Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Opinión

De Union Carbide a Exxon y a British Petroleum: lo que empezó con Bhopal

Compartir:

Unas 20.000 personas muertas. Sobre el medio millón de víctimas
lisiadas, discapacitadas o afectadas en algún modo. La indemnización es
de unas 12.414 rupias de media por víctima, teniendo en cuenta su valor
de 1989. 470 millones de dólares en total. Y ello dividido entre 574.367
víctimas. Casi un cuarto de siglo de espera. Para ver a 7 de los
anteriores directivos de la filial india de Union Carbide Corporation
(UCC) sentenciados a dos años de cárcel y multados con 2.100 dólares. Ni
una sola persona de la matriz norteamericana que era la verdadera
responsable ha sido castigada.

Aún así, la idea de que la mayor injusticia para Bhopal fue la
imposibilidad de extraditar de EEUU al director de entonces de UCC
Warren Anderson puede ser algo ridícula. Pero tratar de ignorar las
lecciones que el desastre del gas en Bhopal nos mostró sobre la tiranía
de los gigantes empresariales es ridículo del todo. Transcurridas más de
dos décadas después de que su gas MIC masacrara 20.000 seres humanos
(la mayoría extremadamente pobres), Bhopal sigue pagando el precio de la
criminalidad de Carbide (especialmente debido a los efectos a largo
plazo en la salud de las personas afectadas, así como al suelo y al agua
contaminados alrededor de la anterior planta de Carbide). Y mientras la
atroz nueva ley que propone el gobierno indio, de responsabilidad civil
en caso de daño nuclear, si se aprueba dará cobertura legal en todo el
país a este tipo de comportamiento.

Bhopal marcó el terrorífico inicio de una nueva era. Una que marcaba el
colapso de los esfuerzos para contener el poder empresarial. El actual
vertido de BP en el Golfo de México (con estimaciones que van de los 30
mil a los 80 mil barriles diarios) culmina un cuarto de siglo durante el
cual las grandes empresas han podido (y han hecho) lo que han querido
para lograr beneficios, a cualquier coste. Las "duras palabras" de Obama
sobre BP son básicamente verborrea electoral con miras a noviembre. BP
puede estar muy tranquila a la vista de los dos juicios en el Tribunal
Supremo que ha afrontado en los últimos años.

El primero fue en 2008. Era debido al vertido de petróleo de Exxon
Valdez de 1989 – hasta entonces el mayor vertido de crudo ocurrido (o
reconocido) en la historia. En breve, la evolución del actual desastre
está recreando los pasos del de Exxon Valdez cada 8 días o así. Y ha
venido siendo así desde finales de abril. En el caso de Exxon, en 1994
un jurado impuso una multa de 5.000 millones de dólares a la empresa.
Pero en 2006, informa Sharon Smith en un incisivo artículo en
counterpunch.org, "un tribunal de apelaciones recortó la multa a la
mitad, 2.500 millones de dólares". Y en junio de 2008, "el Triunal
Supremo redujo esa cuantía en un 80 por ciento, hasta unos 500 millones
de dólares – unos 15 mil dólares de media por demandante". El director
ejecutivo de Exxon Lee Raymond, quién ferozmente batalló contra los
demandantes, se jubiló con un extra de 400 millones para él solito.
Mientras que las víctimas de Exxon Valdez, señala Smith, acabaron
cobrando más o menos lo mismo, si bien a repartir entre 33.000 de ellas.
Es decir aproximadamente un 10% de la indemnización inicial.

En septiembre del mismo año, los cleptócratas de Wall Street pasaron a
la historia por poner en jaque la economía mundial. Sus actos costaron
millones en EEUU y los puestos de trabajo y modos de vida de muchísimas
personas en todo el mundo. Y con todo, los directores ejecutivos de las
empresas norteamericanas se embolsaron miles de millones en pluses
salariales ese mismo año. Incluso el New York Times vio necesario
manifestar en una dura editorial del momento que "solo unas semanas
después de que el Departamento del Tesoro les diera a nueve de los
mayores bancos del país 125.000 millones de dólares de los
contribuyentes para salvarlos de un desastre sin precedentes, los
directivos de esos mismos bancos se están apoderando de ese dinero
mediante generosas primas salariales en recompensa por su desempeño"
(siendo año de elecciones, la industria petrolera recababa apoyos para
las perforaciones en alta mar con este gracioso eslogan: "Perfora, Nena,
Perfora". ¿Cómo sería ahora? ¿"Vierte, Nena, Vierte"?).

