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Manifiesto Eco-Socialista (II Parte)

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Una de las particularidades de los grupos económicos es su carácter eminentemente rentista. Esto quiere decir que se especializan en detectar y apropiarse de rentas económicas, las que se encuentran ya sea en la naturaleza o en la fuerza de trabajo. Son capaces de convertir cualquier forma de vida en capital financiero, en un acelerado proceso de degradación de la naturaleza. Así, las reservas naturales (biomasa de recursos pesqueros, bosques naturales, y recursos mineros) se van agotando paulatinamente ante la explotación irracional, cuyo objetivo indiscutible es acrecentar la riqueza concentrada en estos grupos económicos.

Chile no es una excepción, sino un paradigma por excelencia de esta forma de utilización de los recursos naturales. La reducción sistemática de capital natural en beneficio de los grupos económicos explica una de sus grandes habilidades: apropiarse gratuitamente de los recursos naturales sin la correspondiente retribución para el Estado por el uso y agotamiento de tales recursos. El fortalecimiento de estos conglomerados permite que diversifiquen sus inversiones, adoptando además una estructura de integración vertical y siguiendo, por cierto, con su lógica rentista.

Este proceso de conversión de capital natural en capital financiero está profusamente documentado con abundantes estudios que dan cuenta del grado de deterioro del medioambiente, producto de la incesante destrucción, al mismo tiempo que se va incrementado de forma casi irracional las disponibilidades de capital financiero concentrado en muy pocas manos. De hecho, las 225 personas más ricas del mundo acaparan la misma riqueza que la mitad de la humanidad, es decir, la misma riqueza que 3 mil millones de personas. Según el X Informe sobre la Riqueza en el Mundo (Merrill Lynch y Capgemini, 2006), el número total de millonarios en el mundo creció un 6,5% en el 2005, alcanzando los 8,7 millones de personas. Todos ellos suman un patrimonio conjunto de 33,3 billones de dólares. Este número de privilegiados no supera el 0,1% de la humanidad.

La información recabada desde distintas fuentes nos permite aquilatar este proceso de acelerada destrucción de toda forma de vida para convertirla en dinero: según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) del año 2003, alrededor de 3.600 millones de hectáreas, o el 70% de las tierras secas del planeta (sin contar los desiertos áridos) están degradados; se calcula que se han depredado aproximadamente 1,95 millones de hectáreas de tierra por causa de la industria y la urbanización; en 1982, se calculó que el ritmo de deforestación alcanza a unas 11,3 millones de hectáreas por año.

Según la Evaluación Mundial de los Recursos Forestales del año 2000, la pérdida neta de área forestal en el mundo durante los años noventa fue de aproximadamente 9,4 millones de hectáreas (equivalente al 0,2% del total de bosques). La deforestación en los bosques tropicales alcanza casi al 1% anual. Respecto a la desaparición de especies, es decir, la biodiversidad que se va transformando en capital financiero, según la “lista roja” publicada por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), cerca del 24% (1.130) de las especies de mamíferos y 12% (1.183) de las aves del mundo se consideran actualmente amenazadas.

Otro importante recurso natural, el agua, insustituible para la recreación y preservación de la vida en el planeta, está siendo severamente afectado por esta irracional y brutal conversión de vida en oro monetario. Según el PNUMA, unos 80 países que representan el 40% de la población mundial sufrían una grave escasez de agua a mediados del decenio de los noventa, y se calcula que en menos de 25 años dos terceras partes de la población mundial estarán viviendo en países con severas restricciones para acceder al agua. Durante el siglo XX desapareció el 50% de los humedales del planeta.

Al mismo tiempo que esto sucede con la vida y los recursos básicos como la tierra, los bosques, el agua, los peces y la biodiversidad, el planeta se inunda de dinero, oro monetario en manos de apenas 8,7 millones de personas. En materia financiera, la información disponible nos dice, por ejemplo, que el comercio promedio diario en el mercado de cambios global ha aumentado de 15 billones de dólares en el año 1973 a mil 300 billones de dólares en el año 1995 y a más de 2.000 billones en el 2000 (UNCTAD, 2001). Además, hay una creciente demanda de servicios financieros, acciones, bonos, depósitos bancarios, en las economías desarrolladas que han venido creciendo dos veces más a prisa que el Producto Interno Bruto. Los flujos de inversión extranjera directa pasaron de 473 billones de dólares en 1997 a 1.118 billones de dólares en el 2000 (UNCTAD, 2001). El stock de activos financieros ha pasado de 12 billones de dólares en el año 1980 a más de 80 billones de dólares en el año 2000, lo que representa una multiplicación superior a 6 veces del capital financiero en algo más de una década.

