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La diferencia entre los criminales nazis y los de la dictadura chilena

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El lector C. Torres Renner escribió el siguiente comentario bajo el artículo: La rebelion de los coroneles  

En la " Historia de Alemania Contemporánea" del historiador francés Gilbert Badia en su segundo Tomo, con respecto a los juicios que se les hicieron a miles de criminales de guerra ,tanto como en la zona de ocupación británica, francesa, norteamericana como soviética; se narra allí que se formaron muchas agrupaciones de estos criminales procesados tanto de la GESTAPO (policía secreta de Hitler),; como de oficiales de la temida SS ( brigadas de exterminio ). Estas agrupaciones fueron permitidas por los ocupantes y también la de sus parientes y familiares. No obstante, que la mayoría de ellos fueron condenados a muerte y a largas penas de cárcel. No veo problema alguno a esta organización que se anuncia.
Aquí nuestro comentario al respecto:

En nuestra opinión, se trata de dos casos totalmente diferentes.
La gran diferencia que hay entre los criminales de guerra nazi y los criminales del ejército chileno, es que los primeros actuaron en todo momento como funcionarios, como miembros de organizaciones del estado alemán. La maquinaria de guerra fue construída, operada, dirigida y controlada por el aparato de estado y esto consta en los discursos de Hitler desde muchos años antes de que se iniciara la II Guerra Mundial, el año 39, con el conocimiento pleno de las grandes potencias de la época. Hitler no engaño a nadie en cuanto a los propósitos que perseguía. En nuestro caso sin embargo partió todo por medio del engaño y la traición. Todo comenzó con un acto de absoluta ilegalidad: un Golpe de Estado.

Por esta razón estamos frente a dos alternativas para analizar el problema que enfrenta hoy Chile:

  1. Se trata de funcionarios del estado que actuaron contra la ley, toda vez que su accionar y los medios que utilizaron para realizar sus crímenes se basaron en la captura por medios ilegales –Golpe de Estado- de la maquinaria del estado, en cuyo caso deberían haber sido enjuiciados como tales, cuestión que como es de todos sabida no se hizo. En otras palabras esta alternativa ya no existe, porque el camino registrado por la historia -hasta hoy-, para el caso chileno fue otro.
  2. La negociación que realizaron con ellos los dirigentes de la organización conocida como Concertación de Partidos por la Democracia, “legalizó”,  blanqueo, sus acciones el año 73 y posteriores. Es por esta razón que los juicios que se llevan adelante hoy son por violaciones a las leyes que los mismos golpistas reconocieron y/o dictaron y/o modificaron. En otras palabras ellos no sólo son violadores de los derechos humanos de miles de chilenos, sino también de sus propios reglamentos y disposiciones militares. Iturriaga niega en forma burda su accionar, el que es reconocido e informado a los jueces, con lujo de detalles, por sus propios subordinados. Cuestión que en el caso alemán no ocurrió. Allí operó disciplinadamente la maquinaria de guerra, esa misma que admiran nuestros “miliquitos”, pero que para imitarla verdaderamente nunca han tenido los huevos y la capacidad intelectual suficientes. Y así nos encontramos hoy ante la situación, rayana en el absurdo, de enjuiciar  y acusar  a subordinados, sin tocar a sus jefes, a aquellos que dieron las órdenes.
Los juicios que se les siguen son todos por la tortura, asesinato y desaparición de ciudadanos que se encontraban detenidos, indefensos. Si se tratara de compañeras y compañeros caídos en combate, en enfrentamientos con cierta igualdad de condiciones (Es necesario dejar en claro, sin embargo, que una organización guerrillera, que lucha desde la clandestinidad contra una dictadura, nunca va a poder ser comparada en su organización, logística y capacidad de fuego con un ejército regular, pero eso lo saben y lo aceptan los que se deciden a avanzar por ese camino, cuando los gobiernos son dictaduras que no dejan otra alternativa de lucha para reconquistar la democracia, la mínima convivencia y el juego político en la sociedad), no habría nada que decir, pero aquí se trata de asesinatos contra personas que se encontraban ya detenidas, totalmente indefensas, desde hace meses, torturadas bestialmente. Incluso, si hubieran sido hechos prisioneros o caídos en combate, les amparan las reglas que impone el Tratado de Ginebra.

Hacer lo que hicieron no sólo es un crimen de la peor especie, sino que también, al haber sido perpetrados por militares profesionales, fueron actos de máxima cobardía y bajeza moral. Si al menos tuvieran hoy la mínima sensibilidad humana para informar donde están verdaderamente los restos de los Detenidos Desaparecidos. Sabemos que están muertos, pero, legalmente, mientras no aparezcan sus restos, seguirán siendo tenidos por desaparecidos. Les pedimos en nombre de ese Dios que ellos invocan –que terrible debe ser su Dios, si es que existe- que nos digan ¿Dónde están nuestros seres queridos, nuestros hermanos, nuestros compañeros?

Si hoy se sienten acorralados, perseguidos por la justicia, no traten de chantajear a la sociedad, es a sus jefes, a aquellos que dieron las ordenes, los que tienen que hablar, decir la verdad, asumir su responsabilidad. Si Iturriaga dijera la verdad, en vez de arrancar a esconderse, …

Los miembros de las fuerzas armadas enjuiciados en Chile –por lo que declaran sus Jefes- actuaban en organizaciones encubiertas, ilegales, sin control legal de sus propias organizaciones, respondiendo solamente a personas que ejercieron poderes y funciones no autorizadas ni siquiera por el código militar. Actuaron al margen de su propia ley y confundieron la lealtad a la patria y su defensa con la subordinación a un grupo de criminales, dirigidos por alguien –Augusto Pinochet- que en ningún momento tuvo la hidalguía (que nos perdonen los hidalgos) de reconocer a los que le sirvieron incondicionalmente.

Por esta razón, en nuestra opinión, es absolutamente ilegal la creación de organizaciones que se atreven a llamar a una conferencia de prensa para “golpear la mesa” y chantajear al país, amenazando con nuevas “tormentas”. Si el gobierno no reacciona adecuadamente, su imagen se verá muy afectada. La fortaleza que se le atribuye al proceso de democratización que ha vivido el país quedará claramente en entredicho, al quedar flotando en el aire el fantasma de nuevos intentos golpistas, de muy remoto e improbable éxito (el empresariado no necesita HOY un nuevo golpe de estado, por el contrario eso dañaría terriblemente sus negocios), pero de posible intento, pues los militares siempre han vivido y siguen viviendo en su propia burbuja (creen que deciden mucho más de lo que en realidad les permiten los que si tienen el poder).

Como alguien ya lo escribió, sólo en las mafias, en las peores bandas de delincuentes, se elimina a los jefes por medio del asesinato traicionero como se hizo con el general Schneider y con el general Prats (¿Cómo murió el general Bonilla? ¿Cómo murió el general Lutz? ¿ Cómo murió el general Bachelet? ¿Cuántos marinos, aviadores, militares y carabineros fueron asesinados la noche del 11 de septiembre y los días y semanas posteriores, por negarse a levantar sus armas en contra del pueblo?)

Llegará el día en que se den las condiciones para limpiar el uniforme de las fuerzas armadas chilenas, para que sigan siendo lo que nunca debieron dejar de ser. Pero nada más lejos de ese propósito que la creación de esta “Agrupación de Soldados Presos Políticos en Democracia”.
¿Que hará el gobierno?
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