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A Chile le queda mucho por abordar en la búsqueda de sus víctimas por desaparición

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Cristián Orrego, el experto en genética molecular que hace unos días arribó a Chile para integrarse al equipo que asesorará a María Luisa Sepúlveda, la delegada presidencial para el caso Patio 29, declaró esta tarde, en una entrevista con Gabriela Zúñiga, conductora del programa de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos que transmite radio Nuevo Mundo, que "los eventos tan tristes que hemos conocido, de confusión y posibles errores de muchas identificaciones con las víctimas del Patio 29, nos alerta a que en Chile necesitamos respetar, introducir y establecer un sistema de normalización del uso de la ciencia forense y, en este caso, de la genética forense, que impediría, a futuro, cometer errores como los que hemos visto en este momento". Orrego es doctor en bioquímica de la Universidad de Berkley, California, y trabaja para el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

¿Podrías explicarnos, en qué consiste la técnica del ADN mitocondrial para la identificación de restos?
Es una manera muy informativa de poder confirmar la identificación de osamentas de personas que hasta ese momento son desconocidas. Es un instrumento científico usado en muchos países del mundo para identificar personas desaparecidas o desconocidas o víctimas de un desastre, donde es difícil obtener una identificación por otras metodologías más convencionales. Desde hace algún tiempo Chile ha comenzado a trabajar en la aplicación de esa tecnología para propósitos de la identificación de personas que fueron víctimas de desaparición.

Recuerdo que hace mucho años, cuando nos explicaste –a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos- esta técnica de reconocimiento, tu opinión era que podríamos aplicarla en los restos que se encontraron en el Servicio Médico Legal, o bien en otros restos que fuéramos encontrando.

Es de la mayor importancia, y lo fue desde comienzos de la década del 90, el acceder a esta tecnología, implementarla en Chile y practicarla de acuerdo a estándares internacionales que aseguraran la confiabilidad de los resultados. Esa ha sido una labor muy importante, y en el cual la agrupación ha tenido un gran rol de estimular al gobierno para adoptar esta manera de identificar personas.

¿Tu trabajo en Centroamérica también tiene que ver con identificaciones y con esta técnica?
Así es. Formo parte de un grupo de analistas de ADN en California, que ha estado asesorando desde el año 1993 a la Asociación Pro Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos en El Salvador. Es una situación similar a la que se enfrenta en Chile, pero menos triste, en el sentido de que las víctimas en ese país son niños y niñas que fueron secuestrados durante la guerra civil por el ejército salvadoreño, y separados de sus familias y entregados en adopciones irregulares e ilegales. El mismo principio de aplicación del ADN como una matriz de reconocimiento que permite definir quién pertenece a quién en una familia, se está usando en El Salvador, y en este caso, debido a la indiferencia, incluso indolencia del gobierno de ese país, estamos trabajando directamente con la agrupación de familias, instruyéndolos a usar esta tecnología de manera de beneficiarse con ella como un instrumento más de investigación en la búsqueda de sus niños. En unos meses más va a haber resultados interesantísimos en este sentido. Ha sido una experiencia, para mí, como genetista forense, de enorme satisfacción, que sean precisamente las familias de personas desaparecidas quienes puedan acceder a utilizar en forma inteligente esta tecnología como un instrumento más en la búsqueda de sus seres queridos.

¿Podemos hacer una similitud entre el caso de El Salvador y lo que está ocurriendo en Chile con las identificaciones?
Ciertamente. La necesidad de establecer el uso de estas ciencias aplicadas a lo forense, en la búsqueda de personas, es la forma más correcta de acuerdo a normas internacionales aceptadas en la aplicación de la genética forense. Hay una normalización, en la codificación del uso de estas tecnologías, que es importante atender y respetar, para no incurrir en errores. Los eventos tan tristes que hemos conocido, de confusión y posibles errores de muchas identificaciones con las víctimas del Patio 29, nos alerta a que en Chile necesitamos respetar, introducir y establecer un sistema de normalización del uso de la ciencia forense y, en este caso, de la genética forense, que impediría, a futuro, cometer errores como los que hemos visto en este momento. A Chile le queda mucho por abordar en la búsqueda de sus víctimas de desaparición del gobierno militar. Es de esperar que este terrible conflicto que conocemos hoy día, podamos aprovecharlo para poner en buen pie a la ciencia forense en nuestro país.

La autora es vocera de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD)
10.05.06

Artículo tomado de Por La Libre

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