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Colombia, urgente: Crónica de un montaje anunciado

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En solo unas horas más, Hugo Chávez y Alvaro Uribe se reunirán en territorio venezolano, al parecer en Paraguaná.  Como punto principal y quizás único de la agenda, figurará sin lugar a dudas, la propuesta uribista de que el presidente de Venezuela Bolivariana se haga cargo del “jaque mate” que a la actual dirección de las FARC el régimen colombiano le tiene preparado.

La guerra en todas sus formas y variantes
Por estos días asistimos a un incremento sustancial en el bombardeo de informaciones, a un grado tal que queda expuesta ante nosotros con relativa claridad la utilización de los medios en la llamada “guerra mediática”. Como en todo bombardeo, estas “bombas” utilizadas constituyen la fase de ablandamiento previo que antecede al ataque principal.
Y con cada una de estas sistemáticas explosiones mediáticas, nos resulta verdaderamente difícil mantenernos al tanto de los sucesos reales; sobre ellos se nos informa sesgadamente y a una velocidad que desafía la dialéctica habitual, confundiéndonos de modo tal que ya no alcanzamos a vislumbrar si han sido o son corroborados objetivamente por la realidad. Lo que con ello se pretende, es que no descubramos la dirección real desde donde vendrá el próximo ataque, ni descubramos que forman parte de un montaje mayor todavía en pleno desarrollo.

Y en este contexto especialmente complejo, ya son unos cuantos los que se han metido de lleno por senderos donde sin dudas caerán una y otra vez en las emboscadas preparadas por el régimen.
Llama la atención la forma implacable con la que algunos han recibido la liberación de Ingrid Betancourt. Sin contar las amenazas e insultos que pululan contra ella y que se expresan de “manera natural” en los foros de medios afines al régimen, a partir de otros diferentes sitios de la platea nacional e internacional le llueven también acusaciones supuestamente clasistas o pseudopolíticas, variadas descalificaciones y hasta chismes sentimentaloides, que solo desnudan la estrecha y equivocada visión de los críticos, y sobretodo, confunden. Debieran estos “autores” darse cuenta que de esa forma no conseguirán el objetivo de afectar a quien pudo resistir durante tantos años un drama humano que ninguno de ellos hubiera probablemente soportado.

Quienes de esta forma la atacan, además de exhibir el lado repugnante de sus propias “naturalezas humanas”, muestran una completa incapacidad para enfocar correctamente la realidad; no extraña entonces que esta limitante sea una de las causas por las que precisamente estemos como estamos.

Pero también, el “destape” de tan variadas expresiones que la liberación de Ingrid ha desencadenado, puede y debe enfocarse desde otro aspecto que no es posible dejar de lado: las diversas críticas que llueven sobre ella, tratan de expresar de un modo extraño, alienado y equivocado, un “algo” que no es simple de entender si no se emplea una pizca de psicología. Probablemente lo que se le estaría criticando a Ingrid es el no entregarnos respuestas para enfrentar el momento histórico que estamos pasando.

Esperábamos quizás que su discurso fuese diferente, esperábamos respuestas que nos orientaran, propuestas de salida a una crisis terrible, a décadas de dolor e injusticia; probablemente, desde lo recóndito de nuestra subjetividad, queríamos conocer también a través del mensaje de Ingrid… algo más de las propuestas de las FARC, o que su liberación hubiese servido para obtener a cambio otras cosas…

En el fondo con esta actitud insistimos en considerarla como un rehén, esta vez en nuestras manos; deberíamos escuchar a la senadora Piedad Córdoba cuando nos invita a respetarla.

La existencia de nuestros secuestrados-rehenes-prisioneros políticos, no es un tema para hacer mofa, chisme ni para tomarlo con ligereza. De igual manera que los asesinados y los desaparecidos, son ejemplos concretos de la brutalidad e inhumanidad alcanzados en el largo conflicto colombiano y su persistencia demuestra la hasta hoy victoria del odio y la muerte; de allí el fracaso en la aplicación del Derecho Internacional Humanitario (DIH) en Colombia.