Este año, pocos meses antes de que BP convirtiese el Golfo de México en
un pantano aceitoso, el Tribunal Supremo fortaleció aún más si cabe el
poder empresarial con su sentencia en el caso de Citizens United vs.
Federal Election Commission. Como decía Ralph Nader: "Con esta decisión,
las empresas ahora ya pueden verter directamente enormes cantidades de
su dinero en la marisma electoral ya inundada… de (sus) dólares… las
empresas (ahora) pueden premiar o intimidar a todas aquellas personas
que se presenten para cargos electos a nivel local, estatal o nacional".

Mason Gaffney lo explica claramente en el boletín de CounterPunch: "la
idea que hay detrás de esa decisión es que una empresa es "legalmente
una persona", es decir con todos los derechos (si bien no todas las
obligaciones) de un ser humano; que tiene, tal cuál, un derecho a la
libertad de expresión; y que donar fondos es una forma de libertad de
expresión". Así que ¡ánimo BP!, todavía hay esperanza. Recuerda cuanta
gente de la que ha llegado al Congreso o al Senado lo ha conseguido
gracias a los billetes verdes de los grandes del petróleo. 

Y respecto al actual vertido de BP, dedíquese un segundo a pensar en las
víctimas de este tipo de desastres que no son norteamericanas o de piel
clara. Como señala el columnista de Foreign Policy In Focus Conn
Hallinan: "Las propias estadísticas del gobierno nigeriano muestran como
ha habido más de 9.000 vertidos entre 1970 y el 2000, y actualmente hay
2.000 zonas de vertido reconocidas oficialmente". Pero entonces, ¿qué
valen las vidas de los africanos?

Siete años después de Bhopal, Larry Summers, el entonces economista jefe
del Banco Mundial, escribió su infame memorando. En él se leía, entre
otras cosas, que "entre usted y yo, ¿no debería el Banco Mundial estar
promoviendo MÁS migraciones de las industrias sucias a los LDC (países
menos desarrollados, por sus siglas en inglés)?". Summers sugería que
"la lógica económica que hay detrás de soltar un montón de residuos
tóxicos en el país con los menores salarios es impecable y deberíamos
afrontar eso". Summers después tuvo que decir que bromeaba, que estaba
siendo sarcástico, y demás. Pero pocos se creyeron esa patética excusa. Y
aún así, consiguió llegar a ser presidente de Harvard y ahora es el
asesor económico en jefe del Presidente Obama. Y la lógica de su
memorando está ya de hecho puesta en práctica en el mundo real. Es
exactamente lo que ha venido ocurriendo desde Bhopal.

La respuesta en India del partido de la UPA (United Progressive
Alliance), que actualmente controla el Congreso, a las sentencias sobre
el caso Bhopal demuestra que la ética del gobierno actual es igual de
despreciable como lo era en 1984. Lamentarse de lo que ocurrió en Bhopal
y a la vez poner en marcha la nueva legislación sobre responsabilidad
nuclear es una hipocresía difícil de defender. Bhopal fue una rendición
ante hechos consumados. Con esta nueva ley, el gobierno capitula por
adelantado. ¿Pero son sólo los gobiernos los que tienen algo que
esconder sobre 1984 en Bhopal? Ya en ese momento, los periódicos
publicaban alegremente noticias sobre un posible "sabotaje de los
trabajadores de Carbide" que habría causado el desastre. Cuatro años
después, un "estudio" financiado por la propia UCC sostenía que había
pruebas de que el desastre fue provocado por un trabajador de la planta
descontento. Carbide también afirmaba que no podía ser demandada ante
los tribunales de EEUU. En diciembre de 1985, algunas de las grandes
luminarias jurídicas de la India, incluyendo a Nani Palkhivala, ayudaron
a convencer a los tribunales estadounidenses de que eran los tribunales
indios el foro adecuado para tratar ese caso (con las consecuencias que
ahora vemos). Ello ahorró a Carbide las indemnizaciones
proporcionalmente mucho mayores que las que posiblemente le habrían
impuesto los tribunales de EEUU.