Este proceso global que, es fácilmente verificable a través de una no muy extensa navegación por Internet, se reproduce inequívocamente en nuestro país, sin mediar proceso alguno de reflexión o reconsideración. Es más, Chile reproduce este proceso como el que más, haciendo gala de ser el mejor alumno, el más aplicado, convirtiendo a nuestra arrasada tierra en el paradigma por excelencia de este proceso de acumulación de capital, basado en la apropiación indebida de la renta económica de los recursos naturales por parte de los grupos económicos.

Para ello se han adecuado armoniosamente a la ya vetusta, retrógrada y poco novedosa fase exportadora de materias primas, presente en nuestra economía desde los tiempos de la Colonia y que, a pesar del intento industrialista de mediados del siglo XX, sigue siendo el modelo de crecimiento económico por excelencia.

No obstante lo anterior, es importante reconocer también que en la actual fase de acumulación capitalista por parte de los actuales grupos económicos, las privatizaciones de empresas estatales han jugado un rol importante para explicar la enorme concentración de riqueza y su correspondiente desigualdad social. María Olivia Mönckeberg (2001) [1] nos indica que en el proceso de las privatizaciones el Estado subsidió de manera implícita a los nuevos propietarios. Por ejemplo, en el caso de la CAP (Compañía de Aceros del Pacífico), el subsidio implícito fue de 200%, dado que el 60% de las acciones fueron vendidas en UF 2,4 millones, siendo que tenían un valor estimado de UF 7,7 millones. En el caso de SOQUIMICH, el subsidio implícito fue de 76%, puesto que el 93% de las acciones fueron vendidas a UF 7,2 millones, siendo que tenían un valor estimado de UF 12,7 millones. Por su parte, en la operación IANSA, el subsidio llegó al 187%, cuando el 81% de las acciones fueron vendidas a UF 1,7 millones, siendo que tenían un valor estimado de UF 4,8 millones. Con ENDESA, el subsidio fue de 15,5%, ya que el 61% de las acciones fueron vendidas a UF 18 millones, siendo que tenían un valor estimado de UF 20,8 millones. Con ENTEL el subsidio llegó al 112%, debido a que el 62% de las acciones fueron vendidas a UF 4,3 millones, siendo que tenían un valor estimado de UF 9,1 millones.

Como nos lo señalaba Sanfuentes en 1984 [2], este poder financiero que iban concentrando los grupos económicos gracias a las privatizaciones y a su posición privilegiada en la economía chilena, con el tiempo devino también en poder político. Esto es consistente con las reflexiones que hacía hace 45 años el ex Presidente de Chile, Ricardo Lagos, cuando alegaba que los grupos económicos no sólo concentran la propiedad y la riqueza, sino también el poder político.

Sanfuentes afirma que “la existencia de conglomerados de tamaño significativos es incompatible con un manejo independiente de la política económica, sobre todo si los grupos tienen concentrados sus intereses en el sector financiero” (Sanfuentes 1984, pp.158). Esta característica se ha mantenido y acrecentado en el curso de las últimas tres décadas, permitiendo que los grandes grupos económicos utilicen su fuerte poderío para influir en decisiones de gobierno y en la formulación de políticas públicas [3].

Por otra parte, el alza en el precio de los principales commodities que se exportan desde Chile (productos naturales sin mayor elaboración como el cobre, la celulosa o la harina de pescado) favorece y fomenta el carácter rentista de nuestra economía, lo que permite a los grupos económicos profundizar y hacer más eficaz su acumulación de capital sobre la base de la explotación de los recursos naturales. Como se verá más adelante, los tres principales grupos económicos -Luksic, Angelini y Matte- están vinculados a este tipo de actividades que son, además, las que más crecen cuando la economía chilena crece.

