y los expositores asistentes al seminario Ley Antiterrorista en Causas Mapuche desarrollado el 23 de agosto en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, el testimonio de la niña mapuche Bania Queipul, vestida a la usanza mapuche, quien expresó con voz temblorosa al concluir su intervención: “Espero que ustedes creen conciencia y apoyen y le den fuerza a nuestros peñis, porque aquí en Concepción, en Valdivia, en Temuco, en Angol y en Lebu, hay personas que están muriéndose de hambre cada día, y es triste, me da pena ver cómo mi hermano se está muriendo de hambre, por algo que él no hizo…(se emociona). Si ustedes estuvieran en esa posición… es muy fuerte tener un familiar directo en huelga, yo tengo hermanos, primos y tíos. Pero si es necesario dar la vida por esto, la daremos. De verdad no le temo a nada, ni a la justicia ni a la muerte, aunque se me enjuicie mil veces me da lo mismo, y sé que ser mapuche es lo mejor que pudo haberme pasado en esta vida. Voy a defender mi cultura y voy a llevar esta lucha por siempre.” La menor (16 años), hija del lonko de Temucuicui Víctor Queipul, fue absuelta en julio en sentencia ratificada posteriormente por la Corte ante una petición de nulidad del juicio por la fiscalía.
En el Seminario convocado por el hogar mapuche Pegun Dugun y la Coordinación de Familiares de Presos Políticos Mapuche expusieron también el académico e historiador Igor Goicovic (Universidad de Santiago), el abogado de derechos humanos Adolfo Montiel, defensor de presos políticos mapuche en el proceso que se lleva adelante en Cañete, y la periodista Lucía Sepúlveda, en representación de la Comisión Etica Contra la Tortura, que apoya las demandas de los presos políticos mapuche en huelga de hambre. Natividad Llanquileo en representación de los familiares, condujo la actividad que se inició con la proyección de un video sobre las demandas de los huelguistas de hambre desde el 12 de julio. Estudiantes, dirigentes de diversas federaciones y centros de alumnos penquistas, así como público general asistieron a la convocatoria, la primera de este tipo en Concepción, donde tuvo lugar en días pasados una marcha en apoyo a los presos políticos mapuche.
Legitimidad de las demandas y formas de lucha
El historiador Igor Goicovic, académico de la Universidad de Santiago abrió el seminario manifestando su solidaridad con la huelga de hambre de los presos políticos mapuche, y la de un conjunto de historiadores del país que consideran legítimas las demandas del pueblo mapuche. Destacó Goicovic que a Héctor Llaitul – uno de los cinco mapuche en huelga de hambre en la cárcel El Manzano de Concepción – lo conoció como luchador antidictatorial en 1986, cuando ambos estudiaban en la Universidad Católica de Valparaíso. Expresó Goicovic: “Su consecuencia, su temple revolucionario no ha disminuido hasta la fecha. Y hoy como hace dos décadas, él paga el costo de esa consecuencia”,
Para el historiador, en América Latina, a partir de Chiapas y tomando los casos de Bolivia y Ecuador entre otros, el movimiento indígena constituye hoy la punta de lanza de un proceso de recuperación de la capacidad de movilización y demandas rupturistas. Esta coyuntura favorable abre la posibilidad de revertir el proceso de reflujo al que el movimiento popular había sido arrastrado. Por eso considera que esta huelga de hambre mapuche es también “una interpelación a la sociedad chilena, a sus referentes, colectivos, a nosotros mismos” y un desafío a romper la desidia, la indiferencia, el cerco mediático ya instalado.
El académico llamó a colocar esta solidaridad en el centro cívico y el escenario de los poderes del Estado y la empresa, repudiando y rechazando la forma como el capitalismo y el régimen han enfrentado los problemas históricos de América Latina y Chile.
Describió Goicovic como “asimétrico” el enfrentamiento que se vive en territorio mapuche, con piedras y palos por un lado, y fuerzas especiales, helicópteros y armamento pesado por otro. Aseguró más adelante que los historiadores que se pronunciaron ante los asesinatos de luchadores mapuche, se han hecho cargo “que estamos en presencia no sólo de una lucha legítima sino de un contexto histórico en que la reivindicaciones del pueblo mapuche constituyen un elemento consustancial al proceso de recuperación de las luchas populares por la emancipación nacional.” Llegan a esa conclusión por conocer la historia del despojo y la ocupación en la llamada “pacificación de la Araucanía”, que a su vez inauguró un largo ciclo de resistencia. Sostuvo que en esa continuidad de lucha, se inscribe la huelga de hambre de los 32 comuneros mapuche del sur del país contra la aplicación de la ley antiterrorista, la que recordó fue elaborada “en las cloacas legislativas de la dictadura militar” y utilizada en democracia para perseguir a las organizaciones armadas y luego a los mapuche.
