Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Opinión

¡Que vivan los estudiantes!

Compartir:
En todos los países del mundo hay una especie de racismo anti-joven: son ociosos, fumadores, drogados, irresponsables, iconoclastas… Estas rebeliones se vieron en  Francia, en 1968 y han continuado, con más o menos regularidad, hasta hoy. Podríamos multiplicar los “anti” al infinito: anti-homosexuales, anti-peruanos, anti-bolivianos, anti-mapuches, anti-comunistas, anti-,marginales y otros anti, lo que equivales al  fascismo común y corriente. Ahora, le corresponde a los jóvenes estudiantes chilenos quienes, pacíficamente, están ocupando algunos Liceos de nombres emblemáticos.

No falta quienes los acusan de delincuentes por andar encapuchados cuando por estos días, no sólo muestran la cara sino que dialogan, inteligentemente, con el Seremi Traverso; sus dirigentes aparecen a diario en la televisión demostrando mayor capacidad argumentativa que muchos diputados  y senadores. No faltan los sociólogos que, en el pasado reciente, culparon a los jóvenes de no “estar ni ahí con la política” y de no inscribirse en los Registros Electorales: considerando la decadencia de la casta política, esta actitud de aparente apatía de los jóvenes no puede ser más cuerda: todos los cargos del Estado han sido ocupados, en forma perpetua, por personas de la generación de los años 60 y por muy inteligente que sea un joven, si no pertenece a una mafia o partido político, está condenado a la perpetua exclusión.

Es difícil encontrar a un tarotólogo economista o aspirante a “rasca” estadista, o un latero sociólogo o, mucho peor, un especialista en educación que no nos repita, hasta el cansancio, que única forma de acortar la brecha entre ricos y pobres y construir un Chile del Bicentenario con igualdad de oportunidades es una educación de calidad que, en términos de nuestra diosa Michelle equivaldría, prácticamente, a comparar la enseñanza del Liceo No.10, de Pelequén, con la del colegio San Ignacio. Afortunadamente, ya nuestros educacionistas como Iván Núñez, Juan Eduardo García-Huidobro y José Joaquín Brunner, se cansaron de repetir la vieja cantinela de la cobertura de un 100% en la enseñanza básica y media; ahora entramos al tema de la calidad: el SIMCE es más falso que Judas –que ahora se ha probado, según un evangelio apócrifo que no lo era tanto -; todos los SIMCES aplicados durante un largo período prueban que la Reforma Educacional, en lugar de acortar la monstruosa distancia entre ricos y pobres, la ha mostrado descarnadamente. Para nada han servido las operáticas arias del profesor Lagos y de Abdula Bitar para convencernos que la educación chilena no es una reverenda mierda.

Al menos, antes había profesores de la calidad y cultura de Valentín Letelier, Diego Barros Arana, Claudio Matte, Abelardo Núñez, Alejandro Venegas, los hermanos Amunátegui, Enrique Molina, Tancredo Pinochet, entre otros; hoy se terminó con el Estado docente que, a pesar de sus defectos, era muy superior a la educación municipalizada: el acceso a la educación era gratuito y, a veces, hombres de clase media, inteligentes y republicanos podían aspirar a la presidencia de la República, como Antonio Varas y el mismísimo profesor Lagos. Es cierto que el pillo de Daniel López Pinochet y sus sirvientes se volvieron locos por privatizar lo que encontraban a su paso, pero tampoco la Concertación ha hecho lo suficiente para cambiar este estado de cosas. Hasta el menos astuto de los tontilandeses puede captar que las escuelas con “letra”, regentadas por el apóstata de la UDI, alcalde de Las Condes, De la Maza son muy distintas, no sólo en infraestructura, sino en las competencias docentes, a las de Pudahuel, Cerro Navia, Purranque y de Pelequén.

No estoy dispuesto a idealizar al Estado docente: por mucho tiempo fue el coto de caza del partido radical y de la masonería, además no era tan igualitario como aparece para los ingenios, (por ejemplo, el Instituto Nacional tiene una sección para ricos y otra para pobres), los profesores eran igualmente mal remunerados, pero respetados en su dignidad de educadores, la disciplina se basaba en el guante y la sangre, no pocas veces se encerraba a los alumnos y se les sometía a pan y agua, sin embargo, los presidentes de la República presenciaban los exámenes de los alumnos; Manuel Montt y Pedro Aguirre Cerda fueron grandes educadores.

Nuestra historia de la educación en Chile está plagada de Reformas educacionales: el “caballo” Carlos Ibáñez realizó una muy avanzada Reforma, en 1927 dirigida, nada menos, que por profesores anarquistas, valga la paradoja; don Pedro Aguirre educaba gobernando y Eduardo Frei Montalva cambió, radicalmente, el sistema educacional; su hijo Lázaro intentó perfeccionarlo sin mucho éxito; y así se suceden cambios para que nada cambie; con razón Hegel hablaba de “ruinas de la filosofía”: un sistema se sucede a otro.

