Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Noticias

El zar del ahorro: El hombre que tiene uno de los sueldos más altos de Chile

Compartir:

Casi todos los días, cerca de las 12 horas, un anciano llega a la esquina del Paseo Bulnes con calle Tarapacá en medio de una operación de seguridad similar a la de un alto personero de Gobierno. Junto a su Jaguar, otro automóvil se detiene y dos hombres vestidos con traje idéntico descienden. Se comunican entre ellos con auriculares y gestos mientras inspeccionan el lugar. Cuando todo está en orden, el hombre de pelo blanco, ojos azules y mirada tierna, hace lo mismo. De lejos se ve envuelto en una estampa luminosa. Al acercarse, el brillo decrece y se focaliza en su pulsera, su Rolex, una piocha y las colleras de su camisa, todo de oro. "Tomé estas medidas luego del noventa, con el cambio de sistema político", cuenta el anciano de 79 años con una coqueta sonrisa. Reluce su dentadura blanca y perfecta como el muro de un iglú.

Con paso cansino, avanza hacia el edificio y mecánicamente su chofer se suma a la comitiva que lo secunda para darle paso. Entra por una puerta trasera de la Caja de Ahorros de Empleados Públicos donde el hombre, Sergio Gordon Cañas, es administrador.

En plena crisis financiera, donde hoy cada peso cuenta en el país, la sola mención de su sueldo no sólo deja chicos a los ejecutivos mejor pagados del sector privado, sino que sigue planteando la brecha extrema entre quienes ganan más y quienes ganan menos.

Hace 50 años que Gordon Cañas es el máximo ejecutivo de la corporación. Sólo en 2007, según los registros del Servicio de Impuestos Internos (SII) recibió 583 millones de pesos en remuneraciones, sumados a los casi $133 millones por concepto de honorarios. En total, completó 721 millones, el sueldo más alto de Chile, si se considera que el del polémico conservador de Bienes Raíces de Santiago, Luis Maldonado (promedio de $109 millones mensuales), se construye a partir de ingresos que, descontados los costos de administración, son una ganancia más que un sueldo formal.

En su fastuosa oficina, ubicada en el tercer piso de Bulnes 176, pleno barrio cívico, inicialmente Gordon desconoce su millonario sueldo. "¡No es cierto!", se defiende. Pero luego, cuando La Nación Domingo le exhibe una copia del documento del SII, hace una mueca: "No es delito. Además, pago bastante de esto en impuestos". Resignado, reconoce que "es un buen sueldo, que me permite vivir muy bien, economizar, porque le voy a decir, son 60 años en esta institución", y la sonrisa vuelve a asomar.

La caja chica
La caja fue fundada el 24 de septiembre de 1858 bajo el Gobierno de Manuel Montt. Fue precursora de un sistema previsional que buscaba dar cobertura a funcionarios estatales mediante una imposición mensual. "Manejada con sagacidad y honradez, iba a ser el paño de lágrimas de las familias de los empleados que generalmente no dejaban a su fallecimiento otros bienes que sus imposiciones en la caja", dice Francisco Antonio Encina en uno de los tomos de su famosa Historia de Chile. Luego de unos años, con el avance de las entidades previsionales, el organismo comenzó a otorgar créditos de distinto carácter a sus imponentes, transformándose en una especie de banco de los pobres, con tasas de interés extremadamente convenientes. Todo, gracias a que la caja nació como una corporación de derecho privado, sin fines de lucro.

A 151 años de su creación, Gordon es el administrador que más años se ha desempeñado en el cargo, el que asumió en 1958. Personaje desconocido y complejo, estudió Derecho durante la década de 1980 y es el trabajo de toda su vida.

La caja suma varias acciones judiciales y administrativas que pretenden investigar cómo se manejan los dineros internamente: una querella por fraude presentada por varios imponentes y varios dictámenes de la Contraloría General de la República para fiscalizarla sin resultados concretos.

Gordon fue amigo personal de Augusto Pinochet; tuvo vínculos con altos jefes de la CNI y del Ejército durante la dictadura.

Sus detractores le imputan crear empresas en Panamá y cambiar el sentido filantrópico de la caja, entre otras críticas.

La querella fue presentada por el abogado José Galiano en 2007, en representación de socios de la caja. La acción da cuenta de un dispositivo de Gordon para crear empresas filiales, donde la entidad mantiene la mayoría de la propiedad. Tras un rápido juicio, el proceso fue sobreseído temporalmente en diciembre del año pasado.

