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La Necesidad Urgente de una Ética Humanizadora

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Papá  ¿qué es la Ética? pregunta un chico judío a su padre.  Hijo, dice el padre, imagínate que Isaac y yo ponemos un negocio de ‘Todo a mil pesos’.  Entra una señora, paga con un billete de cinco mil, y se va sin retirar el vuelto.  Aquí entra a tallar la Ética ¿Se lo diré o no a mi socio?

                                                      Viejo chiste judío

Los pueblos que han meditado profundamente sobre el comportamiento humano, sobre la finalidad de las leyes que rigen la sociedad, sobre las bases en que se fundamentan y los fines que persiguen, se pueden dar el lujo de hacer chistes y reírse de si mismos. Así los judíos, pueblo de comerciantes, crea una religión ética que va más allá de la ética comercial, que es informarle al socio  la inesperada ganancia, enfatizando la ética humana de no robarle al prójimo, aunque no lo conozca. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento están tapizados de profetas que le echan en cara al pueblo que no cumple las normas de los Mandamientos ya que de ellos se deriva el comportamiento diario humano básico en comunidad, que puja por desligarse del comercio para dar paso a valores humanos universales  como la solidaridad, la misericordia y el respeto o amor al prójimo.

Los filósofos griegos y sus herederos los romanos pensaron también el tema, pero no amarrado a la religión, ya que los dioses griegos eran tan mal comportados como los humanos si es que no eran peores.

Y nos volvemos a hacer la pregunta ¿Qué es entonces la Ética? ¿Para que nos sirve?¿Tiene algún fundamento o es solamente una tradición, que se confunde con los mandamientos de algunas religiones en que ahora muchos no creen? ¿Sigue vigente en nuestro mundo post moderno lleno de promesas de libertad?

La Ética es una rama de la filosofía que se preocupa por los valores y por el comportamiento frente a ellos,  a partir de la búsqueda de leyes que determinan este comportamiento  y de ahí deducir reglas que lleven al mayor desarrollo psicológico y social del ser humano.

Ethos en griego,  quiere decir costumbres, lo mismo que Mores en latín de donde viene la palabra moral.

Vemos  que de partida, se presume que la Ética tiene una finalidad, que es la de permitir el mayor  y  mejor desarrollo psicológico y social.  Pero, ¿Para qué?

Voy a contestar por mí.  Yo quiero ser feliz.  Quiero vivir en la sociedad en que me tocó nacer, pudiendo comer y respirar, pudiendo expresar lo mejor de mí misma, en paz con mi familia y vecinos, sintiendo que nadie me va a atacar, pudiendo ganarme la vida en un trabajo que ojalá me guste, para hacerlo bien, que no vaya contra mis valores, en una técnica en la cual tenga entrenamiento, cobrando un sueldo que me permita vivir no solo sobrevivir, que el Estado al cual le pago impuestos me proporcione ayuda si enfermo o envejezco, y no me agreda y abandone.  Y que este mismo Estado, que me cobra por vivir en este país, vele para que la mayoría pueda tener lo mismo que yo estoy pidiendo, ya que yo vivo en comunidad y la felicidad o la desgracia ajena repercute en mi vida.

Esto es lo que yo llamaría un estado basal de bienestar desde donde podría empezar a construir mi felicidad: La felicidad en una vida-en-relación.

La mayoría queremos tener familia, pareja, amigos con quienes compartir la vida, es decir una comunidad a la cual pertenecer y ahí poder expresar lo mejor de nuestras identidades enfrentando la vida con sanidad.

Y esa definición me gusta, ya que dicen que los pueblos felices, no tienen historia, porque la historia está construida de guerras, conquistas y despojo. Y los que son felices con lo que tienen no necesitan ninguna de esas cosas, son simplemente felices

Así entendemos que la felicidad está en gran parte condicionada por  la relación con el otro, florece en comunidad. Entonces si concordamos en que queremos ser felices, la ética puede ser usada como medio para la felicidad y debe estar dirigida a mantener en óptimo estado las relaciones con el otro y con los otros, y si lo globalizamos, de los humanos con la humanidad.

