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¿Existe prudencia del canciller chileno ante la nacionalización en Bolivia?

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Cuando el 18 de julio de 2004 el pueblo de Bolivia se pronunció con más del 89 por ciento de los votos a favor de la nacionalización de la propiedad de todos los yacimientos de hidrocarburos del país, fueron muchos los analistas políticos y económicos que dudaron y no reconocieron el valor ético y patriótico de la propuesta del líder Evo Morales.

Ahora, el Presidente constitucional de Bolivia ha firmado el documento oficial que nacionaliza la principal riqueza de ese país, respetando absolutamente algunas opiniones contrarias y convocando a las empresas extranjeras a renegociar libremente el valor de sus inversiones con Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB). Además, el Gobierno boliviano ha insistido en que la nacionalización asegura sólo el 51% de las acciones de las refinerías capitalizadas y se pondrá especial cuidado en la producción que generan las compañías adscritas a los campos de gas de Transredes, Andina y Chaco.

Por lo anterior, resulta curioso e insostenible ver cómo se está tratando en ciertos ambientes periodísticos y diplomáticos locales esta justa y oportuna nacionalización de los yacimientos de hidrocarburos que irá en beneficio directo del pueblo boliviano que, soberanamente, la ha pedido a su Gobierno aumentar los ingresos fiscales y financiar los urgentes programas sociales y de lucha contra la pobreza que en Bolivia son urgentes e impostergables.

En este contexto y, a la luz de cómo se están desarrollando los acontecimientos en el país vecino, no resultan ni prudentes ni cuidadosas las primeras declaraciones del Canciller Alejandro Foxley. No son prudentes ya que tanto los gobiernos de España y Brasil en representación de sus compañías Repsol y Petrobras han llamado a la calma sobre la decisión soberana del pueblo de Bolivia.

Tanto es así que el Presidente Lula da Silva ha tomado contacto directo con su par Evo Morales para conversar hoy sobre la empresa brasilera instalada allí. Y, como un buen gesto diplomático ha sido la propuesta del Ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Angel Moratinos, tendiente a crear una Comisión política y técnica para analizar los alcances de la nacionalización.
Ni cuidadosas, ya que la declaración del Canciller Foxley un día después del anuncio gubernamental boliviano fueron: “Tenemos una preocupación porque los esquemas de integración están siendo cuestionados, algunos parecen estar en crisis y, por tanto, vamos a estar atentos a los acontecimientos(…)Esta es una situación que si se mantiene como está, América Latina en su conjunto va a tener menos crecimiento económico, más desempleo y más desigualdades(…)”, olvidando por completo que este proceso de nacionalización fue producto de un referéndum libre e informado de toda la ciudadanía boliviana. Además, Chile no posee ni poseerá participación alguna en las reservas de 800.000 millones de metros cúbicos de gas existentes allí, más bien nuestro país es un potencial gran consumidor de esta preciada reserva energética clave en la producción.

Nuestro Canciller con este lenguaje se expone, entre otras cosas, a que explique ante la comunidad latinoamericana por qué Chile es el único país del área envuelto en una frenética compra de nuevos armamentos.

Basta exponer cómo se construyen en el norte del país nuevos boxes para albergar los primeros tanques Leopard -2, cuyo poder de fuego es altamente mortífero a cargo de un cañón de 120 mm, proyectiles multipropósito y de aleta perforada, metralletas coaxial y antiaérea, lanzagranadas de 16 tubos, etc. Y el costo que tiene el envío de más de 20 oficiales del Ejército a Alemania que serán capacitados como instructores de estrategia y tripulación. Esto, sumado a la conocida capacidad de bombardeo y combate que tienen los famosos F–16.

En definitiva, lo que anhelan los pueblos es que sus dirigentes se esfuercen por lograr una mejor convivencia, vida buena, justa y en paz para todos y en esto la palabra prudencia es la mejor consejera hoy y mañana.
El autor es Editor de la revista “Reflexión y Liberación” y miembro del Consejo Editorial de
Cronica Digital ”.
Santiago de Chile, 4 de Mayo 2006

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