Sobre esto, un informe realizado por la PDI en abril de 2008, daba cuenta de la necesidad de realizar un peritaje contable para determinar la efectividad de la denuncia. A raíz de ello, el contador Pedro Michelsen estableció que la caja tuvo el 99,9% de siete compañías (ver infografía). Calculó también que la institución aportó casi 3 mil 200 millones de pesos en aumentos de capital en las mismas, llegando a entregar aportes ascendentes a 15 mil millones de pesos. "Es significativo observar que 10 años de imposiciones promedio de 50 mil imponentes activos en el país, en su mayoría trabajadores del Estado, de rentas cercanas a 300 mil pesos mensuales, equivalen aproximadamente a semejante merma patrimonial de nuestra caja en esa misma década", señala el libelo acusatorio patrocinado por Galiano.

A pesar de las acusaciones, el perito concluyó que todo fue legal, ya que cada inversión fue autorizada por el consejo máximo organismo y que "el informe pericial no muestra irregularidades en la administración de la Caja de Ahorros de Empleados Públicos".

Pero el sistema de elección de los consejeros, la mayoría de ellos ubicados en sus cargos durante décadas, es uno de los aspectos más cuestionados por los detractores de Gordon Cañas.

La democracia perfecta
Cada consejero (siete en total) que, entre otros aspectos, apoya o no las propuestas de Gordon, recibe una dieta mensual por su asistencia a las sesiones del consejo, pero además, perciben honorarios por su asistencia a las reuniones de directorio de las empresas filiales, logrando suculentas sumas cada año.

En 2007, por ejemplo, Alfredo Cangas Aling quien lleva más de 11 años en el cargo , recibió un total de 126 millones de pesos; Rosa Bucarey, secretaria, poco más de $48 millones; el suboficial de Ejército (R) Fernando Musa, $44 millones; Pedro Coronado, profesor, $52 millones; Gustavo Miranda $45 millones, y Manuel Sánchez Astete, ex funcionario del Banco del Estado, $32 millones.

Según el estatuto, modificado en reiteradas ocasiones desde 1956, los consejeros son elegidos por los imponentes y duran seis años en el cargo. Así funcionó el sistema hasta 1973. Durante la dictadura no hubo comicios y todos ellos, al igual que Gordon, se mantuvieron en sus cargos en este período. Sin embargo, a partir de 1990, se estableció una modalidad, a través de la cual los imponentes no deben concurrir a votar. Sobre esta modificación, Sergio Gordon argumentó que "la hicimos, no me acuerdo en qué momento, para obtener una representación mayor en la junta. Porque usted cita a una junta de imponentes, no viene nadie, no les interesa".

La idea de Gordon, aprobada por el consejo, fue que los propios empleados de la caja visiten a los imponentes para hacerlos firmar sobre una hoja con 15 casilleros en blanco (ver imagen), donde los votantes estampan su nombre, RUT y firma y le otorgan un poder amplio a Gordon para representarlos en la toma de decisiones, además de juntas extraordinarias, donde se cambian los estatutos.

"El señor Gordon nos enviaba personalmente con las hojas para conseguir las firmas de los imponentes. Generalmente, se les mostraban cambios positivos para ellos y entremedio se les metía una modificación que lo perpetuaba a él o al consejo más tiempo en el cargo", cuenta una fuente de la propia caja que prefiere mantenerse en el anonimato.

Con este particular método, el 25 de mayo de 2005, la junta ordinaria aprobó "el establecimiento de un seguro sin costo para el contribuyente". Pero, además, decidieron "al tenor del artículo 33 del estatuto, aprobar la prórroga del mandato de los actuales consejeros". Tal decisión implica que los consejeros se mantendrán en sus cargos por seis años más, sin elección, hasta el 2011.

"Es el sistema de toda sociedad. Cuando se es accionista, se vota por poder o personalmente. Y para decir que no se falsifican los votos o que el imponente no sabe lo que hace. Por ejemplo, la última vez que Galiano vino a una junta fue en 1960. ¿Por qué no venía?", se pregunta el administrador.

De esta misma manera, una sesión realizada el 6 de diciembre de 1992 acordó eliminar el tope de años para la asignación de antigüedad de 35 años. En ese momento, la medida sólo benefició a Gordon ya que era el único funcionario con tal cantidad de años dentro de la Caja. Actualmente su asignación por este concepto llega al 120% de su sueldo.