Y en los Otros están también el aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que nos nutren, la tierra, los hijos y los nietos, en temas tan variados como la educación de las emociones, el respeto al prójimo, el buen trato dentro de los distintos estamentos de la sociedad, la confianza  en las autoridades e instituciones,  el buen funcionamiento de la Justicia. Como dicen los periodistas cursis cuando hablan de sexo, homosexualidad o control de la natalidad, la “agenda valórica”  que es un poquito más extensa que esos tres ítems y está ubicada en todo el cuerpo, en  la sociedad y el medio ambiente, y no solo en el pubis como se cree aquí en Chile.

Y la Ética se transforma en leyes que favorecen o le ponen límites a las actividades humanas, para preservar las buenas relaciones.

Dentro de las relaciones que los seres humanos mantienen en sociedad, están las relaciones comerciales como un subconjunto, que se superpone a las relaciones humanas, pero que no lo agota, es solo un aspecto, importante, pero no la totalidad.  Y tiene su ética particular, que debería  ser compatible con la ética de las relaciones sociales entre las personas y entre personas y ambiente.

Lo peligroso es confundir los campos, y en vez de adaptar la Ética Mercantil a la vida humana, suceda lo contrario y se mercantiliza el sistema.  Y aquí vienen los gritos de los profetas a los que me refería, y que básicamente decían:  Sólo Dios es Dios, el cambiar la relación humana por la riqueza y el poder que da el dinero, eso es lo que se llama diabólico, son los famosos ídolos, el Mammon que tanto irritaba a Jesús.  El confundir la  relación humana con el comercio, ahí está la trampita que nos explota y nos oprime, ya que las leyes que salen con este predicamento tienden a favorecer al comercio y no a las personas.

En referencia al chiste del comienzo, los judíos pueden hacer este chiste porque llevan como 3000 años meditando acerca de la Etica  y la Justicia y su compatibilidad con los negocios, y conocen  las respuestas, y a pesar de eso se caen igualito que los cristianos, porque la humanidad es aburridamente predecible.

Esto del comercio se desarrolló  junto con la cultura humana y ha sido el motor del bienestar, pero también el motor del sufrimiento. Es la sombra de la Humanidad que ha dado origen a la esclavitud, a las guerras, a la depredación de la naturaleza, a la acumulación avara de riquezas, a la adoración al lucro y al olvido de las relaciones que nos hacen felices.  Cada día más nuestras relaciones humanas se van contaminando con el pensamiento mercantil perdiendo la gratuidad que nos da la felicidad.

En el chiste, vemos la burla a la Ética Mercantil, que es la Ética de los contadores, no a la Etica Humana Universal.  ¿Cuadra la caja? ¿Cuadra el Balance?  No importa si estamos vendiendo santitos o cocaína, la cosa es que cuadre.  El importante es el socio, con quién hago negocios y al  cual también se puede estafar si es del caso, pero como lo necesito desesperadamente para mis buenos negocios, trato de no ser desleal con él  o que no se entere si lo soy.   El cliente, que se pudra por tonto ya que la vida es de los vivos. Es la ética de que todo tiene un precio, y si se paga el precio, la acción es justa y buena.  No importa que lo que se pague sea la prostitución infantil, o el agua que bebemos, o la indemnización por haber contaminado un río, haber extinguido una especie o envenenado las napas subterráneas.  Se pagó en dinero al Estado y  con eso nos lavamos la conciencia. Yo cumplo la ley, dicen las mineras, por lo tanto es lícito sacar lo que pueda, maquillar el balance y dejar el hoyo y no pagar impuestos  si es del caso.

También pagan los países ricos para que los pobres les reciban sus desechos contaminantes, y según ellos, esto sería justo y lícito ya que es más costoso investigar en tecnologías limpias que comprar a algún gil del tercer mundo para botar la basura.

En términos sociales, estas vivezas causan infelicidad y son la fuente de roces permanentes, de injusticias y de miseria. La Ética Mercantil no es aplicable a la sociedad en ámbitos que no le corresponden.  Y ahí está la gran falacia que nos ha llevado a sociedades absurdas, donde los legisladores se han convertido en mercachifles del bienestar de la sociedad o en defensores de los intereses de una clase mercantil en desmedro de los intereses de la sociedad como un todo. El ejemplo más flagrante es haber permitido que la usura pase a ser la práctica comercial normal en la sociedad, estimulando que una sociedad industrial se transforme en una sociedad financiera que vive a costillas de los que trabajan y de sus necesidades.