Concluyó Goicovic asegurando que el Estado debe conceder autonomía política a las comunidades indígenas y devolver las tierras ancestrales, y manifestando que los historiadores ya citados se pronuncian no sólo por la legitimidad de las demandas del pueblo mapuche demandas sino de las formas de lucha que este adopta para defender su integridad como nación.
Retroceso a tiempos de dictadura
Con humor negro, el abogado Adolfo Montiel inició su intervención señalando “les habla un terrorista, aquí habemos cuatro”, recordando que uno de los cargos de la fiscalía contra Héctor Llaitul es haber dado una charla sobre el conflicto mapuche a estudiantes de la Universidad de La Frontera. Para el profesional, estos hechos nos retrotraen a los tiempos de la dictadura militar, que creía superados. Explicó que los delitos de los que se acusa a los comuneros son contra la propiedad, y no pueden ser calificados como terroristas. Relató que entre las pruebas aportadas como armas para probar que se infunde terror, están una honda y una boleadora. Por lo mismo, consideró que ello repele a la conciencia digna de los chilenos y no es sólo un problema de la nación mapuche. Denunció que a nivel global sólo Chile y Suiza tienen una justicia militar con competencia para juzgar a civiles y que la Concertación no fue capaz de modificar esa ley. Como a los comuneros los juzga la justicia militar y la penal por los mismos hechos ocurridos en Puerto Choque, podrían ser condenados dos veces. Especificó que la modificación a la ley tendría que ser con efecto retroactivo para favorecer los casos en que haya condenas. Llamó a mantener presión sobre los parlamentarios para que ello tenga lugar.
Reivindicó asimismo la calidad de presos políticos de los huelguistas, dada por el hecho que están luchando por su autonomía cultural, territorial, y no combaten para enriquecerse sino por la lucha política de su nación o pueblo.
El abogado se refirió también a la total desventaja que representa para una defensa tener ante sí testigos sin rostro. “¿Cómo le quitas credibilidad a un mueble, a unos ojitos que están detrás de un biombo? Eso es aberrante. Por eso, criteriosamente el juez de Cañete dejó fuera del juicio a los testigos protegidos. Pero no sabemos qué hará al respecto la Corte de Apelaciones”.
Adolfo Montiel se refirió más adelante al tema de la competencia de la justicia chilena respecto del pueblo mapuche, citando el tratado de Tapihue firmado por Ambrosio O’Higgins y representantes de los mapuche. Si bien allí estos reconocen la soberanía del rey, España reconoce a la vez su autonomía y el derecho de esa nación a gobernarse en forma autónoma al sur del BioBio. Luego de la independencia de España, recordó el profesional, el gobierno del general Freire, penquista, reconoció también estos fueros pero ello se perdió progresivamente. Y el Estado chileno “mediante el aguardiente y el alcohol fue metiéndose de a poco, corriendo la línea del Biobio al Traiguén… y finalmente incorporando militarmente el territorio al Estado chileno.” Sin embargo, precisó, “los mapuche no celebraron nunca ningún tratado en que reconozcan la soberanía de Chile. Eso es importante porque Naciones Unidas está adoptando recomendaciones que reconocen la validez de tratados y parlamentos celebrados entre naciones aborígenes y estados coloniales y llaman a los estados nacionales a adoptar nuevas legislaciones que permitan resolver sus disputas de tierras en ese marco”.
Aseveró finalmente Montiel que tras el conflicto mapuche está la voracidad empresarial que se propone sacar del campo a los mapuche para llevar adelante las inversiones de las forestales y las empresas mineras y concluyó afirmando que aquí hay dos naciones distintas que tienen que convivir, por lo cual es necesario sentarse a dialogar sin paternalismo.
Los montajes del Ministerio Público
Lucía Sepúlveda presentó una investigación sobre los casos calificados como montajes político-policiales del Ministerio Público que han sido desenmascarados en tribunales, por medio de la absolución de los comuneros acusados o la sentencia por delitos diferentes y de menor cuantía que aquellos sobre los cuales la fiscalía ha montado los casos. A nombre de la Comisión Etica Contra la Tortura, criticó los procedimientos policiales y el uso de la tortura en numerosas detenciones y pesquisas, y se refirió a los objetivos de los montajes y el rol que en ellos juegan los medios de comunicación que llevan adelante una suerte de juicio anticipado de los imputados que llamó “jurisprudencia mediática”. Describió la actuación de los jueces de garantía, que en los casos de comuneros mapuche adoptan medidas cautelares funcionales a los intereses de la fiscalía, mediante prisiones “preventivas” que en ocasiones duran hasta dos años. Explicó también que en la región del BioBio los fiscales inventaron un nuevo artilugio para prolongar la prisión preventiva: la reformalización, que consiste en tomar a un detenido inicialmente formalizado por un delito y cuando ya ha cumplido el plazo de prisión preventiva acordado para esa investigación, solicitar al juez la reformalización por una serie nueva de delitos. Eso permite ampliar el plazo de investigación y el secreto de sumario fijado previamente, agravando la situación de indefensión de los presos. A través de estos mecanismos fue posible llegar a los 103 años de prisión solicitados por la Fiscalía para Héctor Llaitul y 50 ó 40 años para otros imputados en el juicio que tendrá lugar en septiembre en Cañete.
