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La izquierda siglo XXI (en Chile): una propuesta de estrategia espectacular y especular

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Primera parte: Las palabras en su contexto
Mientras más nos adentramos en el conocimiento de los animales más podemos sorprendernos del grado de organización que requieren y como el actuar de los individuos de algunas especies está regido por información que viene en su código genético, que no siempre modifican con el crecimiento y otros, de otras especies, necesitan un largo periodo de aprendizaje para lograr ser lo que al final son. De todos los animales, el ser humano es el único que tiene la información y los mecanismos necesarios para expresarse de forma hablada y valerse del habla y sus derivados para entregar y recibir informacion. Los demás, aunque tengan un alto grado de inteligencia y tengan variadas formas de comunicación, no podrán comunicarse con sonidos clasificados que llamamos palabras.

Lo más probable es que la naturaleza haya producido un salto en algunos antepasados del ser humano actual, salto que condujo a otros, en un largo proceso de humanización de los prímates. Andar erguidos, trabajar (caza, recolección de frutos, pesca, etc), diferenciación de manos y pies y una constante curiosidad de saber que había más allá. Otro salto en la humanización de aquellos primitivos debe haber sido el desarrollo de la capacidad de comunicarse con sonidos, que luego fueron palabras.

En estos tres campos ha habido un desarrollo que, dependiendo del grado del mismo, humanizan más o menos al ser humano. Así como la curiosidad nos lleva a plantearnos preguntas e intentar respuestas, el trabajo nos ha llevado a los utensilios, a las herramientas, a las máquinas, a la robotización y a todo lo que hoy nos facilita y hace más agradable la vida. Las palabras no solamente han aumentado sino que se han refinado y con ellas podemos expresar ideas abstractas o dar explicaciones precisas con un alto grado de complejidad. Las palabras nos hacen más inteligentes, se dice que somos lo que hablamos.

Las palabras son un puente entre un ser pensante y otro u otros. Unas veces este puente puede estar cortado por la simple razón de que no todos tienen el mismo conocimiento de las palabras usadas, algunas de las cuales tienen varios significados y otras veces un mismo significado se puede decir con distintas palabras. Pero, además de estas fallas estructurales del puente que debieran ser las palabras, está el hecho ideológico de que las mismas, responden a las necesidades de reproducción del sistema que las genera. Las palabras no existen al margen de los intereses de los seres humanos y estos intereses están determinados por las relaciones socio materiales que los seres humanos establecen en una sociedad, tiempo y lugar dados. Un obrero y un patrón no sólo se diferencian por la ropa, los gestos, el reconocimiento o no del lugar que ocupan en la sociedad sino también por las palabras que usan y por la forma en que las dicen, con mayor o menor dominio de ellas, con más o menos humildad, con más o menos arrogancia.

Este párrafo anterior es necesario para poder situar el contexto en que usamos las palabras y al mismo tiempo definir el significado que le daremos a espectacular y especular. La primera dice relación con espectáculo, algo que se muestra con la intención de que sea visto por mucha gente y apreciado como algo que ha valido la pena ver, esto supone unos sujetos activos que muestran algo digno de ser visto y unos sujetos pasivos que asisten a la puesta en escena y a los cuales hay que producirles una impresión, dejarles una huella. Tanto unos como otros son parte del teatro que es la vida. Para unos su papel en escena es ser vistos, admirados y entregar un mensaje, para otros es ver, admirar y recibir el mensaje.

La carga ideológica de la palabra espectáculo está dada por el lugar que ocupemos en el espectáculo, ser visto o ver y también por el hecho que reproduce la ideología dominante de tener un papel intransferible e inmutable. Se juega un papel, que supone y necesita un alguien, identificable, que se mueve en un escenario y un alguien colectivo, no identificable, que no se mueve. Para unos el movimiento, la identificación y la potestad de controlar el mensaje, para otros la inmovilidad, la invisibilidad en el grupo y el no control del mensaje.