Un querido y sabio comandante de mil batallas ganadas al imperio junto a su pueblo, se ha referido por estos días a la inaceptable ética y al error político que conlleva para los revolucionarios el secuestro y/o la retención de civiles y militares…

Estando el DIH al alcance de cualquiera de las partes en conflicto, cualquiera de ellas pudiera haber asumido su implementación; de ese modo, el “bando” que política y éticamente reconozca su validez, no debería escatimar esfuerzos para su aplicación, ni excusarse de hacerlo achacándole “al otro” lo que es parte de su propia responsabilidad.

La práctica del DIH tiene también un efecto directo y dialéctico en el terreno militar. Quien respeta el DIH no sólo se fortalece ética y políticamente frente a su pueblo y frente a si mismo, sino que históricamente han sido derrotados ejércitos, cuyos soldados y oficiales capturados fueron entregados al CICR después de los ardientes combates. Estos militares, que no eran mantenidos como rehenes, ni torturados, ni asesinados a mansalva… difundían esa experiencia entre sus compañeros, los cuales, puestos en trance similar se rendían con facilidad, entregando sus armas o replegándose sin combatir ante el avance de las fuerzas revolucionarias.

El propósito revolucionario era vencer y derrocar las dictaduras y oligarquías, y no el presionarlas ingenua e inútilmente por intermedio de rehenes que para los verdaderos amos, no constituían ningún objetivo digno de defender. Así también, para el régimen colombiano y el imperio, los rehenes que la guerrilla ha tenido y tiene todavía en su poder constituyen nada más que un elemento útil para su estrategia: en cuanto pueden, sacan de ello el mayor provecho y les convierten en objetivo político/militar para golpear duramente a la guerrilla y desviar la atención frente a sus propios narcoparapolíticos crímenes, como ha sido el caso reciente.

La vida de los rehenes no vale nada, como quedó brutalmente demostrado desde el asesinato todavía inexplicado de los once diputados del Valle. Los rehenes transforman en rehenes del error a sus propios captores.

Pero, retrocedamos un poco, pues como el título lo indica, esto se trata principalmente de la crónica de un montaje, un gran montaje que hasta ahora se ha estado colocando en escena casi sin ningún obstáculo y que de continuar así podría dejarnos a todos con un doloroso palmo de narices… por unos cuantos años más.

El régimen gusta referirse a las épicas “infiltraciones” que sus FFMM habrían realizado contra las FARC, cuando en realidad, la mayoría de sus aciertos se ha debido a la activa participación de los servicios imperiales y otros “aliados”, que han detectado hasta los ronquidos de rehenes y guerrilleros con sus satélites y sus cámaras de vigilancia emplazadas en lugares ad-hoc de la selva. En términos generales, cuando una fuerza militar logra infiltrar exitosamente a su “enemigo”, no anda vanagloriándose ni propalando a los cuatro vientos su hazaña: con ello solo conseguiría alertar a dicho “enemigo” y arriesgaría el pellejo del “topo” junto con el éxito completo de la operación.

Con los medios técnicos actuales y la experiencia que el imperio e Israel han puesto a disposición del régimen colombiano, parece haber resultado relativamente fácil detectar los desplazamientos de grupos de la guerrilla y las comunicaciones que estos efectúan entre sí; lo sucedido con la masacre del comandante Raúl Reyes y sus compañeros así lo indica. Es totalmente factible entonces que los mensajes interceptados de este modo a las FARC, hayan venido siendo descifrados desde hace tiempo, por más complejo que haya sido el método de cifrado que éstas hubiesen empleado. Así, las FFMM colombianas habrán podido posteriormente, en el momento por ellas escogido, hacerse pasar por algún comandante FARC y remitido “mensajes y órdenes de liberación precisas” referentes a los rehenes… y logrado confundir totalmente a sus confiados destinatarios. Este parece ser el caso con lo ocurrido en el reciente rescate (1).

