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La derecha venezolana, servil al Imperio, utiliza a los estudiantes para tratar de derrocar a Cháve

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Queridos compañeros de PiensaChile:

Este viernes está programada una marcha de "estudiantes"  y no se sabe qué resultados pueda tener, porque es sabido de todos que en nuestro país están infiltrados un número indeterminado de para-militares colombianos con la orden de causar, en el momento mas conveniente,  una carnicería para culpar a Chávez, deslegitimarlo ante la comunidad internacional como violador de los derechos humanos y justificar cualquier intervención de los Estados Unidos. El mismo plan del año 2002. Para el sábado está programada una gran movilización nacional en defensa de nuestro proceso revolucionario, de apoyo al presidente ante su decisión de no renovar la concesión a RCTV y para demostrar con quién están las mayorías de Venezuela.
Saludos cordiales,
Omar Montilla


Nuestra consigna era "Estudiar y Luchar"
Cuando estudié en la Universidad de Carabobo fui dirigente estudiantil: Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho y de la Federación de Centros Universitarios. Muchos de los que nos adversaban en aquella época (1960-1966), saben y les consta de nuestra posición política e ideológica. En esos años maravillosos, también realizábamos manifestaciones que siendo pacíficas, siempre terminaban violentamente con saldo de heridos y muertos, de camaradas que todavía recordamos, como Humberto Méndez Figueredo, estudiante de Barinas. Eran los gobiernos "democráticos" de Betancourt, Leoni y Caldera. Muchos eran encarcelados por largos períodos, que les obligaban a perder hasta un año de estudios; se producían allanamientos para buscar estudiantes "subversivos", quienes eran sacados a rastras de sus hogares  entre gallos y medianoche, muchos de ellos para no volver a ser vistos nunca más por sus seres queridos: eran los desaparecidos. Se dieron casos de asesinatos de estudiantes delante de sus padres, como el de Rudas Mezones. No había Defensoría del Pueblo, no se practicaban ni se conocían los derechos humanos y generalmente los atropellos eran de tal magnitud que muchos estudiantes quedaron lisiados de por vida. No fue fácil ser estudiante en aquella época.

De lo que digo son testigos muchos renegados que hoy están al servicio de los peores intereses de nuestra Patria. Esos que lucharon por hacer la revolución, y que ahora cuando tenemos la oportunidad de hacer realidad esos sueños, se esconden tras el verdor de la divisa gringa. Muchos de esos renegados mandaron a estudiantes a una muerte segura y hoy exhiben sin pudor alguno su traición. Muchos delataron a camaradas y se escondieron para seguir cometiendo esas acciones aberrantes.

A pesar de la represión, muchas veces indiscriminada, teníamos un lema: "Estudiar y Luchar". Nunca incentivamos la pérdida inútil de clases, siempre cuidamos que las protestas no pasaran a mayores. Dimos la cara, nunca nos encapuchamos, ni quemamos negocios. Muchas de nuestras protestas eran para exigir un mayor presupuesto para las universidades, por becas, por bibliotecas, por mejorar la calidad de la enseñanza. Cuando muchos de nosotros se fueron a luchar a las montañas para incorporarse a la lucha armada, generalmente fueron inducidos por los renegados de hoy, quienes siempre se quedaban en la retaguardia.

Pero hoy, estas protestas estudiantiles tienen otro ropaje. Protestan algunos estudiantes, la mayoría procedentes de universidades y colegios privados, exigiendo "libertad de expresión", la que hoy les sobra, y en abundancia. Se esmeran en defender una empresa privada que durante 53 años usó y abusó del espectro radioeléctrico de nuestro país, sin contraprestación alguna; de aquellos que se burlaban de la Ley, imponían su criterio a gobernantes, mediatizaban funcionarios, corrompían todo y a todos. Estos estudiantes de hoy tienen acceso a la radio, a la televisión, a la prensa escrita, a Internet, vociferan desesperadamente en la calle, atropellan la propiedad privada que dicen defender, mantienen en jaque a la ciudad, incendian cauchos, y promueven guarimbas [barricadas] con la seguridad de que no serán heridos ni muertos. En nuestro tiempo se imponía la consigna del tristemente célebre presidente Rómulo Betancourt de "disparar primero y averiguar después".

Tienen acceso a todos los medios de comunicación y se lamentan que no disfrutan de "libertad de expresión", cuando a nosotros nunca nos entrevistaban por televisión, ni por radio, teníamos vetada la aparición por la prensa escrita y sólo contábamos en las estadísticas de los subversivos heridos o muertos o encarcelados por protestar. ¡Vaya comparación! En alguna oportunidad pude publicar una columna por el diario "El Carabobeño", de la ciudad de Valencia, cuando estuvo dirigido por un caballero que hoy recuerdo con gratitud, de nombre Miguel Isava. Pero estaba condicionada, debía ser "light", no incurrir en excesos. Era pues meramente reivindicativa.

Hoy estos jóvenes protestan por algo que tienen más que garantizado. No he visto protestas por lo escaso de la matrícula universitaria, por la falta de cupos, por falta de presupuesto para las universidades, por comedores, por bibliotecas. Así como desaparecieron las protestas de los pensionados, la vieja figura de los "Comités de Bachilleres sin Cupo" es cosa del pasado. La matrícula universitaria ha tenido un incremento explosivo y es tarea de nuestro gobierno revolucionario garantizar que nadie se quede sin estudiar, desde los "simoncitos" hasta la Universidad. Es tan minúscula la participación estudiantil en estas mermadas marchas y concentraciones, que la matrícula universitaria, sólo en Caracas supera los 200 mil estudiantes y quienes asisten a pedir "libertad de expresión" no llegan ni siquiera al 2 por ciento. Nuestra revolución pretende convertir a toda la Patria en una Escuela.

Entonces, ¿qué es lo que quieren? ¿No quieren estudiar, ni asistir a clases? Entonces deberán cederle su lugar a aquellos que verdaderamente quieran hacerlo. De cada zarpazo que la derecha le da a nuestro proceso revolucionario, algo positivo queda para el pueblo: Del golpe del 11 de abril del 2002 nos quedó la Fuerza Armada; del sabotaje petrolero del 2002-2003, nos quedó PDVSA; de las inútiles conspiraciones de 2004-2005, nos quedó la reconfirmación y la reelección del presidente Chávez; y ahora se están arriesgando a entregarnos las Universidades Nacionales, de las cuales fueron desterrados sistemáticamente los pobres. Una suerte de "limpieza étnico-éconómica". No es de extrañar que la Universidad Central y la Universidad Simón Bolívar se hayan convertido en universidades elitescas, donde gracias a los aportes multimillardarios del Estado, los niños bien se han apoderado de la matrícula.

Tengan cuidado. No abusen. Dense cuenta que están siendo utilizados para defender una empresa privada que siempre sirvió los intereses de la anti-patria. Sirven conciente o inconcientemente a los intereses de Mr. Bush, ahora dedicado en cuerpo y alma en esta nueva conspiración contra nuestro proceso revolucionario y ponerle mano al petróleo, el mismo que no ha podido usar y está a punto de perder en Irak.

Si quieren protestar, háganlo por algo justo, no para defender a los canallas que prostituyeron el espectro electromagnético de Venezuela, y ahora que han sufrido un duro golpe económico, esperan que los estudiantes de ciertas universidades les hagan el "trabajo", el mismo que ellos no han podido llevar a cabo, porque saben que están huérfanos del apoyo del pueblo venezolano.

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