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No es posible el indulto a torturadores

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Este debate sobre el indulto a torturadores no se puede desligar del tema de los derechos  humanos, y de la ética, pero  como  surge en el marco de una  democracia cada  vez  mas  desperfilada y arrinconada a ser  solo una expresión electoral, podemos sugerir que las opiniones de quienes  levantaron la idea  de este  “perdonazo  camuflado”, o que opinan sobre la conveniencia del  indulto en  bien de la reconciliación, seguramente lo que están haciendo es poner en el medio de la campaña presidencial un argumento espinoso e intencionado, o bien se  están allanando el  terreno para asegurar un cargo en un futuro gobierno.

Pero no es de extrañar que pasen estas cosas en nuestro país, en cuya democracia  no se concibe realizar un debate nacional acerca, no solo de los derechos humanos, tampoco  sobre lo aberrante  que resulta  seguir  avalando y  remozando una Constitución que la mayoría de los chilenos rechazamos; que fue diseñada y aprobada en medio de un régimen de terror, que consagra la exclusión y la discriminación. Estos temas a pesar de su importancia no son considerados como relevantes para el  ejercicio de la democracia y la participación ciudadana. Entonces en esta realidad que vivimos, en la cual todo se diseña y ejecuta en acuerdos de cuatro paredes, no es de extrañar el llamado, o la opinión, a favor de indultar a torturadores.

Además que el  intento de amnistiarlos, perdonarlos o  indultarles no  es  nuevo,  bajo la figura  de la guerra antisubversiva en  abril  del  año  1978  ( decreto Ley 2191 ) se concedió la amnistía  “ a todas las personas que, en calidad de autores, cómplices o encubridores hayan incurrido en hechos delictuosos, durante la vigencia de la situación de Estado de Sitio comprendida entre el 11 de Septiembre de 1973 y el 10 de Marzo de 1978”..

En  esa  ocasión y por mucho  tiempo  después, se argumentó que pudo haber “errores o excesos” en la llamada “lucha antisubversiva”, con el objetivo de   liberar a los  inculpados cobijándoles con el manto  de la “obediencia debida”. A estas a alturas de la vida, quien no sabe que la “lucha antisubversiva” fue el eufemismo utilizado por la dictadura para falsear lo que en verdad ocurrió, una represión política sistematizada, masiva y de exterminio, que comprometió a las Fuerzas Armadas, Carabineros e Investigaciones y que constituyó un régimen de auténtico Terrorismo de Estado?.

Por  esta razón la idea de indulto es contraria al respeto por los derechos humanos y en este ámbito no caben las excepciones. Los derechos humanos no son una cuestión de conflicto político o de diferente ideología, son una cuestión ética fundamental. Si admitimos una escala de valores para  indultar a unos y no a otros, sabiendo que  todos los inculpados,  en distintos grados de culpabilidad, formaron parte de un régimen terrorista, estamos legitimando la  tortura  y el asesinato como medio de hacer política.

Por otra  parte  es cierto  que  no todos los militares son culpables de violaciones  a los derechos humanos, los mandos de esa época generaron un espiral de miedo y violencia que  involucró y comprometió al conjunto de las FFAA  en  sus planes y acciones. Sabemos también que la doctrina militar centra toda la responsabilidad en el mando, pero la obediencia debida no exculpa a los subordinados de sus acciones ni es tampoco un eximente de responsabilidad penal. Estamos hablando de personas, civiles y militares, que torturaron a  otros, que  asesinaron, que eran conscientes de lo que hacían, integrados a un régimen político que  ejercía el  terror, y que se sentían empoderados por este para hacer lo que hacían.

La obediencia debida ha sido y es un argumento espurio, esgrimido para justificar la represión, lo que ha permitido a sus autores intelectuales y materiales ( y también a muchos  arrepentidos ), ampararse  en la ejecución de “órdenes de servicio” o de “operaciones”, que disponían emprender acciones de “aniquilamiento” en contra de la “subversión” y el “enemigo interno”.

Por las  razones  expuestas, y como ex militares, no estamos de acuerdo con opiniones que hacen equivalente el indulto a torturadores con la reconciliación, aquí lo  mas importante  es no  aceptar la embrutecedora y castrante "obediencia debida", que oculta el acto más  cobarde que un ser humano puede ejecutar: la tortura. Por tal razón no hay  torturadores de primera  o de segunda, o personas calificadas en este contexto para recibir  un indulto o no,  el torturador es uno  solo y su conducta  cobarde  y  aberrante  no puede  ser exculpada  bajo ninguna figura  legal,  independientemente de su grado jerárquico o ubicación (  civil o militar) en la cadena  de mando.

Finalmente cabe recordar a los impulsores de estas ideas, que en Chile y  en nuestras  FFAA, hubo varios centenares de oficiales y  suboficiales quienes fuimos torturados, otros  asesinados, encarcelados, y exiliados, por negarnos a cumplir con los planes de los sectores políticos y de los mandos militares que planificaron, encabezaron y  ejecutaron el golpe en contra de Salvador Allende.

Por esa actitud valiente que asumimos frente a nuestro pueblo y ante nuestra conciencia, hoy podemos  decir que es un acto de cobardía el ocultarse detrás del uniforme militar, del poder político, de la obediencia debida y de las leyes de amnistía, intentando justificar la participación, directa o indirecta, en el apoyo a una dictadura que amparó las violaciones, torturas crueles, infringidas a personas maniatadas, los asesinatos clandestinos o, para aminorar con el paso del tiempo, el papel directo de militares y civiles en estos  hechos, que solo son calificables como crímenes de lesa humanidad.

OFICIALES Y SUBOFICIALES FUERZA AEREA DE CHILE, CONDENADOS EN EL PROCESO CONTRA BACHELET Y OTROS 1973.

Enrique Villanueva
RUT: 5.116.162-9
Teléfono  09 164 07 13
e-mail: evillanueva68@hotmail.com>

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