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Obama, bases militares y nosotros los chilenos

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Eduardo Galeano afirmó en cierta ocasión que el único país donde nunca habría un golpe de estado, es en los Estados Unidos, porque allá no existe embajada de los Estados Unidos.

La CIA,  sabiendo que la izquierda avanzaba de forma inevitable a una victoria de Salvador Allende en 1970, hizo un primer ensayo de golpe militar durante el gobierno de Eduardo Frei, le dio el carácter de protesta militar: los uniformados hablaron de mejoras salariales y modernización del material. Roberto Viaux fue el cabecilla de aquel ensayo, lo secundó Nilo Floody. Es bueno recordar que personalmente el entonces candidato Allende, fue a La Moneda a expresar su abierta solidaridad con el Presidente Frei. 

Esta asonada militar lo que de verdad pretendía era poder evaluar el comportamiento del pueblo, sus organizaciones sociales, los partidos políticos y los países vecinos, pero especialmente la conducta de los militares. Concluyeron que aún no estaban dadas las condiciones. 

Y finalmente el 29 de junio de 1973 la CIA hace el último ensayo, ya todas las etapas se habían ejecutado, el Partido Nacional y el Partido Demócrata Cristiano dan la luz verde a un golpe militar, que ya se estaba preparando en los cuarteles.

Le experiencia que como país tenemos en las relaciones con los Estados Unidos son una catástrofe: malas, sangrientas, ellos son culpables de haber amparado delitos de lesa humanidad, y además están involucrados en el asesinato del comandante René Schneider. Este gravísimo acto dejó al descubierto una trama de carácter terrorista, y el armamento utilizado salió desde la propia embajada de los EEUU en Santiago. Este alevoso y deleznable crimen fue castigado por la Corte Suprema de Justicia. Los culpables quedaron en libertad, sin haber sido sometidos a un verdadero juicio, finalmente Pinochet firmó sus indultos. Nunca se pudo saber más detalles de la colaboración de la embajada es ese asesinato.

Como vamos a decir que los Estados Unidos no intervino en la política chilena, si el general Manuel Contreras -el confidente de Augusto Pinochet- confinado en una cárcel de lujo por aberrantes crímenes, era agente de la CIA, era un funcionario de ellos. No podemos aceptar que el Departamento de Estado Norteamericano diga que nada sabía de los crímenes cometidos por su funcionario.

Hubo que esperar muchos años para poder leer los “desclasificados de la CIA”, donde a pesar de la poca información, se puede constatar intromisión en asuntos internos. (1) 

Durante años Chile fue el país en el cual las empresas norteamericanas del cobre, obtenían los más altos beneficios que en cualquier otro lugar, y donde menos pagaban al fisco. Eso no son relaciones comerciales equilibradas, es sencillamente un robo, evidentemente amparado por la derecha política chilena, esa que se ufana tanto del amor patrio, los herederos de la dictadura, los pinochetistas de hoy, esos que pasaron tanto frío, en aquella noche de Chacarillas.

Chile le ha pagado siempre todos sus préstamos, porque han de saber que los Estados Unidos no hacen concesiones, son países como los nuestros los  que si se las hacen; es la poca dignidad la que acepta la intervención, abierta y descarada.

Nos pretenden vender ahora que bajo la era Obama, EEUU dará un nuevo carácter a las relaciones con el resto de países del mundo, eso lo esperamos de verdad. Pero la presencia de tanto militar norteamericano en el continente es grave. Conocemos el recorrido del fracasado camino de la Alianza para el Progreso y algunos años antes Bahía Cochinos.

Colombia puede aceptar la instalación de bases militares en su territorio, ese es un negocio, es una fuente de ingresos para la economía colombiana, sin embargo, el presidente colombiano es una pieza en el tablero de ajedrez norteamericano. Es cierto que son ellos los dueños de su soberanía, no obstante eso hace delicadas las relaciones entre los países de América Latina.

Y el Secretario General de la OEA está muy callado
Sabemos que Álvaro Uribe se resiste a una solución humanitaria para el intercambio de prisioneros, que es un clamor popular. Sabemos que este conflicto por tantos años mantenido, ha creado negocios que favorecen a los sectores protagonistas, en desmedro de la calidad de vida de millones de personas. Basta que miremos un mapa del mundo, para asombrarnos del inmenso territorio de los Estados Unidos, así que bases militares en Colombia, no es por razones de falta de espacio en el suelo americano.

Pero ante esta evidente ingerencia geopolítica de los Estados Unidos en el continente, el Secretario General de la OEA está muy callado, posiblemente porque si tuviera que dijera lo que hay que decir, y no callar como lo está haciendo, le costará su cargo, demostrando con ello el verdadero rol secundario que la OEA mantiene, sólo una fuerte presencia en los medios de comunicación, pero en el fondo no es nada, literalmente acólitos del imperio del norte. 

Se van cumpliendo los tiempos y un presidente elegido democráticamente como Zelaya en Honduras, no puede volver a ocupar su cargo. De nada entonces sirve la OEA ni  el Secretario General de la OEA. 

Es de público conocimiento que el actual Secretario de la OEA es de origen chileno, y fue Ministro por algunos periodos de la Concertación, fue el que más puertas golpeó en Europa para liberar a Pinochet. Se le conocen también algunos pinitos presidenciales.   
 
Las relaciones con Estados Unidos no tienen nada que ver con las que existen con las personas, los ciudadanos que también son víctimas del modelo. El sueño americano es únicamente el nombre de una mala película. Millones de norteamericanos están al margen de la educación y la salud,  existe la marginalidad social y política, y sus banqueros son tan avaros, como los que habitan entre los banco nacionales.

No nos gustan las bases militares norteamericanas en América Latina, porque aunque seamos considerados ciudadanos de segunda categoría, hacemos los esfuerzos por entendernos, a pesar también de la insistencia para que les compremos armamento. Apostar al desequilibrio militar en el continente favorece la industria militar norteamericana, y va en desmedro de nuestro desarrollo, el que  queremos más humano, solidario y sin exclusiones.   

Esa neutralidad del gobierno de la Concertación frente a la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia es nociva. Queda en evidencia una vez más que no se apuesta por el desarrollo de una propuesta latinoamericana en conjunto. Puede ser una de la causas, el excesivo norteamericanismo entre las propias Fuerzas Armadas chilenas, o moneda de pago en el proceso de transición de dictadura al actual modelo chileno. 

Lo que confirma que los Estados Unidos no hacen concesiones, algunos latinoamericanos……..si  

Nota:
(1) Archivos Secretos. Documentos desclasificados de la CIA. LOM editores septiembre1999

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