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Compañero Presidente Dr. Salvador Allende Gossens: Presente, Ahora y Siempre

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El magnicidio del Presidente Allende no entristeció únicamente al Pueblo de Chile y a los Pueblos Latinoamericanos, sino al mundo entero. Evidentemente, los fascistas y lo epígonos del imperio lo celebraron.

La agresión del 11-09-1973, del imperio yanqui y sus aliados, las fuerzas armadas y la derecha fascista al Pueblo chileno, persiguió la destrucción de todos los valores espirituales del Pueblo de Gabriela Mistral y Pablo Neruda – la prestigiosa universidad chilena, fue una de sus primeras víctimas -, como medio eficaz de aniquilamiento del espíritu nacional, paso previo para su mejor dominación, enajenación  y explotación. ésta agresión destructora se convirtió en el factor más brutal y perverso de todos los que constituyen el genocidio.

El Presidente Allende, tuvo el destino singular y glorioso de unir el nuevo mundo –la nueva sociedad que él pretendió crear -, al pasado y vincularlo con el porvenir. Su voz serena, digna y consecuente la puso al servicio de aquellos que no habían podido hacerse escuchar, aquellos que gracias a él serán escuchados en adelante.

El Presidente Allende pertenece desde el infausto día de su asesinato a la historia. Ocupa su lugar junto a los más grandes Seres Humanos defensores de la dignidad y los derechos del Ser Humano.

Así le recordó el premio Nóbel de literatura Gabriel García Márquez:
“Su virtud mayor fue la consecuencia, pero el destino le deparó la rara y trágica grandeza de morir defendiendo a bala el mamarracho anacrónico del Derecho burgués, defendiendo una Corte Suprema de Justicia que le había repudiado y que había de legitimar a sus asesinos, defendiendo un congreso miserable que le había declarado ilegítimo, pero que habría de sucumbir complacido ante la voluntad de los usurpadores, defendiendo la libertad de los partidos de oposición que habían vendido su alma al fascismo, defendiendo toda la parafernalia apolillada de un sistema que él se había propuesto aniquilar sin disparar un tiro. El drama ocurrió en Chile, para mal de todos los chilenos, pero ha de pasar a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este tiempo y que se quedó en nuestras vidas para siempre”…

“Los Pueblos sin memoria nada significan y nada valen”:
“Que lo sepan, que lo oigan, que se les grave profundamente, defenderé el Gobierno Popular, porque es el mandato que el Pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del Pueblo” Dr. Salvador Allende Gossens, Presidente de Chile 04-12-1971, Estadio Nacional.

Así pensaba y actuaba el Presidente de Chile, Dr. Salvador Allende Gossens, un Ser Humano leal, sabio, consecuente, honesto, y de un coraje civil sin límites.

La revolución inconclusa en Chile:
La muerte en combate del compañero Presidente Salvador Allende Gossens, produjo, por razones obvias, una de esas pausas que son tan convenientes para reflexionar y sopesar alternativas. Su magnicidio fue el clímax de un tipo de esfuerzo revolucionario que ha sido defendido por los defensores del legado del presidente mártir, como un medio principal para alcanzar cambios socioeconómicos profundos en Chile y en Latinoamérica: nuevos dirigentes, nuevas utopías, nuevos héroes, nuevos rumbos de rebeldía, ya están haciendo su aparición, porque los problemas básicos de la sociedad chilena y latinoamericana persisten y se profundizan – pobreza, miseria, cesantía, explotación, etc. -, e invitan al pensamiento y a la acción iconoclasta. Se tendrá que contar con un liderazgo honesto e inteligente, con el fin de que los errores y los cálculos equivocados – especialmente los de los verbalistas de la metralleta, del culto verbal a la revolución, que a los primeros tiros sacrifican la ideología a cambio del confort mundano consumista y terminan adorando lo que ayer pretendieron quemar, traicionando sus ideales y a la gente que creyó en ellos -, no vuelvan a cometerse.

Si los chilenos y latinoamericanos – tan sufridos en la perplejidad, como yo mismo lo estoy ante el orweliano proyecto heredado de la dictadura militar de marras -, queremos saber lo que realmente somos y a dónde vamos, probablemente, deberíamos continuar preparando a ciencia y paciencia y con todos nuestros recursos aquella estrategia y acción decisiva que garanticen construir en nuestro saqueado y depredado continente un nuevo modelo de sociedad más humano, justo y solidario. La pregunta que debe hacerse hoy, no se refiere ya tanto a la incidencia o a la intensidad del cambio socioeconómico, o a sus etapas de despegue y de auto sostenimiento: sabemos que esto no ha producido sino resultados ambiguos y un desarrollo sin rumbo. Ahora, el problema toca a la esfera de los valores sociales y morales: ¿Cómo definir la calidad del cambio que queremos y en qué dirección queremos que avance?.

La afirmación de Latinoamérica en el mundo moderno bien pudiera resultar de su voluntad política para anticipar el conflicto con el presente orden social que esa meta implica, y el dar a la lucha inevitable fines constructivos. Así también podría alcanzarse algo de una autorrealización regional, terminando la perplejidad actual y cesando aquella búsqueda larga y tormentosa del ser que comenzó en nuestro continente hace más de una centuria. Yo soy de los que piensan que a los trágicos y agobiantes problemas que enfrenta el mundo de hoy en todo orden de materias debe aplicarse una solución socialista – no socialdemócrata -, o en caso contrario, la Humanidad padecerá tales trastornos y conflictos cuyos inicios ya estamos viviendo – Afganistán, Palestina, Irak, Líbano, los conflictos bélicos en áfrica, etc.-, que ante ellos, pueden quedar pálidos los ya citados.
11-09-2006
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