Otra modificación 24 de abril de 1994 le dio facultades privativas a Sergio Gordon para incorporar, además de los funcionarios públicos, a "los afiliados a los fondos de pensiones y, en general, toda persona calificada favorablemente por el administrador", beneficiando fundamentalmente a familiares de funcionarios de la propia corporación.

Un síntoma de lo que ocurre en la corporación es la reducción de los préstamos. Así, mientras en 2002 se entregaron 60 mil 558, en 2006 sólo se otorgaron 45 mil 390. En igual período el monto de los créditos pasó de 67 mil 300 millones de pesos aproximadamente a cerca de 51 mil 100 millones. En 2008, la cifra cayó a poco menos de 40 mil 500 millones de pesos.

Fiscalización fallida
Casi nadie ha fiscalizado la "caja chica" y eso, aseguran, es uno de los puntos más polémicos de esta entidad. Como es una corporación de derecho privado por definición, está sujeta a la supervisión del abarrotado Departamento de Personalidades Jurídicas del Ministerio de Justicia. Acá, cada una de las entidades que tienen su origen legal, deben presentar todos los años un balance e informar cada una de las modificaciones a los estatutos que realizan.

Pese a que la caja presta servicios similares a los de una institución financiera, no está bajo la vigilancia de la Superintendencia de Bancos y la única entidad estatal que lleva años intentando fiscalizarla, sin resultados, es la Contraloría General de la República.

Gordon se jacta de haberle doblado la mano a Enrique Silva Cimma, cuando siendo contralor, en la década del sesenta, solicitó al Ministerio de Justicia la cancelación de la corporación y le fue negada. El anciano lo recuerda así: "En buenas cuentas le dijeron métase su proposición por el culo y cuando tenga argumentos para pedirle la cancelación de esta institución, que tiene 100 años, preséntela".

La Contraloría ha emitido tres dictámenes desde 1974 reiterando que tienen facultades para fiscalizar, pero nunca han logrado hacerlo como con otras entidades.

Sergio Gordon también recuerda cuando ellos invitaron a la Contraloría a revisar documentación, cuando en 1997 asumió en el consejo su amigo personal Augusto Pinochet. "Por las dudas le vamos a decir al señor Iturriaga (contralor) que no le reconocemos competencia, pero que si quieren mirar algunos mirones, que diga lo que quiere fiscalizar y los vamos a recibir de buena voluntad. Yo lo hice más para despejarle la cabeza al general (Pinochet). Y vinieron y no encontraron nada y se fueron con la cabeza entre las piernas".

Hoy los ahorrantes, a menos que dejen un bien hipotecado, no tienen derecho a retirar sus fondos. Un ex funcionario de la caja afirma que la salida de los empleados públicos es que soliciten créditos a la misma institución, sin permitirles tocar su dinero. El mismo Gordon afirma que a 2009, "la tasa de interés para los préstamos de emergencia y los de imprevistos de la caja, es de un 28,8% anual".

Y no es que la organización tenga problemas de liquidez. Según el anuario de 2006, la caja contaba con un patrimonio de casi 91 mil 500 millones de pesos. "En la actualidad, el patrimonio de nuestra institución supera los 100 mil millones de pesos", dice Gordon.

Pinochet y la CNI
Históricamente, cada rama de las FFAA ha tenido un representante por derecho propio en el consejo de la caja que, generalmente, era el jefe de Bienestar. De ahí que Gordon se ha codeado con la ralea más poderosa de la dictadura. Tanto es así, que tras el golpe, Augusto Pinochet asistió personalmente a las reuniones.

Gordon lo conoció en los cincuenta, cuando siendo capitán pedía préstamos. Su amistad se forjó a partir de ese momento.

Conocidas fueron las fiestas de aniversario, que organizaba cada año en el Club Militar durante esos 17 años, las que luego se trasladaron al Hotel Hyatt. Gordon incluso le entregó una medalla como el imponente más antiguo, en La Moneda.

Sin disimular su orgullo, Gordon saca de su billetera una carta manuscrita firmada por el ex dictador donde le agradece unas botellas de whisky que Gordon le regaló para su cumpleaños en 2002. "Siempre la llevo conmigo en la billetera", cuenta.

También visitó a Pinochet en Londres, cuando estuvo detenido, y dos días antes que muriera en el Hospital Militar, en 2006.

La cuenta que mantuvo en la caja fue mencionada por Pinochet en un interrogatorio ante el juez Carlos Cerda y fue indagada judicialmente.

