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¿Qué pasa en la SECH? Es la pregunta de cajón a propósito de la próxima renovación de su Dire

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Como se ha sabido, algunos miembros de la SECH empezaron a hacer serios cuestionamientos a la forma como  se desarrollarán las próximas elecciones para renovar su actual directorio. Entre otros, alegan falta de transparencia, falta de garantías por parte del  TRICEL,  para que  ésta sea una elección libre y debidamente informada en igualdad de condiciones.

Esto no revestiría mayor gravedad porque, hasta en la elección de un club de barrio  suelen cruzarse acusaciones  entre un candidato a otro. Sin embargo, en esta ocasión, la acusación reviste mayor gravedad, en tanto se ha ido transformando en una verdadera rebelión de las bases, para cuyo caso ya han amenazado algunas filiales (Iquique, Valparaíso, Concepción y Punta Arenas) de no participar en el evento, si no se dan las garantías plenas que se piden  con lo cual, quiérase o no,  le quitarían piso a las nuevas autoridades  elegidas.

A las irregularidades dadas a conocer, se agrega la denuncia  que  la actual crisis que atraviesa la SECH, se debe a que su actual dirección se encuentra en manos de los comunistas. A esto acaba de replicar, recientemente,  el escritor Omar Cid,  uno de los candidatos, en una muy interesante entrevista a  Crónica Digital. Estando de acuerdo con el grueso de su reflexión, sin embargo quiero detenerme en dos puntos. Primero, señala: “el P.C. no es el único responsable de los problemas de la SECH…”.  En este punto le encuentro  toda la razón pero, para el caso, le hago presente que ello no exime al P.C de ser el “mayor” responsable  de lo que allí ha estado sucediendo. Sigue  su entrevista este escritor señalando que: “cooperar con su fortalecimiento, desde dentro como socio o integrante de su directorio nacional, será siempre un agrado”

Ahora bien, no tengo por qué dudar de las buenas intenciones que animan al colega para desde “adentro” cooperar con el fortalecimiento de la institución. Sin embargo creo que, en las actuales condiciones y circunstancias, de seguir en el directorio primando una mayoría comunista con los mismos dirigentes cuya conducción la ha desprestigiado,  esta aseveración del colega pierde pie resultándome un tanto  ingenua. Y esto, no porque yo crea que los comunistas son intrínsecamente perversos, al contrario, tengo un gran respeto y admiración por la inmensa mayoría de su militancia, sino porque esa nueva directiva seguiría implantando malas prácticas, aquellas mismas que se han ido  entronizando en la dirección central del P.C, las que deriva a sus dirigentes en cuyas asociaciones gremiales tienen mayoría  o tienen importante influencia, lo cual le  da un cariz distinto al problema en cuestión. Avalo mi juicio por las razones que paso a exponer:

Cuando comenzó la crisis en el P.C. para muchos de nosotros, en ese entonces, militantes comunistas, lo atribuimos a una desviación de la tradicional línea política del partido, promovida e impuesta por su actual dirección encabezada por  Guillermo Teillier. Sustentábamos una posición  inequívoca de conservación  de la tradicional línea política del P.C. en cuanto a que, su opción fuera, clara y sin eufemismos,  una opción por los verdaderos cambios y transformaciones de las estructuras de nuestra sociedad, raíz a partir de la cual, en nuestra opinión, se originan todos los verdaderos males e iniquidades de nuestra sociedad. Esto, en oposición a una política de sumisión y cooptación que avalara las meras reformas que se han estado imponiendo. Esto necesariamente tenía que conducir a una separación clara y nítida respecto de la Alianza y la Concertación, en tanto estos últimos se han inclinado inequívocamente por meras reformas como solución a los mal es que nos aquejan reformas que, por lo demás, las más de las veces han derivado a una mayor consolidación del sistema neoliberal que nos rige.

En medio de la crisis, muchos compañeros comunistas, de muy buena fe, en su momento, justificaron  su permanencia dentro del P.C porque pensaban que desde adentro podrían hacer algo para enmendar la errática línea de su actual dirección. Otros, previendo que la pelea desde adentro ya resultaba un imposible optamos por dejar de militar  en el P.C.

Creo, a la luz de todos los acontecimientos políticos sucedidos en todos los ámbitos, que los que no creíamos en la posibilidad desde adentro cambiar el estado de situación que, a nuestro juicio, pasaba por la salida de su actual dirección (Teillier, Inzunsa, Carmona, y Cía.) no estábamos equivocados. En efecto, hemos visto como poco a poco el P.C ha ido abdicando de sus herramientas ideológicas a cambio de una cooptación  política que reafirma la línea meramente reformista sustentada tanto por la Alianza como la Concertación. Estimamos que los  compañeros que creyeron que desde adentro podían cambiar el estado de cosas, finalmente han sido subsumidos y cooptados  por aquellos que hasta ayer criticaban con todas sus fuerzas. En fin, todo se ha vuelto una rueda sin fin de cooptaciones; la Concertación cooptada por un reformismo meramente burgués, que no apunta a las transformaciones necesarias, y el P.C cooptado a su vez por esa Concertación ya cooptada.

Entonces, si ésta es la actual tónica de la dirección del P.C y que trasladan en aquellos organismos o instituciones gremiales que comandan o de la cual forman parte ¿por qué habría que creer que en la SECH ello sería distinto, más sobre todo, cuando sus actuales directivos han estado aplicando las mismas malas  prácticas heredadas del Comité central del P.C al cual adhieren?

Debo recordar por lo demás situaciones similares sucedidas en otros referentes: CUT, El Siglo”, Radio Nuevo Mundo, CEPCH,  y el paulatino  estado de descrédito y degradación que ha estado experimentando la Universidad ARCIS por obra y gracia de la conducción de sus actuales directivos comunistas, que han estado actuando con una lógica sectaria de poder en su interior, tanto en contra de trabajadores como sus académicos. En fin sobre esto, existen antecedentes bien documentados, sobre lo que no es el caso extenderme en esta nota.

Años de militancia en el P.C me inclinan a pensar que con las actuales prácticas de ahora, impuestas desde su dirección,  en donde quiera que tenga presencia el P.C, seguirá sucediendo lo mismo, de lo que han sido testigos los organismos y organizaciones sociales que han caído en descrédito por acción directa del P.C o por su notoria influencia. Los organismos ya mencionados ahorran mayores comentarios sobre el asunto.

Lamentablemente, debemos reconocerlo, allí en donde se encuentra presente el P.C no tenemos nada de que enorgullecernos. Al contrario, todo allí se  diluye, se   obnubiliza y se enreda. Los ejemplos de la CUT, el Siglo, la SECH, Universidad ARCIS son elocuente muestra de ello.

Claro está que los verdaderos comunistas no queremos que esto siga sucediendo, y para que ello así sea,  no queda más alternativa que cambiar radicalmente su actual  dirección, lo que nos aseguraría  volver a tomar la senda de lo que fuimos  y lo que tenemos que ser: un partido, claramente marxista y revolucionario, y no un partido de los enjuagues como en los hechos ahora se ha transformado.

Ahora bien, y para finalizar, volviendo al punto central de la nota, siendo un antiguo socio de la SECH, (socio N° 1630) y no habiendo pagado mis cotizaciones desde hace algún tiempo, entiendo que no estoy habilitado para participar en sus próximas elecciones y, si lo estuviera, creo que no participaría en tanto  subsistan las actuales condiciones de descrédito y desprestigio a que la han llevado sus actuales directivos, y que han hecho que su imagen esté por los suelos.

– El autor es escritor-ensayista y se autodefine como “Un comunista sin carnet”

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