Sin embargo, no terminan ahí las incertidumbres. “Los yankis no pueden destruir este proceso revolucionario”, señala Fidel en la larga entrevista con Ramonet, publicada bajo el título Biografía a dos voces, (1) pero a renglón seguido agrega: “Pero este país puede autodestruirse por sí mismo”. El líder cubano alude a los errores y desaciertos, a los vicios y la corrupción que encuentra en el régimen que preside (“mucho robo, muchos desvíos”, señala en la misma página de la mencionada entrevista). En este sentido, las preguntas se multiplican: ¿qué hará la generación de dirigentes que sucedan a Fidel y Raúl, toda vez que estamos ante un recambio generacional? ¿Cómo actuarán el Partido Comunista, las fuerzas armadas, los sindicatos y las organizaciones sociales?
Los análisis sobre “qué pasará en Cuba sin Fidel” tienen en cuenta una multiplicidad de factores, pero dejan de lado uno que resulta fundamental. Que Fidel Castro es un personaje notable de nuestra época, tal vez la figura central de la segunda mitad del siglo XX, está fuera de duda. Pero la excepcionalidad de este tronco especialmente robusto, lo es en la medida que forma parte de un esplendoroso bosque: una de las sociedades más notables de las últimas décadas. Un pueblo, o mejor dicho una parte significativa del pueblo cubano –porque en las sociedades occidentales, que se sepa, no existen unanimidades–, que ha seguido apoyando activamente a la revolución pese a las dificultades económicas, la omnipresencia de la burocracia y la tan mencionada “falta de libertades”.
o medirlo? En estos casos no sirven las encuestas. Lo cierto es que ningún pueblo soporta sin rebelarse durante 47 años un régimen al que considera oprobioso. No sucedió con Franco en España, ni con Somoza en Nicaragua, ni con Stroessner en Paraguay, por poner apenas tres ejemplos. En todos los casos, la población puso en pie movimientos antidictatoriales pese a la dureza de la represión. La caída del socialismo real no se debió, tampoco, a causas externas, sino al sordo pero eficiente sabotaje cotidiano con que la población mostraba su rechazo al régimen.
Informativo "Alai-amlatina"
(1) Ignacio Ramonet, Biografía a dos voces, Debate, Barcelona, 2006, pág 567.
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