La ponencia incluyó también denuncias sobre actuaciones de los fiscales Servando Pérez, Jorge Granada, y Mario Elgueta que han sido denunciados por imputados o sus familiares por sobornos, presiones sicológicas y/o tortura a personas, con el objeto de convertirlos en testigos protegidos que fundamenten acusaciones.
Citando cifras del informe 2009 de la Defensoría Pública, la profesional afirmó que el 23% de los casos que van a juicio oral terminan en la absolución, sin embargo no es posible desagregar allí los casos referidos al tema mapuche ya que el informe de la Defensoría no hace ninguna referencia a este tipo de juicios ni a la legislación antiterrorista. Pero se puede deducir que los tiempos medios de estadía en prisión preventiva de los mapuche son claramente superiores a los promedios de los delincuentes comunes afectados por la misma medida cautelar. Con datos provenientes de fuentes mapuche y de abogados de derechos humanos, informó de un total de 30 casos de absoluciones o cambios de cargos entre los años 2008 y 2010. Se refirió también a los testigos protegidos, valorando el criterio del juez John Landeros de Cañete que al excluir a 36 testigos protegidos, buscó asegurar el derecho de la defensa y los imputados a un juicio justo, ponderando en forma correcta el conflicto de garantías constitucionales entre debido proceso e integridad física de los testigos. El juez aceptó la tesis de la defensa en el sentido que la ley antiterrorista establece el secreto de los testigos sólo durante el tiempo que dure la investigación, pero si se prolonga ese secreto hasta el día del juicio, la defensa no puede desempeñarse adecuadamente en el juicio oral. Ello ocurre por primera vez en estos procesos.
Informó asimismo la periodista acerca de las acusaciones que penden contra el fiscal Andrés Cruz, uno de los perseguidores de comuneros mapuche en la zona de Arauco, ya que en Talcahuano deberá investigarse una acusación presentada en su contra por el arresto ilegal del comunero mapuche Daniel Lincopan, detenido en Cañete sin orden judicial y trasladado preso a Talcahuano.
Finalmente la periodista, en alusión al rol de los medios y de la sociedad entera, se interrogó acerca de si las vidas de unos seres humanos –los mineros del norte- eran más valiosas que las de otros, y si el dolor de los familiares de los mineros que temían por las vidas de sus familiares atrapados en el socavón era más respetable que el de quienes contemplan el deterioro paulatino de sus seres queridos en el sur. Concluyó llamando a la acción en apoyo a las demandas de los presos políticos mapuche.
Absuelta a los 15 años
“Mi nombre es Bania Queipul, tengo 16 años, soy hija del lonko de la comunidad autónoma de Temucuicui, yo vivo en una comunidad que ha llevado las reivindicaciones de tierra y siempre ha estado en lucha. Crecí y estoy creciendo en eso. No somos una comunidad conflictiva sino una comunidad que lucha por lo que quiere y cree justo. A los quince años fui enjuiciada por un montaje del ministerio público del Estado chileno. Quizás lo hicieron para acallar a mi papá, un hombre de lucha”, dijo Bania al presentarse en el Seminario.
Continuó señalando: “El Estado se equivocó en querer detenerme a mí. Sé las injusticias que se están cometiendo y voy a seguir luchando y seguir adelante hasta recuperar todo lo que nos pertenece. Estamos conscientes y les damos todo el apoyo a nuestros hermanos porque sabemos que lo que están haciendo es justo y todos juntos vamos a recuperar nuestra libertad. Nosotros luchamos no sólo por un pedazo de tierra, luchamos por una dignidad, para que no se nos discrimine, somos un pueblo que lucha por todos, nosotros no discriminamos a nadie.” Aseguró que está orgullosa porque fui acusada y salió absuelta. El fiscal de nuevo la quiso enjuiciar y “no le resultó porque no tenían pruebas para acusarme por un vidrio, siendo que ellos mataron a un peñi! Ellos le quitaron a un peñi la esperanza de vivir y de ver crecer a su hijo…” Relató asimismo que los únicos testigos en su contra eran detectives o pacos “que no saben argumentar, son ignorantes, a mí me daba risa estar ahí y ver cómo declaraban y se contradecían. Yo veía que esos huinca no sabían ni lo que dicen.”