Gráfico 1: Precio de Commodities

Fuente: Banco Central

Ahora bien, volviendo al carácter rentista de acumulación que opera en Chile, el que tuvo un impulso importante con la privatización de empresas públicas y que hoy continúa apoyándose en la transformación de capital natural (vida, ecosistemas naturales, biología, especies vivas, etcétera) en capital financiero y en la sobreexplotación del trabajo, es importante tener presente la relevancia de los mercados externos en este proceso, puesto que es gracias al posicionamiento de las exportaciones chilenas en los principales mercados del mundo que es posible consolidar el modelo rentista de acumulación.

De allí la importancia de los tratados de libre comercio, las rebajas arancelarias, la liberalización del mercado financiero y de la cuenta de capitales para consolidar la instalación de la economía chilena en el proceso de globalización internacional. Este proceso de consolidación tuvo una marcada acentuación en el período de Ricardo Lagos, quien materializó los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y Europa, entre otros.

Si se considera lo que aparece consignado en el gráfico 2, se desprende que la creciente importancia de las exportaciones en el ingreso nacional beneficia masivamente a las grandes y mega empresas que no superan el 1% del total de unidades productivas que operan en Chile.

Gráfico 2: Grandes Empresas versus Pymes en Chile

 
En consecuencia, y como se aprecia en el gráfico 3, durante el gobierno de Lagos las exportaciones aumentaron su importancia como porcentaje del PIB, pasando del 31% en 1999 al 35% en el 2005.

Gráfico 3: Importancia de las Exportaciones en el PIB, Gobierno de Lagos %

 
La liberalización comercial iniciada en la dictadura con una rebaja unilateral y pareja de los aranceles fue profundizada por la Concertación a través de los Tratados de Libre Comercio, de tal forma que meses después de terminado el mandato de Lagos, Chile es el país con más TLCs firmados en el mundo. Dada nuestra estructura productiva, el sector más beneficiado con esta política liberalizadora fueron las grandes empresas que explican más del 96% de todas las exportaciones.

Las Pequeñas y Micro empresas sólo son responsables del 1,3% de nuestras exportaciones. Esta asimetría se agudizó durante el gobierno de Lagos, ya que en 1999 las grandes empresas explicaban el 94,7%, y las pequeñas y micro empresas el 1,8%.

Gráfico 4: Participación en las Exportaciones por Tamaño de Empresa 1999-2003 (%)

Como se puede apreciar en el gráfico 4, que muestra la participación en las exportaciones según el tamaño de las empresas, es en el período de Lagos donde se acrecienta la concentración monopólica de las grandes empresas en el mercado exportador, reduciéndose al mismo tiempo la importancia de las pequeñas y medianas empresas.  Obviamente, para detectar el carácter rentista de nuestra economía debemos observar la canasta exportadora del país.

Según se puede apreciar en el gráfico 5, donde se revisa la composición de las exportaciones cuyo destino son los países de la APEC, el principal bloque de destino de nuestras exportaciones, y cuyas relaciones fueron altamente profundizadas por la administración Lagos con una “Cumbre” en Chile incluida, observamos que más del 90% de los productos exportados son recursos naturales.

Gráfico 5: Composición Exportaciones Chilenas en Países APEC

 
El sistema financiero es crítico y de primera importancia para asegurar la eficacia del proceso de acumulación. No sorprende, entonces, que la banca y el sector exportador sean prácticamente la mitad del Producto Interno Bruto del país, y que sea en el gobierno de Lagos que su trascendencia se haya acrecentado de manera significativa.
Es así como en el gráfico 6 es posible observar que, en ese período, la banca más el sector exportador, un reducido número de unidades productivas, pasaron de menos del 44% del PIB a casi la mitad de éste.

Gráfico 6: Importancia de las exportaciones y los Servicios Financieros en el PIB, Gobierno de Lagos (%)

 
Evidentemente, existe una estrecha relación entre la banca y las grandes empresas exportadoras. Como se aprecia en el gráfico 7, el nexo entre este sector y las grandes empresas es evidente, ya que el 82% de las colocaciones bancarias tienen como destino a las megas empresas, sin embargo, éstas representan sólo el 2% en el número de deudores.