Sin los jóvenes es impensable el Chile republicano: en 1907 los estudiantes se rebelaron cuando fueron invitados por el gobierno a una “soiré” de honor, en el Teatro Municipal, en agradecimiento a su heroica labor en terremoto de Valparaíso, de 1906: Como la egoísta oligarquía se repartió las entradas a la platea, enviando a los homenajeados a la galería – “afuera los de corrosca, adentro los de sombrero, unos se sentaron en luneta y otros en horqueta” : Cómo se hubieran escandalizado los tontilandeses actuales al ver a los jóvenes paseándose por las calles con el gorro de Monseñor Sibila, o lanzándole estiércol de caballo al beato del senador Barros Errázuriz, o proponiendo la entrega al Perú de Tacna y Arica. ¡Qué escándalo hubiera provocado el Diario Claridad, de la Federación de Estudiantes, al denunciar el robo salitrero de los políticos!

Como hoy nadie lee nada, la Chol no sabe que la juventud conservadora nació de la toma de la Universidad Católica contra el tirano Ibáñez del Campo y que sus fundadores eran todos estudiantes rebeldes; tampoco hubiera habido socialismo, sin Salvador Allende en la presidencia sin la toma de la Universidad de Chile, dirigida por el poeta Barrenechea. Para qué hablar de la toma de la Universidad Católica, en los años 60, de los Miguel Solar y de los José Joaquín Brunner, de la generación de los 80, de Los Prisioneros y “pateando piedras”. Muchos de estos jóvenes rebeldes, hoy ya maduros empresarios y funcionarios, no logran entender el fuego que impulsa a la juventud del 2006. Así es la vida: el diálogo intergeneracional es una pura mentira.

Vamos directamente a las reivindicaciones de los estudiantes: Nada más fácil que decretar la gratuidad de la inútil PSU para los estudiantes de escasos recursos, y por qué no darles un pase gratuito de locomoción, como ya se hace con los de la educación básica. Claro que es mucho más largo terminar con la abyecta LOSE, (Ley orgánica constitucional), dictada por el tirano Pinochet; es cierto que la derecha no dará nunca sus votos para derogarla, pero hasta cuándo la estupidez de los consensos; vamos a la pelea y, al menos, dejémoslos como  los legítimamente responsables ante los estudiantes de los problemas que padecen. De repente sospecho que a los “niños de la Concertación” les pasa algo similar a lo que le ocurría a la mujer de la película “átame”, de Almodóvar que no quiere, por ningún minuto, que le quiten las correas que la tienen aprisionada, so pena de perder un buen y derechista buen orgasmo.

La JEC (Jornada escolar completa) se ha transformado en una buena broma: la extensión de la escolaridad se está reduciendo a clases de relleno o a aburridas conferencias, o a jugar a “cositas.com”, en el computador;
no pocas veces una profesora o profesor de edad provecta, que no puede jubilar, pues tiene más hoyos en la AFP que muelas picadas de la señora “Juanita”, cree que el mouse es un ratón de verdad y huye de él trepando por las mesas; a lo mejor, la JEC sería más entretenida si lleváramos a Coco Legrand, a mi hijo, Rafael Gumucio, y a otros humoristas, para hacernos reír toda la tarde; estoy seguro de que tendríamos mayores aprendizajes, más significativos y los profes abandonarían el constructivismo por el deconstructivismo nietzscheano. Creo que todo conocimiento y un auténtico saber nace de la destrucción de lo que ya hiede por falso.

La verdad es que no entiendo a mi diosa Michelle cuando acusa a los estudiantes de no dialogar y “dar pataditas” debajo de la mesa. Querida Abeja Reina: Ud. sabe más que yo que todo diálogo es fuerza,  no física, no violenta, pero sí apasionada y urgiendo al interlocutor. Por lo tanto, no es prudencia, ni paciencia, a no ser que sea ardiente, como diría el poeta Neruda, la que lleva al interlocutor al logro de los objetivos previamente propuestos. Si no me equivoco, así lo hizo el gran Mahatma Ghandi y Martín Luther King quienes sin huelgas y a veces prisiones, no hubieran logrado la independencia de la India y el respeto por los negros norteamericanos, respectivamente.

Me parece muy astuto no tratar todos los temas que le gusta a la oposición: hay silencios que son más decidores que una larga perorata; no es mala idea no seguir el estilo del profesor Lagos, que hablaba de todo y para todos, pero en este caso no parece muy acertado enviar al pobre ministro de Educación a Coyhaique, cuando las tomas de Liceos están que arden. Si la oposición no fuera tan mediocre, una acusación constitucional en contra del ministro del ramo hubiera prosperado. Sueño despierto que la “luna de miel” de Michelle con el pueblo dure sus cuatro años de gobierno.
Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.