Expresó ella más adelante: “No hay niño (en Temucuicui) que no sepa ahora que la justicia es injusticia, y cómo se comete contra nosotros solamente. Como niños, teníamos otros sueños. Yo nunca pensé que a los 15 años iba a ser enjuiciada. Era humillante cómo me iban a sacar de la sala de clases detenida, acusándome injustamente. Yo quise demostrar mi inocencia hasta el final. El fiscal Chamorro me ofrecía una salida alternativa; después de haberme enjuiciado, él era el único testigo que quedaba. Yo no acepté porque sabía que era inocente. Me acusaban por romper un vidrio de un ventanal del ministerio público. Yo me pregunto ¿qué vale más? ¿Romper un vidrio o la vida de un peñi, de un weichafe? Según ellos, nos manifestamos por repudio a la muerte del peñi Jaime Mendoza Collio. Yo siempre dije que el vidrio no vale más que la muerte de un peñi que dio su vida por la lucha. Y si es necesario, yo la voy a dar igual.”
Bania no vaciló en afirmar: “Hay carabineros que le han quitado la vida a tres peñis y antes le han quitado la vida a personas que luchan, como los hermanos Vergara. Los hermanos Vergara sabían por lo que lucharon, pero ¿dónde están los carabineros que los mataron? libres. Y si un mapuche llegara a matar a un paco – digo a un ‘paco’ porque no los respeto, a ninguno, ¿dónde estaría? Encarcelado, con cadena perpetua. Yo puedo decir que mi hermano y todos los jóvenes que están hoy día encarcelados no son terroristas, son personas que luchan por sus ideales. Esto es un montaje y una persecución a nuestro pueblo, a nuestra nación. Es una discriminación, el mapuche lucha por lo que quiere y al Estado eso no les gusta. Sabemos adónde vamos a llegar. Ni la cárcel ni la muerte nos van a acallar. Vamos a seguir luchando aunque sea en espíritu.”
El llamado de Bania a los estudiantes que la escuchaban en un silencio cargado de emoción, fue a no bajar la lucha, “porque de verdad, esto les va a servir a ustedes también. Y salgan en la calle a una marcha, pero no a tirar piedra a los pacos. Salgan con conciencia y háganlo como debe ser. Para los pacos, una piedra es un fusil. Cuando uno tira una piedra con una boleadora, una honda, dicen que los mapuche son terroristas. Nosotros somos capaces de enfrentarlos así. Pero ellos se tiran contra nosotros con fusiles y con bombas lacrimógenas. Los niños de mi comunidad estamos sufriendo demasiado por la militarización que se está haciendo en la comunidad. Cada día nos allanan, nos botan todo lo que está en la casa, nos dejan sin nada y después dicen que somos pobres. Porque ellos nos están haciendo más pobres cada día, nos están quitando todo. Los niños ahora no juegan a las muñecas, juegan a los pacos, y es super triste. De verdad que es difícil estar aquí, porque como niña nunca pensé que iba a estar contando algo así.
Bania agregó: “Me siento orgullosa de ser mapuche y nunca voy a avergonzarme de serlo, porque hay mapuche que se avergüenzan y no deberían hacerlo (le tiembla la voz), se deberían sentir orgullosos de no ser un huinca. Aquí hay huincas lo sé, pero los que están aquí tienen conciencia y a lo mejor se avergüenzan de serlo. ¿A quien le gustaría ser chileno? A mí no, yo soy mapuche hasta la muerte. “
Exhortó finalmente a seguir luchando contra la injusticia porque “Si mi hermano fuera terrorista, lo habrían pillado con armas, con algo, pero ¿cómo lo pillaron? Con las manos vacías. Porque ¿él qué hizo? Nada, ni un cuchillo andaba trayendo. No tienen ni una prueba, sólo testigos protegidos y si esas personas no existieran nuestros peñis estarían todos libres. Mis hermanos están con mucha fuerza, saben lo que están haciendo y lo están haciendo a conciencia, tienen el apoyo de toda nuestra comunidad, de nuestro papá, que es un hombre que yo lo respeto, un hombre que sabe en lo que anda. Uno casi no ve al papá en la casa porque anda para allá y para acá tratando de ayudar y haciendo cosas por ellos, porque sabe que todo esto es un montaje y que su hijo, y todos tienen que salir libres. Luchamos por nuestras tierras. A nosotros nos empobrecen cada día más. Para que las generaciones que vengan no crezcan llenos de represas, porque los árboles (nativos) se están yendo todos, lo que se ve son puros pinos y eucaliptus, los únicos que se hacen ricos son los dueños de eso. “
–Visite el blog de la autora: Lucía Sepúlveda Ruiz
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