Gráfico 7: Cartera Comercial por Tamaño de Deuda, Diciembre 2005

La segunda fuente de acumulación que se utiliza para consolidar este macro proceso de concentración de la riqueza es la sobreexplotación del capital humano, es decir, lo que antes se denominaba simplemente como explotación del trabajo humano. Los grandes perdedores durante la Concertación han sido los trabajadores, quienes han ido perdiendo progresivamente su participación en el ingreso nacional.

Considerando la estructura salarial a partir de los contribuyentes que pagan el impuesto de segunda categoría, según el Servicio de Impuestos Internos (SII), el número de ocupados y el PIB como pago al costo de los factores de producción, podemos ver que la distribución factorial o funcional del ingreso, es decir, la distribución del ingreso nacional entre los trabajadores y los dueños del capital, progresivamente ha ido perjudicando a los trabajadores.

Según los datos que se muestran en el gráfico 8, se observa que mientras en 1999 el 46,8% del ingreso nacional se destinaba a los trabajadores, en el 2005 sólo se destinaba el 32,91%. No hay que perder de vista que durante el gobierno de Salvador Allende el porcentaje del ingreso nacional destinado a los trabajadores aumentó desde un 52,5% en 1970 (CEPAL, citado en Schatan 1996) a un 63% (Fazio, 2005).

Gráfico 8: Participación del Factor Trabajo en el Ingreso Nacional (%)

 
El bienestar material está asegurado sólo para unos pocos privilegiados y la escandalosa distribución de los ingresos, como lo señalaran los Obispos, sitúa a Chile como el undécimo país más desigual del mundo. El 5% de la población recibe hasta 220 veces lo que obtiene el 5% más pobre, sin olvidar que esta diferencia en los últimos años de la feroz dictadura de Augusto Pinochet era de 120 veces. Actualmente, una familia del 20% más desposeído tiene un ingreso mensual de 75 mil pesos en promedio y un hogar del 20% con mayores recursos disfruta cada 30 días de más de un millón de pesos.
Según cifras del Servicio de Impuestos Internos para el 2003, el 85% de los chilenos tenía una renta que no superaba los 350 mil pesos mensuales.

En contraste a estos datos que demuestran la disparidad entre los beneficiados con el modelo económico y los excluidos de sus beneficios, los grandes grupos económicos disfrutan de sus jugosas utilidades. De acuerdo con la revista Forbes, publicación especializada en rastrear las fortunas más grandes del mundo, tres chilenos tienen el honor de compartir la categoría de los “hombres más ricos del planeta”.

Los grupos Luksic, Angelini y Matte aparecen habitualmente señalados en Forbes. De hecho, entre estos tres grupos económicos acumularon en 2005 una riqueza de 9 mil 800 millones de dólares (Tabla 1). Son los titulares del crecimiento económico de Chile, de cuyas empresas dependen el sector financiero, minero, forestal, telecomunicaciones, pesquero, entre tantos otros.

Tabla 1
Las Mayores Fortunas de Chile (En millones de dólares

Fuente: Forbes

Si consideramos una rentabilidad del 12%, cifra exigua para estos grupos económicos, Luksic recibe 800 millones de pesos diarios, Angelini más de 550 millones y Matte 500 millones de pesos al día.

Éste es el tipo de crecimiento económico que encandila a las autoridades de gobierno y empresariales. Son los resultados de un modelo rentista de acumulación, que se ha fraguado bajo el amparo de la política económica de la Concertación.

Notas
[1] Mönckeberg, María Olivia. (2001). “El Saqueo de los Grupos Económicos al Estado Chileno”,  Ediciones B, Chile S.A., Santiago de Chile, 269 pp.
[2] Sanfuentes, A (1984). “Los Grupos Económicos: Control y Políticas”. Colección de Estudios, CIEPLAN Nº 15, Santiago de Chile.
[3] Al respecto y como un simple ejemplo,  recuérdese que Ricardo Lagos, al poco andar de su administración, sustituyó su programa de gobierno, gracias al cual fue elegido como Primer Mandatario, por la Agenda Pro Crecimiento, que discutió y negoció con la SOFOFA, máximo organismo gremial que representa al empresariado.

Aquí accede a la Parte I de este documento

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