La palabra especular nos remite a espejo (espéculo), algo que ocurre en un espacio-tiempo y se reproduce en una superficie plana, como si fuera una copia de ese algo en un espacio-tiempo virtual. Lo que se refleja no es exactamente lo mismo, pues si nos miramos en un espejo, no vemos exactamente lo mismo que ve alguien cuando nos mira. Con nuestro ojo derecho vemos en el espejo nuestro propio ojo derecho, en cambio al mirar de frente a otra persona, con nuestro ojo derecho vemos su ojo izquierdo. Especular es producir efecto de espejo, reflejar aproximadamente algo, en este sentido, es enviar a un espacio virtual una imagen, que será siempre una aproximación casi exacta de lo que existe en el espacio-tiempo real.

Desde tiempos de la revolución francesa se usa, la palabra izquierda o derecha. En su momento fueron empleadas para diferenciar los distintos bloques en el naciente parlamento. Quienes estaban sentados a la izquierda del presidente del parlamento tenían una posición política más avanzada que los que estaban a la derecha, que en ese tiempo defendían los valores del regimen feudal. Luego vinieron otros muchos hechos y trastocaron todo. Este detalle nos puede ilustrar que siempre la corrupción está, como un peligro latente, y que las palabras no tienen otro significado que el que le asignemos en un tiempo y lugar x. En la actualidad, ya sea por la corrupción en que han caído algunas personas que ayer defendían ideas avanzadas para su época o ya sea porque del otro lado se han apropiado de ideas “progresistas”, para quitarle su carga de progreso y convertirlas en lugares comunes, sin significado alguno o darle otro muy diferente al original, el hecho es que izquierda o derecha no ilustra de cuan avanzada o retrograda sea una persona, para saberlo debemos remontarnos a lo que defiende y si esto es un avance o un retroceso en relación al momento histórico que se vive y en el cual se emplea el signifiado de ser de izquierda o de derecha. En el Chile actual tenemos que un grupo de partidos que aplican una política neoliberal se autodefinen como centro izquierda, cuando en lo medular sus políticas defienden lo mismo que defiende la derecha. Por otro lado hay partidos de “izquierda” que se han asimilado a estas políticas y otros que en el discurso son de izquierda y en la práctica se alejan de ese significado, como también tenemos otros varios que tienen una práctica acorde con sus postulados de izquierda.

Ser de izquierda en sí no significa nada si no nos remitimos a lo que es un avance o un retroceso para la sociedad. Cuando los partidos comunistas de los ex países socialistas de la Europa del este entregaron el poder, en vez de implementar cambios que permitieran avanzar en la construcción de una sociedad socialista con la participación de todos, en realidad implementaron una serie de medidas derechistas, pues ellas fueron un retroceso social, económico y moral para sus respectivas sociedades y para el mundo en su lucha por la justicia social. Con el desmoronamiento, producto de la acción o inacción de los partidos que debían defender y mejorar esa conquista social que era el socialismo, todos hemos perdido y se ha acelerado la caída de la vida en su totalidad. A ese desastre, se le agrega el desastre que es en sí el capitalismo. Muchos cantaron victoria y otros tantos se desentendieron del compromiso. El resultado hoy, veinte años después, es una crisis total y terminal de la humanidad, a no ser que seamos capaces de cambiar el rumbo a la vida en sociedad.

Para los efectos de situarnos en la realidad de inicios del siglo XXI, la izquierda hace gala de todo tipo de auto proclamaciones, unas con significado de cambio del sistema, otras con significado de simples acomodos y otros sin ninguna carga semántica.

Cuando hablo de Izquierda del Siglo XXI quiero hablar de un pensamiento y una acción de miles de personas que se identifican, no con un lugar físico a la izquierda de alguien, sino de personas que recogen valores históricos, experiencias de lucha y se proponen cambiar de raíces el sistema de relaciones sociales entre los seres humanos, por otro a la altura del sentimiento y la creatividad humana. Se es de izquierda en tanto se propone uno salvar la vida en el planeta y, a escala nacional, conquistar el poder para construir un orden social basado en los intereses de la sociedad, es decir del trabajo y no del capital.

Narciso Isa Conde lo resume así: “ser de izquierda no es un rótulo sino una conducta política, una actitud ante la vida, un compromiso de lucha por la dignidad y la liberación de los seres humanos”. Otro modo de ser de izquierda es simplemente un mal juego de palabras.

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