A estas alturas parece que  la ética de la relación- en-comunidad me suena más a cordura,  y a sentido común  que a un ataque de santidad. Aquí se aúnan la cordura de los Mandamientos de Moisés en su versión original, la Ética de la Misericordia que practicó Jesús con la ética del respeto a la  Naturaleza de San Francisco de Asís; la no agresión de Mahatma Gandhi, con la defensa pacífica de los trabajadores y la vida austera de  Clotario Blest  y así sucesivamente con todos los que no temen que los califiquen de chiflados por defender la necesidad de un modo de comportarse  que se centre en la relación  honesta  y amorosa con el otro.

¿Y qué tenemos que hacer para asegurar un país donde reine algo de ética y no un zafarrancho de combate de todos contra todos, que es lo que está sucediendo en Chile?  Primero que nada, practicar estos valores en donde nos toque vivir, y acordarnos que la defensa de los valores humanos corre por cuenta de todos nosotros y tratar que nuestros legisladores y nuestras leyes se impregnen de cordura.   No creo que vaya a venir Dios a rescatarnos,  porque en el fondo del corazón sabemos las cosas y si no las practicamos no es problema de divinidades, es nuestro.

Nos han invadido con ideologías explícitas o implícitas que predican, aún sin darse cuenta, el egoísmo como comienzo y fin de la naturaleza humana, la transacción mercantil como forma ética de intercambio entre las personas , las leyes de mercado como orientadoras de la conducta humana y del destino de la humanidad, el lucro como finalidad última para obtener la felicidad a través del poder y del dinero, la depredación justificada moralmente por una compensación económica e incluso la compensación monetaria por un asesinato.

Pero la más penoso  es  el desencanto por lo difícil que es cambiar el tema en nuestra sociedad si no tenemos líderes respetables que conciban otra realidad que  no sea ésta, si nuestras universidades y nuestros colegios no enseñan a pensar ni a cuestionar en forma creativa.  Si los que tienen el poder político no  son recipientes de las aspiraciones de los que los llevaron al poder y por lo tanto no cumplen sus funciones y se empoderan para convertirse en unos pequeños tiranos faltando a la ética comunitaria.

Nuestros hijos no están expuestos a la reflexión ni al debate sobre nuestra sociedad.  Los valores mercantilistas han ocupado todos los espacios, y son valores que no nos conducen a una sociedad más feliz, porque no garantizan el buen trato entre las personas.  Y si hay mal trato, ni con todas  la chucherías  traídas de la China, ni con todas las cadenas de Mac cualquier  cosa, vamos a satisfacernos.  Y si no hay reflexión orientadora, y si la educación no enseña ni aconseja la reflexión, será la televisión la que ofrezca modelos que llenen este vacío.  Y sabemos que la televisión  no tiene principios morales ni quiere ayudarnos a ser mejores, lo único que desea es vender productos, cumpliendo con los objetivos de una sociedad mercantil.

Y esta ola devastadora de mercantilismo desatado impuesto por las grandes potencias europeas al triunfar la burguesía comerciante por sobre la aristocracia de derecho divino con la Revolución Francesa, llevó la ideología del comercio a nivel de dogma religioso, imponiendo la Ética Mercantil  sobre toda la humanidad. Se cambió el Derecho Divino de los reyes por el Derecho Divino de la usura en dólares, euros o yens.  Se consolidó el Capitalismo y su ética  ha barrido con todas las costumbres ancestrales transformando incluso a las religiones en empresas comerciales.

Los revolucionarios del presente deberán ser ante todo gente con conciencia moral, que cuestione las leyes impuestas que vulneren la relación entre humanos y con el medio ambiente.  Que busquen inspiración en la sabiduría ancestral de los pueblos, en la filosofía perenne, aquella que ha resistido 3000 años, y que no corresponde a una moda.  Hay que mirar la historia para darse cuenta que debajo de nuestra tecnología, seguimos siendo los mismos de siempre.  Los Imperios son idénticos, le hacen el mismo maltrato a sus esclavos, exigen que todos adoren sus dioses, imponen la Paz a punta de guerras y se suelen caer por corruptos.  La diferencia es que antes había más planeta y menos gente, lo que permitía que los ciclos se cumplieran sin que el mundo colapsara.  Ahora estamos pasando el punto de depredación  y basura donde ya no es posible seguir por el mismo camino manteniendo nuestra inconsciencia, ya que tenemos un desastre global ad portas.

En este momento sería bueno preguntarse ¿Qué podemos salvar todavía si luchamos para que se aplique la Ética?
Septiembre, 2009

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