Entonces, aunque no se puede todavía descartar por completo la veracidad de la información aportada por la Radio Suisse Romande referida al soborno que se habría efectuado en los casos de “César” y “Gafas”, o la posibilidad de infiltración que pudiera haber existido o existir en alguna de las “ramas de comunicación” empleadas por las FARC, queda claro que con las enormes posibilidades que el régimen colombiano tiene a su disposición, habría sido para él totalmente innecesario gastarse 20 millones de dólares en una operación que pudiera resultarle “gratis” e igualmente efectiva. Habría que ver también quiénes son estos personajes de la radio suiza y conocer de dónde fue que sacaron la famosa información. Habrá que esperar en todo caso a que las FARC entreguen su versión de los hechos.

Mientras todo esto ha estado sucediendo, el papel de mediación que creía aportar la comisión franco-suiza de Noel Sáez y Jean Pierre Gontard, autorizada hipócritamente por el régimen y aceptada por las FARC… resultaba en la práctica en pura desinformación a la dirección de las FARC: sus dos integrantes, probablemente sin siquiera sospecharlo, fueron utilizados nada más que como elementos distractivos para el operativo de rescate que estaba preparándose en otro lado. Al mismo tiempo que Gontard y Sáez esperaban sudando en medio de la selva, las respuestas del comandante Alfonso Cano destinadas a obtener la liberación pactada de los secuestrados… este último se encontraba soportando un tremendo acoso militar desarrollado por tierra y aire, que no le permitía siquiera enterarse por radio de lo que pasaba realmente con los rehenes.

En esos mismos momentos, “César”, “Gafas” y la guerrilla de escolta junto al grupo de rehenes observaban confiadamente como aterrizaban los dos helicópteros Mi-17 camuflados de blanco y rojo. Estos y sus ocupantes eran en “casi” todo idénticos a los que había desplegado Venezuela Bolivariana y el CICR para los rescates anteriores. “César” y “Gafas” se limitaron entonces a asegurarse de cumplir con las órdenes recibidas… “directamente de boca del Comandante Alfonso Cano”.

Aunque la parte visible de la “Operación Jaque” se haya efectuado limpiamente, sin disparar un tiro… y haya significado la esperada liberación de Ingrid y los otros rehenes, nadie sabe las condiciones reales en que se encuentran actualmente los otros grupos con rehenes, ni el grupo cercado de Alfonso Cano.

¿Jaque Mate?…
En el último mensaje que se ha dado a conocer supuestamente firmado por el comandante Alfonso Cano, entregado –también supuestamente- el 28 de junio a los dos delegados internacionales Sáez y Gontard, se refleja la intención de las FARC de persistir en torno al dialogo y la búsqueda de acuerdos con el gobierno de Colombia.
Pero la realidad es que en estos momentos, el grupo de Alfonso Cano se encuentra probablemente rodeado por completo, a “distancia de tiro de fusil”… y ahora sin la posibilidad de “negociar” los rehenes más valiosos con los que contaba hasta hace unos días. Han resultado rehenes de la propia política de rehenes…

No en balde el régimen colombiano había venido advirtiendo desde hacía rato que su propósito era cercar militarmente unidades guerrilleras para obligarlas a rendirse y soltar los rehenes que estuvieran con ellas. No podía haber sido más explícito. Ahora, con las cartas mejores aseguradas en sus manos, Uribe puede llegar a la cita de Paraguaná y regodearse con las propuestas que Hugo Chávez le debe tener preparadas. Ojalá que la soberbia imbécil característica del pequeño tiranuelo de Nariño, no le haga incurrir nuevamente en el error de despreciar las ofertas de dialogar por la Paz para Colombia y trabajar por alcanzar la liberación de todos los rehenes, tanto los de la guerrilla como los mantenidos en las mazmorras del régimen.

Habría en definitiva que recordar las palabras del comandante Iván Márquez y tomarlas seriamente cuando expresa que:
“En el caso colombiano, para que se dé una derrota militar de la guerrilla debe derrotarse primero la pobreza, la exclusión, los abusos del poder, el abandono social, la ausencia de democracia y la injusticia secular. Por la vía militar, la derrota de la guerrilla no es más que una quimera.”

El pueblo colombiano espera y merece que llegue la Paz. No puede ni desea seguir siendo rehén de la muerte.

Notas:
(1) Aporrea

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