Unos diez años después, Enron emergía como símbolo de la nueva era de la
liberalización. Grandes académicos, "expertos", y columnistas varios se
esforzaron para convencernos de lo buenos chicos que eran la banda de
los de Enron. Y todo ello, tras muchísimas críticas iniciales al negocio
con Enron. El cambio de opinión se debió posiblemente a un vuelco
financiado con las decenas de millones de dólares que habilitó la
compañía para "educar" a los líderes de opinión indios, a sus
legisladores, etc.

La publicidad también campaba a sus anchas. Un famoso periódico empezó
siendo muy crítico con Enron, para luego pasar a ser uno de sus
principales defensores. Muchos otros hicieron lo mismo. Supongo que ese
tipo de dinero permite comprar mucha educación. Para Maharashtra e
India, lo que consiguió fue otro desastre. La empresa estatal de
electricidad que anteriormente generaba beneficios pasó a acumular
millones en pérdidas. El estado a su vez recortó fondos de proyectos
para el desarrollo y de los servicios públicos. Enron es sabido que se
reveló un fraude toda ella, se hundió en los EEUU y algunos de sus más
altos directivos acabaron como fugitivos ante la ley. Pero el caos que
se creo sigue ahí. La única oportunidad de evitar el desastre se esfumó
cuando el Tribunal Supremo desestimó una petición contra el acuerdo con
Enron que presentaron CITU y Abhay Mehta, y eso fue todo.

Mientras tanto, la retórica de Obama parece que ha herido los
sentimientos británicos. Pero la verdad es que los EEUU han ayudado
muchas veces a BP en el pasado, incluso subsidiándola. En lo que
Alexander Cockburn llama "el mayor rescate de la historia", la CIA
orquestó un infame golpe en Irán en 1953 para librarse del gobierno de
Mohammed Mossadegh.

El parlamento iraní había nacionalizado por unanimidad las explotaciones
de la Anglo-Iranian Oil Company. Mossadegh fue derrocado. En su lugar
se colocó al "Shah Reza Pahlevi, la criatura de las compañías petroleras
occidentales, con un poder tiránico absoluto". La AIOC recibió de nuevo
el 40% de su anterior concesión y se convirtió en un consorcio de
propiedad internacional, renombrado como British Petroleum". La lista de
golpes de estado en el tercer mundo promovidos empresarialmente
llenaría varios volúmenes.

Todo lo que Union Carbide hizo en Bhopal y de lo que luego se libró es
horrible. Pero, sin embargo, no es sorprendente. En el cuarto de siglo
transcurrido desde entonces, el poder de las grandes compañías no ha
parado de crecer. Lo de Bhopal ocurre cuando la sociedad privilegia a
las empresas por encima de las comunidades, y los beneficios privados
por encima del interés público. Ponle coto al poder empresarial, indio o
norteamericano, o te dejará hecho trizas.

Y tampoco olvídese aquello que las víctimas de Bhopal dicen una y otra
vez: "deberíamos saber que esto no va a suceder nunca más". Sin embargo,
parece que estemos garantizando justo lo contrario. La nueva ley sobre
responsabilidad civil en caso de desastre nuclear tal como está
actualmente redactada garantiza que las empresas de EEUU que causen
cualquier tipo de accidente nuclear en suelo indio saldrán airosas con
pérdidas mínimas. Las indemnizaciones que ahora se consideran ridículas
en Bhopal puede que sean la norma e el futuro. Hola de nuevo, Larry
Summers.

– El autor, Palagummi Sainath, es el editor de temas rurales de The
Hindu, donde apareció este artículo, y autor de Everybody Loves a Good
Drought: Stories From India’s Poorest Districts.

Traducción para www.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta i Estrada

– Publicado originalmente en ingles: CounterPunch

* Fuente: Sin Permiso

Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.