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El Servicio Agrícola y Ganadero ¿Cajón del sastre de todas las decisiones conflictivas?

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Transgénicos y Plaguicidas
Antiguamente existían los sastres, las modistas  y las madres,  que hacían la ropa y también las arreglaban. Estos personajes siempre tenían a mano un gran cajón donde iban dejando las prendas que uno  encargaba arreglar, a veces por flojera de hacerlo personalmente.  Ese cajón estaba siempre lleno, esperando que el sastre o la modista tuviera el tiempo o la ayuda para hacerlo, porque a veces los arreglos son mucho más dificultosos que hacer una prenda por primera vez. Y a veces los arreglos sobrepasaban la capacidad de estos personajes, ellos hacían lo posible y la cosa terminaba  mal, y la responsabilidad, por supuesto se la echaban a ellos.

Así pasa en Chile con el Servicio Agrícola y Ganadero y varios temas de gran importancia para el país que andan flotando en el aire, sin terminar de pensarse. Me refiero a las legislaciones sobre la implementación, el control, el manejo de los litigios, el manejo de la propiedad intelectual y el manejo de la contaminación, del etiquetado de alimentos etc. En campos como los Transgénicos y de prohibiciones y resguardos en el caso de los Plaguicidas, que son diferentes pero tienen vínculos que los unen. Y son temas extremadamente importantes ya que afectan la salud comunitaria, la genética humana, las semillas de los campesinos, el material que comemos día a día, y el futuro de la agricultura en Chile ya que los Transgénicos no tienen marcha atrás, y contaminan a sus especies  afines con propiedades nuevas como la esterilidad, o la inmunidad a los plaguicidas y a los humanos con la inmunidad a los antibióticos. Y si afectan la salud humana, en estas decisiones debiera de intervenir el Ministerio de Salud.

Algunos de estos temas son de políticas a largo plazo como el de los Transgenicos, ya que condiciona el futuro de nuestras exportaciones, y el futuro del pequeño campesino y con mucho rebalsan las capacidades de este servicio. Pero los buenos muchachos del SAG, cargan con todos los temas y así los legisladores se lavan las manos.

Para cumplir aproximadamente bien con todas las atribuciones que aparentemente tiene el SAG, debería ser una institución que tuviera un ejército de personas a su cargo con unas calificaciones científicas notables, laboratorios de última generación, centros de información y documentación, tribunales especiales para dirimir los problemas de abusos y contaminación, y un presupuesto enorme.  No es recomendable que los controlados tengan unos laboratorios de película y el controlador no, por ejemplo.

Aparece el tema de los Transgénicos, que es terriblemente complicado, y zás que el SAG se haga cargo, o el de los Plaguicidas que cada año envenenan a más trabajadores , a más consumidores y personas que por casualidad estén cerca de sus lugares de almacenamiento y uso, entonces los legisladores dicen:  Qué el SAG se haga cargo. O sea que vaya a parar al limbo, al cajoncito de los arreglos que no quiero enfrentar. Ahí está la decisión de los Senadores de no legislar acerca de los plaguicidas porque según ellos está legislado y las atribuciones entregadas al SAG.  De modo que solo nos preocuparemos cuando quede el espanto.

La pregunta del millón es ¿Pueden hacerse cargo?  O es lo mismo que decir:  No vamos a meter las manitos en este tema porque es muy cototudo.  Se puede enojar la Monsanto, o la BASF, o los agricultores, y nosotros no queremos que nadie se enoje porque los enojos destruyen los buenos negocios.  Total todos los años algunas personas van a parar al hospital intoxicadas, pero después todos se olvidan.  Y los casos de malformaciones, como no se puede demostrar ciento por ciento que sean consecuencia de los plaguicidas que habría que prohibir, para que nos vamos a poner más papistas que el Papa.  Y las contaminaciones transgénicas, bueno, para cuando se den cuenta en bloque y aleguen, vamos a estar todos muertos, pero mis nietos ya van a estar ricos y total todo el mundo va a estar contaminado, así qué más da.

Me encantaría que el SAG dijera públicamente con qué recursos y organización está enfrentando las enormes responsabilidades que le están echando encima.  Le mostrara al país sus laboratorios de última generación, por supuesto que financiados por el Estado de Chile, no por los grandes consorcios que fabrican semillas o plaguicidas, sus doctores en genética biología y química que no hayan sido becados por estos consorcios y sean independientes, es decir toda su capacidad, y así nos quedaríamos un poco más tranquilos al saber que estamos siendo protegidos.  Y si le están echando responsabilidades encima y no tiene los recursos, que lo diga públicamente.  No sacamos nada con ser agrandados e ir a todas las paradas tecnológicas, incluso las dudosas,  usando ese viejo argumento de  que “por el camino se arreglan las cargas” contándonos el cuento de que estamos seguros si esto no es cierto.

Honesto sentido común y transparencia debería ser lo que promueva nuestro nuevo gobierno  y yo agrego “cuidado” de la ciudadanía y de todo el material que existe dentro de nuestro país.  El material inorgánico, el biológico y también el intelectual y por último el espiritual, entendiendo por espiritual no las religiones, sino el cultivo de virtudes  como la confianza en los que delegamos el manejo del país, y les pagamos por ello; la honestidad para ser transparentes a todo nivel y no unos pillos ladronzuelos, el amor al prójimo que se manifiesta en cuidado y responsabilidad por el bienestar del otro y no en el egoísmo de cuidar de mis buenos negocios sin importar el desastre que estoy dejando alrededor.
Mayo 2010

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