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La carta del almirante (r) Gleiser

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Estimados:

Quiero reseñar a ustedes situación vivida por mí hace algunos días:

1.- Citación, bajo orden de arresto por desacato, por parte de un Inspector de Investigaciones de la Brigada de Derechos Humanos, para comparecer ante la Magistrado Sra. Eliana Quezada en Corte de Apelaciones de Valparaíso en 36 horas.

2.- Efectuados los arreglos para el viaje, me presenté a las 09:00 horas en la Corte. Allí me encontré con cuatro Capitanes de Navío citados. En ese momento se nos comunicó que nos llevarían al buque Escuela Esmeralda, no como reconstitución de escena sino para tomarnos declaración. Se nos trasladó a todos juntos en un furgón de pasajeros pero, custodiados por investigaciones.

3.- La caravana de vehículos ingresó al molo a través de una cortina de periodistas. En el portalón descendió la Magistrado y un grupo de personas quienes le acompañaron a bordo.

4.- A este Almirante y los cuatro oficiales superiores se nos hizo esperar en el vehículo a pleno sol por 3 horas. En ese lapso no se presentó ni un solo oficial o gente de mar a ofrecernos un vaso de agua o a preguntarnos si es que teníamos alguna necesidad. Estoy cierto, que a través del Señor Director de Sanidad de la Armada, a quien comuniqué lo que estaba sucediendo, se le comunicó al Prizona, Almirante Millar, y éste contestó que no podía intervenir.

5.- Aproximadamente a las 12.30 horas se nos ordenó subir a bordo de un buque fantasma (!!!): en el portalón solo estaba el cabo de guardia. Le pregunté por el Comandante y por el Segundo y tartamudeando me informó que no sabía donde se encontraban (!!!). Se nos condujo a la cámara de oficiales y al descender la escala, medio escondido en la puerta del smoking, se encontraba el Sr. Comandante.

6.- En la cámara estaba constituida la Magistrado y los detectives, además de un grupo de personas que resultaron ser del colectivo de derechos humanos y un familiar de un sacerdote que dicen está desaparecido. En ese ambiente se nos interrogó sin que supiéramos bajo qué condición, si éramos reos, imputados o testigos. Lógicamente, en ausencia de cualquier abogado defensor. Posteriormente me llamó el abogado Figari para darme las disculpas y explicaciones ya que también estaba escondido en el smoking del buque.

7.- Aproximadamente se nos liberó a las 15.30 horas. Sin más explicación.

8.- He creído necesario poner en su conocimiento los hechos sin mas comentarios. Pero, se han atropellado las más rancias tradiciones y reglamentos de la Armada. Un buque de la Armada fue abordado por otro poder del estado y el Comandante se quedó sin mando de su buque por siete horas. La Armada se avergonzó de sus oficiales y los escondió. Cualquiera que fuese la estrategia que se perseguía, “lo cortés no quita lo valiente”.

Atentamente saludo a ustedes

Kenneth GLEISER JOO.

* Fuente: La Nación en Domingo

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