El mismo Pinochet hizo ingresar a la caja a uno de sus hombres más cercanos y ex secretario personal. Se trata del abogado Hernán Novoa Carvajal, ex auditor de la Comandancia en Jefe del Ejército y ex ministro de la Corte Marcial, hasta el año pasado. Según la documentación de la entidad, desde 2001 recibe honorarios de la caja. Consultado Gordon sobre esto reconoce que se lo presentó Pinochet y que "nos veía unos trámites de cobranza en general de deudores morosos. No sé si lo hacía directamente".

Pero Novoa Carvajal es, además, miembro del directorio de Compañía de Seguros de Vida Huelén, empresa propiedad de la caja y que le presta servicios exclusivos a ella.

Otro de los personajes controvertidos de aquellos tiempos, beneficiado por Gordon, fue su primo hermano: Humberto Gordon Rubio, ex director de la CNI (1980-1986). Una vez que se fue a retiro, en 1987, ingresó a la caja como consejero. "Nunca tuve buenas relaciones con él. Tuvimos buenas relaciones hasta que dejó de pertenecer al Ejército y que el consejo lo nombró en la vacante de un consejero que murió y entonces se sintió amo y señor, y se equivocó".

En 2003 propuso otro cambio de estatutos para eliminar a los integrantes de las Fuerzas Armadas del consejo.

Otra fuente de la institución, que también solicitó reserva de identidad, dice que Gordon sacó a las FFAA porque "tenían demasiada independencia. Él me dijo que no votaban alineados con él en las decisiones y que así no le servían", dice.

De Huelén a Panamá
Un análisis de los estados financieros de la caja indica que no aportan ganancias sustantivas a la institución, pese a la fuerte inversión realizada en ellas. Un ejemplo: Huelén Seguros Generales, constituida en 2003 para otorgar un seguro de cesantía. Según la clasificadora de riesgo Feller Rate, en 2004 se pagaron $264 millones en primas, mientras que hubo cero siniestralidades. A ese año, entonces, los dividendos que la caja recibió por sus empresas filiales fue cero. Al año siguiente el organismo desembolsó 244 millones y nuevamente la siniestralidad fue cero. En 2007 los ingresos por primas por parte de Seguros Huelén alcanzaron los 192 millones en circunstancia que nuevamente no se desembolsó un peso en siniestros. A pesar de ello, ese año la aseguradora tuvo un déficit de 15 millones de pesos, que, según explicó Huelén, se debió "al impacto negativo de la inflación".

A esto se suma que una empresa corredora de seguros, intermediaria entre la caja y las mismas aseguradoras de la corporación, está íntimamente ligada a la entidad y a Gordon. Formada en Panamá, paraíso fiscal, en 1982, Lessar Overseas Inc. pronto pasó a manos de un chileno y cercano de Gordon, Renato Celsi Ayala. Ese mismo año, la compañía se asentó en Chile, con el nombre de Agencia de Negocios S.A. Como socios minoritarios aparecen Domingo Peñafiel y Juan Carlos Latife, ex fiscal de la caja.

Según Gordon, un cálculo que el mismo mandó a hacer luego de que un general de Ejército le manifestara sus aprensiones respecto de la empresa intermediadora indica que la caja desembolsó cerca de 400 millones en pago de comisiones a Agencia de Negocios S.A. o Lessar Overseas. "Cuando todos se pusieron a sospechar, decidí que esta firma dejara de prestar servicios a la caja y paré todo. Esto fue antes de 2004", señala Gordon negando estar detrás de la empresa.

Un acta de directorio, celebrada en Panamá el 16 de abril de 2004, sin embargo, indica que se le otorgó disposición amplia de los bienes de Lessar a Sergio Gordon, además de nombrarlo director, tesorero y secretario. En septiembre de 2004, Gordon aparece como presidente del directorio de Agencia de Negocios S.A.

A pesar de que Gordon indicó a este medio que los servicios de la compañía panameña se acabaron hace años, documentos internos de la caja indican lo contrario. Según ellos, entre 2007 y 2008 la corporación le pagó comisiones como intermediaria en 124 seguros de incendio. Además, el 25 de julio de 2005 Gordon giró un cheque desde su cuenta del Banco BCI por 9 millones de pesos a Agencia de Negocios. ¿Por qué y para qué?

Hasta ahora nadie conoce los vericuetos de esta añosa institución, una de las más antiguas de Chile y que hoy dista sideralmente de ser lo que el Presidente Manuel Montt le encargó.
Domingo 17 de mayo de 2009

Fuente: La Nación Domingo

Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.